viernes, 9 de noviembre de 2012

El estado de la cuestión

La Tribuna de Talavera, 9 noviembre 2012

El silencio recorre los pasillos. Nadie dice nada. En el ministerio de Agricultura (el de cañete) estos días se pelean por destazar al Tajo. El ministro ha dicho que antes el Tajo-Segura que el Tajo, que el Tajo es importante porque de él depende el Tajo-Segura. Ni siquiera una decisión salomónica al uso. Y lo dijo delante de un tal Potocnick, comisario europeo de Medio Ambiente, que le vino a tirar de las orejas por la flojera de España en eso del medio ambiente, los ríos, el reciclaje, o sea, esas gilipolleces propias de los europeos, y que aquí nos van resbalando década tras década. Al señor Cañete, ministro de Agricultura, le importa un bledo el Tajo. A sus mandos intermedios del Ministerio, lo mismo. La orden es que el nombre de Talavera de la Reina desaparezca de la planificación, que no exista, que no haya caudales, estaciones de aforo, ni nada. Y que el Alberche continúe siendo de Madrid, para siempre.

En el momento actual las cosas están muy jodidas para Talavera de la Reina y su comarca. O peleamos o nos quedamos otros veinte años en el limbo. ¿Han comprobado cómo huele el agua que sale por el grifo en Talavera? ¿Han visto la situación de la Campana de Oropesa, tomando agua de un embalse de Navalcán putrefacto? ¿Han visto los problemas de los abastecimientos de la Sierra de San Vicente desde la garganta Torinas? ¿Han palpado la calidad del agua que sale por los grifos de la urbanización Atalaya del Alberche? Pues todo eso es la firma de décadas de inacción de nuestros políticos, los de un lado y de otro. Y lo que nos viene es más y peor. Hasta ahora a la Junta no le ha importado la suerte de los ríos de Talavera. Lo tiene que demostrar con este Plan de cuenca, imponiendo al ministerio una nueva gestión del Tajo, del Alberche y del Guadyerbas. Si no, echamos el cierre, como esos poblados del Oeste a los que de un día para otro se les secaba la mina de oro.

Quedan pocos días para que salga el borrador definitivo del Plan de cuenca del Tajo. Y los políticos pasan, unos tras otros, pero el esqueleto de los ríos queda, legislatura tras legislatura. Cañete y el Ministerio pasan de nosotros, y no sé a qué estará apostando la Junta. Pero sí sé lo que vamos a hacer desde Talavera. No nos van a dar nada. Lo vamos a conseguir. Cueste lo que cueste.
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viernes, 26 de octubre de 2012

La ética y Vascos

La Tribuna de Talavera, 26 octubre 2012

La Diputación de Toledo lleva cierto tiempo moviendo entre –al menos– determinados grupos conservacionistas, un proyecto para hacer accesible la ciudad de Vascos exclusivamente desde el propio cañón del Huso, sobre el que se ubica la ciudad hispanomusulmana. Ahora, las reticencias de la propiedad impiden el libre acceso a uno de los yacimientos arqueológicos más importantes e impresionantes de la Península. Pero con esta «solución», se accedería desde el Tajo por el horcajo del Huso, remontando éste, con «guías» especializados de algunos de los propios colectivos aquiescentes. No habría accesos rodados por la finca, con lo que la propiedad no sufriría «molestias», y el acceso se canalizaría por el río. Esta opción, no demasiado mal acogida por los colectivos conservacionistas, implicaría impactar de lleno en una Zona de Especial Protección para las Aves, en un Lugar de Interés Comunitario, además de dos Áreas Críticas (Cigüeña negra y Águila-Azor perdicera) perfectamente delimitadas por parte del Gobierno regional. El sitio es tan «crítico» que hasta ahora las visitas a Vascos se restringían a unas fechas muy, muy limitadas, y eso desde tierra. Ahora parece que no importa tocar los huevos literalmente a las especies de aves en peligro de extinción que anidan en el cañón del Huso.

Vascos debería ser hace mucho tiempo parque arqueológico. No estoy escribiendo nada en contra. Al revés. Pero no es admisible que se ofrezca como única salida entrar por el Huso. Y que esta salida/entrada se dé por aceptable por grupos conservacionistas locales, regionales y nacionales. Cuando la ética tiene precio, ya entramos en un territorio difícilmente asible y mensurable. Espero que éste no sea el caso y que al final se imponga la cordura. Y si no ahí están la Junta, Bruselas y los tribunales. Sí, entiendo que al leer esto piensen que cierta esquizofrenia campea por ésta nuestra jodida tierra. Y es cierto. El kafkianismo imperante es lo que tiene. Vascos parque arqueológico, acceso desde la carretera y por camino; centro de interpretación, aula de la naturaleza, y lo que sea. Que haya para todos, especialmente para los profesionales del medio ambiente. Pero no por el Huso. Porque empezamos por dar por bueno que Madrid se lleve el Alberche o que se alicate La Portiña, nos vamos creyendo que todo el campo es orégano, y terminamos convirtiendo el río Huso en una romería. Y lo triste es que esto, al final, siempre acaba siendo como amargamente repite Ángel Monterrubio, Fort apache, donde los de dentro del fuerte al final son más dañinos y peligrosos que los propios indios.
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viernes, 19 de octubre de 2012

Nubes protectoras

La Tribuna de Talavera, 19 octubre 2012

A lo lejos pasan las nubes bajas y lentas. Mi lejanía esta tarde son las diez leguas allá al norte, donde no llueve pero las nubes encallan en los valles de la sierra de San Vicente, nubes grandes, espesas, grises, enormemente protectoras sobre las cicatrices de ceniza. Llueve poco, algunos charcos en la ciudad, las aceras mojadas, la gente pasa con paraguas, las luces de los coches ya encendidas, otoño de hojas verdes, tibio. Poca luz, sólo arriba, entre las nubes que pasan. Cielo sin grullas, cormoranes sobre el Tajo, petirrojos emboscados en las ramas bajeras de las calles tristes de esta ciudad de desguace. No. Tarde de lejanías, allí, en la distancia, anclada en las nubes que pasan y pasan. No merece la pena detenerse en las luces que surfean charcos raquíticos. Hay que tomar las calles, porque es lo que nos queda, el derrumbe de los escaparates tristes, de los maniquíes abandonados y polvorientos como aquella Penélope de Serrat. Pero no. Hay una distancia imposible de contar. En el ordenador pongo las entrevistas antiguas del archivo de la televisión pública, en blanco y negro, lentas, enteras y básicas. Pasan las horas entre las pausas de Onetti y los cigarros y los sorbos del vaso de whisky. Rulfo masculla las palabras como un polvo espeso de años y años. Aleixandre sigue anclado en la infancia, ese único lugar del hombre sobre el que se levanta una y otra vez, año tras año con el cemento del desencanto. Delibes habla como un paisaje perfecto de lomas, alcores y desgalgaderos de esa Castilla que sobrevive ahí afuera, ahora verde de octubre, en las suertes y los surcos eternos, barbechos marrones de Ferlosio en el Alfanhuí, timido y siempre descolocado.

