viernes, 13 de enero de 2012

Creo en Talavera de la Reina

La Tribuna de Talavera, 13 enero 2012

Creo en Talavera. Veo la ciudad que puede ser. Y me gusta. Trabajo en y por esta tierra. Vivo en ella y aquí educo a mis hijos. Yo apuesto por Talavera de la Reina. Si después de 30 años de sangría aún estamos vivos, es por la pasta de que estamos hechos. Creo que es posible cambiar el statu quo. Creo y sé que es factible dar la vuelta a la situación. Aquí mejor que en ningún otro lugar, y no porque estemos exhaustos, dando bocanadas como las carpas en el Tajo, en las últimas; sino porque sabemos trabajar, emprender y mirar a la cara al porvenir.

Estos días, dando vueltas en la cabeza al asunto y a los números del Mercado de Ganado, me venía una y otra vez a la cabeza un pasaje que leí hace mucho, no sé dónde. Unos carreteros transportan manuscritos e incunables de un monasterio, en los tiempos de la Desamortización. Joyas únicas. En el camino largo el frío aprieta; no hay leña, y en las noches poco a poco van quemando los libros que no entienden ni valoran: un códice miniado, los azules ultramar de un libro de signos extraños y mariposas de luz... La piel de becerro y los pergaminos arden bien. Con la «desamortización» del Mercado hacemos lo mismo: quemamos el tesoro de nuestra identidad por un fogonazo de calor. Y ya hemos echado a la hoguera demasiado: dejamos arrasar el patrimonio arquitectónico y monumental, miramos sin hacer nada mientras se nos vaciaba la comarca, permitimos que se llevaran el Tajo; y hace cuatro días, si no se monta la Plataforma del Tajo, ya no se regaría la vega con agua del Alberche. Hoy se amputa la universidad, mañana otra cosa, y pasado otra. No se puede permitir. Talavera no lo debe permitir.

Creo en esta ciudad. La veo en su futuro. Pero no podemos crecer replicando las mismas estructuras y sumisiones que nos hundieron en el pasado. Corremos el peligro de acabar como aquellos guarros a los que, recién capados, les echan los testículos a la pocilga. Se dan la vuelta y se los comen. El camino está ahí. La visión de la Talavera de la Reina de 2020, de 2030, es real. Yo lo creo. Creo en la ciudad. En mi ciudad.  
Share/Bookmark Leer más...

martes, 10 de enero de 2012

La dignidad perdida de esta ciudad

La Tribuna de Talavera, 6 enero 2012


El 27 de diciembre del año 1332 de la era hispánica, Sancho IV otorgó a Talavera privilegio de feria. Por aquellos tiempos remotos una pequeña encina crecía a la vera del Camino Real, en lo que hoy es la rotonda de Cazalegas en la antigua Nacional V. Ayer, 5 de enero de 2012, el Diario Oficial de Castilla-La Mancha publicaba, por orden del Ayuntamiento de Talavera de la Reina, el acta de defunción del Mercado Nacional de Ganado de Talavera de la Reina, es decir, su reconversión de suelo dotacional a industrial, donde se levantarán 70.000 m2 de naves. Unos días antes las motosierras acababan con la encina de la general. El círculo se cerraba.

¿Qué son siete siglos? ¿Qué es una vida de setecientos años que ha contemplado el paso de reyes, pestes, cuarenta generaciones de hombres? ¿Qué es la dignidad de una ciudad? ¿Qué significa para ella su historia, su pasado, su hoy, su porvenir? El Ayuntamiento de Talavera ha decidido liquidar definitivamente el Mercado Nacional de Ganado, convertir el suelo dotacional público en industrial, y parcelar 100.000 m2 para naves. ¿Que Torrehierro está al lado? No importa. Seguro que las condiciones para son más «ventajosas». Para el negocio, digo.

Acaban definitivamente con el Mercado. Y que no me vengan con la milonga de los paupérrimos puestos de trabajo que dejará el asunto el «negocio»-, si cae alguno. Hablo de la incapacidad de este Ayuntamiento -estos de ahora y los de antes, que para el caso son lo mismo- para dar vida al Mercado, a semejanza de otros no tan lejanos. La desidia es la responsable del desaguisado, pero lo que no es de recibo es que se eche el cierre por incompetencia flagrante. El Mercado es una seña de identidad de esta ciudad, no del pasado, sino del futuro, y si no se ve es que nadie se ha dado una vuelta por el entorno de esta ciudad, tierra ganadera, ahora como hace siete siglos.

Hace unos días, junto al hueco inmensurable de la encina de la general, pensaba en qué tendrá esta tierra para que la tratemos así, que tengamos tan poca sangre, nulo amor propio, falta de orgullo, de dignidad, de cojones. De cariño y respeto a lo nuestro: al presente y al porvenir. 

Tienen un mes: pasen por el Ayuntamiento y pregunten por el PERIM del «antiguo (sic) Mercado Nacional de Ganado» Allí, en un legajo de poco más de medio centenar de folios, plásticos y planos, está grabada la lápida a 717 años de historia. El epitafio a la dignidad perdida de esta ciudad.
Share/Bookmark Leer más...