Manifiesto leído por la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche de Talavera de la Reina, tras la manifestación de la Comunidad General de regantes del Canal Bajo del Alberche, en Talavera de la Reina, el 14 de julio de 2012.
Hubo un tiempo en el que a Talavera de la Reina y sus tierras llegaban dos ríos. Uno, el Tajo, de arenas de oro, con el brillo aún esmeralda de las serranías de Guadalajara. Otro, el Alberche, el río de agua verde y fina, agua parida por el granito del espinazo de esta Castilla serena, solidaria y que de tanto dar, un día se quedó sin nada. Hubo un tiempo en el que una ciudad, Talavera de la Reina, creció y se hizo grande en su vega. Los viajeros, desde Roma hasta los románticos, cantaban y alababan sus tierras fértiles, la riqueza de su vega, el vado por el que los ganados transitaban de norte a sur en esta España que poco a poco se fue haciendo a lomos de su paisaje y de sus gentes, de los caminos milenarios, de los ríos que comunican y van haciendo sus pueblos, pues los ríos son arterias de vida, de cultura; y su agua es la sangre nutricia que riega el desarrollo de los pueblos.
Hubo un tiempo en que se decidió que los ríos que un día bajaban y lamían las tierras de Talavera, estaban de más. Y se decidió que su agua rendiría más en otros lugares. Y se decidió trasvasar el Tajo al Levante. Y, después, por si fuera poco, el Alberche a Madrid. Decidieron por nosotros, impusieron una realidad injusta, y ahora tenemos el resultado: el Tajo muerto y el Alberche seco, con los regantes de Talavera de la Reina, de Alberche, de Talaverilla, de Calera y Chozas, obligados a regar con las aguas residuales que desde la capital vienen por el Tajo. A regar cuando pueden, porque el Tajo no tiene agua, es un esqueleto, una línea azul ya sólo en los mapas, y que muere al llegar a Talavera de la Reina. Y todo porque hubo un tiempo en que alguien decidió que éramos ciudadanos de segunda clase, que nuestro desarrollo, que nuestros derechos estaban supeditados al de otras regiones, al de otros ciudadanos.
El Tajo no existe desde 1979. El Alberche fue secuestrado definitivamente en 2005, ¡¡hace 4 días!!. Porque no es que no haya agua, sino que se va a otros sitios. Hoy hay agua en los embalses del Alberche, y agua en el alto Tajo. Pero no en el Tajo y en el Alberche a su paso por Talavera de la Reina.
Hemos aguantado muchos años. Quizá demasiados. Mientras aquí el agua se convertía en arma arrojadiza entre los partidos, en otros lugares de nuestro país se mantenían unidos y dotaban de medios a las instituciones y grupos de presión que defendían sus intereses económicos. Sin embargo aquí no. Talavera y su Tierra se han convertido en la gran perdedora de la política hidrológica nacional. Pero el tiempo de los silencios cómplices se ha acabado. Las Administraciones deben dar solución al problema de Talavera de la Reina, y esa solución ha de ser devolviendo a su cauce natural nuestros dos ríos, el Tajo y el Alberche.
Estamos en un momento crítico. Lo que no consigamos en los próximos meses, no lo lograremos en muchos años. Es el momento de que todos se retraten, de que todos nos retratemos, y sepamos quién defiende y pelea por Talavera de la Reina y sus pueblos. Esta tierra no merece la humillación de contemplar el expolio de nuestros ríos, de llevarse el único recurso que nos queda, el recurso básico que dinamizaría al resto de los sectores desde el desarrollo de la actividad agropecuaria y el impulso de la industria agroalimentaria. Hemos sido solidarios durante treinta años y, es cierto, el agua es de todos, pero nuestra también.
Desde la Plataforma lucharemos sin descanso para que los regantes tengan agua del Alberche. Es nuestro derecho. Desde la Plataforma lucharemos para que vuelvan el Tajo y el Alberche, nuestros ríos. Es nuestro deber. Que no le quepa duda a nadie. Porque estamos convencidos de que Talavera de la Reina necesita a sus ríos, como nuestros cuerpos necesitan la sangre que los da vida. Sin sus ríos, Talavera de la Reina ha perdido su espíritu de ciudad que latía al compás de las crecidas de invierno y de los estíos de verano. Hemos perdido ese latido profundo de nuestras grandes arterias, y con él hemos perdido la fuerza como ciudad. El secuestro del Tajo y del Alberche, es en gran medida una enorme metáfora sobre el abandono a que se ha sometido a esta ciudad durante muchos años; a la enorme poda que sufrió nuestro desarrollo social y económico. El Tajo y el Alberche son nuestro espejo: basta mirarnos en ellos para contemplar el estado de Talavera y su tierra.
Hubo un tiempo en el que por Talavera de la Reina pasaban dos grandes ríos, el Tajo y el Alberche. Y ha llegado el tiempo del regreso. Van a volver, y con ellos volverá el pulso a Talavera de la Reina. Estamos peleando y trabajando y vamos a conseguirlo. El único secreto es la unidad. Juntos lo conseguiremos. La Plataforma es la unión de las voluntades por recuperar algo que nos pertenece. Y no vamos a parar hasta lograrlo. Tenedlo siempre presente.
