
La belleza a veces pervive en los lugares más extraños. Y a veces busca con ahínco confrontar su delicadeza frente a lo más sucio. ¿O es casualidad, es simplemente así? Este año a la pareja de la laguna negra se ha unido otra, que aún tímida se esconde en la orilla de una esquina de la balsa, más profunda. Es un año de cigüeñuelas, porque hay lagunas por cualquier sitio, de agua limpia o sucia, lo mismo da. Porque la belleza está ahí, en medio de la nada, de las lagunas negras o de los paisajes limpios. Y las cigüeñuelas, pájaros de elegancia y de andar lento, lo saben.
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