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viernes, 5 de abril de 2024

Los ríos no deben pedir perdón

La Tribuna de Talavera/Toledo, 5 abril 2024



No. Los ríos no deben pedir perdón por llevar agua. Mucha agua. Este es su mundo. Vivimos en sus orillas, los canalizamos, trasvasamos, contaminamos, usamos…; los desaparecemos, amputamos, desvirtuamos… Talamos las alas de sus orillas, alamedas temblorosas, sotos umbrosos y frescos… Convertimos sus riberas en vertederos, escombreras y rodaderos. Pero la tierra es de sus ríos. No. Los ríos no deben pedir perdón por despertar, coger caudal, explotar y arrastrar tierra y cienos acumulados, siglos de penas y agravios. Hace tiempo, en una de las crecidas inmensas del Tajo de la niñez y de los años setenta, encontré, volteado por la crecida, un panel de azulejos de cerámica de tres o cuatro siglos atrás. Entonces el Tajo bajaba con espumas como icebergs en la azuda de La Morana, en la linde de Patrocinio y el más allá. Descubrí entonces que el Tajo oculta la belleza de lo imprevisible, el fulgor de la verdad.

Los ríos no son números. No se pueden reducir a hectómetros cúbicos almacenados o almacenables (o trasvasables), o a metros cúbicos por segundo circulantes. En un río vive la arteria clave de un territorio. Siempre que exploro por primera vez un paisaje, busco cuál es su río, por pequeño que sea. De dónde viene y hacia dónde va. Sin ellos la tierra es desierto, como aquella tarde que crucé andando el esqueleto de un Ojo desecado y quemado del Guadiana. Con la ceniza de la turba hasta la cintura entendí lo que es un paraíso perdido.

Pero ahora hay que irse a los ríos. Al Tajo y al Gallo, escurriendo de la piedra por cada poro. Al Guadiela, con sus los barbos inmensos remontando la corriente desde los fantasmas de La Isabela, a la vera de Ercávica, felices, en ese territorio incierto de Los Castillejos, entre Villar del Infantado y San Pedro Palmiches. Al Mundo, a verlo estallar una y otra vez, salir de las entrañas de su tierra y labrarse su camino sin pedir permiso. Al Júcar, al Escabas, al Cuervo, al Salado, al Dulce, al Tajuña desbordado en barro y reflejos, el Henares bronco. Al Alberche llenando por derecho su puente antes de llegar al Tajo. Al Tiétar recogiendo las gargantas de granito y la nieve derretida en Gredos. Al Guadyerbas y a todos los brazos del Alcañizo, ríos querenciosos de cigüeñas negras y águilas imperiales emboscadas en sus horcajos. A mis ríos de la Jara, a un lado y otro, Piedraescrita caballete y divisoria: el Jébalo y el Pusa, el Sangrera y el Cedena y el Torcón tajado a la sombra del castillo de San Martín… El Estena olvidado, el propio Estenilla, cayendo por Rosalejo hacia el Guadiana en Cijara. Y el Guadiana, la maravilla del Guadiana rompiendo la piedra aguas abajo de La Puebla de Don Rodrigo, labrando sus Hoces a la sombra de la Sierra de los Bueyes, abrazando y tapando el mudéjar del venerable puente de Villarta. Y el Ibor, y el Gualija, y los Guadarranques, y el Guadalupejo, y el Almonte y todos los ríos del mediodía hacia Extremadura. Todos. Y los desamparos de la Mancha, los ríos ya sin agua: la madre del Guadiana bajo Peñarroya… Záncara, Azuer, el Gigüela latiendo y fluyendo, el Córcoles… Y el Tajo. Amputado y olvidado en el territorio de la infamia, entre Bolarque y Aranjuez; pero libre por una vez en Toledo y Talavera de la Reina.

No. Los ríos no tienen que pedir perdón por ser ríos. Primavera afortunada. Gracias.
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jueves, 21 de marzo de 2024

Demagogia transparente

La Tribuna de Talavera/Toledo, 16 febrero 2024

España es un país complicado. Te coges un mapa de relieve y te explica muchas cosas. No sé ahora, pero antes en la EGB te enseñaban esas cosas. Dónde nacían los ríos, que iban de las montañas al mar, que en el centro había una meseta dividida por el Sistema Central, y que en la periferia la tierra caía abruptamente al mar, menos en las vegas de los grandes ríos, que lo hacía de una manera más suave. Había mapas de colores que iban desde el marrón oscuro y gris de las cumbres y zonas altas, hasta un degradado de marrones y naranjas que se iban transformando en verdes claros según se bajaba de cota.

Recuerdo el maravilloso mapa en relieve de la Caja de Toledo, indispensable para entender esta región novísima. A ver si me hago con uno. Los mapas explican cómo funciona un país, sobre todos los de relieve. En España nos ha dado por concentrarnos en Madrid y en la periferia, en especial la Mediterránea. Y en este país la lluvia mayormente viene del oeste, y los grandes ríos van hacia el oeste, salvo el Ebro. Eso no debe saberlo el presidente valenciano, Carlos Mazón, que se queja amargamente de que el trasvase lleva más agua a Portugal que a los territorios alicantinos y murcianos.

No sé quién se lo habrá contado, pero el trasvase va sólo para un lado, contra natura, y se lleva la cabecera del Tajo. Lo que queda de río, mínima expresión, es ya Jarama en Toledo, y sólo se rehace cuando llegan el Tiétar y el Alagón y el granito de Extremadura. Como el Guadiana se rehace en Alqueva, ya más allá de la raya; y el Duero en los Arribes. Es la geografía. Pero siguiendo la filosofía del presidente valenciano, podríamos desde esta Castilla-la Mancha donante universal de agua, hacer uso de nuestros ríos, que nacen y pasan por aquí. Por ejemplo, toda el agua almacenada en Alarcón y Contreras, en el Júcar y en el Cabriel, enviarla a regar en Cuenca, Albacete y Ciudad Real, a la vez que recargamos acuíferos en la Mancha oriental y occidental. ¿Para qué vamos a dejar que llegue a la Comunidad Valenciana, riegue su huerta, abastezca a varios millones de compatriotas, se trasvase a toda la demarcación hidrográfica, incluido el Vinalopó, y surta de caudal ecológico a la Albufera? ¿Por qué no llenamos y cerramos El Cenajo, La Fuensanta, el Talave y Camarillas en el Segura y el Mundo, y usamos nosotros su agua y dejamos un chorrillo para Murcia y Alicante? Ni siquiera caudal ecológico. ¿Para qué? ¿Por qué no cerramos el trasvase y usamos nosotros el agua del Tajo y montamos entre Aranjuez y Talavera la mayor huerta de Europa al lado del mayor mercado del sur del continente?

Cuando se parió este invento de Castilla-La Mancha las cartas del agua estaban repartidas, y no nos dieron ni una buena. Si, en los planteamientos de Mazón, usáramos los ríos que por aquí nos pasan, quizá la renta per cápita fuera otra. Quizá no estaríamos desde siempre en el furgón de cola autonómico, con la menor densidad de población de todas. A algunos les han llevado el agua. A otros nos demonizan por usarla. Somos de segunda. La demagogia es transparente. Tanto como las aguas limpias que paren nuestras sierras para que, sin tocar aquí -faltaría más- se usen y creen riqueza en la periferia de la meseta que nos sostiene. Porque todos somos españoles. Pero parece que algunos más y con más derechos.
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O trasvase o Tajo

La Tribuna de Talavera/Toledo, 8 marzo 2024

O hay trasvase o hay Tajo. Da hasta vergüenza escribirlo a estas alturas. Ni para beber ni para regar. En la cuenca del Segura, si se cumple la Ley de Aguas, no es necesaria el agua del Tajo para beber. Sobra. No existen excedentes en la cabecera del Tajo. No existen. ¿Lo escribo mil veces? Y las reglas de explotación, las de antes, las actuales, y las que vengan, se dictan al interés y bajo la tutela de los intereses trasvasistas, en Madrid y levante, manteniendo artificialmente bajos los embalses, y soltando cada vez menos agua hacia el propio río. El Tajo no importa, tanto es así que ni siquiera tendrá caudales ecológicos hasta 2027, y estos serán ínfimos, muy alejados de los que técnicamente ya aprobó la propia Confederación Hidrográfica del Tajo en el año 2010; y estos caudales irrisorios para un río de la enjundia del Tajo, fijados a regañadientes a resultas de cinco sentencias del Tribunal Supremo, gracias a un esfuerzo técnico y jurídico pagado a escote por ciudadanos y ciudadanas de las riberas del Tajo.

El sainete que se escenifica con la comisión que teóricamente discute los caudales, reservas en Entrepeñas y Buendía y esas cosas, vuelve a retratar un tiempo político tan fatuo como absurdo. No podemos trocear al niño, salomónicamente, en dos o tres pedazos, y repartir el botín. Y creo que Castilla-La Mancha no está en las comisiones del Mar Menor o de Doñana. O sí, quién sabe. Que Murcia y Valencia mantengan su posición de prevalencia sobre la gestión del Tajo, el elemento singular que define nuestro territorio, nuestro mayor elemento cultural y patrimonial, lo sigue diciendo todo. Máxime contando con un marco jurídico que emana tanto de la Directiva Marco del Agua, como de la propia legislación española; y con una encomienda explícita al gobierno central por tratarse de una demarcación hidrográfica de ámbito tanto nacional como internacional. El Tajo es el único río de la Unión Europea que tiene limitada por ley la salida de agua hacia su propio cauce en Bolarque. Tanto es así que ni siquiera se llegan a los umbrales límite, porque se 'ahorra' agua cada mes, con cada vez menos usos consuntivos en el propio río; y limitando los caudales circulantes; ahorros que se quedan para trasvasar. Es tan aberrante el modelo de gestión del Tajo, que la cabecera, a efectos de planificación, sigue amputada del propio río. Es la cabecera del trasvase, como indica el Plan especial de sequía, no del Tajo, que no se nos olvide. Y el Plan de cuenca no la toca, porque depende de una ley, la del trasvase… Y así todo el inmenso y delirante aparataje jurídico que tiene constreñido en una camisa de fuerzas al río. El Tajo es un río muerto y estrangulado. Incluso en 2027 lo seguirá siendo. ¿Responsables? Elija.

¿Qué se puede hacer? Poner orden en la gestión del Tajo. Que no siga siendo una hidrocolonia, gobierne quien gobierne en Madrid. Que aquí nos pongamos las pilas de una vez por todas, en Castilla-La Mancha, Toledo, Talavera de la Reina… al menos. Madrid va a lo suyo. Que saquemos de una vez del cajón los planes de gestión, con sus caudales asociados reales y temporales, de los espacios de la Red Natura 2000 asociados al Tajo en su recorrido por Castilla-La Mancha … Y que tengamos claro de una vez por todas que ya está bien, que no sirven más componendas, que hemos perdido muchos años anteponiendo otros intereses a los del Tajo, dejando hacer, utilizándolo como moneda de cambio… Que llevamos 45 años de trasvase y con un río desahuciado. O Tajo o trasvase. No hay término medio.
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viernes, 28 de octubre de 2016

Las mentiras del Tajo

La Tribuna de Toledo, 28 octubre 2016


Digan lo que digan los informes que maneja la muy bien adiestrada Confederación Hidrográfica del Tajo, la contaminación de éste viene por el Jarama. El Jarama es una arteria de muerte que le entra a un Tajo anémico y desangrado de agua y de vida. Ya he dicho muchas veces que el río peor gestionado de toda Europa Occidental, es decir, el lugar donde teóricamente más se respetan las leyes ambientales de todo el mundo, es sin duda el Tajo. España ha pasado en poco más de tres cuartos de siglo de ser el paradigma y ejemplo de gestión de cuencas hidrográficas -de la gestión de un río desde su cabecera hasta su entrada al mar-, a convertirse en un ejemplo de cómo los intereses de todo tipo son capaces de dictar su sobreexplotación, agotamiento y muerte.

