La Tribuna de Talavera, 6 agosto 2010
En los anales del insulto a esta tierra con epicentro en Talavera de la Reina, quedarán las declaraciones de la pasada semana del consejero de Ordenación del Territorio y Vivienda, Julián Sánchez Pingarrón, donde vino a decir que era una «buena noticia» lo de las balsas de Rosarito, porque de lo que se trata es de «tener mayor capacidad de regulación». A estas alturas sólo caben dos interpretaciones, o lecturas como dicen los modernos: uno, que este individuo no tiene ni idea de lo que es el Rosarito/Tiétar, de dónde cae el asunto, y qué es eso de las balsas; o, dos, que ya está echando cuentas para calcular “excedentes” que trasvasar desde el Tajo medio, o sea, el Tiétar, camino de la Mancha y Murcia.
Lo malo no es que el superconsejero de las aguas, carreteras, viviendas, urbanismos e industrias –vamos, medio gobierno–, no tenga tiempo de saberse las tropelías que le desorganizan el territorio regional (sí, Oropesa y La Calzada también están en Castilla-La Mancha, al menos en los mapas; como también queda –no olvidar– “su” desaguisado y las escombreras inmensas de la carretera entre Navamorcuende y La Iglesuela, o la próxima chapuza similar que ya prepara su consejería en la carretera entre San Román y El Real); lo terrible es la ligereza con que se despacha el asunto, como todo lo que atañe a esta tierra, tan lejos y esquinada de la Corte toledana. Desde el tablero de un puente tan absurdo como costoso y anacrónico, rémora del paletismo de diseño de media década atrás, la realidad es tan floja como el caudal del Tajo que pasa allá abajo, dentro de un tubo de hormigón.
A Talavera de la Reina le ha ido muy mal en la era de las Autonomías por políticos de este tipo, presidentes manchegos, consejeros de Aves Madrid-Toledo y viceversa, y despacho aislado de todo lo que huela a Castilla-La Mancha. Esta región está en el culo del desarrollo porque aquí, más que el interés del ciudadano, se ha buscado el interés del régimen, y al ciudadano se le ha tratado como a un imbécil. El agujero en el que se encuentra económica y socialmente Talavera y su comarca, es fruto de 30 años de esto, de «buenas noticias» aplaudidas a rabiar por la incombustible camarilla local.
Estas son las «buenas noticias» de la Junta para Talavera y su tierra. De las balsas y del Rosarito ya nos encargamos, pero hay tantas cosas que se dejan pasar, tantas burlas e insultos por parte de la Junta, que te explican por qué estamos donde estamos. Y nadie para la boca a nadie. El clientelismo, la sumisión, la consigna de partido como referente. Es lo que tenemos, es en lo que nos hemos convertido, en flojos como el caudal del Tajo bajo el puente erecto ése que nos han clavado con total impunidad frente a las barrancas.
En busca del tiempo perdido, en Alfaguara
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*Durante años me acosté temprano. A veces, nada más apagar la vela, los
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Hace 20 horas
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