La Tribuna de Toledo 31 julio 2015
A la ciudad se la quiere o se la gestiona. No hay otra. Varios proyectos Urban han ejecutado o pasan por las armas en este mismo momento buena parte del paisaje urbano de Talavera de la Reina. Cuando digo armas me refiero a mal gusto y retroexcavadora. A la ciudad, Talavera de la Reina, se le apañan unos proyectos de escuela de diseño, sin el más mínimo conocimiento ni cariño por la ciudad, por su trama urbana y social trazada durante décadas de convivencia. En este todo vale, o proyectos de todo a cien, donde prolifera el ensayo burbujero de escuela y colorines, se olvida lo sustancial: la ciudad y su respeto. Quizá el caso más sangrante –hasta el momento– sea la plaza del Salvador, con el mamotreto que han colocado. Pero hay y vendrán más.
El problema de Talavera, no es que no se la quiera –que eso ya se ve sólo con dar un paseo por sus calles–, es que se la gestiona desde el pasotismo, la desgana, el dejar hacer y la absoluta falta de compromiso y visión de una trama urbana de veinte siglos, compleja cuanto menos, y donde no se puede actuar con la alegría que se hace. Los Urban, al final, con las prisas y con el todo vale general que nos lleva, se convierten en pegotes monumentales contra la ciudad y el buen gusto. En ningún momento, en ningún ladrillo, denotan capacidad crítica, ni de visión de conjunto de la ciudad, la que tenemos, ni mucho menos la que queremos, o la que sería posible. Porque cuando no se sabe a dónde se va, es muy difícil llegar a ningún lado. Y eso es lo que nos lleva en esta ciudad. No existe planificación del espacio urbano, ni un desarrollo –ni consecuente ni nada– del Plan especial de la Villa; no se encaran los verdaderos problemas, y la gestión, el día a día, disfraza la incapacidad de materializar un proyecto de ciudad.
Aún se está a tiempo de parar los Urban-icidios de la entrada a Patrocinio, de la plaza del Reloj y de la Corredera. Y hay que plantearse detener y buscar una solución razonable a los de la plaza del Salvador y san Miguel. Talavera debe dejar de ser la ciudad del todo vale, de los pegotes urbanísticos, de la chapuza de última hora porque se nos escapa la subvención…
Las plazas y el entramado urbano, son espacios abiertos, por definición. Para el ciudadano. No son museos al aire libre de ocurrencias. Que cada uno se las pague y se las ponga en su casa. Pero a Talavera se la colocan en la piel Urban-icidios como tatuajes de mal gusto en una noche de borrachera. Qué pena.
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