Es inconcebible en una política hidrológica “lógica”, que se trasvase entre el setenta y el ochenta por ciento de la cabecera de un río. Pero es más ilógico e incomprensible aún que acto seguido y sin ningún tipo de aportes que puedan suplir ese desangramiento brutal, acto seguido digo se le vierta el agua residual de seis millones y medio de personas, más la mayor aglomeración industrial de la Península Ibérica. Es tan aberrante el asunto que la propia Confederación del Tajo dice en sus informes que ha presentado para el actual y vigente Plan de cuenca, que aunque se consiga depurar completamente todas las aguas residuales de Madrid, el Tajo no se recuperaría si no se le echa más agua, es decir si no se le deja correr desde cabecera, en vez de sangrarlo por la tubería del Tajo-Segura.

Lo que normalmente pasa por Toledo es veneno. Veneno que va diluido y embutido en las aguas densas y muertas del Tajo. Los episodios de espuma constituyen solamente las guindas coloridas que decoran el pastel putrefacto del Tajo. Repito que lo que pasa por el Tajo en Toledo es agua residual con más o menos grado de depuración, pero analizando esa misma agua se obtiene de todo menos lo que debería ser un río fluyente. Consulten ustedes los análisis que publica la Confederación en la red de muestreo, o los parámetros que refleja en los informes referidos, y que acompañan en forma de escolta sin paliativos la memoria del plan de cuenca del Tajo.

Puedo decir sin exagerar lo más mínimo que de media la mitad del agua que circula por Toledo ha pasado por una depuradora. Es agua que ha pasado por procesos de uso y se ha depurado en mayor o menor grado. Eliminando parte de los componentes nocivos, eliminado parte de los elementos contaminantes, pero bastantes de ellos aún permanecen en las aguas. Otro porcentaje importante de agua que pasa en el cauce del Tajo por Toledo es agua que ni siquiera se ha depurado. Y sólo un pequeño porcentaje que no es más allá del treinta o cuarenta por ciento de esa agua, proviene del propio Tajo, o más o menos natural de los afluentes. Digo de media, porque hay años en los que prácticamente el total son aguas residuales. Dígame usted si con este escenario es posible un río ya no vivo, sino medianamente presentable a su paso por una ciudad Patrimonio de la Humanidad, y que debería de hacer del Tajo el mayor elemento definitorio de su pasaje urbano y de su historia. Toledo está ahí por el Tajo, y no al revés.

Que a estas alturas vengan dos altos cargos del Partido Popular muy bien pagados a decirnos que la culpa de la situación del Tajo es de Toledo, es para echarse a reír si la cosa no fuera patética. El Ayuntamiento de Aranjuez, el de Toledo y el de Talavera de la Reina, deberían estar pidiendo en los tribunales responsabilidades patrimoniales y ambientales a un Ministerio de Medio Ambiente que sólo planifica para mantener la situación aberrante del Tajo. Este gobierno del Partido Popular ha hecho dos Planes de cuenca nefastos para el Tajo. Ha firmado un memorando entre todos los presidentes de comunidades autónomas de su mismo partido. Y ahora viene a reírse de nosotros y decirnos que aquí os quedáis con la mierda y con la espuma, y el Tajo muerto porque al final la culpa es de vosotros.

Con el Tajo todo empieza a ser desesperadamente dantesco. Las leyes de parte no han venido a resolver ni un ápice el problema. Y los mandados políticos de Madrid o de Toledo, sólo saben decir lo que sus jefes les dictan. Un Partido Popular que gobierna en el Estado, completa y definitivamente echado al monte hidrologico, es lo peor que le va a poder pasar al Tajo en la próxima legislatura. Bueno, hay algo mucho peor: que Cospedal sea nombrada ministra de Medio Ambiente o como lo quieran llamar, el ministerio que gestione la puesta en funcionamiento de los Planes de cuenca para el año 2021. Sería, como la espuma de estos días, la guinda que pusiera el epitafio definitivo al pudridero del Tajo.
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viernes, 21 de octubre de 2016

Espumas como gritos

La Tribuna de Toledo, 21 octubre 2016



Escribió en los tiempos antiguos Joaquín Benito de Lucas aquella maravilla de “El Tajo es una sala de conciertos de agua con plateas de juncos, puentes de anfiteatros”... etcétera. Ahora el Tajo, con eso del progreso, de las leyes hechas para proteger a los de siempre, es un inmenso vertedero, un cóctel de mierda, ansiolíticos, cocaína y detergentes. El Tajo huele a suavizante de lavadora cuando se arrastra, en los anocheceres, anémico y navajeado, por las profundidades de Toledo; y al sol de los mediodías le pasan bajo la puente de Alcántara nebulosas marrones como remolinos densos y espesos, bocanadas de sangre de un Tajo que fue, que ya no es.

Lo que pasa por Toledo dejó hace tiempo de ser Tajo. Algunas de las fotos que atesora y nos muestra Eduardo Sánchez Butragueño, aciertan a traer ese color verde profundo esmeralda untoso de ovas y vida, de historia y cuchillada de la España antigua. El Technicolor de Stanley Kramer en Orgullo y Pasión dejó a Cary Grant cruzando el Tajo en la noche americana por Estiviel. Y, sobre todo, el color y el latido del Tajo en los ojos de Sofía Loren. Ya nada queda de aquello, sólo el nombre, Tajo, como marca de algo que ya no es, transmutado en mero albañal de un Jarama que ya tampoco es y será jamás el de Ferlosio. Quizá es que ya nada será como fue, o nada será como debió ser, y el Tajo, ese implacable cadáver hidroilógico-político, está ahí para marcarnos un tiempo, una derrota, un destino, una urgencia. Un compromiso irrenunciable.

El Tajo en Toledo es veneno en vena de cauce definitivmente sin chopos ni olmedas, que se nos han muerto ya de pena y tanto desprecio. La vida al Tajo se le va por el Tajo-Segura, negar eso a estas alturas es de indocumentados y mamporreros de partido. El Tajo llega a Toledo con tres heridas: la del trasvase, la del Jarama, y la del desprecio de todos. Y el Tajo, puesto ya en agonía, explota en espumas, blancas y perfectas, icebergs a la deriva en un tiempo que traiciona lo más sagrado: la vida, la libertad, la luz, la belleza, las alamedas de oropéndolas, las espesuras de sauces y la cristalina corriente de los tiempos salvajes de Garcilaso. Porque para el Tajo, como para el poeta, cualquier tiempo pasado fue y será mejor.

El Tajo lanza su canto del cisne orlado de espumas, fiesta mayor del desprecio y la rotunda negación de lo racional. El Tajo ya no late, es un albañal por el que fluye algo viscoso, gris, maloliente como excusa de político gestor de los intereses de quienes amparan, permiten y hacen leyes que visten de legalidad el expolio y el asesinato. El noTajo en Toledo viste de espumas su impotencia para reclamar justicia a las Cortes de una Castilla desangrada y vacía, que hizo y hace España con su eco de silencios y expolio. El Tajo grita bajo los puentes. Algunas tardes me paro sobre el de San Martín y escucho ese lamento tan profundo como desesperado. El Tajo navega su olvido, su destierro como espumas de un tiempo que definitivamente no es el que debió ser.
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viernes, 2 de septiembre de 2016

La crueldad del PP con el Tajo

La Tribuna de Toledo, 2 septiembre 2016
Fotografía para la historia de la infamia del Tajo

Ayer en su intentona de toma de posesión, Mariano Rajoy, presidente nacional del Partido Popular sólo se dedicó a certificar lo que en esta tierra tagana sabemos desde hace tiempo: que el Tajo es un instrumento para conseguir votos en Levante. Punto. En un guiño a los votantes peperos de allí, dejó claro que al PP sólo le ha interesado/interesa barrer para la casa de los colegas de Murcia y Valencia, y permitir que los de Madrid nos envíen aún en pleno siglo XXI la cloaca del Jarama.

Al PP le sale barato el saqueo del Tajo. Su secretaria general regional, Dolores de Cospedal, aprovechó el omnipotente poder de su partido un lustro atrás para dejar atado y bien atado el Tajo-Segura con el Memorandum, un ejemplo de filibusterismo político a gran escala. En aquel momento el PP de Castilla-La Mancha y su secretaria general pudieron hacer algo por el Tajo. Y lo hicieron: lo regalaron en bandeja de oro a los negocios del agua de los aguatenientes levantinos, donde los votos, el agua y gran parte de la corrupción sistémica que ya ha aflorado, corren por los mismos canales.

No tiene nada de extraño por tanto que Rajoy dijera el pasado miércoles en sede parlamentaria lo de su apuesta firme y la de su partido –y la de su hipotético futuro gobierno–para con el trasvase Tajo-Segura. Y no es de extrañar que Dolores de Cospedal y los diputados castellano-manchegos, aplaudieran y asintieran. Es normal porque eso es lo que destila el análisis de los cuatro años de gobierno popular en Castilla-La Mancha: el desprecio más absoluto por esta región, no sólo en materia de gestión hidrológica, sino en cualquier campo que toques. Aunque eso no es óbice para que sea aún el partido más votado, y esté en inmejorable posición para gobernar después de las próximas autonómicas. En esta tierra, desde hace mucho tiempo, tenemos lo que nos merecemos, y el estar a la cola de casi todo nos lo hemos ganado a pulso, con unos y con otros y con los que vendrán.

Frente al guiño a las franquicias peperas levantinas del candidato Rajoy –espero que esta tarde se vaya a su casa con la “minoría” simple– el gobierno de Castilla-La Mancha debería hacer más y mejor. García-Page tienen la oportunidad de actuar con visión y decisión. O seguir lamentando trasvase tras trasvase, y seguir gobernando una región que tiene hipotecados sus ríos y su futuro. También eso da –mejor dio– su rédito político. Pero los tiempos han cambiado y precisan otro fondo y otra rotundidad.

La crueldad del PP con el Tajo continúa y continuará. El Tajo y el Tajo-Segura es uno de sus “argumentos” caza-votos más importantes. Y no lo van a soltar. Ramón Llamas, uno de los mayores sabios y expertos en materia de hidrología, ya lo dijo hace tiempo: “el agua ha cambiado el sentido del voto en España”. Quien controla el agua, controla el poder. Quien controla el Tajo, controla los votos, como antes los señoritos y los amos controlaban al pueblo con los jornales. Y ya sabemos que aquí, en Castilla-La Mancha, votos pocos, y la mayoría ganados para la causa. Lo dicho: quedan muchos años de trasvase y de lamentaciones. A no ser que nos lo tomemos, de una vez por todas, en serio. Si no esta región no dejará de ser el hazmerreir, la hidrocolonia y el mero entretenedero de políticos que sueñan con hacer carrera en Madrid.
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viernes, 12 de agosto de 2016

Hommmbres completamenteeeee desnuuuudossssss...