Y pasan las horas, y las nubes, y las palabras y los silencios de otro tiempo, ya imposibles e inimaginables. Sólo va quedando la distancia. El no ahora. Diálogos largos, mirada en la lejanía, en la duda, en el tal vez, en esa nube atracada sobre el Marrupejo, en esa palabra de Onetti o de Cortázar prendida en un paisaje estéril de cenizas, de nubes protectoras capaces de cicatrizar, de acunar la sierra, la distancia, la vida.
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viernes, 12 de octubre de 2012

Vamos aviados

La Tribuna de Talavera, 12 octubre 2012

Nada nuevo bajo el sol con la aprobación el pasado miércoles por parte del Ministerio de Agricultura de un nuevo trasvase al Segura. Es lo mismo que llevo viendo los últimos 15 años, desde que se dio por válida (incluido el gobierno de Castilla-La mancha) la Regla de explotación, un documento elaborado ex profeso para el saqueo del Tajo, sin entidad legal, pero que ha venido siendo tanto el agarradero de los trasvasistas como el parapeto de los gobiernos autonómicos de Castilla-La Mancha, que sabían que el juego era protestar para que los tribunales luego le pararan los pies. Todos contentos: aquí y los colegas de Murcia. Se ha ladrado mucho, pero se ha mordido poco. Ahora el gobierno regional no ladra, y espero que sí muerda. Entiendo que su planteamiento sea cambiar las reglas del juego, porque con las actuales las cartas están más que marcadas. En un mes veremos si ha logrado el objetivo fijado por la presidenta María Dolores de Cospedal en lo relativo a caudales y reservas para Talavera de la Reina, tanto en el Tajo como en el Alberche. No dudo de que la Presidenta cumpla su palabra y su compromiso con Talavera. En unos días veremos en qué ha quedado el duelo al sol con el Ministerio.

Lo que resulta incomprensible es el comportamiento del Ayuntamiento de Talavera de la Reina. A estas alturas de la película debería tener las ideas claras, y, por ejemplo, saber que el trasvase aprobado esta semana implica que lo que se van a llevar son las «reservas» de los regantes del Canal Bajo del Alberche en la cabecera. Es decir: esta primavera, si Madrid se sigue llevando toda el agua del Alberche, no habrá siquiera la posibilidad de regar con el Tajo, porque el agua estará en Murcia. O saber ya qué caudales demanda para Talavera; y para el Alberche, para que podamos beber algo que no sea lodo y los regantes estén respaldados por el Ayuntamiento. Pero nada. Es lo que tiene ser más papista que el Papa, no saber dónde se está, si con el gobierno de Madrid, si con el de Castilla-La Mancha, o con la milonga del «agua en calidad y cantidad para todos». Es muy preocupante. Como no saber qué hacer con el proyecto de adecuación del río que en su día presentó la Plataforma, y en el que el Ayuntamiento ya se ha gastado unas decenas de miles de euros. Ahora no toca, no hay dinero para invertir en Talavera. ¿Y cuándo le toca a Talavera de la Reina? Respuesta: nunca. Las cosas hay que pelearlas, señor alcalde. ¿O hacemos como en los últimos 25 años y nos quedamos, como siempre, a dos velas? Si todos los «intereses» de Talavera de la Reina se están moviendo desde el Ayuntamiento con la misma miopía que el del agua, apaga y vámonos. Es para temblar. Lo digo con tanta tristeza como desolación. Vamos aviados.
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viernes, 5 de octubre de 2012

Tiempo de miedo

La Tribuna de Talavera, 5 octubre 2012

Observo al águila real cazando sobre los barbechos resecos de Burujón. A ras de suelo, en el regato, tras el conejo. Más lejos las avutardas, alineadas en su otero delante del castillo de Barcience. El águila sube y baja, joven, inexperto, ajeno a la vida. La vida tiene tres planos, el primero, delante de las narices; el segundo, la media distancia; y, el tercero, las profundidades de lo lejano. En este tiempo de miedo que cruzamos todo se queda muy cerca, en la distancia corta, en la humedad que sube por las costuras de la vida que se nos va resecando como los higos en la troje. Ahora, en estos tiempos, es cuando hay que recurrir a la distancia larga, rogar al cielo para que los días sean claros, que las nieblas se las lleve el viento del Océano, y que al levantar la mirada siempre te quede esa lejanía donde todo es azul y perfecto.

Vivimos los tiempos del miedo: miedo a hablar, a opinar, a salirse del redil que marca la crisis que más que económica siempre ha sido de valores. Cuando la carcoma se come la estructura de un edificio, lo derribas y lo levantas de nuevo, a veces ni siquiera es menester respetar la fachada. De eso en Talavera sabemos mucho. España es un país de calles estrechas, de pocas luces, de ventanucos como los que se describen desde el XV para acá en los desalientos de los escritores que han dibujado a la España eterna, la que nunca se ha ido ni se irá, la de casino provinciano, de caspa, tristeza y visión cortísima. Nada nuevo, sólo comprobar que el ciclo vuelve, sin remisión, en su espiral infinita.

Es tiempo de mirar a lo lejos, limpiar las plumas, comprar tinta y cuadernos, y salir a la calle, al monte, a la luz de las tarde otoño, a las plazas donde los niños aún pasan en bicicleta y te dan las buenas tardes. Es tiempo de romper los moldes, de estar aquí o allí, de hacer o de ver pasar. Pero el miedo para los cobardes. El águila no lo sabe, pero acabará muriendo en un cepo, envenenada, electrocutada, tiroteada… o libre un invierno de nieves entre las cumbres de aquella línea azul donde se apoya, al norte, este cielo donde navegan la tarde hilos blancos y ultrafinos de arañas voladoras. La vida es eso.
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viernes, 28 de septiembre de 2012

Tiempo de luz

La Tribuna de Talavera, 28 septiembre 2012 

Orwell, principiando su magnífico y lúcido Homenaje a Cataluña, describe el paisaje de la Barcelona de inicios de la Guerra Civil. Viendo la España de hoy, los páramos desarbolados que cruzamos, hay un pasaje que me viene continuamente a la cabeza. Es esa Barcelona de muchedumbres, desordenada, de cuadrillas dinamitando iglesias, de una ciudad tomada por los anarquistas, donde los barberos ya no eran esclavos, y las clases habían desaparecido. De colas para conseguir algo de comida, de escasez, de apagones… Pero fe en la revolución, la seguridad de haber entrado en una era de libertad, de igualdad. El ser humano había tomado conciencia –creía– de no ser un engranaje del sistema capitalista, una pieza de usar, gastar y tirar. Un pueblo idealista, alegre, confiado en un nuevo futuro que se comportaba como un ser humano con el ser humano. La gente aún tenía esperanza, estaba contenta con el futuro que peleaba.

