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lunes, 16 de agosto de 2010

Alegaciones contra las "balsas" del Rosarito: cuestión de principios

Dejo las `consideraciones previas´ de las alegaciones al proyecto de las "balsas" del Rosarito que la Plataforma en defensa delos ríos Tajo y Alberche de Talavera dela Reina, ha presentado. Más que nada porque aquí quedan las razones y los fundamentos.

El proyecto lo dejo en este enlace:

http://www.megaupload.com/?d=7DFG33LF


Antes de enumerar los condicionantes que a nuestro juicio invalidan la solución y los planteamientos analizados y esgrimidos por el Ministerio, queremos incluir como elemento previo y destacado, una serie de consideraciones de la Plataforma que vienen a enfrentarse con las que, a nuestro juicio, mueven la voluntad del Ministerio de crear unos embalses artificiales de nuevo cuño en el Tiétar. Estas consideraciones son básicas y primordiales a la hora de enjuiciar las Alegaciones de la Plataforma de Talavera sobre este proyecto que se somete a consulta, y por tanto, deseamos que sean tenidas en cuenta con la mayor atención.

Sorprende a esta Plataforma la obstinación del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, en perseverar cada cinco, ocho o diez años con un proyecto de “regulación” del río Tiétar. No le basta al Ministerio con los embalses de Rosarito y del Guadyerbas, éste último un mero reservorio para las demandas de última hora de los regadíos de la Vera. Estos embalses se asientan en su mayor parte –en el caso de Rosarito–, e íntegramente –en el caso del Guadyerbas–, sobre la provincia de Toledo, y sirven de manera absoluta –el uso del embalse del Guadyerbas para abastecimiento ya sabemos que problemas produce– a intereses de otras provincias/comunidades autónomas, nunca al del propio territorio/localidades donde se asientan.

Y sí: dejamos la puerta abierta para que se nos critique de “insolidarios”, “egoístas”, y todo lo que se quiera en el vocabulario al uso de los “gestores” del agua. En las tierras de Talavera tenemos ya los embalses reseñados en el Tiétar; pero además tenemos el Tajo parado una y otra vez por Castrejón, Azután y el megaembalse de Valdecañas; y mirando al sur, a la Jara, quedan en el Guadiana Cijara y Puerto Peña. Creemos que esta tierra ya ha sido suficientemente anegada y embalsada, sus valles ocupados, reducida a la mínima expresión la densidad de población, siempre con la misión de que otros territorios, otras provincias, tuvieran posibilidades de desarrollo. Y, siempre, los mismos paganos.

Señores ingenieros/burócratas/políticos del Ministerio: ésta va a ser la cuarta o quinta vez en las cuatro últimas décadas que les van a decir que vuelvan a meter el proyecto de regular el Tiétar dentro el cajón de donde nunca debería haber salido, Y les van a decir que se lo guarden por varios motivos, que ustedes conocen de sobra, y que pasamos sólo a mencionar brevemente los que de manera más obvia saltan a la vista:

Uno, su propio Ministerio, la parte que se dedica a conservar el Medio Ambiente, y no a rememorar las hazañas ingenieriles de los gloriosos años 50 y 60 del pasado siglo, hace ya tiempo que protegió bajo diversas figuras la zona que ustedes pretenden anegar. Es interesante que lo que se hila de día en su Ministerio –y se valida en Europa– se quiera deshacer de noche –sacando a información pública en julio queremos decir–, en una esquizofrenia cuyo estudio y análisis profundo sería más que interesante. Más adelante expondremos los ámbitos de protección y especies afectadas, que parecen olvidar, o al menos, minusvalorar. Ustedes plantean un proyecto anacrónico: crear un nuevo embalse –olvídense del eufemismo de las “balsas”–, y llevarse por delante, al menos, y sin contar caminos y otras obras, 443 hectáreas de hábitat de primer calidad. Aquí, señores del Ministerio, sí hay águilas imperiales y cigüeñas negras, elanios azules y otros vertebrados que encienden las alarmas rojas en cualquier actuación pública. El hábitat es prioritario, y sí, hay más hábitat como dicen; pero está protegido, lo que implica que no se puede eliminar: es como si dijésemos que como en el museo del Prado hay muchos cuadros, quemamos unos pocos y no pasa nada, que hay más. Les pedimos que, por favor, salgan del despacho, crucen el pasillo, hablen con sus compañeros de conservación y de hábitats, y antes de sacar a información pública asuntos como el que nos ocupa, infórmense de qué territorio tienen delante en las ortofotos del ordenador, porque permítannos que dudemos que conozcan realmente fuera de las coordenadas UTM los lugares que pretenden anegar con el proyecto del nuevo embalse del Rosarito.