La Tribuna de Toledo, 12 agosto 2016


Miguel Méndez relata de vez en cuando la historia, que, con licencia, dejo aquí. Profundos años setenta, canícula de noche de agosto en la muy augusta academia de infantería toledana, ventanas de par en par, la tropa sin poder dormir, imposible con la calorina, inquietos en esos dormitorios inmensos y comunales..., y desde el valle trepa el eco de la megafonía de las atracciones de feria: “The Guatemala monsterssssss”.....”Mujeresssssss completamenteeeeeee desnudassssssssss...” Lo justo para que en la imaginación de la tropa, al igual que en las excelsas salas del Seminario, se elaborasen las adecuadas escenas mentales que acto seguido daban lugar a los trabajos manuales con el consiguiente rechinar de los enmohecidos y cansados colchones.

Uno no ha hecho la mili en tan elevados destinos, sino en la muy ilustre compañía de infantería de La Portiña, y tampoco por edad ha vivido esa época gloriosa. Quizá por ello no entiendo demasiado bien la cola que está trayendo lo del tipo en pelotas en la pseudo playa de los Arenales en el Tajo talaverano. Entiendo que un medio de comunicación local se haya excitado -vaya a saber usted por qué- en demasía con el asunto, y que el pantano barométrico y noticiero de agosto, dé para estirar la serpiente de verano. Pero esta historia me ha traído a la cabeza la otra. Vaya usted a saber -también- por qué.

Bañarse -perdón, solearse en la playa/zona de paseo o como políticamente interese llamarse en cada momento- en pelotas, o tomar el sol es muy sano. Y no pasa nada. En algunas gargantas ponen carteles de acotado de pesca o de abastecimiento urbano, pero ninguno de contenido moral, de urbanidad o decencia relativo a prohibirte templarte sobre una piedra, vuelta y vuelta, en adánica y cristiana indumentaria. Y es que estamos -Tajo en Talavera- en una “playa” a la que hemos tenido que echar unas decenas de toneladas de arena porque el río de las “arenas de oro” le han reducido a la mínima expresión, un río que lleva varios meses sin un misero chorro de agua; y lo que queda es un pantanal infecto, nacedero de mosquitos y pudridero de esperanzas. Es decir, que miramos el dedo continua y embelesadamente mientras ni siquiera reparamos en la luna, es decir, en el expolio de Tajo.

Mientras, como no puede ser de otra manera, el gobierno popular local “recomienda” bañarse -perdón, pasearse o solearse-, púdicamente. Y el nacional, de propina, le encasqueta cortésmente el engendro playero, con gestión y presupuestos incluidos. Pero, lo importante, es un tipo en pelotas. Y es que esto es Talavera, y aunque aún no haya llegado la feria de San Mateo, “The Guatemala Monsterssss” campan a sus anchan. Vengan y vean, “hommmbres completamenteeeee desnuuuudossssss” junto a un Tajo destripado. Que eso, lo del río, es la anécdota.
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viernes, 15 de julio de 2016

El Tajo pasa por Bruselas

La Tribuna de Toledo, 15 julio 2016


El pasado miércoles 13 de julio quedará marcado como un día histórico para el Tajo. Después de cinco años de trabajo de un grupo de ciudadanos organizados desde la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche de Talavera de la Reina, la Unión Europea ha dicho que la gestión del Tajo es insostenible, que hay que modificarla y que España incumple la legislación europea en planificación, y que hay que fijar un régimen de caudales ECOLÓGICOS -no los eufemísticos y bochornosos legales actuales- en Almoguera, Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina. Ahí es nada.

Todo lo que España niega y esconde durante décadas, y que los ribereños denunciamos y aguantamos, ha sido puesto en evidencia por el Comité de Peticiones del Parlamento Europeo en el informe aprobado por todos los grupos políticos representados, excepto por el Partido Popular Europeo, que se quedó solo. 22 votos a favor frente a 9 en contra. Y este informe ya está en conocimiento de la Comisión Europea, y será utilizado convenientemente en las Quejas que la Plataforma tiene planteadas por incumplimiento de un buen puñado de directivas.

No ha sido fácil. Al contrario. Hay mucho trabajo, dedicación, tiempo, esfuerzo y sobre todo colaboración. Los ciudadanos organizados hemos tenido que denunciar la política que mata al Tajo y a su territorio. No es exageración, es la constatación de años de lucha, en los que el Estado sólo se ha preocupado en garantizar cueste lo que cueste, el anacrónico e insostenible trasvase Tajo-Segura. Donde Madrid sigue controlando a antojo los ríos del Guadarrama y Gredos -Jarama y afluentes, y Alberche-, y enviándonos sólo aguas residuales. Donde el Estado ha legislado, uno tras otro, planes de cuenca infames que perpetúan y certifican hasta hoy día el desguace del Tajo.

Hace tiempo que se abrió la esperanza con las plataformas ciudadanas en Talavera, Toledo, Aranjuez..., con la Red del Tajo/Tejo... Con el trabajo independiente y riguroso, con recursos ante el Tribunal Supremo, pidiendo justicia frente a leyes dictadas y elaboradas por quienes saquean el Tajo. No hay ningún problema, al contrario, con la suma del gobierno de Castilla-La Mancha. Debe respetar y reconocer el trabajo de los ciudadanos, no apropiarse de él, porque aparte de no ser elegante le resta credibilidad. No todo vale por un titular. Y el presidente García-Page debe estar a la altura. No es, no ha sido “su” trabajo, sino el de los ciudadanos, trabajo que desde el primer momento le hemos ofrecido a él, y a quienes estaban dispuestos a pelear a nuestro lado. Lo sabe. Y así debe reconocerlo. El PP debe madurar, se queda ya solo, con planteamientos radicales y que sólo benefician a determinado lobby muy particular a orillas del Mediterráneo, no a España, porque España es el Tajo, el interés general es el Tajo, y el futuro de esta tierra pasa por el Tajo. Y Podemos debe enterarse de una vez de dónde está. Poner los pies en el suelo y demostrar personalidad en el problema del Tajo. Que es muy particular, y donde no se puede estar de perfil.

Esta semana se ha escrito un capítulo muy importante en la historia moderna del Tajo. Queda mucho trabajo. Visión y altura de miras. La historia la escribimos quienes creemos y sabemos que el futuro no está definido, ni permitimos que nadie nos lo dicte. No lo olvidemos.
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viernes, 29 de enero de 2016

Unidad por el Tajo

La Tribuna de Toledo, 29 enero 2016


Sólo la unidad nos traerá de vuelta al Tajo. Las próximas semanas serán vitales para el trabajo que desde hace años ciudadanos y plataformas realizan para la recuperación del Tajo, el río más castigado, olvidado y desahuciado de Europa Occidental. El próximo diez de febrero una comisión de eurodiputados del Parlamento europeo visitará el Tajo para comprobar el estado de degradación del río. Es la primera vez que esto ocurre. La visita servirá para reforzar la Petición presentada hace ya cuatro años ante las instancias comunitarias, a la vez que explicar sobre el terreno el impacto que la gestión del Tajo por parte del reino de España produce en los espacios naturales de la Red Natura 2000, y los espacios protegidos por la legislación nacional; todo ello objeto de dos Quejas presentadas ante la Comisión Europea, y que están poniendo en jaque la política de aguas seguida y aplicada en la implementación de los planes de cuenca. Previamente, el próximo día cuatro, la Plataforma en defensa del Tajo de Talavera convocará a las alcaldesas y alcaldes ribereños del Tajo a la firma de un documento de adhesión que se entregará a los eurodiputados, y que representará el compromiso firme de los pueblos del Tajo de recuperar su río, su patrimonio cultural, ambiental y social. Un acto y un documento muy importantes que marcarán un antes y un después en la historia del Tajo, y donde tienen que estar Aranjuez, Talavera de la Reina y Toledo encabezando la llamada del Tajo.

Estamos ante un momento clave, vital. Más allá de una fotografía, de un momento que pasará a la historia de la ya larga lucha y el trabajo por nuestro río, estamos ante la representación de que la unidad y la generosidad son las herramientas que nos darán la posibilidad de volver a contemplar un río vivo, con caudal, no sometido a la sobreexplotación de un trasvase injusto e insostenible, libre de contaminación y al que –si queremos de verdad– podrán volver las alamedas y, de nuevo, el color azul meloso en aguas que sean transparentes.

Nadie nos puede quitar el empeño de trabajar por lo que creemos. Nadie. En unas semanas el Tribunal Supremo puede tumbar el plan de cuenca del Tajo; las grandes ciudades ribereñas del Tajo van a volver a recurrir el plan vigente desde el pasado 8 de enero también al Tribunal Supremo, al igual que el gobierno de Castilla-La Mancha. Es el momento de la unidad, de que el Tajo no sea más un instrumento político. Hay que olvidarse de fronteras e intereses mezquinos. El trabajo de las plataformas ciudadanas en Aranjuez, Toledo o Talavera atestigua una senda de unidad, de compromiso entre ciudades unidas por un río, aquejadas de un dolor que debe cesar. Esa unidad tiene que estar muy presente estas semanas, tiene que ser muy visible, y abrir definitivamente una nueva época. Sólo con nuevas herramientas conquistaremos el futuro. Sólo con unidad y responsabilidad volveremos a sentir el latido del Tajo. Tengámoslo muy en cuenta.
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viernes, 27 de noviembre de 2015

Cieno y desprecio

La Tribuna de Toledo, 26 noviembre 2015

El pasado martes a la una de la tarde comenzó a trasvasarse la poca agua que queda en Entrepeñas y Buendía. Ayer, por si fuera poco, el BOE publicaba un nuevo robo de agua rumbo al Tajo-Segura. Los embalses, ya muy por debajo de la raya de los 400 hectómetros cúbicos -poco más de 300-, encaran un invierno seco, agotados, y con el grifo abierto hacia el Levante, pero cerrado hacia el Tajo puesto que ni siquiera se está llegando en Aranjuez a los seis metros cúbicos por segundo legales. Y por Talavera no baja agua, nada, tan poca este otoño que están emergiendo nuevas islas, horizontales, someras, donde en las atardecidas van a dormir garzas y cormoranes, y la certidumbre de que nuestro Tajo ya es sólo mero recuerdo, espejismo.

Al final de los números, los planes de cuenca, las razones técnicas, los argumentos... al final, me doy cuenta de que nada de eso sirve. Que todo es parapeto de la mentira, de la utilización, del saqueo impune, del robo al pobre y débil, el secuestro de la belleza, la libertad, el paisaje, el porvenir. Y que todo, números, memorándums, planes de cuenca, participaciones públicas, milongas y demás farándula... , son polvo, engaño. Nada. Que hay que hacer algo. Definitivo. Definitivamente. Para siempre. Sin medias tintas. Quizá aún no haya llegado ese momento. Faltan agallas, rotundidad política, visión de futuro. Y coraje. Cerrar el Tajo-Segura segura es muy fácil. Es una cuestión de justicia, equidad. Y razón.

Mientras, nos queda el cieno y el desprecio. Nos queda la ruina y la vergüenza, el olvido y la impotencia. Pero todo tiene su límite. El Tajo también. Y nuestra paciencia. Que no se olvide.
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viernes, 16 de octubre de 2015

Los tiempos del Tajo

La Tribuna de Toledo, 16 octubre 2015


No se va a mover nada en el Tajo hasta más allá de las elecciones generales. Las piezas negras están colocadas sobre el tablero político, y las blancas, el Tajo y sus desguaces, andan ya escasas de efectivos y muy arrinconadas en el tablero. Políticamente no veo ganas en el gobierno de Castilla-La Mancha de dar guerra con el Tajo, es decir, defender los intereses de Castilla-La Mancha. Con el almacén de residuos nucleares de Villar de Cañas hubo mucha prisa en ampliar la Zona de Especial Protección de las Aves, pero no hay prisa en meter mano al problema del Tajo, a la seca de Entrepeñas y Buendía ya convertidos en inmensos barreños de lodo.

