
El paisaje es eso que siempre está ahí, hasta que desaparece y se queda convertido en algo roto e impersonal. El paisaje en España, como buen país que ha dado la espalda a su pasado, a lo que fue y a lo bueno que había en su tierra, es algo despreciado y en extinción. El paisaje, la esencia de España hoy, es el toro de las carreteras ensuciado por cables y líneas eléctricas que lo llenan todo, como telarañas avariciosas que se han propuesto tapizar todo lo que la vista puede ver.
España hoy es un paisaje sucio de cables y torretas, de parques eólicos que horadan los territorios más limpios y libres. Nada queda a salvo. La libertad de la distancia ya es una quimera.
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