Dos: es increíble que cada pocos años vuelvan a gastarse una buena suma de dinero público para llegar a la misma conclusión: el Tiétar no puede tocarse. Está bien una vez, quizá volver a intentarlo, a ver si cuela; pero ya más es dilapidar recursos públicos que deberían emplearse en cuestiones no tan definidas y manoseadas. O bien ustedes no se enteran –no quieren enterarse –, o piensan que una vez que ya tienen los datos y las conclusiones, licitamos y realizamos estudios, mareamos la perdiz unos años, y vuelta a empezar. No sabemos cuánto ha costado este estudio, los trabajos de campo, sondeos, reportajes fotográficos, trabajos de gabinete, visitas, dietas, levantamientos topográficos, y esos asuntos varios; pero todo eso sobra a estas alturas. Si tienen nostalgia de los tiempos antiguos, por favor, cójanse un SIG y empiecen a dibujar fantasías, y no encarguen estudios que pagamos los ciudadanos para intentar apuntalar sus delirios. Por ejemplo, les invitamos a licitar un estudio y sus correspondientes añadidos, sobre la demolición y recuperación ambiental del embalse del río Guadyerbas, embalse éste que constituye una de las mayores atrocidades ambientales cometidas en la cuenca del Tajo, ya en los años 70, cuando eso del medio ambiente ya empezaba a pintar algo, evidentemente no para ustedes. Liciten ustedes lo que costaría demoler la presa, recuperar el vaso del embalse, la propia cañada Leonesa Occidental, los miles de encinas y alcornoques, frenos y sauces a replantar, etc. Licítenlo ustedes, nos dan una copia, y cada cinco años les recordamos lo que tienen que hacer con este embalse. Eso sí, con un estudio nos basta, no vamos a pedirles que cada cinco o diez años lo vuelvan a licitar a costa de los sufridos contribuyentes.

Tres: el Tiétar, queda dicho arriba, es uno de los pocos ríos en régimen casi natural que nos queda en el centro de la Península. No repetimos los enormes valores naturales del río, de sus riberas y de su paisaje. Dejen, de una vez, por favor, de insistir en su destrucción. ¿Tanto les duele contemplar un río vivo? ¿Es posible que no se tenga bastante con tanta destrucción en la Península? Repetimos: hemos pagado en las tierras de Talavera de la Reina un elevado peaje ambiental, económico, social y demográfico por la destrucción sistemática de todos nuestros ríos, puestos a disposición de una contabilidad basada en hectómetros cúbicos, aportaciones, utilización; jamás en el beneficio del ciudadano cercano, del propio río. Señores del Ministerio, de la Confederación Hidrográfica del Tajo, de la Secretaría de Estado de Agua y Medio Rural: el Tiétar no se toca, ténganlo claro; si acaso el Guadyerbas para desbaratarle la presa, lo dicho arriba. Nada más. Aquí ya está todo hecho. Adapten, por favor, las demandas a los recursos, y no los recursos a las demandas. ¿Para qué tanta propaganda de sostenibilidad y zarandajas de ese tipo? Repetimos: crucen el pasillo y pregunten a los compañeros del otro ala del Ministerio. Creemos que con un cursillo intensivo de unos días todo quedaría solucionado. O, si prefieren, pueden licitar el curso de marras, total, paga el contribuyente. O, si desean, nos desplazamos gratuitamente desde la Plataforma de Talavera de la Reina a hablarles sobre la sostenibilidad y esas cosas, y de paso les ponemos unas fotos del Tiétar, Monteagudo, Rosarito, y del propio río, y les contamos lo que allí hay, y por qué tiene que seguir allí. Más que nada por informar.