Me sorprendió que hace unos días el presidente Page no dedicara ni una palabra al problema del Tajo durante su intervención en la presentación del nuevo delegado de la Junta en Talavera. Ni una. Puede que haya un pacto de partido –uno más– para no tocar el asunto del Tajo antes de las generales. Ya se sabe: pactos de barones, que hay más votos en Levante que en la Mancha tagana, como dice la prensa mediterránea…, esas cosas que nos sabemos de corrido. El Tajo, aparte de donante universal, ha sido –y me temo que será– el cromo político o el comodín que usar en el momento adecuado por alguna prebenda política territorial o personal.

Las fichas negras del tablero se han organizado. Ahí está la ministra Tejerina vendiendo las excelencias de la política hidrológica de la era Rajoy, dejando de lado que desde Bruselas ya han dicho que las chapuzas de España no van a colar, y que los planes hidrológicos incumplen las directivas europeas. El nuevo plan de cuenca vuelve a dar una vuelta de tuerca definitiva al Tajo. Y desde los lobbys políticos y económicos trasvasistas ponen toda su artillería y llorera para pedir agua barata de donde sea y como sea.

Y en éstas en Castilla-La Mancha seguimos en nuestro particular pantano barométrico. Si el Ebro estuviese seco por un trasvase brutal a otra región, en Aragón, La Rioja o Cataluña no estarían en silencio, aplicando y acatando la sordina oficial. Si el Guadalquivir se hubiese trasvasado, en Andalucía no estarían con los brazos cruzados. Quizá al final nos tengamos merecido lo que nos toca. Cospedal se ha ido de rositas después de rehipotecar para décadas el Tajo y el futuro de buena parte de la región, y firmar un memorándum que quedará en los anales como una de las mayores traiciones a esta tierra. Y no pasa nada.

Viene el frío, el otoño, bajan las grullas. Quizá llueva, puede que no. Pero el Tajo continuará siendo un río preso en un preciso y diabólico aparataje jurídico y político. Hay que romperlo, destejer, desenredar el nudo que lo ata y mantiene en su Guantánamo. Hay que ponerse a trabajar a otro nivel. Y ya. El tablero y las piezas están. Vamos a mover pieza. O no.
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viernes, 25 de septiembre de 2015

Unidad por el Tajo

La Tribuna de Toledo, 25 septiembre 2015



Al Tajo sólo lo salvará y recuperará la unidad. Y también la memoria, y la lucha, y la rabia, y el recuerdo de que sólo somos lo que conseguimos pelear. Muchas veces me he recostado sobre los pretiles de los puentes que lo cruzan y me he preguntado si alguna vez podré contemplar al Tajo que fue, al que se llevaron, al que robaron las aguas color azul profundo de los perdederos del alto Tajo, encalada con el verde limpio y refulgente de los ríos del Guadarrama y Gredos. Me he preguntado si alguna vez volveré a contemplar al Tajo vivo y libre, porque la libertad no se negocia, no se emplaza a fechas ni a quizás. Se agarra y se respira. Y el Tajo lleva demasiado tiempo en coma inducido, secuestrado, robado, apaleado, confinado en su Guantánamo de leyes bastardas y traicioneras.

Hubo un tiempo en que España fue ejemplo mundial de planificación hidrológica. La visión de cuenca hidrográfica, más allá de los intereses particulares territoriales, sembró ejemplo a uno y otro lado del Atlántico. Perdido ese norte, ahora la política “hidroilógica” la dictan políticos de medio pelo e ingenieros sumisos y a sueldo de constructoras, anclados en postulados de medio siglo atrás. La política hidrológica nacional la diseña un lobby bien cebado con las aguas del trasvase, que da para tanto como para engrasar fundaciones, secretarías de Estado, y mamoneos y prebendas a orillas del Júcar y Segura. El trasvase Tajo-Segura es tan innecesario como anacrónico, pero es un trasvase de riqueza y de recursos públicos muy subvencionados, a manos privadas, incluidos sindicatos de regantes y todo el negocio (en su más amplia acepción) que esto conlleva.

El Tajo está muerto simplemente porque no hay voluntad política para cumplir leyes y planificar con visión y moldes del siglo XXI. El Tajo es un cadáver agotado, putrefacto y maloliente porque interesa políticamente en Madrid que continúe así. No hay razón técnica o hidrológica para que el Tajo se encuentre en este estado de abandono, sólo que si los ciudadanos no nos podemos ni acercar a él, es más sencillo robar sus aguas a espuertas, usarlo para producir kilovatios, desangrarlo y convertirlo en un vertedero.

Mañana por primera vez en la historia dos países, España y Portugal se unen para clamar que vuelva el Tajo. Que vuelva nuestro río, el río de los ciudadanos, de los ribereños. No de los dueños del Tajo, de los regantes del trasvase Tajo-Segura, de las hidroeléctricas y nucleares, de la infame regulación que lo seca y reduce a hilos, de una gestión española que lo envía muerto y mínimo hacia Portugal, que lo confina a pudrideros inmensos en los embalses extremeños. Más de veinte localidades a orillas del Tajo dirán que quieren recuperar su río, que se cumplan las leyes, que otra gestión es posible. Unidad por el Tajo, unidad en España y Portugal, que aquí no hay fronteras. Unidad de sus gentes. Unidos por un río, por un futuro.

Mañana sal a la calle. Asómate al Tajo. Protesta. Pide lo que te corresponde, lo que nos corresponde. Un Tajo vivo. El cierre del Trasvase Tajo-Segura. El Tajo sólo regresará si lo gritamos, si lo luchamos. Que no se nos olvide.
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viernes, 7 de agosto de 2015

Page y el Tajo

La Tribuna de Toledo, 7 agosto 2015


Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, tiene en sus manos recuperar el Tajo después de cerca de 40 años de expolio. Pocas veces en la vida de un gestor público, de un político de carrera, se presenta la oportunidad de pasar a la historia, de dar mayoría de edad a la región que gobiernas. Castilla-La Mancha siempre será una región de segunda mientras tres de sus grandes ríos –Tajo, Júcar y Segura– sean empleados para, en el más claro ejemplo hidrocolonalista, crear riqueza en otras regiones, ya de por sí con un PIB y renta superior –antes y ahora– a la nuestra.

Cospedal lo tuvo en su mano. Evidentemente no lo hizo, y ya sabemos los lodos que está trayendo su colaboracionismo y dejar hacer. Consejo de Gobierno extraordinario en Sacedón, declaración explícita de intenciones y tres medidas claras dentro del marco competencial del estatuto regional. Y fuera. A pelearlo en la calle, en los tribunales y donde haga falta. Porque no hay que caer en el discurso de insolidaridad o reparto del agua, o de la España que se muere de sed. Nada de eso. En la cuenca del Segura hay tanta agua que se pueden permitir el lujo de incumplir y saltarse a la torera el artículo 60 de la ley de Aguas, dando preferencia a usos de regadío frente a abastecimientos. Y ahí están esperando las desaladoras, no por capricho, sino porque hay que recuperar el coste de la inversión, y Europa dice que qué pasa, y el coste del agua real (no gratis como la del trasvase), es más que aceptable.

El trasvase Tajo-Segura se sustenta simplemente en dos pilares: en primer lugar un chantaje político bien manejado desde Valencia y Murcia. En España no hay problemas de agua, hay un problema de una sobreexplotación privada muy puntual, que pone todo patas arriba, y que hace de su problema uno nacional, y unos políticos que por un puñado de votos y mantener el estatus, siguen machacando con el trasvase… Y por otro lado, un lobby tan casposo como efectivo, el del SCRATS, Sindicato de regantes del Tajo-Segura, que gracias a un agua hipersubvencionada, mueven dinero y voluntades a capricho, ya sea en su territorio o en el ministerio de Agricultura. No hay más.

Entrepeñas y Buendía bajarán de 400 hm3 la semana que viene, al final de septiembre de 300 hm3.... El Tajo entre Bolarque y Talavera de la Reina entrará ya en situación oficial de Emergencia, algo insólito, mientras se siguen aprobando y acumulando trasvases. El cieno de Entrepeñas y Buendía, los camiones cisterna abasteciendo pueblos, el reguero de aguas marrones y muertas de Toledo, el río desguazado en Talavera de la Reina, son imágenes de otro tiempo, pero que tenemos aún en este pedazo de Castilla-La Mancha por donde pasa el Tajo. El presidente de Castilla-La Mancha tiene en sus manos recuperar el Tajo. Porque a veces la política precisa de vuelo largo. Y ésa es la política que queda y vale.
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viernes, 12 de junio de 2015

Gracias a Aragón

La Tribuna de Toledo/Talavera, 12 junio 2015
Textura del agua del Tajo a su paso por Toledo. Fotografía: Yolanda Lancha. La Tribuna de Toledo

Si usted estos días ve que el Tajo se queda sin agua en Talavera, o con un caudal ínfimo en Toledo, sepa que es consecuencia tanto del Plan del Tajo del año pasado, como del memorándum del Tajo-Segura aprobado por el gobierno de Rajoy, y bendecido también en 2014por las comunidades autónomas afectadas, entre ellas Castilla-La Mancha. Por tanto la situación del Tajo es algo esperable, e incluso normal, puesto que como ya he dicho en otras ocasiones, el memorándum garantiza mucha más agua para el trasvase, pero limita por ley –tiene delito– el agua que puede salir hacia el Tajo. Es por eso que aunque estos días la estación de aforos de la propia Confederación Hidrográfica del Tajo en la localidad de Cebolla, dé mediciones de cero metros cúbicos por segundo, y que por Talavera no haya durante días ni siquiera un hilo de agua, no ya los “legales” diez metros cúbicos por segundo, nadie de las altas esferas de la Confederación, del ministerio, o del propio gobierno de Castilla-La Mancha, se ruboriza o pone el grito en el cielo. Nadie hace nada. Nadie actúa. Ésta es la situación: el río más largo de la Península sin agua, mientras el Tajo-Segura a tope, 15 metros cúbicos por segundo, caudal suficiente para abastecer a una comunidad de Madrid entera, y que se va a los regadíos intensivos y negocios del Levante. Lo de siempre. 

En estas se retiran ayer a última hora las enmiendas a la ley de Montes donde el PP iba a empotrar y esconder la regulación del Tajo-Segura, el paquete de medidas del memorándum que tumbó hace unos meses el Tribunal Constitucional. El PP quería meterlo en el Senado en dichas enmiendas –como en su día lo hizo en la ley de Evaluación Ambiental– , pero a última hora han desaparecido hasta una ocasión más propicia. ¿Por qué? ¿Adivinan? ¿Por la posición beligerante del aún gobierno de Castilla-La Mancha? ¿De nuestros senadores provinciales toledanos? De eso nada. Ha vuelto a ser Aragón, los pactos post electorales donde el PP tiene que negociar con partidos regionalistas, los que han paralizado de momento la tramitación de las enmiendas relativas al Tajo-Segura, enmiendas que también abren las puertas a posibles trasvases o ventas de agua encubiertas del Ebro. Hay que recordar que también fue Aragón, concretamente el gobierno de Luisa Fernanda Rudi, la que llevó el memorándum del Tajo-Segura al Constitucional. Ahora es el PP de Aragón, por otros intereses, el que vuelve a paralizar la modificación de la gestión del Tajo-Segura.