Quizá, dentro de algún tiempo, sentados junto a las orillas del Alberche y del Tajo, contemos la historia increíble y peregrina de cuando a nuestros ríos nos los metieron por tubos, montaña arriba, y se los llevaron a otras tierras lejanas. Entonces recordaremos estos tiempos, a los que pelearon y a los que callaron y traicionaron. Habrá quien no se crea esa historia, por descabellada y siniestra, historia de ríos secuestrados, de tierras condenadas al subdesarrollo, de injusticias propias de libros de caballerías. Entonces, más viejos, miraremos al Tajo, al Alberche, y sus aguas nos dirán que aquella lucha fue verdad, que nuestra lucha no fue un sueño, simplemente porque su propia existencia será el fruto de esta lucha. Lo vamos a conseguir. Lo estamos consiguiendo.
VIVAN EL TAJO Y EL ALBERCHE VIVOS
VIVA TALAVERA Y SU TIERRA.
Hubo un tiempo en que se decidió que los ríos que un día bajaban y lamían las tierras de Talavera, estaban de más. Y se decidió que su agua rendiría más en otros lugares. Y se decidió trasvasar el Tajo al Levante. Y, después, por si fuera poco, el Alberche a Madrid. Decidieron por nosotros, impusieron una realidad injusta, y ahora tenemos el resultado: el Tajo muerto y el Alberche seco, con los regantes de Talavera de la Reina, de Alberche, de Talaverilla, de Calera y Chozas, obligados a regar con las aguas residuales que desde la capital vienen por el Tajo. A regar cuando pueden, porque el Tajo no tiene agua, es un esqueleto, una línea azul ya sólo en los mapas, y que muere al llegar a Talavera de la Reina. Y todo porque hubo un tiempo en que alguien decidió que éramos ciudadanos de segunda clase, que nuestro desarrollo, que nuestros derechos estaban supeditados al de otras regiones, al de otros ciudadanos.
El Tajo no existe desde 1979. El Alberche fue secuestrado definitivamente en 2005, ¡¡hace 4 días!!. Porque no es que no haya agua, sino que se va a otros sitios. Hoy hay agua en los embalses del Alberche, y agua en el alto Tajo. Pero no en el Tajo y en el Alberche a su paso por Talavera de la Reina.
Hemos aguantado muchos años. Quizá demasiados. Mientras aquí el agua se convertía en arma arrojadiza entre los partidos, en otros lugares de nuestro país se mantenían unidos y dotaban de medios a las instituciones y grupos de presión que defendían sus intereses económicos. Sin embargo aquí no. Talavera y su Tierra se han convertido en la gran perdedora de la política hidrológica nacional. Pero el tiempo de los silencios cómplices se ha acabado. Las Administraciones deben dar solución al problema de Talavera de la Reina, y esa solución ha de ser devolviendo a su cauce natural nuestros dos ríos, el Tajo y el Alberche.
Estamos en un momento crítico. Lo que no consigamos en los próximos meses, no lo lograremos en muchos años. Es el momento de que todos se retraten, de que todos nos retratemos, y sepamos quién defiende y pelea por Talavera de la Reina y sus pueblos. Esta tierra no merece la humillación de contemplar el expolio de nuestros ríos, de llevarse el único recurso que nos queda, el recurso básico que dinamizaría al resto de los sectores desde el desarrollo de la actividad agropecuaria y el impulso de la industria agroalimentaria. Hemos sido solidarios durante treinta años y, es cierto, el agua es de todos, pero nuestra también.
Desde la Plataforma lucharemos sin descanso para que los regantes tengan agua del Alberche. Es nuestro derecho. Desde la Plataforma lucharemos para que vuelvan el Tajo y el Alberche, nuestros ríos. Es nuestro deber. Que no le quepa duda a nadie. Porque estamos convencidos de que Talavera de la Reina necesita a sus ríos, como nuestros cuerpos necesitan la sangre que los da vida. Sin sus ríos, Talavera de la Reina ha perdido su espíritu de ciudad que latía al compás de las crecidas de invierno y de los estíos de verano. Hemos perdido ese latido profundo de nuestras grandes arterias, y con él hemos perdido la fuerza como ciudad. El secuestro del Tajo y del Alberche, es en gran medida una enorme metáfora sobre el abandono a que se ha sometido a esta ciudad durante muchos años; a la enorme poda que sufrió nuestro desarrollo social y económico. El Tajo y el Alberche son nuestro espejo: basta mirarnos en ellos para contemplar el estado de Talavera y su tierra.
Hubo un tiempo en el que por Talavera de la Reina pasaban dos grandes ríos, el Tajo y el Alberche. Y ha llegado el tiempo del regreso. Van a volver, y con ellos volverá el pulso a Talavera de la Reina. Estamos peleando y trabajando y vamos a conseguirlo. El único secreto es la unidad. Juntos lo conseguiremos. La Plataforma es la unión de las voluntades por recuperar algo que nos pertenece. Y no vamos a parar hasta lograrlo. Tenedlo siempre presente.
Quizá, dentro de algún tiempo, sentados junto a las orillas del Alberche y del Tajo, contemos la historia increíble y peregrina de cuando a nuestros ríos nos los metieron por tubos, montaña arriba, y se los llevaron a otras tierras lejanas. Entonces recordaremos estos tiempos, a los que pelearon y a los que callaron y traicionaron. Habrá quien no se crea esa historia, por descabellada y siniestra, historia de ríos secuestrados, de tierras condenadas al subdesarrollo, de injusticias propias de libros de caballerías. Entonces, más viejos, miraremos al Tajo, al Alberche, y sus aguas nos dirán que aquella lucha fue verdad, que nuestra lucha no fue un sueño, simplemente porque su propia existencia será el fruto de esta lucha. Lo vamos a conseguir. Lo estamos consiguiendo.
VIVAN EL TAJO Y EL ALBERCHE VIVOS
VIVA TALAVERA Y SU TIERRA.
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