miércoles, 30 de diciembre de 2009

EL LATIDO

Tiétar en Arenas de San Pedro


Jerte en Galisteo


Garganta Cuartos en Losar de La Vera


Alberche en Navaluenga


Tajo en Cebolla

El agua ha despertado a los ríos. Ha hecho falta sólo una semana, tres borrascas bien colocadas como escenario sacado de los inviernos antiguos, de cuando llovía y los ríos eran ríos. El agua se mueve en los cauces. Y en los papeles, en los gráficos que simulan las líneas de la vida, que han despertado para quedarse este invierno. Es un latido que se mide en metros cúbicos por segundo, en el rumor sordo y fuerte de los ríos con vida. Ahora, esta noche, el Tajo, el Jerte, el Tiétar, el Alberche antes de El Burguillo, son ríos.

A esta hora el Jerte lleva más agua por Galisteo que el Ebro por Zaragoza. Las gargantas bajan llenas. El Tiétar habrá llenado su cauce y bajará rápido por Monteagudo. Mañana iré a verlo. Llueve, sigue lloviendo.
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NIEVE Y ESPUMA

La Tribuna de Talavera, 18 diciembre 2009

Desde la roca Tarpeya el Tajo es un rastro de espuma y tiempo. El blanco nuevo de la nieve se confunde con la espuma espesa del Tajo removida por la azuda. El río surca lento el paisaje ignorante de su destino y de su lugar. El bronce de las estatuas mira a lo lejos: manos grandes, verde de tiempo sobre la nieve efímera. Los cormoranes navegan bajos sobre el Tajo, sobre las piedras viejas de los molinos antiguos. Sólo hay silencio, la pequeña fuente llena su espacio y nada más. Las estatuas no hablan, nadie habla. El Tajo es un vacío de palabras, un recorrido de silencios que sólo se rompe en algún susurro cuando salta algún azulón o se arranca un carricero emboscado en su distancia. Ahora, mientras el espectro del Tajo pasa, sus cuartos se reparten en despachos, el Tajo se trocea y estudian donde colgar los despojos en las esquinas de los territorios vencedores. Todo sigue su curso, nada se para, como el curso del río.

El trasvase de Valdecañas/Tiétar ya está en marcha. No hay agua para Talavera en el Plan de cuenca. No salen las cuentas: si hay agua para Talavera no hay agua para trasvasar. Y es más importante trasvasar. El Alberche para Madrid. Talavera no existe. Ahora, en los despachos, se negocia indemnizar a las hidroeléctricas y contentar a Murcia. Ahora, en los despachos, de juega con los 6.000 hectómetros cúbicos de chicle y mentira. Lo que se dijo en las Cortes de Castilla-La Mancha ya no vale, la memoria es tan débil como la voluntad de defender a esta tierra. El Tajo pasa y no ve que somos el hazmerreír de este país de mentira, donde los de siempre mandan y los de siempre callamos y asentimos, como borregos. Dónde quedó aquello de la caducidad del trasvase. Dónde se fue la dignidad de las Cortes de Castilla-La Mancha. Nada queda, como no queda nada del fulgor del Tajo. Desde la roca Tarpeya el Tajo pasa muy abajo, y las estatuas de Victorio Macho lo miran navegar petrificadas en un tiempo de hierro y nieve, donde todo es mentira, excepto la certeza de que cualquier tiempo pasado fue infinitamente más limpio y real. Share/Bookmark Leer más...

DAIMIEL 10-XII-09

La Tribuna de Talavera, 11 dicembre 2009

Sobre el Puente Navarro pasa un bando de grullas. Anochece sobre la vega y los estorninos se aprietan en los cables de la luz. En el lecho de lo que fue Guadiana crecen tarays grises del mismo color que la tierra y el cielo. Hace muchos años que el Guadiana no lleva agua. El puente se desmorona pedazo a pedazo y deja a la vista la osamenta de caliza y barro de su interior. El puente se hunde en una tierra sin agua, y nadie hace nada por él.