¿Y Castilla-La Mancha? Pueden poner ustedes el calificativo que mejor les venga: ausente, complaciente, entreguista… Y, mientras, el Tajo como está. Como decía el pasado viernes en esta columna, hay que empezar a trabajar y desde ya. No hay un segundo que perder para recuperar el Tajo. Esto no puede seguir así. Asómese usted al puente de San Martín en Toledo, o al Romano en Talavera. ¿Es esto un río del siglo XXI? ¿Nos merecemos los ciudadanos de Toledo y Talavera eso? ¿Es posible que Castilla-La Mancha vuelva a pintar algo en la defensa de sus intereses hidrológicos?
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viernes, 5 de junio de 2015

No hay tiempo que perder

La Tribuna de Toledo, 5 junio 2015

El próximo 30 de junio finaliza el plazo de alegaciones a la revisión de los nuevos planes de cuenca hidrológicos, también los ocho en los que Castilla-La Mancha tiene intereses, entre ellos por supuesto dos que revisten gran importancia para nosotros: el Júcar y el Tajo. Es decir: en poco más de tres semanas se cierra la información pública y el plazo de alegaciones a los documentos sobre los que se gestionarán los ríos hasta más allá del año 2021, documentos que son un mero copia y pega de los planes hidrológicos vigentes y que como ya he venido indicando aquí, son nefasto para los ríos y para los intereses de Castilla-La Mancha.

No doy vueltas, lo digo claro: el próximo gobierno de García-Page debe actuar con urgencia e inteligencia y alegar con contundencia e inmediatez a los planes que más nos afectan, incluso analizar la posibilidad jurídica de bloquearlos, especialmente el Tajo y el Júcar. Sí, ya sé que son cuatro días después de la teórica toma de posesión, pero las cosas no pueden continuar como están: la planificación hidrológica del gobierno de Rajoy y el colaboracionismo del aún gobierno de Castilla-La Mancha, han diseñado un escenario muy negativo, como, sin ir más lejos, se puede comprobar en Entrepeñas y Buendía, completamente desangrados por el Tajo-Segura; o el río sin caudal en Toledo y Talavera de la Reina.

El escenario que se plantea en materia hidrológica es muy complicado y estrangula a Castilla-La Mancha para décadas. En Bruselas en unos días intentaremos que las quejas ante la Comisión y el Parlamento Europeo sigan vivas, pese a la presión del PP; así como ahí están los recursos ante el Tribunal Supremo. Pero además es imprescindible crear en el nuevo gobierno regional una consejería específica en materia de agua, con recursos, control y herramientas suficientes para defender nuestros intereses, además de recuperar el tiempo perdido en esta materia, porque Castilla-La Mancha se ha convertido en una mera cantera de recursos para enriquecer a otras regiones, y aquí estamos a dos velas, con los ríos cada vez más secos y con un aparataje legislativo -memorandum, decreto Tajo-Segura- que cada vez enmaraña y complica la gestión de los ríos que discurren por nuestra región. No hay tiempo que perder. Ni un minuto.
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lunes, 1 de junio de 2015

Los Molinos de Abajo

Este es un artículo antiguo, publicado en La Tribuna de Talavera el 29 de octubre de 2001. Las sábanas que escribía los domingos y se publicaban a toda página el lunes. No envejecen bien estos artículos, pero algo se puede rescatar de ellos. El sábado me di una vuelta por aquí, por la Morana, por lo que queda de ella. Aunque con los recuerdos pueda levantar lo que fue, ya físicamente no queda nada. Algunas veces busco fotografías antiguas fotografías aéreas de entonces, donde quede algo de lo que fue. Soy capaz de recrearlo todo, hoy como fue, igual que hice hace catorce años. Pero más que un tiempo que se ha ido, es un vacío que ha quedado. 



En aquellos días al río se llegaba por un camino polvoriento, sombreado por moreras y álamos gigantescos de sombra espesa y continua. En aquellos días el río quedaba lejos, en la distancia, allá donde el horizonte se plagaba de verdes, y antes de que las barrancas, blancas y altivas se levantaran como una muralla que cerraba el país inmenso donde vivían las tierras rojas, los montes verdes y dilatados. Allí, lejano, rumoroso, envuelto en la bruma de la presa de los Molinos, el Tajo bajaba ancho, espumoso, barrido por una patena brillante, verdosa, con olor a profundidades y a taray. 

Patrocinio, en aquellos años, era un pueblo de casas blancas, calles embarradas y alejado de Talavera por la distancia infinita del abandono. En los inviernos, charcos inmensos ocupaban las calles que, antes de convertirse en una manta de barro, las heladas transformaban en lagunas de hielo donde flotaban las nubes. Las chimeneas soltaban un humo rápido y ligero, y el anochecer temprano contemplaba el volver de los hombres montados en sus bicicletas. Cuando caída definitiva la noche, los últimos regresaban lentos, pesados, indolentes. Venían con monos azules, de Talavera, de alguna fábrica, de los talleres. Y la noche era silenciosa, acunada de grillos, con el vuelo raudo de la lechuza, la letanía lejana del cárabo o el mochuelo, y el paso puntual y oleado por el viento, del ferrocarril que iba cada noche a Lisboa, allí donde contaban los libros, daba el Tajo con mar.

Los veranos el calor azotaba con fuerza. Patrocinio entonces se encerraba tras las paredes encaladas y las ventanas cerradas al sol y a las miradas. Por aquel tiempo, junto a la entrada de la carretera de Talavera, frente al cementerio, los quincalleros y los húngaros montaban su campamento de colores, camionetas y críos correteando en todas direcciones. Morenos y renegridos de sol, campo y hambre, los críos correteaban por los andurriales, allí donde los centenarios troncos de los últimos olivos sucumbían bajo las excavadoras que dejaban sitio libre a las naves de bloque de hormigón y uralita.

El camino de la Morana pasaba junto a las tapias del cementerio. Allí los morales dejaban caer cada primavera una lluvia de frutos gruesos y negros, rojos y blancos, de la que la miríada de pájaros emboscada en los zarzales no tardaba en dar buena cuenta. El camino continuaba estrecho y envuelto por la sombra de álamos, enormes, negros, poseedores la serenidad de las alturas. En ellos se guardaba la oropéndola, amarilla y verde, recitaba su monólogo de distancias el cuco, y venía a colgar su nido de algodones y amentos el pájaro moscón. En las primaveras crecían los espárragos, verdes y tiesos, confundidos entre los troncos; en las primaveras emergía también el tallo del puerro, verde raudo, y en los otoños, como un milagro, del día a la noche aparecían sobre los troncos las setas abigarradas y pardas, arropadas por el amarillo moribundo con que el otoño barniza las hojas de la alameda.

El río se oía desde lejos. Primero era un rumor que apagaba el canto de los cientos de gorriones que pululaban entre los huertos y las granjas. Uno, entonces pensó que los ríos grandes, y el Tajo lo era, bajaban impulsados por el afán de llegar a un destino, a un mar que ocultaba lejanías bajo mantos de azul y olas. Hoy, uno piensa lo mismo, aunque sabe que un río navega la tierra como las ideas navegan al hombre, ligeras, posadas en lo profundo de la corriente, detenidas en los meandros de la razón, someras y antojadizas como la lluvia de abril. Al río, escribía, se le oía de lejos, con un rumor que crecía y que de lejos anunciaba el humor del Tajo, algunas veces desavenido y con estrépito de crecida, y otras entretenido y adormilado entre las ínsulas de tarays y garzas.

En los Molinos de Abajo funcionaba la central hidroeléctrica, y la vieja fábrica aún se mantenía en pie, así como la casa de la Morana, con su fachada blanca y su patio donde vivía la umbría fresca y crecía el laurel. Del recuerdo emerge la ribera tapizada de verdes y sombras, el viento lleno de pelusa de chopos, el canto del ruiseñor, del herrerillo, del carbonero, del jilguero, del pinche, del mito, de toda la sinfonía del bosque de las riberas. En el ribazo, por debajo de la vereda en que se transformaba el camino que seguía la orilla del río, surgían veneros de agua fría y clara que iban a dar, entre guijarros y grava pulida, con las aguas de un Tajo ya entonces quejumbroso y malherido. Subían los galápagos y bebían las gollorías, y, mientras, el río rugía y saltaba por encima del hormigón de la presa. La isla Grande era una inmensa selva de sauces, álamos, fresnos, tarays, enredaderas, zarzas, lianas trepadoras y toda la verdura que el Tajo era capaz de crear. Culminando los millones de verdes, surgían las copas altivas y anchas de dos pinos piñoneros, enigmáticos seres emigrados a esta tierra por algún designio misterioso. Cruzaban garzas grises y leonadas, cigüeñas y patos, y en las orillas los pescadores sacaban de lo profundo de las aguas verdosas y rápidas enormes barbos y delicadas bogas. Todavía se lanzaban los sedales largos y gruesos a lo más profundo de la corriente, con la esperanza de convencer a alguna de las últimas anguilas del Tajo; las presas levantadas corriente abajo hacía varios años que las impedían remontar la corriente, y las últimas se extinguían sin remisión en los pantanales inmensos de Alberche y las Herencias.

Río abajo se ensanchaba el bosque, el río corría rápido y silencioso y los remolinos torneaban la corriente y se la llevaban a las profundidades. A veces el río arrastraba troncos enormes, descuajados de algún lugar lejano y remoto, destinados a terminar su navegar varados en las encalmadas relucientes de arenas doradas. En ellos, sobre ellos, reposaba el andar de lugares, de paisajes, de sierras altivas y desconocidas, de aguas rápidas y limpias, de rincones de magia y martines pescadores raudos y azules. 

Algunos restos de tapias de adobe, gastadas por los inviernos, sobrevivían en las inmediaciones del pueblo, de Patrocinio. Eran restos malheridos, recuerdos moribundos de un tiempo definitivamente enterrado, como el puente del Bárrago, olvidado entre montones de estiércol al pie del cordel.

Un invierno de crecidas el Tajo volteó el ribazo y dejó al descubierto un panel de cerámica. Limpios de tierra, de barros y de siglos, al sol refulgían las figuras del XVI, vivas, de trazo ágil y olvido certero. Al escribir, el recuerdo rescata la imagen; imagen de colores antiguos, azules tan profundos y brillantes como debieron ser las aguas del Tajo; colores aviejados por el tiempo, pero rutilantes y deseosos de brillar bajo la luz tamizada por los chopos tras siglos de oscuridad.

Hoy no existen los álamos que sombreaban el camino de la Morana, ni los bosques de ribera del Tajo junto a los viejos molinos; no mana el agua limpia y fresca de los veneros, que en su lugar vierte un colector de aguas residuales. Los bosques inmensos e impenetrables de la isla Grande desaparecieron bajo un monocultivo de chopos, y una gravera hurga en las entrañas del río con todo descaro, sin que ningún responsable público se sonroje ni ponga coto a tanto desmán. El Tajo, con la puñalada del trasvase y el descontrol de los vertidos, ya no es lo que era en aquellos años. Pero en sus aguas, azules y verdosas, gastadas y resignadas, agradecidas y profundas, reside aún el color de los bosques traicionados, el canto desterrado de la oropéndola, vive el reflejo inquieto del pescador de trasmallo, del barquero. La última vez que fui a los Molinos, con las crecidas del pasado invierno, me quedé un buen rato escuchando el rumor de río grande del Tajo, allí donde la basura y los escombros usurpan el antiguo solar de las alamedas. Sobre la corriente navegaban, rumbo a su destierro, los recuerdos de un tiempo antiguo.
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viernes, 3 de abril de 2015

El Tajo: la gran traición de Cospedal

Foto: Efe

Nunca en una legislatura se perdió tanto en el Tajo. Cospedal pasará a la historia por muchas cosas, pero una de ellas será sin duda por rendir las plazas hidrológicas de Castilla-La Mancha, especialmente el Júcar y muy concretamente el Tajo. Es difícil encontrar una explicación más allá de estas dos: o nos ha vendido y traicionado completamente y por algo que se me escapa (historias de partido, presiones…); o ha actuado desde la máxima ignorancia y frivolidad, que conociendo el asunto se me hace difícil aceptar. En cualquier comunidad autónoma seria de este país (si hay alguna) la consejera de Fomento debería estar en la calle desde hace muchos meses. Su incapacidad y la de sus subordinados para gestionar la negociación de los planes de cuenca, ha sido y es más que manifiesta. Y los resultados los tenemos hoy 3 de abril de 2015, en una cabecera del Tajo desangrándose con trasvases “legales” y manifiestamente ilegales; y un Tajo que es un reguero de espumas a su paso por Toledo, o un chorro más aparecido a un regato en Aranjuez. Y para qué hablar de Talavera. Que no me vengan los palmeros y voceros del PP y de la presidenta con lo de los 400 hm3 en cabecera y el logro histórico y tal… Eso va en su sueldo, y allá cada uno con las tonterías que dice. Pero por favor un poco de respeto a la inteligencia, al menos del que está escuchando.

