viernes, 3 de febrero de 2017

A cuchillo por el Guadyerbas y el Tiétar

La Tribuna de Toledo, 3 febrero 2017

Red Eléctrica de España es una de esas empresas públicas que el Partido Popular utiliza para colocar a las piezas del ajedrez político gastadas y que no dan más de sí, un territorio enmoquetado y pacífico, más allá de las puertas giratorias de la política supeditada al poder económico que nos lleva. Un territorio, el de los paraísos terrenales de las puertas giratorias, con remuneraciones de más de seis dígitos, y que queda mucho más allá del Moratalaz que cantó Sabina.

Red Eléctrica de España ha sido elegida para colocar al ex director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, que ya iba dando demasiado el cante, cuadro y charretera a lo Corea del Norte aparte. El asunto al que voy es que Red Eléctrica de España, la empresa que se encarga de colocar con sueldos base de 150.000 euros de vellón por doce reuniones al año a los referidos desechos de tienta ahora del PP, ha decidido tirar una línea eléctrica de alta tensión entre Talavera de la Reina y Arenas de San Pedro. Cerca de 29 kilómetros y 4 millones de euros de gasto para coser a torretas uno de los espacios naturales más privilegiado, maravilloso, olvidado y dejado de la mano de los respectivos virreyes de turno de las dos Castillas.

Por aquí, por la tierra de Talavera, nos hemos acostumbrado a contemplar y convivir con las monstruosas líneas de alta tensión que vienen desde los dos reactores nucleares de Almaraz y las cinco grandes centrales hidroeléctricas del Tajo. Debajo de estas líneas, los alcornoques y las encinas centenarias se retuercen y mueren, los cables chisporretean con un bzzzz bzzzz continuo que eriza los pelos; y si te quedas un rato debajo, se va apoderando de ti, absorbiendo tu energía para llevársela también a los territorios “desarrollados”, a las periferias de luces y fábricas de Madrid, del norte, o a donde vayan, porque como ocurre con el agua, esta es tierra de paso, de saqueo y definitivamente moridero.

No quiero que me destrocen el valle del Tiétar y del Guadyerbas. Pepino, Segurilla, Cervera, Mejorada, Sotillo de las Palomas, Velada, Parrillas, Montesclaros, Hontanares, Ramacastañas, Arenas de San Pedro... El Tiétar y el Guadyerbas, ríos que deberían ser ya parque natural o nacional, santuarios de vida y naturaleza, esperanza y belleza. Pero no lo son, porque ni en Toledo ni en Valladolid saben por donde cae este territorio. Y Red Eléctrica de España ha decidido llevárselo por delante, con la excusa de “garantizar” la demanda del valle del Tiétar, pero con el objetivo de abastecer a las mansiones que de forma ilegal, y de aquella manera urbanística que sabemos y conocemos, se han construido los mismos que han pasado por las puertas giratorias. Al final, el negocio lo paga usted, yo...; mire el recibo de la luz. Pero los beneficios, y el negocio lo hacen los de siempre.

Espero que el gobierno de García-Page se acuerde y sepa dónde andan los perdederos del Guadyerbas y el Tiétar. Espero que el consejero de Agricultura y Medio Ambiente y sus técnicos den la talla, alegando, y defendiendo un espacio LIC y ZEPA, además de Área Crítica para águila imperial, perdicera y cigüeña negra, por cuyos andurriales ya navegan -de nuevo- incluso linces y algún lobo escapado del norte. Porque ya está bien de que todo valga en esta tierra. Al menos, si somos tierra de saqueo y de agua va, al menos digo, que no nos roben lo que nos va quedando: la inmensa belleza de los paisajes libres, silenciosos y limpios, tierras de águilas del viento y de quienes sabemos que la belleza siempre es el destino.
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