El bosque cabe en su iris negro. Entra la lluvia, y el viento que arrastra las últimas hojas de los robles, y el olor a tierra, y el agua que rezuma bajo las piedras, entre el suelo, sobre el musgo. Dentro han ido a refugiarse el arrendajo y el águila. De allí viene un rumor de cascada, a tempestad lejana. Dentro hay luz, siglos, distancia. El bosque es silencio, se ha guardado dentro. Sólo la niebla que baja y golpea. Profundo, en su mirada, está el tiempo.
domingo, 17 de febrero de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Hermoso texto. Su colofón, alta poesía.
Saludos.
Muchas gracias. Más por ser de quien viene.
Publicar un comentario