La Diputación de Toledo lleva cierto tiempo moviendo entre –al menos– determinados grupos conservacionistas, un proyecto para hacer accesible la ciudad de Vascos exclusivamente desde el propio cañón del Huso, sobre el que se ubica la ciudad hispanomusulmana. Ahora, las reticencias de la propiedad impiden el libre acceso a uno de los yacimientos arqueológicos más importantes e impresionantes de la Península. Pero con esta «solución», se accedería desde el Tajo por el horcajo del Huso, remontando éste, con «guías» especializados de algunos de los propios colectivos aquiescentes. No habría accesos rodados por la finca, con lo que la propiedad no sufriría «molestias», y el acceso se canalizaría por el río. Esta opción, no demasiado mal acogida por los colectivos conservacionistas, implicaría impactar de lleno en una Zona de Especial Protección para las Aves, en un Lugar de Interés Comunitario, además de dos Áreas Críticas (Cigüeña negra y Águila-Azor perdicera) perfectamente delimitadas por parte del Gobierno regional. El sitio es tan «crítico» que hasta ahora las visitas a Vascos se restringían a unas fechas muy, muy limitadas, y eso desde tierra. Ahora parece que no importa tocar los huevos literalmente a las especies de aves en peligro de extinción que anidan en el cañón del Huso.
Vascos debería ser hace mucho tiempo parque arqueológico. No estoy escribiendo nada en contra. Al revés. Pero no es admisible que se ofrezca como única salida entrar por el Huso. Y que esta salida/entrada se dé por aceptable por grupos conservacionistas locales, regionales y nacionales. Cuando la ética tiene precio, ya entramos en un territorio difícilmente asible y mensurable. Espero que éste no sea el caso y que al final se imponga la cordura. Y si no ahí están la Junta, Bruselas y los tribunales. Sí, entiendo que al leer esto piensen que cierta esquizofrenia campea por ésta nuestra jodida tierra. Y es cierto. El kafkianismo imperante es lo que tiene. Vascos parque arqueológico, acceso desde la carretera y por camino; centro de interpretación, aula de la naturaleza, y lo que sea. Que haya para todos, especialmente para los profesionales del medio ambiente. Pero no por el Huso. Porque empezamos por dar por bueno que Madrid se lleve el Alberche o que se alicate La Portiña, nos vamos creyendo que todo el campo es orégano, y terminamos convirtiendo el río Huso en una romería. Y lo triste es que esto, al final, siempre acaba siendo como amargamente repite Ángel Monterrubio, Fort apache, donde los de dentro del fuerte al final son más dañinos y peligrosos que los propios indios.
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