La Tribuna de Toledo, 18 noviembre 2016
A Talavera de la Reina le ha llegado la fiebre de las gasolineras. En los últimos meses varios expedientes rondan las dependencias municipales, he incluso se han concedido licencia para alguna de ellas. La más controvertida ha sido sin duda la proyectada y autorizada por el equipo de gobierno del Partido Popular junto/lindera/pegada, al colegio público Pablo Iglesias, y a pocos metros de un centro de culto. Licencia suspendida "cautelarmente" ayer por decreto del alcalde, que de momento viene a poner algo de sentido común y gobierno a la situación creada.
Es difícil entender cómo en pleno siglo XXI, en una ciudad europea, se puede plantear poner una gasolinera pegada a un colegio, en una parcela sobrante de aprovechamiento de poco más de 150 metros cuadrados. Quizá todo sea más sencillo o evidente si esa ciudad se llama Talavera de la Reina, una ciudad donde el urbanismo jamás ha sido concepto ciudadano, sino de los intereses particulares muy concretos de determinados sectores económicos.
El Plan de Ordenación Municipal, heredero a comienzos de esta década del más lógico e inacabado Plan General de Ordenación Urbana de la década de los noventa, vino a delinear una ciudad imposible, con la práctica totalidad del término municipal puesto a los pies de los caballos especuladores de suelo. Eran otros tiempos, como en tantos otros sitios, y el urbanismo depredador campó a sus anchas, como en gran parte del país. Un urbanismo hecho para el interés económico y nunca, jamás, asumiendo la ciudad, al ciudadano, como elemento vertebrador y clave del asunto.
Ese POM, que ya nació muerto tanto por su anacronismo como por su inadptación contextual al tejido urbano existente y al paisajístico-territorial, nos facilita, junto con el desguace legislativo y normativo liberalizador y permisivo de los últimos años, tanto de los gobiernos autonómicos y central del -también-Partido Popular, la posibilidad de que nos vayan surgiendo gasolineras en pleno casco urbano consolidado, en zonas densamente habitadas, e incluso linderas con colegios. O, en zonas de expansión -residencial- de la ciudad, lo que explícitamente devalúa su potencial.
Gasolineras a todo gas, en una ciudad mediana, con este servicio ampliamente resuelto. No todo vale,y menos anteponer el interés particular (muy particular) frente al interés general. El urbanismo de Talavera es un urbanismo modelado en el último siglo por el interés muy particular, donde todo ha valido, y el propio casco histórico, los arrabales y los sucesivos ensanches dan cuenta de ello con volúmenes inasumibles y discordantes, junto con densidades más que excesivas. Modificar el Plan de Ordenación Municipal es fundamental, pero lo es más que de una vez por todas sea dictado por y para la ciudad y los ciudadanos. Para todos. Un ejercicio de voluntad, pero también de madurez política para que ya de verdad la ciudad sea ciudad, no negocio de unos pocos.
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