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El problema del abastecimiento de la Campana de Oropesa y Cuatro Villas no es que se haya secado el Tiétar. El problema reside en la absoluta dejadez de la Confederación Hidrográfica del Tajo, y la falta de soluciones por parte del Gobierno de Castilla-La Mancha. Dejadez por parte de la CHT, porque es insultante que 15.000 ciudadanos que viven en el tramo medio del Tajo, junto al afluente más importante del propio Tajo, el Tiétar, con recursos más que sobrados, en pleno siglo XXI se hayan quedado sin agua potable en sus casas. Estamos hablando de 15.000 ciudadanos que viven junto a un Tajo “excedentario” por la ley franquista de 1971, del que hoy mismo se está trasvasando en un día lo mismo que consume la Mancomunidad en tres años. ¿Qué está pasando aquí? Si se hubieran quedado sin agua potable en Murcia, o Alicante se hubiera puesto el grito en el cielo: pero como aquí somos ciudadanos de segunda o tercera, nos tenemos que joder y aguantarnos, y seguir hasta dentro de un año, si no llueve antes, con agua no potable saliendo por los grifos, y con cuatro garrafas. Y encima dando las gracias.
La CHT pierde el culo para llevarse el agua por el Trasvase, o a Ciudad Real. Pero se lava las manos con la nefasta gestión del Tiétar y del Guadyerbas, por no decir del Tajo, que lleva dos meses parado entre Talavera y El Puente del Arzobispo. La CHT puso en vigor en 2006 el Plan Especial de la Sequía, que venía a poner soluciones a, precisamente, la sequía. ¿Qué hizo para el Tajo en nuestro territorio? Pues, al contrario que en el resto del país, nos quitó las situaciones de Prealerta y Alerta, pasando directamente de las situaciones de Normalidad a Emergencia, es decir, de tener agua a no tenerla, como ha sucedido ahora. Repito: el único lugar del país. ¿Por qué? Porque si tuviéramos las situaciones de Prealerta y Alerta, inmediatamente tendría que dejarse de trasvasar agua al Levante, y debería venir a paliar las carencias del propio Tajo. Y, evidentemente, se prefirió dejarnos con el culo al aire a nosotros, ciudadano de tercera, que permitir que el Trasvase se cerrara.
Y el Gobierno de Castilla-La Mancha, aparte de importarle más llevarse el agua del Tajo a la Mancha que los ciudadanos del oeste de Toledo tengan agua adecuada en sus grifos, ha tardado demasiado tiempo en tomarse en serio el abastecimiento a la Mancomunidad. No se ha preocupado de hacer una planta potabilizadora en condiciones, no en la presa del Guadyerbas, sino en el Rosarito. Permite que la CHT siga considerando al embalse de Navalcán como un barreño que vaciar a antojo cuando Rosarito se queda sin agua a finales de agosto; y no le importa un rábano la gestión que se hace del Tiétar en su tramo alto, y que ha conducido a la situación actual.
Que nadie se engañe, o engañe: si no hay agua potable es porque no se han hecho las cosas como se deberían haber hecho. Ahora, a sufrir las consecuencias.