Hoy, muy lejos de aquello, es difícil analizarnos. No hay alegría, la esperanza en el futuro se desvanece a golpe de decreto-ley, de la mensual subida de la luz, de esa tristeza que todo lo va envolviendo como un papel de estraza grasiento. No hay aún colas, pero las clases sociales se dibujan cada vez con mayor nitidez, hay un abismo, una grieta que se va abriendo cada día más entre los de arriba y los de abajo. Estás aquí o allí, al otro lado de la calle. Tú sabrás. Un país sin norte donde asistimos aquiescentes y sumisos a la patada en el culo al vecino, al desahucio como herramienta del miedo; a que te multen por ejercer de ciudadano; a que te aprieten las clavijas simplemente por opinar. Esto es el país que caminamos. Un paisaje de nubes y tempestades que no amainan, que no van a amainar, porque hasta que no recuperemos la alegría, nos limpiemos la mugre de este tiempo hostil, nada cambiará.

Las ilusiones duran poco, como esa luz que sale bajo las nubes en los atardeceres de lluvia de octubre. Dura sólo un instante, pero logra que el día entero haya merecido la pena. Estamos deseando ese rayo de luz, con el regreso de la esperanza en el futuro, como las grullas que ya bajan. Quizá venga ese tiempo nuevo, diferente, de luz, que nos permita esa libertad colectiva, pero sobre todo individual, porque es la única que existe.
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Cuando el río no suena

La Tribuna de Talavera, 21 septiembre 2012

Mientras en el resto del país no hay problemas de abastecimiento de agua potable, sobra tanta que incluso es posible regar y aún así sigue sobrando; cuando hay tanta agua en el Tajo que este año se ha trasvasado sin ton ni son pese a ser el año más seco del último siglo; cuando Madrid tiene sus reservas intactas a costa del Alberche, que no llega desde hace tres meses a la presa de Cazalegas, y nos meten en la potabilizadora quizá una de las peores aguas brutas que se destina para el abastecimiento en todo el centro de España, y, eso sí, al Canal de Isabel II, a Toledo y a la Sagra va agua de la buena, de arriba, de la limpia; cuando en la presa de Navalcán sólo queda el cieno, poco más de 5 hectómetros cúbicos, y en Rosarito ni las telarañas, porque, claro, el agua es de los regadíos de la Vera; cuando se ha regado la vega con agua del Tajo, porque faltaría más, el Alberche ni tocarlo, y no vayamos a confundir a un regante de Talavera con uno murciano o verato, que siempre ha habido categorías; cuando por los grifos de media comarca de Talavera lo que sale es más que sospechoso, y los camiones cisternas son la solución; cuando el Alberche, el Tiétar, el Tajo son regueros…, nos vienen con eso de la sequía, que no es sino otro de los lugares comunes donde el gestor español defiende su inoperancia, su incapacidad de solucionar problemas. 

Decir que no hay agua en las tierras de Talavera porque hay sequía, es un insulto. Castilla-La Mancha se queda con las sobras del agua de España. Talavera y su comarca con las migajas de esas sobras. Nada. Los embalses de España están al 45%; los del Tajo al 40%; y los de la cabecera del Tajo y el Alberche, al 25%. ¿A alguien le extraña? De nada sirve protestar si a la hora de la verdad se da por buena la situación. La “pertinaz sequía” era excusa/tapadera en los tiempos de Franco. En 2012 es inasumible el precario estado de los sistemas de abastecimiento de Talavera y comarca (sin garantías de calidad y cantidad), porque el agua se la han ido llevando a saco en una legislación de aguas que durante 40 años nos ha machacado. ¿Qué nos queda? Los camiones cisternas, el lodo que se acumula en Cazalegas o Navalcán, y el lecho muerto de nuestros ríos. Ya puede llover porque si no este año ni bebemos. Eso sí: en otros lugares, tranquilos, sin problemas. Pero gracias a nuestra agua, ésa que debería “pasar” por aquí pero que sin ningún pudor e impedimento se han llevado a otros lugares. ¿Que el agua es de todos? Vale. ¿Dónde está la nuestra?
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viernes, 14 de septiembre de 2012

Cospedal: la tercera vía

La Tribuna de Talavera, 14 septiembre 2012

Aunque ya inmediatamente olvidado el devaluado debate del estado de la Región de la pasada semana, nuestra presidenta publicó una carta creo recordar el pasado lunes, donde reafirmaba lo que intentó explicar en ese monólogo a dos, prescindible y vano. Y es que entre el corta y pega de las consejerías, y el protagonismo injustificable y un tanto temerario que arranca la de Agricultura, unido a la incapacidad de su equipo de asesores de hilar un discurso coherente donde lo importante destaque sobre la planicie de lo descartable, al final todo se desdibuja, como esos perfiles de ésta nuestra tierra, tan limpios y –aparentemente– asibles, como complejos.

Cospedal es la tercera vía. ¿Hacia dónde? Hacia algo nuevo que no es ni PP ni PSOE, y que viene a marcar un antes y un después, donde sólo es un aldabonazo eso de liquidar la mitad de los diputados a la vez que poner a trabajar a los supervivientes. Estamos ante un nuevo modelo, tecnócrata, que busca ser más efectivo que efectivista, y que viene a intentar dar salida, a modernizar los esquemas de esta España que tira por el váter a generaciones enteras, donde la mayoría sobramos desde hace tiempo. Esto, faltaría más, tiene una lectura sólo nacional. Cospedal habla y planifica para España, las miras son ésas. Mientras, lo de aquí, en esta Castilla abierta, de paso y acogida, de mesón y viento limpio, queda embutido en ese corta y pega de las consejerías, se siente en el nepotismo que le cabalga las behetrías del partido, y que le afean más de lo que le dicen la corta distancia con el elector, ése que está hasta los mismísimos de los partidos, los mismos que a pachas se han llevado por delante la hacienda pública, han pagado aeropuertos a colegas, o se han ido en comandita y con la parienta a viajes de la caja regional, después de dar bien avenidos y unánimes la pasta al visionario de turno. Falta orden, atención y conocimiento. Ha pasado un año y hay quienes siguen sin enterarse de nada.

