La Tribuna de Talavera, 13 mayo 2011
Hace medio siglo se llevaron el Tajo y el Guadiana. Y no los han devuelto. El Tajo rinde beneficio a la multinacional que lo explota en las bolsas de valores de medio mundo, porque es suyo, como dice la propia Confederación del Tajo. Y ahora, al igual que en la Patagonia van a por sus ríos, vienen a por el viento. La explotación del Tajo y el Guadiana sólo ha traído subdesarrollo a esta tierra, y el que no se lo crea que se venga conmigo a la Jara, a los Montes, a la sierra de Guadalupe, y se lo enseño. Las líneas de alta tensión pasan sobre el paisaje llevándose la energía, crepitando y matando a los alcornoques y encinas que malviven en su trazado. No dejan nada. Y ahora vienen a por el viento y los paisajes, que es lo que nos queda. El abandono de nuestra tierra durante tantos años sirve ahora para querer llenarla de parques eólicos, con la moda verde de ciudad, las renovables y esas cosas, que están bien, pero no a cualquier precio.
La generación de energía es, ante todo, negocio. Negocio para unos pocos, muy pocos, los de siempre. Si en esta tierra se hubieran creado hace ya años tres o cuatro parques naturales -Tiétar-Alberche-Sierra de San Vicente y la Higuera; Jara-Guadiana; Guadalupe-Villuercas-Tajo-, sólo con la explotación del paisaje y la naturaleza, habríamos creado miles de puestos de trabajo. Ahí están como ejemplo Cabañeros o Monfragüe, para no ir muy lejos. Pero no. No se ha hecho nada durante 30 años de Junta, seguimos sin espacios protegidos, pese a estar rodeados de algunos de los territorios de mayor biodiversidad y riqueza de Europa Occidental.
Ahora nos vienen con los aerogeneradores y los tendidos eléctricos del novísimo plan eólico, proyecto de última hora del gobierno de Castilla-La Mancha, para contentar a los de siempre, a costa de los de siempre; a los que sumar los de Extremadura y Castilla y León. Pero de eso nada. Esta tierra, mi tierra, no se toca. Ya pagamos con creces nuestra cuota: Almaraz ahí al lado y las centrales del Tajo, y toda la chatarra de parques solares que han colocado en medio de los territorios de avutardas, sin que ni dios/Junta haya abierto la boca. Que no, que se metan los molinos de viento por donde les quepan, junto con su propaganda electoral de urgencia, baratijas brillantes en forma de unos pocos puestos de trabajo para embobar a los indígenas; y que me dejen mi tierra, mi paisaje, que es una de las pocas posibilidades de que esta tierra, toda, su gente, sus pueblos, salga de una vez del pozo donde la han metido. Esta tierra no es un basurero. Que quede claro.
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