Desde la presa miro hacia las Tablas. Un letrero del Ministerio pone, como un insulto a la lucidez, « ¡Peligro! No bañarse». No hay agua, ni una gota hasta donde alcanza la vista. No hay nada. Lejos, al fondo, unos tractores remueven el lecho de lo que fue la madre del Guadiana. Los camiones van y vienen cargados de tierra. Dos operarios pintan y arreglan las compuertas de la presa. Todo tiene que estar preparado para cuando llegue el agua del Tajo. Al fondo se mueven más luces. Intento montar las imágenes de lo que fueron las Tablas en estas Tablas de mentira, donde con la urgencia de la chapuza de última hora se pone todo en orden de revista, para cuando venga el ministro, presidente o secretario de estado de turno a inaugurar este pantano. Todo es irreal, excepto el gris del paisaje que se lo come todo con rabia, los cientos de cepas arrancadas que se agolpan en las cunetas, y los tarays petrificados a los que no mueve ningún viento. Cuando llegue el agua habrá fotos y discursos, pero todo será falso, una gigantesca operación de cirugía estética que no sirve para nada, porque el cadáver se descompone, que ya se le ha ido el alma y la luz a estas Tablas, a este Guadiana que grita tan profundo como el agua que ya no está. Ya es de noche. Paro un rato donde hasta hace menos de tres décadas, durante decenas de miles de años manaron los Ojos. Qué fácil es romper, qué imposible crear. Contemplo los esqueletos de los álamos negros junto a la basura acumulada en la cuneta. Miro a lo que fue Guadiana, a los Ojos. Una niebla baja, blanca y ligera, ocupa el lugar de lo que antes fue agua y río; como si marcara un camino o el hueco vacío donde una vez latió el alma de esta tierra. Share/Bookmark Leer más...

LA TARDE

La Tribuna de Talavera, 4 diciembre 2009

Esta tarde sobre Talavera la luz era de invierno, no fría, sino caída y triste. Por la Corredera pasaban despacio algunos coches, el hueco roto de la muralla, los agujeros del suelo donde salen piedras y se van a caer todas las basuras y papeles. Palomas en lo alto de las cornisas, en las murallas desdentadas y sucias. El brillo frío de las luces de Navidad, apagadas y rojas. Esta tarde el Tajo tenía ese color de las tardes de invierno limpias, sin nieblas que amordacen la distancia y la libertad.

Esta tarde sobre Talavera corría el silencio, el miedo a decir las palabras, a decir las cosas como son. Las ondas del cielo alineaban nubes carmesíes paralelas a Gredos y al viento de las alturas. A veces, lo de la calle, lo real, no lo es, todo tiene otro nivel, un espacio que sólo existe en el álgebra y la alquimia de los imposibles, pero que te van marcando y dibujando las lindes de lo único seguro. Aquello es el adarve, aquí no había nada, sólo olivos, allí la torre, la calle de los mercaderes. Las capas de espacio y tiempo que al final no son nada, como lajas de granito o pedazos de arcilla y huesos revueltos en el fondo con bolsas vacías de chucherías y patatas fritas. En esta tarde sin vencejos sólo brillan las palabras de algunos poetas muy lejanos. La palabra es la herramienta del hombre. Sin ella sólo hay silencio y vacío. Por ello, en el tiempo de hierro que andamos, las palabras dan miedo, porque son el argumento de la verdad, o el vacío de la mentira. Hastío del discurso hueco, de la oquedad de distancias y realidades. Pasan las avefrías como un fulgor de transparencia. Aquello era un castillo, con torres y un foso que se llenaba con agua del Tajo. Aquí, si excavas, salen piedras romanas. La tarde es de verdad si alguien te escucha y te mira con ojos de verdad. Al fondo sale la luna llena, naranja y espesa como una realidad. Esta mañana, temprano, caía blanca y redonda, navegante de vientos altos, sobre el Almanzor.
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