Sin duda Cospedal es esa tercera vía, la que entre los resquicios del sistema anquilosado post-transición se reinventa para no desaparecer en esta España que se asoma al precipicio una vez más. Aquí no hay medidas populistas; es otra cosa, quizá lampedusiana en la canónica tradición hispana, pero que puede dar sorpresas. Y ha puesto en alerta a los aparatos de los partidos, el suyo el primero, que saben que como a las culebras va tocando cambiar de piel, más que anda por sanidad. Veremos a dónde conduce, pero lo que está claro es que se fragua el molde de la próxima España, o lo que vaya quedando de ella. Atentos a la jugada.  
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De limpia

La Tribuna de Talavera, 7 septiembre 2012

La Sierra de San Vicente –al menos 700 hectáreas– ha quedado limpia. El fuego es lo que tiene, que en un par de días te deja nueva la Sierra, y lástima que no haya pinos, y casi todo sea berrocal de enebros y cornicabras, que cuesta arder, que si no el fuego hubiera cruzado de una punta a otra. Limpiar es lo que tiene. Entiendo que es complicado impregnar de ironía un texto. Limpiar, también, es liquidar 40, 50 ó 60.000 empleos en Castilla-La Mancha. Se podrá discutir que había mucho que podar, quitar; mucha grasa. Es decir; que había que limpiar también el patio regional, y que mejor así, sin anestesia y sin hidroaviones y helicópteros que echen agua a las llamas. ¡Zas!, fuera lo que sobra. Hay quien mira a la Sierra, carbonizada, mineral y lunar, y ve limpieza.

Hay quien ve las cifras del paro de Castilla-La Mancha y ve esa liposucción que le iba haciendo falta a esta región, después de lustros de fundaciones varias, enchufismos y colegueo. Son distintas visiones. Siempre habrá quien sostenga que de las cenizas brota mejor el monte. Y es que la visión desde arriba, lejana y a vista de alimoche migrador, es lo que tiene. Otra cosa es ir a la Sierra, tocar las cenizas calientes, los cadáveres de los bichos hinchados ya; o acercarte a las colas del paro, preguntar a quienes el banco ha echado de su casa, o a quienes –otros– dicen que sobran, que son sólo esa grasa sobrante de un sistema que debe anorexizarse para, en el mejor de los casos, sobrevivir. Es decir, la visión y la opinión desde lo macro, desde los satélites, es aséptica y fría; desde lo micro, jodida y caliente.

A estas alturas, y después de escucharme enterito el debate del estado de eso que aún se llama Castilla-La Mancha, me sigue quedando la duda de la viabilidad de la región. Es decir: si con lo que generamos somos capaces de seguir adelante sin que seamos eternamente suplementados (y recriminados) económicamente por el Estado. He visto mucho tú más, lo de la herencia, lo de los sueldos…; meter mano a la LOTAU para no se sabe bien qué; y en agua sólo lo que le interesa a la consejera de Agricultura y a un muy reducido sector de regantes de la Mancha. Me sigue faltando la visión, la distancia, la profundidad. El concepto de conjunto.

Todo renace. Esta región quizá lo haga, como la Sierra. Y volverá a quemarse, la región y la Sierra. Y no aprenderemos. Es parte del juego. Pero sigamos podando, amputando, limpiando. Quizá algún día nos demos cuenta de que en realidad sobramos todos, no sólo el 50% de los diputados regionales. Sino todos. Porque al final la limpieza deje al descubierto que debajo del nombre, de Castilla-La Mancha, no hay nada.  
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viernes, 24 de agosto de 2012

21% y más allá

La Tribuna de Talavera, 24 agosto 2012

Mientras los que se lo han llevado crudo, en despachos varios, en recalificaciones, en saqueos a cajas de ahorros trapicheadas a pachas por gobiernos y oposiciones que ahora miran a otro lado cuando ha cambiado de lado la tortilla, porque los huevos los rompieron a medias; cuando toda la sangría de subvenciones, fundaciones, constructores amigos para siempre nonainoná… cuando todo esos descosidos los vamos pagando de nuestros bolsillos, y la responsabilidad se va diluyendo en el yo no me acuerdo, yo no sé, yo no fui, tú más no te jode… así sin ruido, como una nube después de descargar el pedrisco, y los indígenas de a pie nos comemos el marrón, como siempre, esos imbéciles de pagar y callar y ver el fútbol, que no podemos comprar áticos en el barrio de Salamanca, o cigarrales mirando a un Tajo perfectamente moribundo y estupefacto de tanta imbecilidad…; mientras, digo, el desgobierno del gobierno que nos arrastra nos sube el IVA al 21%, y las retenciones a los autónomos supervivientes, como linces o águilas imperiales, hasta otro 21%, un 40% de una tacada.

Es sólo un paso más en la poda, amputación, o como se quiera llamar. Cuando no se tiene ni idea de lo que hacer, se manda al precipicio a los más débiles, porque sobran y estorban; y a los que quedan, se los lleva al límite. La capacidad acogida del ecosistema está agotada, y ahora vamos al descaste, que sobramos. Porque esa es la realidad. No se tiene la mínima idea de lo que se va a hacer en el solar, pero lo derribamos, y ahí está el triunfo, en la chatarra y su subasta –y no hablo ahora del Mercado–, en los interinos que van a la calle, en los miles de nuevos parados mensuales que sumamos en esta región o en este país, que lo mismo da, en las privatizaciones/negocio con lo de todos. Romper el puzle es fácil. Lo complicado es montarlo de nuevo. O mejor, romper es fácil. Crear, inventar, es otra historia. Por eso, detrás del desguace de este plano metafísico carpetovetónico que nos ha llevado a los acantilados, no hay nada. Terra incognita. Ni una propuesta, ni una luz, ni un norte. Sólo la puerta de salida.

La vida se ve muy bien desde la atalaya de los cuatro cinco mil euros mensuales de un buen puesto político, desde las ventanillas tintadas del coche oficial, desde el ordeno y mando del poder, envenenado con la risa abyecta de los amanuenses/cortesanos. Esto es España, señores, pasen y vean, la España de siempre, la eterna. Sube el gasoil, el IVA, las retenciones. Esto se acaba. AVE Rajoy, los que vamos a morir te saludamos.

