viernes, 18 de noviembre de 2011

Comunal y turgente

La Tribuna de Talavera, 18 noviembre 2011



España ha pasado la última raya, la de ayer, vamos, la de la usura de los mercados, que una vez que nos han cebado como a guarros en montanera, vienen a por nosotros, esta España turgente y apetecible. En fila, sin rechistar, vayan bajándose los pantalones y reclinándose, por favor. España es un país de rayas, fronteras y hasta aquí hemos llegado; hecho a saltarlas y a crearlas, rayas de aquí y allí, la de los míos y la de los tuyos, la raya en la arena de Pizarro el porquero, la de los Pirineos, donde comienza esa Europa que se va otra vez. España es la raya grasienta de acero inoxidable de la barra de un bar donde el lacayo del ministro de turno cuenta los billetes de 500, mientras el haiga espera en la gasolinera.

España es comunal, pero de algunos más que de otros, siempre lo ha sido y siempre lo será. España hoy vota a las derechas, como quien va al dentista escacharrado del dolor. Que ya no queda otra. Pero en cuanto se le olvide el potro de tortura, volverá a las andadas, que España es mucho de echarse al monte, monte turgente en el que divagar una y otra vez.
La demagogia como único argumento en un país parado, que no se mueve, que es un intolerable desahucio continuo, donde se van desangrando generaciones y porvenires. España, comunal e inmenso For sale por el que nadie puja, porque de repente hemos pasado a no valer nada, un país de pícaros y timadores, donde hasta la renovada Junta de Castilla-La Mancha da gato por liebre: venerables decauves Ebro y una flota de cequinces de mediados de los 80 del pasado siglo las «pasan» por alta gama del XXI, para vergüenza en plaza pública del rival, como si no hubiera de donde tirar con argumentos serios.

España, país eternamente en su raya, como Paco el Corto, como esta Castilla-La Mancha medio año a verlas venir, que a ver si empezamos a trabajar; como esta Talavera de la Reina definitivamente a su suerte, privatizando el espacio público a golpe de terraza, llorando todavía por el AVE, con la vergüenza del tran tran del puente del Alberche y definitivamente arrinconada.

Paisaje de medianerías y bajuras, donde la realidad es demasiado real. Comunal y turgente… Valeeenciaaaa es la tierra de la luz y del amor… Viva el munícipe por antonomasia... Eso, la realidad de esta España que quizá algún día sea.

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