Cospedal tuvo en sus manos el Plan de cuenca del Tajo. Y puedo haber exigido un plan similar a cualquiera de los aprobados para el resto de los ríos españoles. Sólo eso. Pero no. Prefirió un plan de cuenca amañado, amputado, y donde las dos mayores ciudades de la provincia de Toledo, la propia capital y Talavera de la Reina, no contasen con caudal ecológico, sino unos eufemísticos “caudales legales” lineales (iguales todo el año) muy inferiores a los determinados por los métodos que fija la Instrucción de Planificación Hidrológica, y por tanto fuera de la legalidad. Y prefirió también, someter a la penuria más absoluta a los municipios ribereños de Entrepeñas y Buendía, cercenando sus posibilidades de desarrollo, pues mientras todos los embalses españoles rondan el 80% de llenado, allí tienen que conformarse con un 20-25% casi crónico. El “Mar de Castilla” es ya el Mar de Aral de Cospedal, porque ha santificado y firmado su desecación, sin importarle un bledo la suerte y la economía de la zona.

El plan del Tajo aprobado en 2014 es una auténtica chapuza, un encaje de bolillos para trocear el eje del Tajo en el tramo Bolarque-Talavera de la Reina, para eludir espacios protegidos, y poder fijar unos caudales irrisorios. Cospedal pudo decir que no a esto. Pero prefirió trabajar afanosamente para los regantes, terratenientes y el lobby del trasvase, quizá porque a su partido le interesen más los votos de Murcia, o porque en los “delicados” equilibrios de poder, la actual presidenta de Castilla-La Mancha prefirió defender su sillón, que su juramento como presidenta de todos los castellano-manchegos.

La cabecera del Tajo y el propio Tajo se han convertido en el juguete roto de los regantes del SCRATS, con la absoluta complicidad de Cospedal. Para ellos (regantes del SCRATS y María Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla-La Mancha, repito) el Tajo es un mero barreño que apurar hasta la última gota. Para los ciudadanos ribereños del Tajo debe ser un RÍO, tal como establece el sentido común y las leyes que amparan el derecho constitucional del ciudadano para disfrutar de un entrono acorde y saludable. Pero no es así. Aquí ha vencido la explotación minera. Las dos visiones son antagónicas. O río o trasvase Tajo-Segura. Porque no voy a entrar en lo dicho muchas veces: desde el punto de vista hidrológico, ambiental, social y económico, el trasvase Tajo-Segura es absolutamente insostenible.

La actual situación de Entrepeñas y Buendía con respecto al Real decreto 773/2014 es de Nivel 3, situación de Excepcionalidad, y por tanto la decisión corresponde al ministro o ministra de turno, pero siempre hasta un tope máximo de 20 hm3/mes. Esto es así porque a principios del mes de abril las existencias en Entrepeñas y Buendía eran de 574,627 hm3, y el real decreto establece un nivel de 586 hm3 para el 1 de abril. Recuerdo que ya la Confederación Hidrográfica del Tajo, por mediación de su Comisaría de Aguas, certificó que “que en el día de hoy, 8 de marzo de 2014, se ha alcanzado un volumen embalsado conjunto en Entrepeñas y Buendía de 900 hm3, por lo que en cumplimiento de la Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de Evaluación Ambiental queda automáticamente establecido el umbral mínimo no trasvasable de 400 hm3 de manera permanente.” Por tanto no hay espacio para “interpretaciones” de la regla de explotación que así mismo fija el 773/2014. Además, la reciente sentencia del Tribunal Constitucional también vino a anular la Disposición transitoria segunda, que escalonaba la entrada en vigor del nuevo umbral hasta 400 hm3 en varios años.

El trasvase aprobado para abril por no sé sabe muy bien quién, con sordina y oscurantismo absoluto, y anunciado por el presidente del SCRATS (Sindicato Central de Regantes del Trasvase Tajo-Segura), como no puede ser de otra manera pues es el verdadero dueño del Tajo, delinea una realidad delirante: el Tajo es una hidrocolonia, presa en un Guantánamo legislativo bochornoso e inaceptable para los que le sufrimos.

Tenemos y aguantamos estoicamente un marco legislativo insostenible, enmendado tanto por el Tribunal Constitucional como por dos dictámenes de la Defensora del Pueblo. Y a la espera de sentencia del Tribunal Supremo a los recursos presentados desde diversas instancias, entre ellas la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche de Talavera de la Reina, al propio Plan de cuenca del Tajo de 2014 y sus adendas del Memorándum, Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de evaluación ambiental (destrozada por la sentencia del Constitucional), y el Real decreto 773/2014 de gestión del Tajo-Segura, hijo del anterior e igualmente inconstitucional en muchos de sus contenidos.

Mientras, a 1 de abril en la cuenca del Segura la situación es de absoluta Normalidad (según los índices de sequía de esa cuenca), con los embalses a un nivel muy alto, 652 hm3 del Segura, más 99 hm3 trasvasados “almacenados” en el propio Segura. Allí se puede hacer turismo en los embalses de cabecera porque están llenos... Los regantes “tradicionales” tienen tanta agua que incluso pueden venderla a los regantes novísimos del Tajo-Segura (incluso a precio más caro que la del propio trasvase, para que veamos lo hipersubvencionada que está el agua del Tajo a 300 km del propio río); y los abastecimientos en el Segura están más que garantizados, tanto para la Mancomunidad de Canales del Taibilla, como para los usos turísticos en Murcia y Alicante, puesto que como también he dicho en varias ocasiones el sureste es la subcuenca española que mayor garantía de abastecimiento tiene, tanto es así que no se cumple la ley de aguas respecto a la prevalencia de usos, y los regadíos se anteponen a los abastecimientos… Y están tan sobrados que se pueden dar el lujo de tener desaladoras completamente paradas. Otra cosa es que el SCRATS y los partidos mayoritarios de la zona usen el agua como arma de presión, engañen a sus ciudadanos, y recurran a la “sed histórica” del sudeste español, para apuntalar sus negocios… unos de lechugas y otros de votos. Algo ya tan anacrónico como falso.

¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo no podremos disfrutar del Tajo? ¿Hasta cuándo el Tajo será un río secuestrado? ¿Por qué el gobierno de Castilla-La Mancha no exige que se cumpla la legalidad, que al menos tenga la vergüenza de decir algo? ¿Por qué al gobierno de Madrid no le importa la suerte de Aranjuez y el estado del río que atraviesa todo el sur de la comunidad? ¿Qué tenemos que hacer para que se cumpla la ley con el Tajo, y no que la ley se dicte a capricho de intereses de los explotadores a orillas del Mediterráneo? ¿Hasta cuándo tenemos que aguantar?


Miguel Ángel Sánchez, Presidente de la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche de Talavera de la Reina
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jueves, 26 de marzo de 2015

El Tajo, diagnóstico actual: paisaje después de una nueva traición

Texto íntegro de la conferencia impartida en la Real Fundación de Toledo dentro del ciclo del Ciclo de conferencias "Investigando el Tajo", de la Universidad de Castilla-La Mancha.



El Tajo es una sala de conciertos de agua
con plateas de juncos, puentes de anfiteatros,
desde donde se escucha cantar las más hermosas
canciones de la boca de peces y pájaros.

(…)

El Tajo es una sala de música que suena
al compás de la vida de todo lo creado,
música de mi infancia, mi inocencia perdida,
que guardan en sus trinos los peces y los pájaros.

Buenas tardes

Muchas gracias por su asistencia y muchas gracias por la tan inmerecida como calurosa presentación.

Para mí representa algo muy especial estar aquí, en este lugar, ante ustedes, para hablarles del Tajo, el río que nos cruza ahí abajo, y que nos escucha, y que se lleva en silencio nuestro cariño, nuestro silencio, nuestro olvido, nuestro desprecio… Y casi siempre arrastrando una enorme decepción… porque aún hoy, bien entrado el siglo XXI, en pleno 2015, no hemos sabido despojarle del yugo que lo aprisiona y anula.

Quiero dar las gracias a la Real Fundación de Toledo, y a don Juan Ignacio de Mesa, no sólo por esta oportunidad de expresarme en su sede. Es un honor. Sino también por su implicación en la defensa y denuncia de la situación del Tajo. No podría ser de otra manera en una institución que vela en el sentido más amplio de la palabra por la ciudad de Toledo… Y estarán conmigo en que Toledo no se puede entender, explicar, ni proyectarse hacia el futuro sin tener en cuenta al Tajo. Agradezco de nuevo su compromiso y valentía. Porque es signo de valentía en estos tiempos levantar la voz por nuestro río. En tiempos de medianías, cobardías y mediocridades, es un lujo que la Real Fundación de Toledo, como la propia roca Tarpeya, destaque como un faro arrojando luz y palabras sobre el Tajo. Gracias.

Y, por supuesto, agradecer también la implicación de la Universidad de Castilla-La Mancha, que poco a poco va madurando y tomando conciencia de su responsabilidad, en este caso con el río Tajo y su estado. Pero aquí quiero dar concretamente y muy especialmente las gracias a Beatriz, porque todo esto y mucho más, es posible por tu tesón y cabezonería. Este ciclo de conferencias, el del pasado año, el del próximo… El grupo de trabajo creado desde el seno de la propia universidad… Todo es gracias a ti. Gracias de corazón por tu empeño en irnos “cazando” uno a uno, echándonos el lazo, recordándonos fechas, compromisos… Muchas gracias.

He comenzado con unos versos del poeta talaverano Joaquín Benito de Lucas, poeta nacido sobre el Tajo, sobre el remendado puente romano que durante siglos el río tumbó y volteó, y que durante siglos los hombres y mujeres de mi ciudad volvieron a levantar una y otra vez…

Hoy quizá les decepcione. Porque a la hora de plantear esta conferencia, desde hace unos meses tuve claro que no se trataba de venir a contar penas, a llorar, a decir lo mal que está el Tajo, lo poco que hacen por él las Administraciones de todo nivel y pelaje. Antes y ahora. ¿Para qué? Los magníficos conferenciantes que me han precedido ya lo han dejado meridianamente claro, y podemos ver sus vídeos que religiosamente Aurelio va colgando en su blog. Y en todo caso… estamos en Toledo, y simplemente con que bajemos a la orilla del río, con su contemplación, con observar el rastro de espumas y grasa que arrastra bajo el puente de Alcántara o el de San Martín nos queda claro su estado.