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Incendios

La Tribuna de Talavera, 17 agosto 2012

Cada día analizo las fotos de los satélites de la NASA, donde van quedando acumuladas las manchas negras de los incendios forestales. Poco a poco, la Península, las Baleares y sobre todo las islas occidentales Canarias, se van llenando de manchas marrones, bosques quemados, paisajes desolados. Cada año es lo mismo, una dentellada aquí, otra más allá… Y vas recopilando los paisajes que ya no volverás a recorrer, porque han desaparecido; los bosques perdidos para siempre, los pueblos que caerán en una enorme depresión… Y al día siguiente más.

Creo que el único responsable del incendio es el que mete fuego al monte. Luego podemos analizar en qué situación se encuentra la mitad de España, el desguace del mundo rural y su absoluto abandono, los medios que se destinan a su extinción (y, sobre todo, prevención). Alfonso X de Castilla, el Sabio, dejó escrito aquello de que a aquel que pillaran metiendo fuego al monte, lo echaran dentro. Los incendios forestales son cíclicos, como casi todo, como la lluvia, como la economía. Ahora arrecian, como lo hicieron en Portugal y Grecia hace unos años. Algunas veces parece que queremos hacer pagar a los árboles, al bosque, al paisaje, nuestra frustración. Y lo conseguimos.

Este año arde más, y mejor, es decir, se queman laurisilvas, alcornoques, quejigares, parques nacionales… El fuego este año es más intencionado que nunca. Sorprende aún que La Gomera siga ardiendo dos semanas después, y que el territorio de mayor biodiversidad de España no cuente con efectivos suficientes. O que estos dependan de administraciones provinciales. ¿En qué manos tenemos los parques nacionales en España? ¿Se pueden quemar sin compasión como este fin de semana pasado Cabañeros, Garajonay y Doñana? Sabiendo en primavera que íbamos a encarar el verano del año más seco en más de un siglo, ¿nadie se ha planteado que este verano era muy peligroso? ¿Nadie conoce que los bosques (y las inmensas plantaciones artificiales) de España, como todo el territorio rural, está abandonado y dejado a su suerte? ¿Creemos que mandando a los retenes a que se jueguen la vida, unos cuantos helicópteros e hidroaviones ya está todo hecho?

En Castilla-La Mancha alguien quiere montarla muy gorda. Como el de Hellín hace un mes, el incendio de Cabañeros iba con muy mala intención. Que sólo se quemaran 300 hectáreas gracias a la actuación ágil y rotunda de los medios desplegados, no puede hacer olvidar que podía haber ardido el corazón de los Montes, toda la Jara alta. Ésa era la intención. Un incendio de dimensiones épicas. Alguien está muy interesado en hacer mucho daño, y aún queda mucho verano. Hay que extremar la vigilancia porque lo van a seguir intentando. Me preocupa la Jara, y especialmente la Sierra de San Vicente. Espero que no nos tengamos que lamentar al final del verano. De momento, mucho cuidado y a no bajar la guardia ni un segundo. Alguien ahí afuera está esperando el momento para meter fuego al monte. Y donde más daño pueda hacer.

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viernes, 10 de agosto de 2012

Muchas gracias, don Francisco Cubelos

La Tribuna de Talavera , 10 agosto 2012

Cuando desde las fotos por satélite miras la campiña de Windsor, el verde inglés impregna los campos, delineados como descuidadamente por setos y empalizadas, de esos que en los documentales saltan a caballo los nobles cazando zorros. Pero de cerca, cuando bajas al detalle, las casitas bajas deben estar llenas de flores, el verde de la hierba tiene que ser verde, de verdad, y el agua de los lagos que salpican el paisaje desde las alturas, debe ser fresca, limpia, con arroyos cantarines, como los que John Ford pintaba en la mejor y más mentirosa película de la historia del cine, El hombre tranquilo.


Allí al lado, Eton College, donde se rodó un pedazo de Carros de Fuego y el lugar donde se educan y aprenden a mandar las elites inglesas. En su página web te recibe una foto, los mocasines de los colegiales, todos iguales, pasados de moda, gastados, clásicos. Pero con enormes calcetines de colores, cada uno distinto. Un poco más a la izquierda, el lago de Dorney, donde Paco Cubelos hizo historia el miércoles en los Juegos Olímpicos de Londres. A mí en las fotos me recuerda un poco a la presa de Cazalegas, pero en pequeño y apretado.


Don Francisco Cubelos Sánchez hizo historia. Verle con la tranquilidad con que limpiaba las gafas unos segundos antes de comenzar al final, o cómo decía a la prensa que la iba a liar, te da su talla de grande. Vendrán más medallas, más campeonatos, más triunfos; pero lo importante son los cimientos, la estructura que te hace ser lo que eres, que te lleva a ser lo que eres.


Enhorabuena a Paco, a los hermanos Cubelos, a Talak. A todos. Un ejemplo de trabajo desde la base, de esfuerzo, dedicación y seguridad en las propias fuerzas. Muchas gracias por estos días de ilusión. Querer y creer es poder. El triunfo es tuyo, nadie ha movido un dedo para que el Tajo esté mejor, tenga agua, más limpia. Decente. Es un triunfo, por ello, más importante y simbólico. Te aseguro que seguiré peleando por que tengas, porque tengáis, porque tengamos el Tajo que nos merecemos en Talavera. Algún día el Tajo en Talavera será tan verde y azul como los lagos de la campiña inglesa. Al tiempo. Muchas gracias, don Francisco, un grande de Talavera de la Reina
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viernes, 3 de agosto de 2012

