La Tribuna de Talavera 3 octubre 2008
Talavera sobrevivirá a la crisis o lo que sea esto que lo llena todo. No lo hará por el trabajo de sus políticos, esos a los que se paga por hacer que las cosas prosperen y funcionen, al menos con la misma intensidad que en cualquier otro lugar. Lo hará porque esta es una ciudad fronteriza, no acostumbrada a regalos y prebendas, siempre al límite porque nunca se la ha sabido tratar ni cuidar. Ciudad donde casi nada importa, donde la venda se pone siempre mucho después que la herida, cuando ésta ya es cicatriz sin remedio, Ciudad poco dada a protestar a tiempo, y sí a llorar a deshora, y cada uno en su velatorio, que somos muy nuestros.
Aquí no se planifica, matamos el comercio, no hay dios que aparque ni siquiera para ir a ver los patos al Prado, creamos un Móstoles de periferia para enseñar que somos igual de vulgares que cualquiera, y así, modernos, nos vamos creyendo algo. Planificar. Esa palabra no se usa aquí, eso sí, sólo para el POM -¿dónde está?- y los cientos de hectáreas a alicatar. Pero planificar, diseñar la ciudad con visión de futuro, nada de nada. Si aquí el paro estaba mal cuando en el resto del país iba bien, no hay que ser muy listo para saber qué está pasando cuando las cosas se han torcido. Es lo que tiene el haber callado muchos años, el haber acatado las directrices del virrey de Toledo, de haber dejado hacer, o mejor, no hacer; o deshacer, Por no molestar, ya se sabe. Y con el tiempo, nos damos cuenta que estamos otra vez en tercera. Es lo que tiene el estar por no molestar, que la ciudad funciona sola, con su pulso cada vez más plano y arrítmico, pero funciona.
La ciudad saldrá porque no es la primera vez, ni será la última. Pero se ha perdido mucho tiempo y oportunidades. Y el tiempo pasa, y cualquier día cruzará el cielo la primera línea de grullas y se habrá pasado otro año.
sábado, 4 de octubre de 2008
OTRO AÑO
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