Esto no es Bruselas, donde hace un par de meses me costaba trabajo convencer a los eurodiputados suecos, alemanes, del norte de Europa… que esas fotografías que les mostraba eran de este mismo año, de 2015, de un río europeo, de España, de una ciudad, Toledo… No se lo creían… porque para ellos un río en el estado de conservación del Tajo ya no existe en Europa, ni menos en sus países. Hace 40 años sí. Ya no. Ésa es la diferencia. Pero nosotros lo tenemos así aquí en Toledo, en Aranjuez y en Talavera de la Reina... El papel, las leyes lo aguantan todo. Nuestros sentidos no, no nos mienten. Nuestros ministros y ministras van a Europa, mienten, dicen que el Tajo está bien… Pero no lo está. Nosotros y el río lo sabemos.

Hoy podría parapetarme detrás de alguno de los muchos power point que uso para explicar la situación de nuestro río, de cientos de gráficos, datos, números, cifras, tramos de río marcados en color rojo, incumplimientos de Directivas europeas, de leyes nacionales… Eso es importante. Pero no lo más importante. Porque al final he llegado a la conclusión de que nos están llevando al huerto, a su campo, que nos están arrinconando, que nos están haciendo jugar con sus cartas marcadas. Y caemos en la trampa, y creemos –como somos de corazón noble– que entrando en su “garito” de trileros, jugando con sus reglas trucadas, admitiendo incluso que nos saquen de vez en cuando algún as de la manga, que los dados estén trucados y siempre caigan del mismo lado… creemos ilusos que aún así, admitiendo sus trampas y sus reglas, tenemos alguna oportunidad de ganar. Pero es imposible.

Llevo meses rodeado de miles de folios: del plan del Tajo de 1998; del secuestrado y mutilado de 2011; del actual de 2014; del que se prepara ahora para 2016 y que nos llevará hasta 2021, mero copia y pega del anterior… Rodeado de miles de datos, gráficos, decenas de números de estudios hidrológicos, hidrobiológicos… Trabajando en los informes que preparamos para las demandas interpuestas ante el Tribunal Supremo, las tres Quejas que tenemos registradas ante la Comisión Europea… He dibujado literalmente el Tajo y sus afluentes en un Sistema de Información Geográfica, he marcado las zonas protegidas, los distintos tramos, las infracciones… he analizado los puntos de vertido… He simulado durante estos años los escenarios óptimos para la mejor gestión del Tajo… De eso les puedo hablar también, pero espero al turno de preguntas por si desean conocer algún dato… Aunque les adelanto ya que el Tajo se puede recuperar, es muy sencillo: sólo dejar que el agua fluya de cabecera hasta su tramo medio, y depurar mejor el agua de la Comunidad de Madrid y los vertidos en su cauce. Nos podríamos volver a bañar en el Tajo. Podría volver a tener crecidas que modelaran y enriquecieran sus riberas… El Tajo podría volver a tener VIDA con mayúsculas. Es posible. Pero no hay voluntad política. El Tajo es un río secuestrado. Durante cuarenta años lo han encerrado en su “Guantánamo” particular… y allí continúa, como el Conde Montecristo en su prisión, sin saber por qué.

No voy a decir que las cosas están peor. Que no se ha avanzado. Que nada de lo hecho ha servido para nada. No. Tampoco voy a decir que miles de horas de trabajo, de reuniones, de participaciones en comisiones, viajes, conferencias… no han servido para nada. No. Jamás. No lo diré por dos cuestiones: la primera porque profundamente creo que no es así, y ahora intentaré explicarlo, aunque ya adelanto que no sé si seré capaz. Y la segunda, porque sería admitir un fracaso personal vital, el mío, y no estoy dispuesto a hacerlo. No mientras me quede vida, porque el compromiso con el Tajo es un compromiso que adquirí de por vida. Y no soy persona dada a traiciones ni acostumbrada a perder.

Escribió Pessoa aquello de que por el Tajo se va al mundo. Cada uno de nosotros somos memoria que crece. Somos como un pedazo de barro del Tajo que el alfarero de la vida va dando forma en el torno. Despacio, con elegancia, agua y arcilla que la luz y el sol de la vida dotarán de belleza; y también de fragilidad. Mis primeros recuerdos son del Tajo en Talavera de la Reina, mi ciudad. Un río desbordado en la vieja Alameda de álamos negros –que ya no existe– que llevaba desde el Prado hasta la playa de los Arenales. Un río inmenso en aquellos inviernos de mediados de los setenta del pasado siglo, donde le oías desde lejos, desde el barrio de Patrocinio, cuando me llevaban a verlo a las azudas de la Morana. El río entonces era como esos campos de glaciares que vemos en los documentales: bancos de espumas cubrían toda la corriente, una imagen también muy familiar aquí en Toledo. Ahora el río arrastra incluso más veneno que hace cuarenta años, pero más discreto, embebido en sus aguas.

En el Tajo, en su ribera, aprendí a escuchar a un río. Descubrí el nombre de los árboles: el taray, el álamo blanco, el sauce, el álamo negro, el fresno, el olmo… Me enseñaron a distinguir los pájaros, por su vuelo, por su plumaje… y sobre todo por su canto; el jilguero, los ruiseñores, el pinzón, el verdecillo, el verderón… La oropéndola… Aprendí a leer la naturaleza y la vida en sus orillas, a cerrar los ojos y modelar un mundo de sensaciones, con mucho más relieve y profundidad que la simple vista me podría nunca alcanzar. El Tajo fue mi biblioteca, el lugar donde los veneros manaban agua limpia y transparente, donde las atarfas se enganchaban y rasgaban la piel. Un papel infinito de arena fina donde dibujar con un palo de fresno gastado por la corriente. Donde leer huellas de galápagos, de garzas y cigüeñas. Y recoger los caparazones inmensos de las náyades, los mejillones de río que tapizaban las islas someras de finales de primavera. El Tajo me dio todo eso.

No voy a contarles mis historias con el Tajo. Sólo que tengo un compromiso con él. Quizá el mismo que tiene cada uno de ustedes. Somos memoria, ideas, impulsos, convicción y convencimiento. Somos decisión, y cada uno de nosotros está llamado a cambiar la situación de nuestro río, porque creemos en ello. Y porque somos capaces.

Es muy fácil decir que el problema del Tajo es el trasvase Tajo-Segura, o los vertidos de Madrid que llegan al río por el Jarama, ya el verdadero río que discurre por Toledo… Pero no es cierto. El problema del Tajo es un problema mucho más profundo. Es un problema cultural. Social. Un problema de no querernos, no querer nuestra tierra, nuestro paisaje, nuestro ser.

¿Cómo si no se puede profanar el Tajo colocando una tirolina aquí al lado, junto al puente de San Martín, frente al casco histórico y el paisaje urbano más singular y sobresaliente de todo el país? ¿Entendería alguien que frente a Venecia se colocara un parque acuático? ¿O que llenáramos de grafitis las murallas de Ávila, porque así son más “modernas”? ¿Qué nos pasa? ¿Por qué no somos capaces de valorar en su justa medida nuestro paisaje, nuestra cultura, nuestros elementos diferenciadores, nuestro río… y en cambio banalizamos y ensuciamos todo?

El Tajo es el río en peor estado de conservación de toda Europa Occidental. Trasvases, vertidos, excesiva regulación por grandes presas, presión agrícola, ausencia de caudales ecológicos reales… Un acuerdo con Portugal –convenio de Albufeira– absolutamente insuficiente para garantizar las demandas del país vecino y la propia vida del río… Un río que muere en Trillo, provincia de Guadalajara, y que sólo resucita, a tramos, aguas abajo de la presa de Cedillo, pero en territorio portugués.

¿Cómo hemos podido ser tan miserables para hacer esto al Tajo? ¿Cómo hemos permitido que se trasvase más de la mitad del agua de su cabecera, ya de por sí menguada en cerca de un 50% en los últimos 35 años? ¿Cómo permitimos que se sigan produciendo decenas, cientos de vertidos a su cauce limitado y exhausto? ¿Cómo permitimos que aguas abajo de Talavera de la Reina y durante 300 kilómetros hasta la frontera con Portugal no exista ni un metro lineal de río, ni uno, que todo sea una sucesión de embalses, incluso incluyendo a un Parque nacional, para su avariciosa explotación hidroeléctrica? ¿Cómo permitimos que el Tajo sea una cloaca a cielo abierto a su paso por una ciudad como Toledo, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco? ¿O un mísero chorro de agua cuando llega a Aranjuez, declarada Paisaje de la Humanidad también por la Unesco, y paradigma urbanístico de ciudad de recreo junto al Tajo? ¿Cómo permitimos que el río se seque durante varios meses al año aguas abajo de Toledo, bajo la presa de Castrejón, y a Talavera de la Reina no llegue nada de agua, ni por el Tajo ni por el Alberche? ¿Cómo permitimos que hayan desaparecido sus bosques de ribera, que los tractores aren hasta la misma orilla, que los álamos blancos y los pájaros moscones que hacían sus nidos con sus amentos ahora en primavera, hayan desaparecido? ¿Cómo permitimos que las ciudades construyan y urbanicen sus llanuras de inundación, sin respeto al río que tarde o temprano se lo llevará todo por delante?

La situación después de esta nueva traición es mucho peor que la existente con el Plan de cuenca de 1998. Los volúmenes de agua circulante se han reducido, no se han fijado caudales ecológicos en las tres ciudades más pobladas de la cuenca (Talavera, Toledo y Aranjuez), y los afluentes han visto disminuir el régimen de caudales. Mandan los señores del Tajo, como nos explicó María Soledad Gallego; el trasvase Tajo-Segura, el sobredimensionado y erróneo abastecimiento a Madrid, y la draconiana explotación hidroeléctrica del tramo bajo de la provincia de Toledo y Extremadura. Los ciudadanos somos mero estorbo.

Por si fuera poco, y el Plan de cuenca de 2014 no fuese nefasto para el Tajo, el ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en connivencia con las Comunidades Autónomas “afectadas”, es decir Murcia y Valencia, se ha inventado una cosa que se llama Memorándum de entendimiento, que no es sino utilizar el poder del Estado para saltándose la ley dar todos los derechos al trasvase Tajo-Segura, y ninguno al Tajo. Es más: ese memorándum se ha hecho real decreto ley. Y todo ello sólo para favorecer a un determinado grupo de presión, los regantes del trasvase Tajo-Segura, perfectamente arropados por sus representantes políticos. Y todo ello, con las bendiciones del gobierno de Castilla-La Mancha, con su presidenta María Dolores de Cospedal a la cabeza... Por cierto: la presidenta de Aragón, la también popular Luisa Fernanda Rudi no dudó en llevar al Tribunal Constitucional el Memorándum y el decreto de gestión del Tajo-Segura, porque no tenía duda de que afectaba a los intereses e integridad de la región que preside. Aquí no. Al contrario: aplaudimos y bendecimos el saqueo.

Finalmente el Tribunal Constitucional dio la razón a Aragón. Si Castilla-La Mancha hubiese recurrido, también hubiese ganado, y con más fuerza. Pero no es prioridad de nuestro gobierno defender los intereses de esta tierra ni de sus ciudadanos.

De igual manera, la Defensora del pueblo ha dado la razón a los colectivos que defienden el Tajo en la denuncia que presentamos hace casi año y medio por la tramitación del memorándum Tajo-Segura. Nos ha venido a decir que la maquinaria del Estado incumple la ley, que no respeta el proceso planificador que establece el propio Estado, y que no da lugar a la participación pública. ¿Y?