Chatarra

La Tribuna de Talavera, 3 agosto 2012


Javi García plasmó el otro día con fulgor de arte grande la realidad de esta ciudad. En su viñeta, el alcalde –con planta y saberes de gitano maqueao para el culto del Paseo de la Estación–, le lleva los hierros y los 700 años de historia del Mercado de Ganado a un chatarrero, y le empieza a regatear. Porque eso es esta ciudad. Eso es Talavera de la Reina. No sé los tropecientos nuevos parados que dará hoy en portada este diario, pero nos lo tenemos merecido. Y más. A mí los hierros retorcidos del Mercao me producen la misma impresión que los sillares de los palacios del XVI que amojonaban hace pocos años todos los vertederos de esta gloriosa ciudad. Me traen la imagen del artesonado mudéjar de la cárcel de la Santa Hermanda Real y Vieja de Talavera de la Reina, volando hecho virutas en los tiempos de Tello, tanta veces contado y lamentado por Miguel Méndez; me traen la imagen de cuando de chico veía las retros de Resty llevarse por delante casas que algún día pisó Cervantes cuando dijo que ésta era la mejor tierra de Castilla. O, sin ir más lejos, cuando hace unos meses el ácido de las baterías y las motosierras, junto con el analfabetismo y acojonamiento congénito de esta tierra, acabaron con los seis siglos de la encina del cruce de Cazalegas en la Nacional. Es lo mismo. En esta puta ciudad no hemos aprendido nada, seguimos manejándonos con los mismos mimbres, sin tener ni la mínima idea, y lo que es peor, ni las ganas de plantear un futuro más allá de lo que dé la maroma con que nos ata en corto Toledo, llámese Bono, Barreda o Cospedal. Qué más da. Tenemos nuestro rincón, nuestra cuota. Y a callar. Ni rechistar. Y con este silencio Talavera arrastra al naufragio a su tierra, deja que le vengan hostias de Madrid, que hoy riegas con la mierda del Tajo, que si ya no te voy a dar caudal ecológico porque no pintas nada, que te hago un nuevo trasvase desde el Tiétar… y así seguimos, en la rueda. Eso sí: sacamos pecho con los 156.762 euros por los que subastamos los hierros del Mercado. Así se vendían los palacios y claustros de media Castilla en los tiempos del estraperlo: por cuatro perras. Me da vergüenza que mi Ayuntamiento ponga precio a los despojos del Mercado. Dignidad, por favor: a la Historia no se le puede poner precio.

Hagamos negocio con la ruina, dejemos que todo sean cuatro putos euros, migajas. Y no miremos más allá, a la ciudad de dentro de diez, de veinte años, para que entonces –si alguno aún andamos por aquí–, esto, Talavera de la Reina y su comarca, no sea el desguazadero de vidas que es hoy. A ver si aprendemos de una vez, que ya está bien.


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viernes, 20 de julio de 2012

Zapatos sucios

La Tribuna de Talavera, 20 julio 2012

Sí, hubo un tiempo mejor. Casi siempre lo hubo. ¿Seguro? Pero ahora es éste el que nos toca vivir. Cae la tarde. Luz dura de julio. Sobre los barbechos vuelan torpes los pollos de milano. Ya sabes que en días como éste es mejor pararte en el camino, buscar algún cd aún no lo suficientemente quemado y rayado y ponerlo mientras pasan los vencejos y cazan los elanios azules de ojos de rubí. El viento trae el presagio de un incendio y los coches pasan como si nada fuera con ellos. Los abejorros negros también.


Es un pueblo cualquiera, qué más da. Los niños tiran piedras a los adosados vacíos, abandonados, a medio hacer. Los niños tiran piedras y rompen vidrios, y otro y otro. A quién importa. No son de nadie. La ruina no es de nadie. Entro. Ves: allí arriba, entre las tuberías reventadas, los cables arrancados y el yeso caído, crían las golondrinas. No hay ventanas, todo el espacio es suyo. Los niños juegan a conquistar esta ciudad de mentira, a medio hacer, donde prenden los sauces entre los escombros. Alguien coge algo, –-¿no hemos pagado todos el recate de los bancos? – da las buenas tardes y se va.


No hubo un tiempo pasado mejor. Hubo un tiempo de trabajo y de ilusión. Este es el notiempo que avanza y avanza y nos va dejando eternamente en un paisaje de zozobra y miedo, agostando la primavera antes de que nazca. No. El tiempo grande es éste y el que vendrá, porque nadie tiene derecho a dejarnos sin él. Mira, allí, sobre el río, el paisaje perfecto de los álamos y su águila.


En la carretera no hay nadie. Hace tiempo que todo se ha parado, que va despacio y lento, como esas nubes lejanas sobre los montes. Me gustan estos días inmensamente transparentes, detenerte, subirte a lo alto de una loma y contemplar a norte y sur la línea azul de las sierras que abren y cierran este país de lejanías. Las hormigas cosechan.


Si hubo un tiempo mejor quizá fue espejismo de éste que recorremos. Mira, los zapatos sucios, imposibles ya de limpiar del polvo de las rastrojeras, de las casas abandonadas y destruidas como en los documentales de las guerras, del polvo de las cunetas desde donde de vez en cuando has de pararte y observar cómo pasan las nubes, los coches, las canciones antiguas, el brillo de un día de verano. Observa la luz. Y después, sigue. Siempre.  
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sábado, 14 de julio de 2012

Manifiesto 14 de julio

Manifiesto leído por la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche de Talavera de la Reina, tras la manifestación de la Comunidad General de regantes del Canal Bajo del Alberche, en Talavera de la Reina, el 14 de julio de 2012.

Hubo un tiempo en el que a Talavera de la Reina y sus tierras llegaban dos ríos. Uno, el Tajo, de arenas de oro, con el brillo aún esmeralda de las serranías de Guadalajara. Otro, el Alberche, el río de agua verde y fina, agua parida por el granito del espinazo de esta Castilla serena, solidaria y que de tanto dar, un día se quedó sin nada. Hubo un tiempo en el que una ciudad, Talavera de la Reina, creció y se hizo grande en su vega. Los viajeros, desde Roma hasta los románticos, cantaban y alababan sus tierras fértiles, la riqueza de su vega, el vado por el que los ganados transitaban de norte a sur en esta España que poco a poco se fue haciendo a lomos de su paisaje y de sus gentes, de los caminos milenarios, de los ríos que comunican y van haciendo sus pueblos, pues los ríos son arterias de vida, de cultura; y su agua es la sangre nutricia que riega el desarrollo de los pueblos.

Hubo un tiempo en que se decidió que los ríos que un día bajaban y lamían las tierras de Talavera, estaban de más. Y se decidió que su agua rendiría más en otros lugares. Y se decidió trasvasar el Tajo al Levante. Y, después, por si fuera poco, el Alberche a Madrid. Decidieron por nosotros, impusieron una realidad injusta, y ahora tenemos el resultado: el Tajo muerto y el Alberche seco, con los regantes de Talavera de la Reina, de Alberche, de Talaverilla, de Calera y Chozas, obligados a regar con las aguas residuales que desde la capital vienen por el Tajo. A regar cuando pueden, porque el Tajo no tiene agua, es un esqueleto, una línea azul ya sólo en los mapas, y que muere al llegar a Talavera de la Reina. Y todo porque hubo un tiempo en que alguien decidió que éramos ciudadanos de segunda clase, que nuestro desarrollo, que nuestros derechos estaban supeditados al de otras regiones, al de otros ciudadanos.