Cuatro: en sus cuentas, al Tiétar le “sobran” unos 700 hectómetros cúbicos a la entrada en Extremadura. Estos “excedentes” interesan mucho en otros lugares de España, eso es cierto, y a ustedes les duele que no puedan “detenerse” y “almacenarse” aquí mismo, para poder ser “transferidos” a tierras lejanas con “menores costes” de bombeos e infraestructuras. (Por supuesto, entiendan como quieran los entrecomillados). Estos asuntos, planteados abiertamente años atrás por alguna Autonomía del Mediterráneo, empiezan a cristalizar en eso del “trasvase del Tajo medio”, frase hecha para referirse a un trasvase de las aguas cristalinas y abundantes del Tiétar. Porque claro, no se explica muy bien (sus cuentas de demandas del propio Tiétar, con los números del Borrador del Esquema de Temas Importantes del Tajo, no encajan), porqué ahora hay que empezar a crear “reservas” en el Tiétar, y “consolidar” regadíos. Sí, entendemos que el Tiétar es un río que se les escapa vivo (casi), pero si hace falta agua para regar ahí está el Tajo en Valdecañas. ¿O es que creen que se pueden enfadar en Marina Valdecañas si les bajan demasiado el nivel del agua y no pueden navegar con los barquitos? Ah, no, perdón, es que dicen en la Memoria que el agua del Tajo en Valdecañas es de muy mala calidad para regar. Lástima. ¿Y con qué agua, y de qué calidad creen en el Ministerio que se riega la propia vega del Tajo desde Aranjuez a El Puente del Arzobispo? No les voy a poner ahora una comparativa entre los parámetros entre el agua del Tiétar y del Tajo, que seguro se la saben, pero como ustedes comprenderán, nos tomamos a risa eso del hipotético trasvase del Tajo medio, con aguas de Valdecañas. Aquí, a lo que se viene, es a empezar a montar el circo de tres pistas del trasvase del Tajo medio, o sea, del Tiétar, porque claro, mezclar el agua del alto Tajo con el agua del Tajo medio, es como si mezclamos, y perdonen la osadía, a uno de ustedes con uno de sus compañeros “ecologistas” del pasillo de enfrente. Las calidades no son las mismas, y los usos, tampoco. Y, como comprenderán, si ustedes dicen que el agua de Valdecañas no es buena ni siquiera para el riego, no nos vamos a creer que se va a llevar agua verde e infecta de Valdecañas a los “queridos” y “amados” regadíos murcianos y alicantinos, por no hablar de lo que ocurriría en la Mancomunidad de los Canales del Taibilla si llega un hectómetro cúbico de agua de Valdecañas. Ustedes lo saben. Y, nosotros, también.

Discúlpennos si somos contundentes, pero es que ustedes nos han sacado a información pública un proyecto donde de un plumazo quieren acabar con uno de nuestros grandes paisajes ambientales. Y cuando a uno le tocan su casa, las cosas son como son. Nosotros hablamos de paisajes, de calidad ambiental (de verdad), de unos cientos de encinas de tres o cuatro siglos, de una finca repoblada con esmero con robles, encinas, alcornoques, fresnos. Hablamos de tierra, de paisaje, de luz, de agua, de conservación, donde hay cigüeñas blancas y negras, espátulas, garzas, unos miles de grullas, elanios, pescadoras, calzadas, águilas imperiales y muchas más cosas que sólo se dan en los lugares como éste, y que por eso hacen que esté estrictamente protegido por la Ley. Ustedes hablan de hectómetros cúbicos, de regulación, de esas cosas que los obligan a mirar desde arriba, por encima del hombro, y más desde un Ministerio. Del Tiétar, del paisaje y de los lugares de esta tierra se habla con más respeto, que pasaron los años de la prepotencia y del ordeno y mando. Si mañana voy y me marco un grafiti a las puertas del Ministerio, su casa, acabo en el cuartelillo, escándalo, multa y reprobación social. Pero si ustedes vienen con 30 millones de euros del erario público y me pintan de azul 443 hectáreas del sur del Rosarito, en el Monte de la Calzada, aquí no pasa nada. Este doble rasero, en mi casa no pero en la tuya sí, aquí no sirve, ténganlo claro, y no pierdan/perdamos, más el tiempo. Y los dineros.

Así que ustedes hagan su trabajo: malgasten fondos públicos, contraten de nuevo a empresas, que, otra vez, enreden en el embalse del Guadyerbas, Monteagudo, Rosarito, Arenas de San Pedro…; gástense los dineros públicos, que no hay problema, que es pólvora del rey, hagan su trabajo, calculen hectómetros cúbicos, lloren por los cientos de hectómetros cúbicos que podrían “regularse” a la altura de Monteagudo, por la “riqueza sin par” que podrían crear, los hectómetros, para España; sigan pintando mapas con embalses imposibles, añorando otros tiempos donde la conservación de la naturaleza quedaba para los zoológicos. Y no se preocupen, que cada uno estamos para completar nuestra parte del juego. Saben ustedes tan bien como nosotros que jamás se ejecutarán las balsas de Rosarito, ni el embalse de Monteagudo, ni el de Arenas de San Pedro, ni se recrecerá Rosarito ni la presa del Guadyerbas. Ustedes lo que no pueden ver es un río vivo, con agua, sin “regular”. Y eso es el Tiétar. Conténtense con Rosarito y Torrejón-Tiétar (éste en un Parque Nacional, con lo debería tener los días/años contados, aunque estamos en España y estas cosas de demoler presas suenan aún a chino); y dejen en paz al río. Ya ven ustedes, un río con crecidas y avenidas, con estiajes, y evolución de caudal según las estaciones, eso es el Tiétar, uno de los pocos ríos que ustedes han dejado con vida en España. Un río, qué cosas.
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