La Tribuna de Toledo, 10 enero 2014
Que el ministerio del Interior saque a subasta –por nueve millones y medio de euros– el castillo de Maqueda, deja claro el momento por el que pasa el patrimonio español, y especialmente el de Castilla-La Mancha, región que la «geoestrategia» nacional –y del propio gobierno regional– define como simple muladar para colocar cementerios nucleares o permitir que los ríos vayan sin cortapisas a rendir mejores y más pingües beneficios en otras regiones, mientras aquí nos quedamos a dos velas.
He recorrido mil veces la tierra maravillosa que tiene como epicentro el castillo de Maqueda. Y en pocos lugares la belleza de la tierra, el paisaje y el patrimonio se desaprovecha tan escandalosamente. Desde las ruinas del castillo de Álvaro de Luna en Escalona, atalayado sobre un Alberche exhausto y ridículo, hasta los míticos campos de Maghazul ondulando sobre el Guadarrama. Desde las ruinas del Castillo del Alamín, siempre sobrevolado por las águilas imperiales, hasta el propio Tajo seco y desguazado como un mal sueño bajo el puente Contadero a la sombra de La Puebla en pleno señorío de Montalbán. Una tierra enorme, limpia, donde las avutardas pasean las lomas de la solana, recortadas sobre el castillo de Barcience, y el elanio caza en los atardeceres sobre los llanos de Torrijos. Tierra de castillos desventrados, como el de Caudilla, refugio de sombras y primillas; o el increíble de San Silvestre, pasto de huras y grajas. Tierra limpia, de olivares como brochazos, veneros de verde entre la aparente monotonía. En este territorio, por ejemplo, ambientó Jesús Carrasco su novela Intemperie, considerada una de las mejores del pasado año, y en la que el paisaje, la luz, los castillos carcomidos por el tiempo, y la tierra dura y áspera… son los verdaderos protagonistas.
Pero en vez de trabajar por dar forma a un paisaje cultural de primera magnitud, una fuente de ingresos a un paso de Madrid, con Maqueda en su centro de comunicaciones, el Estado vende su castillo. ¿Hay alguien que se dedique en el gobierno de Castilla-La Mancha a cultura? ¿A patrimonio? ¿A medio ambiente? ¿Hay alguien que conozca el potencial de nuestra tierra, sus recursos y su valía? Me temo que no.
Vendamos al mejor postor (o a quien convenga) castillos, fincas. No pasa nada. Han llegado las rebajas, señores. ¿Quiere un castillo? Pues ahí tiene el de Maqueda, ése que iba a ser el museo de la Guardia Civil o algo por el estilo. Hay que privatizar, vender. Lo público estorba, especialmente para gestores que ni conocen esta tierra ni saben lo que se traen entre manos.
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