El Tajo no existe desde 1979. El Alberche fue secuestrado definitivamente en 2005, ¡¡hace 4 días!!. Porque no es que no haya agua, sino que se va a otros sitios. Hoy hay agua en los embalses del Alberche, y agua en el alto Tajo. Pero no en el Tajo y en el Alberche a su paso por Talavera de la Reina.

Hemos aguantado muchos años. Quizá demasiados. Mientras aquí el agua se convertía en arma arrojadiza entre los partidos, en otros lugares de nuestro país se mantenían unidos y dotaban de medios a las instituciones y grupos de presión que defendían sus intereses económicos. Sin embargo aquí no. Talavera y su Tierra se han convertido en la gran perdedora de la política hidrológica nacional. Pero el tiempo de los silencios cómplices se ha acabado. Las Administraciones deben dar solución al problema de Talavera de la Reina, y esa solución ha de ser devolviendo a su cauce natural nuestros dos ríos, el Tajo y el Alberche.

Estamos en un momento crítico. Lo que no consigamos en los próximos meses, no lo lograremos en muchos años. Es el momento de que todos se retraten, de que todos nos retratemos, y sepamos quién defiende y pelea por Talavera de la Reina y sus pueblos. Esta tierra no merece la humillación de contemplar el expolio de nuestros ríos, de llevarse el único recurso que nos queda, el recurso básico que dinamizaría al resto de los sectores desde el desarrollo de la actividad agropecuaria y el impulso de la industria agroalimentaria. Hemos sido solidarios durante treinta años y, es cierto, el agua es de todos, pero nuestra también.

Desde la Plataforma lucharemos sin descanso para que los regantes tengan agua del Alberche. Es nuestro derecho. Desde la Plataforma lucharemos para que vuelvan el Tajo y el Alberche, nuestros ríos. Es nuestro deber. Que no le quepa duda a nadie. Porque estamos convencidos de que Talavera de la Reina necesita a sus ríos, como nuestros cuerpos necesitan la sangre que los da vida. Sin sus ríos, Talavera de la Reina ha perdido su espíritu de ciudad que latía al compás de las crecidas de invierno y de los estíos de verano. Hemos perdido ese latido profundo de nuestras grandes arterias, y con él hemos perdido la fuerza como ciudad. El secuestro del Tajo y del Alberche, es en gran medida una enorme metáfora sobre el abandono a que se ha sometido a esta ciudad durante muchos años; a la enorme poda que sufrió nuestro desarrollo social y económico. El Tajo y el Alberche son nuestro espejo: basta mirarnos en ellos para contemplar el estado de Talavera y su tierra.

Hubo un tiempo en el que por Talavera de la Reina pasaban dos grandes ríos, el Tajo y el Alberche. Y ha llegado el tiempo del regreso. Van a volver, y con ellos volverá el pulso a Talavera de la Reina. Estamos peleando y trabajando y vamos a conseguirlo. El único secreto es la unidad. Juntos lo conseguiremos. La Plataforma es la unión de las voluntades por recuperar algo que nos pertenece. Y no vamos a parar hasta lograrlo. Tenedlo siempre presente.

Quizá, dentro de algún tiempo, sentados junto a las orillas del Alberche y del Tajo, contemos la historia increíble y peregrina de cuando a nuestros ríos nos los metieron por tubos, montaña arriba, y se los llevaron a otras tierras lejanas. Entonces recordaremos estos tiempos, a los que pelearon y a los que callaron y traicionaron. Habrá quien no se crea esa historia, por descabellada y siniestra, historia de ríos secuestrados, de tierras condenadas al subdesarrollo, de injusticias propias de libros de caballerías. Entonces, más viejos, miraremos al Tajo, al Alberche, y sus aguas nos dirán que aquella lucha fue verdad, que nuestra lucha no fue un sueño, simplemente porque su propia existencia será el fruto de esta lucha. Lo vamos a conseguir. Lo estamos consiguiendo.

VIVAN EL TAJO Y EL ALBERCHE VIVOS

VIVA TALAVERA Y SU TIERRA.
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viernes, 13 de julio de 2012

Por dignidad y por justicia

La Tribuna de Talavera, 13 julio 2012

Playa de Los Arenales. Talavera de la Reina. Años 70.


Hay muchos motivos para salir mañana a la calle con los agricultores del Canal Bajo del Alberche. Algunos de ellos los he ido exponiendo en esta columna en los últimos años, con mayor indignación si cabe desde que en el año 2005 –hace cuatro días– una decisión política bastarda, regaló el Alberche completamente al Canal de Isabel II y a la Comunidad de Madrid. Pero más allá de los números, de las necesidades, de las prioridades… está la dignidad y la justicia. Talavera de la Reina y su comarca han sufrido una poda brutal en las últimas décadas. Que el Tajo se vaya por un tubo a Murcia, y que el Alberche por otro a Madrid, simbolizan perfectamente la dejadez hacia esta tierra. La decadencia de Talavera tiene su reflejo en sus ríos moribundos, en el Alberche seco, y en el Tajo como un hilo colmatado de sedimentos y carrizales. Sé que Talavera de la Reina no renacerá hasta que lo hagan sus ríos, porque hay un hilo invisible que une sus destinos. El robo del Tajo y el Alberche ha sido el robo del futuro de la ciudad y su comarca.

Mañana hay que salir a la calle por dignidad y por justicia. El Alberche no es un río de Madrid. El Tajo tampoco de Murcia. Los ríos son del paisaje que los ve acercarse a la mar. Y por Talavera de la Reina pasaban y volverán a pasar dos ríos. La solución al Tajo y al Alberche radica en reconocer que Talavera de la Reina y su comarcan existen y tienen derechos. Si no lo pedimos, exigimos, si no lo gritamos, nada cambiará. El futuro, esta vez sí, está en nuestras manos. Para los tiempos complicados que vivimos, para el temporal que arrecia, es fundamental que se entienda que Talavera saldrá del atolladero en que estamos si vamos juntos, con altura de miras y poniendo sobre la mesa lo que por justicia nos corresponde. La Plataforma del Tajo y el Alberche simboliza esa unidad con la que es posible cambiar las inercias que tanto daño nos hacen, a la vez que diseñar otro futuro.

El Tajo y el Alberche son hoy el alma vacía de esta ciudad. Hasta que sus aguas no vuelvan a fluir, no volverá la vida a Talavera de la Reina. No es una metáfora. Es la realidad. Mañana escenificamos otro hito del camino de la reconquista de lo que nunca se nos debió quitar. No será el último, pero el camino no tiene vuelta atrás.

