La Tribuna de Talavera, 18 mayo 2012
Al final te explicas por qué
estamos en el pozo de siempre. Después de analizar, muy despacio, la situación
del Alberche, del abastecimiento a Madrid, de la cabecera del Tajo, la
conclusión es que el más fuerte se lleva la tajá, mientras el débil se queda a
verlas venir. Esto, que ha sido así toda la vida, tiene su máximo exponente con
los regadíos del Canal Bajo del Alberche. La industria más floreciente y con
más futuro de Talavera, anda con la soga al cuello porque Madrid quiere el
Alberche para que este verano naveguen los barquitos en el embalse de San Juan;
y claro, que se vaya parte del agua hacia Talavera, de eso nada. Y, mientras,
en Murcia nos dicen que ni se nos ocurra tocar el alto Tajo, que es suyo.
Ya veremos de dónde viene el agua
para regar, si viene, porque aquí, nuestra clase política anda cogiéndosela con
papel de fumar, unos no sea que se enfade la faraona de Fuensalida, y los otros
aún arrastrando la traición de Barreda, cuando por el cromo del aeropuerto de
Ciudad Real y el trasvase del Tajo al Reino de Don Quijote, puso alfombra de
terciopelo para que Barreda regalara el Alberche enterito a Esperanza Aguirre.
Sangre es lo que nos falta para defender lo nuestro. Si hicieran a los regantes
de Murcia, del Júcar en Valencia, o a los de la Mancha, la cuarta parte de lo
que están haciendo a los nuestros, se montaba una de mucho cuidado. Pero aquí
no. Una tibia moción conjunta en el Ayuntamiento, y a rezar a la virgen y a los
santos para que llueva. No, no y no. Hay 700 hectómetros cúbicos de excedentes
en la cabecera del Tajo, suficientes como para que Talavera beba un siglo; hay
245 hm3 en el Alberche, y los regantes sólo necesitan 50. Y Madrid
tiene garantizado el abastecimiento para dos años, con más de 670 hm3
almacenados. ¿Y no hay un chorrillo para que se riegue la vega de Talavera? ¿Qué
está ocurriendo? Que nos tragamos los lodos de los polvos bastardos de las
últimas décadas, que aquí de tan gilipollas que somos ni acertamos a abrir la
boca; y que los nuevos, por eso del no molestar, pues tampoco aprietan, que lo
del agua es asunto que carga el diablo, y hasta que no venga Rajoy con el santo
grial del Plan Hidrológico Nacional, pues nada, a mirar y dejar hacernos. Para
luego llorar, postura muy típica talaverana.
Me da vergüenza que entre unos y
otros no le echemos lo que hace falta para que haya agua del Alberche para
regar. Si no cambiamos vamos a continuar siendo los tontos del pueblo. Nos dan
por todos los lados, estamos en el pozo, ¿y nos quejamos? Lo extraño es que aún
no vayamos en camello por los wadis en que nos han convertido el Tajo, el
Alberche y el Tiétar.
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