Recapitulando, tenemos un escenario donde el Plan de cuenca aprobado en 2014, mas el memorándum de entendimiento entre Comunidades Autónomas plasmado tanto en la ley 21/2013 como en el real decreto 773/2014 de gestión del Tajo-Segura, han querido enterrar para siempre al Tajo, al menos para unas cuantas décadas. Pero por otro lado la razón quiere imponerse, y tanto el Tribunal Constitucional como la Defensora del Pueblo alertan de que qué está pasando aquí. Que qué chapuza inmensa es ésta.

Tenemos un tremendo encorsetamiento legislativo, al Tajo lo han querido enterrar bajo leyes, decretos y demás parafernalia… Pero no es fácil tapar una mentira tan grande.

Traición, saqueo, abandono, olvido, desprecio, resignación… Son las palabras que parece que más casan con el Tajo. Pero no. No es así. El Tajo tiene su propio conjunto de palabras: amistad, perseverancia, convencimiento, lealtad, fe… Y con ellas me quedo.

El Tajo a mí me ha dado la oportunidad de conocer y trabajar con personas que un buen día conocí y que se han convertido en amigos, compañeros de camino. Gente que cree. Gente que no se detiene, gente que sabe que sólo lo que se pelea se consigue, que no nos van a regalar nada que no luchemos. Eso es lo que importa.

No son los primeros. Tampoco los últimos. El camino es largo. Que se lo pregunten si no a los compontes del Equipo de Defensa del Tajo creado aquí, en esta ciudad, en los años 70 cuando ya se veía que el trasvase Tajo-Segura iba a dar la puntilla a un río ya también por entonces sumamente contaminado y herido por los vertidos de Madrid. Si ésta fuera una tierra generosa y agradecida con los hombres y mujeres que pelean por ella, tendrían su monumento, y a estas alturas su Tajo limpio y sin trasvases. Pero esta tierra no es generosa con quienes se desvelan por ella, esto es Castilla, donde el cielo es muy alto, porque los campesinos lo han elevado allí de tanto mirarlo, como escribió Miguel Delibes; y el Tajo está como está y el Equipo de Defensa del Tajo tendrá que esperar años para ver reconocido su esfuerzo y visión, y probablemente tendrá que esperar, como Juan de Padilla, quinientos años hasta que se honre su memoria con alguna estatua o monumento…

Yo me quedo con las palabras de esperanza. Y de rebeldía. Y me quedo con cada una de las personas que me acompañan en este camino. Las que están. Las que se han ido. Las que vendrán.

Hace unos años, algo más de una década, llegué a Toledo para trabajar. Recuerdo los paseos que a la hora de comer daba por las orillas del Tajo. Entonces conocí a María Soledad Gallego, la persona que más conoce y siente el Tajo. Que es capaz de escucharlo y entenderlo. Abogada ambiental que desde entonces trabaja por rescatar al río. Entonces, años 2003 y 2004, no había un movimiento organizado en la cuenca del Tajo. Existía (y existe) lo que yo denomino un ecologismo poco activo, de bajo voltaje, más atento a la subvención, al aula de la naturaleza, que a exigir al político de turno. A partir de aquel momento, de aquellos años, empezó a organizarse definitiva y realmente la novísima defensa del Tajo.

Entonces, como ahora, el Tajo a su paso por Toledo no olía a Tajo, a río, sino a jabón, a detergente, a efluente de depuradora. Recuerdo aquellos paseos, los recordaba hace unos días, de anochecida, sobre el puente de San Martín, donde me quedé un rato, escuchando a la corriente. Recuerdo aquellos primeros viajes a Bolarque, a Aranjuez, a las tomas de las tuberías del trasvase, a la cabecera del río, aquellos primeros grupos que guié y a los que expliqué por qué el Tajo está como está. Y las primeras acciones, que algún día escribiré. Ahora todavía no.

Unos años más tarde creamos en Talavera la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y el Alberche. Una tarde de septiembre me llamó mi compañero Miguel Méndez-Cabeza. Bastaron pocas palabras. Y la historia comenzó a rodar, hace ya casi diez años. El tiempo corre muy deprisa, ojalá lo hiciera así la corriente del Tajo. Miguel Méndez es amigo, de esas raras personas que te encuentras en tu camino, y a la que, como en las novelas de caballerías o espadachines, confiarías la vida o tu espalda. Y así, espalda contra espalda, comenzamos a luchar, a denunciar la situación. Al año siguiente, en 2007, creamos la Red del Tajo/Tejo, colectivo que aúna a más de cien organizaciones de España y Portugal. Ahí llegó un día Nuria Hernández, apareció sobre el puente romano de Talavera, mientras Miguel Méndez nos contaba historias de los canónigos de Talavera. Apareció con la Fundación para la Nueva Cultura del Agua, con la que celebramos después, en 2011, el VII Congreso Ibérico también en Talavera de la Reina. Y llegaron también Alejandro Cano, Jaime Montero aquí en Toledo, con su Plataforma. Los compañeros de Aranjuez. Roberto Colino en Carpio de Tajo. Soledad de la Llama con su calma y su orden… Pilar Diego en Candeleda, la guerrera de Gredos; Paca en Valdecañas, Joao Serrano en Santarem, Paulo Constantino con su ProTejo, Raúl, Beatriz, Domingo, Pedro, que nos llevó una noche cruzando el Mar de la Paja a Caneiras, y que me decía hace unos días que ahora su Tejo está en Brasil, su lucha está allí… O Rosa, que deja a sus hijos y su trabajo y se va a Bruselas, porque cree que allí tiene que estar para defender el Tajo... No les canso. Dejo muchos nombres, espero que me perdonen. No quiero ser sistemático, sí decirles que el Tajo, su lucha son personas, nombres, emociones. Decisiones personales. Y que eso marca la diferencia. La está marcando.

El Tajo no está solo. La lucha por el río está en marcha. Son muchas voluntades caminando en una dirección. Y seremos más. Lo somos cada día. Una vez el barquero de Almourol, un castillo de cuento de hadas clavado en mitad del Tajo en Portugal, cuando el río enfila ya su tramo inferior rumbo al Océano, me explicó que sabía que el río nacía en España, que venía de muy lejos, y me hablaba de sus fuentes como de un lugar misterioso y remoto, como si fuese un lugar de leyenda. Tenemos que recuperar eso: la magia del río.

¿Y ahora?

Seguimos trabajando y dejando claras nuestras intenciones.

Como colectivos que defienden el Tajo estamos absolutamente vetados en los medios de comunicación regional. Tanto como agrupaciones como a título particular. No existimos.

Tenemos interpuestas tres Quejas ante la Comisión Europea. Ayer de madrugada llegaron las compañeras que han estado en Bruselas asistiendo a la IV Conferencia del Agua. El próximo mes estamos citados con la Comisión y el Parlamento Europeo para dilucidar los incumplimientos de la legislación europea en la gestión del Tajo. Estamos haciendo toda la presión que podemos.

Como Plataforma de Talavera y en compañía de otros colectivos hemos interpuesto un recurso ante el Tribunal Supremo, admitido a trámite, y en el que trabajamos con los mejores abogados ambientalistas del país. Pero necesitamos dinero, porque ni pedimos ni recibimos un euro de subvención. Para ello hemos abierto una cuenta para la financiación colectiva, para que todos aquellos que quieran aportar dinero, lo que consideren oportuno, lo hagan.

Ésta es la cuenta: ES62 3081 0235 66 2303018226

Les pedimos ayuda. Les necesitamos. Os necesitamos. Es importante que podamos pagar recursos, abogados, procuradores… No vamos ni queremos dejar el campo libre al enemigo. No. Vamos a pelear. Pero necesitamos vuestra ayuda. Estos días, planteando la estratega de comunicación para el clowdfunding, me venía a la cabeza la imagen de aquellos zíngaros que en los setenta ponían películas en los solares de una Talavera a medio hacer. Un proyector antiguo, una tapia, y la magia se hacía. Películas ajadas, rayadas, pero la magia del cine… De otros mundos y colores que de niños no sorprendía y nos llevaban muy lejos. Luego pasaban el cepillo, y echábamos unas pesetas, quizá un duro… Poco… Pero valía la pena. Créanme que todo el dinero que echen al cepillo del Tajo será utilizado en recuperar su magia y su luz robada. Tienen mi palabra.

Todos debemos ser conscientes de que el cambio depende de nuestra acción, de la acción de cada uno de nosotros. Debemos ser conscientes de que el cambio depende de nuestro impulso.

Debemos sentir y proyectar la urgencia moral de no aceptar, no callar, no transigir, no esperar que otro haga nuestro trabajo. El cambio dependerá de nuestra acción. De su intensidad, de su convencimiento, de lo profundas que sean nuestras convicciones y de lo decisivo que sea nuestro compromiso.

Tenemos que coger a nuestros hijos, a nuestros nietos, a nuestros amantes… llevarlos a la orilla del Tajo y decirlos que una vez hubo un río. Que debajo de toda esa capa de suciedad, de olvido, de abandono, de desprecio… habita un río. Que si somos capaces de levantar todo eso con la mente, con los sentidos, como si de una capa de Photoshop se tratase… el Tajo está ahí, sigue ahí. Las playas de la infancia, el agua tibia de julio. El azul refulgente donde se fundían las aguas turquesas, zarcas y calcáreas de las tierras lejanas del alto Tajo… con el verde profundo esmeralda del Guadarrama arrastrado por el Jarama, y que aún podemos contemplar en alguna fotografía antigua en color, en alguna película, en alguno de esos documentos que Eduardo Sánchez nos pone de vez en cuando en su magnífico blog Toledo Olvidado… Todo sigue ahí. Puede volver. Si queremos.

Debemos exigir la protección de la ley. Jamás tolerar que la ley nos discrimine y reduzca a ciudadanos de segunda categoría.

Trabajamos por la justicia. Por lo que de verdad deben ser los cimientos de un país, de una democracia donde todos tenemos los mismos derechos, y el mismo trato por la ley.

Estamos llamados a romper las viejas aristocracias y servidumbres, los moldes que condenan a nuestro río. 

Tenemos que ser ingenieros, técnicos, economistas… pero también y sobre todo escritores, poetas, artistas… iluminados del Tajo. Escribir, hablar, pensar, creer, pintar, fotografiar, grabar, convencer… Y seguir. Seguir y no desfallecer. Despreciar la hipocresía. Escupirla a la cara y decir no: nosotros no somos iguales. Levantarnos una y otra vez. Nosotros creemos, tenemos fe, sabemos que las cosas pueden y deben hacerse de otra forma. Tenemos una misión y no pararemos hasta conseguirlo. Tenemos que ser capaces de sacar de nuestro interior la fuerza para enfrentarnos, para decir NO, para exigir respeto, para forzar el cambio. Tenemos la responsabilidad de dar voz a los que quieren, pero no pueden. Que no se nos olvide.

No sintáis vergüenza defendiendo el Tajo. Al defenderlo, al exigir recuperarlo, al enfrentaros con el statu quo, con el poder, con las cobardías, con las renuncias, con los políticos vendidos de todas las administraciones, con los indolentes, con los cínicos, con los que os dicen que para qué perdéis el tiempo, para qué os molestáis, para qué hacéis el ridículo… al encarar todo esto estáis demostrando que existe esperanza. Que estáis vivos. Que la libertad, que la democracia, existen. Que peleáis por ellas, porque no hay mayor símbolo de libertad y de vida que luchar por lo que de verdad crees que es justo. Y el Tajo lo merece.

Muchas gracias

Toledo, 26 marzo 2015
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