sábado, 25 de junio de 2011

Recuerdo

La Tribuna de Talavera, 24 junio 2011

Recuerdo un día gélido a la orilla del Guadiana desbordado, el agua llegando a los puentes y trepando lenta por los campos de labor y reclamado el territorio robado muchos años atrás. Recuerdo una tarde de verano recorriendo las huellas del Gigüela moribundo en la atroz sequía de mediados de la década pasada. Los aguiluchos laguneros remaban sobre las antiguas motas donde duermen los guerreros que defendieron esta tierra. Recuerdo una tarde de primavera junto al Júcar somero y lento en Alcalá. Agua verde, zarca, álamos movidos por el viento suave. Y las curvas encajadas en Jorquera, como el lomo de animales prehistóricos. Recuerdo el Gallo en otoño, entre las piedras doradas y pulidas, paisaje de una tierra de gigantes. Recuerdo al guerrero del Tajo, muy arriba, guardándolo hasta el santo desierto de Bolarque. Recuerdo una tarde sobre el Tiétar, el río vacío y el vientre de granito pulido por milenios de corriente, al aire, las náyades enormes partidas en dos, y los lagartos caminando sobre el fantasma de la corriente. Recuerdo una tarde de otoño en el Estena, las águilas bajando silenciosas y los corzos observando desde el quejigar. Recuerdo al Gigüela una noche de invierno, removido por las máquinas, sangrando barro y desesperación. Recuerdo al Guadiana rompiendo la cuarcita y entrando en las Hoces. Recuerdo al Guadiana, culebreando muy abajo, desde las trochas de los corcheros en las sierras infinitas que dan al Cijara. Recuerdo al Jabalón vencido. Recuerdo caminar la madre del Guadiana convertida en cenizas que el viento te echaba a la cara. Recuerdo al Tajo antiguo, con icebergs de espuma y el escándalo de la azuda de la Morana. Recuerdo al Mundo, los embalses del Segura agotados al máximo. Recuerdo el sonido/lamento de las tripas de las tuberías del Trasvase llevándose al Tajo. Recuerdo la belleza del Escabas, el Cuervo, el Guadiela, todos de aguas esmeraldas y transparentes en una tierra limpia y profunda. Recuerdo al Júcar mínimo de Tragacete. Recuerdo las cigüeñas negras sobre la corriente del Tiétar, el brillo del Tajo alejándose más allá del Puente del Arzobispo. Recuerdo al Alberche inundando la vega, y al Henares alto, muy arriba, en la tierra llana fronteriza de las dos Castillas. Recuerdo los ríos en esta tarde de vencejos y nubes altas, con el Tajo ya parado en mi ciudad mientras, muy lejos, el Trasvase se le sigue llevando la vida.

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