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viernes, 29 de junio de 2012

Dragones


La Tribuna de Talavera, 29 junio 2012

Algunas noches la historia es de dragones. Dragones que navegan más allá del cuadro de la ventana, sobre la raya azulada de las montañas que resplandecen por debajo de la Osa Mayor. Son cuentos largos, de principios de verano, en donde una chica rubia, muy guapa, de ojos negros, es llamada a salvar a un chico prisionero por el dragón en un país muy lejano, más allá del tiempo y de los lugares que conocemos. La chica, de ojos negros y pelo muy rubio, sueña una noche que tiene que ir a rescatar a un caballero prisionero por un dragón., más allá del mar, donde el océano cae en cascadas por el fin del mundo. Baja al puerto, los marineros no quieren acompañarla, que han oído las leyendas de monstruos y luces infernales que surgen de las profundidades. Ella no se desanima, sabe que tiene que ir, que seguir esa estrella –ves– que cae sobre el castillo encantado, aquella atalaya llena de luces y antenas de teléfonos. Ella no se desanima, coge un barco y navega muy lejos, a donde nadie se ha atrevido a llegar nunca. Allí la espera el dragón, sobre un acantilado donde el océano esmeralda rompe desde siempre y donde los galeones naufragados lucen sus esqueletos comidos por cangrejos y estrellas de mar, azules, amarillas y rosas –como Patricio Estrella, sí–, y los ríos bajan limpios y verdes desde las montañas. El dragón entonces pregunta a la chica, rubia y de ojos negros, la más valiente, la única que se ha atrevido a cruzar el océano por un sueño, que qué quiere, que a que ha venido. La chica observa al dragón y le dice que una noche soñó que alguien la llamaba, prisionero en una isla por un dragón. Niña, aquí no hay nadie, sólo tú, que has venido a verme. Y la niña entendió y comprendió al dragón. Dio la vuelta en su navío pequeño y de velas latinas, y se marchó sobre el mar. El dragón envió para protegerla en el camino de vuelta a delfines y sirenas, que jugaban entre las olas azules y de espuma. La niña regresó a su pueblo. Nadie creyó su historia. Pero tampoco le importaba. Porque desde entonces, algunas noches, el dragón viene a visitarla, rasgando la línea de la sierra, más allá del cuadro de la ventana, sobre las luces de la ciudad, bajo esas estrellas en forma de cazo grande, que un día su padre le enseñó que señalaban el norte de todas las cosas.
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Una pica en Flandes


La Tribuna de Talavera, 22 junio 2012

La Plataforma en defensa del Tajo y del Alberche tiene su rumbo marcado, una estrategia que ahora pasa por abrir el frente de Europa. En esta primera oleada, Talavera de la Reina y el Tajo han dejado su impronta allí donde –dicen– se ubica el gobierno de esta Europa siempre a medio hacer. Poco después de que Julio César pacificara las hordas salvajes de las Galias, Tácito recogía aquello de la «España antigua» con leyes de miles de años. Ahora en España no hay ley con el Tajo, y hay que ir a Bruselas. Paradojas de los siglos.

La Plataforma pisa las moquetas y los pasillos kilométricos de Bruselas, los despachos de la corte toledana, los de Madrid; nos pegamos con quien sea por defender a Talavera de la Reina y al Tajo; somos los hombres y mujeres orquesta del Tajo; y sobre todo pisamos el barro de nuestros ríos, vamos a donde nos llamen para contar esta historia de pena del Tajo. Lo que sea. Donde sea. Hay un objetivo.

Abierto el frente de Bruselas, aún quedan allí dos o tres desembarcos más que abrirán otros tantos escenarios distintos para la batalla. Ha quedado afianzada la cabeza de puente; y en los próximos meses habrá varias e importantes novedades. Se abrirán otros frentes –no sólo en Bruselas– pero no hay que dar pistas al enemigo. Sorprenderán.

El círculo se va cerrando. Cada uno va a representar su papel como en las comedias limpias de Lope. Las piezas se van colocando, y algunas veces no es necesario ganar para vencer, algo que muchos de los personajes de esta comedia podrían ir reflexionando en unos minutos de sus atareadas vidas.

La manifestación del 20-J de 2009 logró muchas cosas. Cuando el coronista Miguel Méndez tenga a bien –después de publicar su inminente próxima novela–, las pondrá en limpio. Ayer, tres años después, la unidad de una ciudad está ahí. En las próximas semanas habrá muchos problemas con los regadíos del Alberche, reconvertidos por mor de la bastarda política hidrológica de los últimos 30 años, en regadíos de un Tajo fantasma, que no tiene caudal desde Toledo hacia abajo desde hace un mes. No sé si quienes tienen que estar a la altura de las circunstancias, lo estarán. La Plataforma sí, que a nadie quepa duda.
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El barco de Caneiras

La Tribuna de Talavera, 15 junio 2012



El barco no se ve desde la orilla. El Tajo, esta tarde en Caneiras, es una línea lejana, muy fina y profunda entre las barras de arena. Bajo hasta el barro. El embarcadero queda muy lejos del agua, desamparado sin río, sin corriente, sin barcos que puedan llegar hasta él. El Tajo hoy es un deseo, una quimera, un ayer. Lo recuerdo aquí mismo, hace doce años –¡doce!–, llenando todo su cauce, amplio, sin el puente nuevo en Santarém, con el color y olor a bruma y otoño de aquel día lejano. ¿Dónde estarán aquellas aguas? Y la corriente, y la fuerza, y la luz; y aquellos ojos. Arriba las casas de colores de los avieiros relucen más entre los sauces y los fresnos. Los palafitos han visto riadas y tristezas, y el sonido bronco del Tajo cuando se ensancha barruntando el final en el Atlántico. Las casas brillan para espantar penas y pobrezas. La vida.

Los restos del barco reposan entre la arena. Continúan ahí. Un hilo de agua entra desde la madre del Tajo y llega hasta las embarcaciones celestes de los avieiros. Verde, azul, rojo. Pero mi barco sigue ahí, durmiendo para siempre, derrumbado, acunado por los sauces que le recorren las cuadernas comidas y gastadas. Camino hasta la orilla del Tajo. Desde el embarcadero llegan las voces y las risas de verdad de Ángel y Miguel. Una garceta, majestuosa, navega el Tajo a dos palmos del agua. Se detiene y se queda observándome. Entre el cieno miles de náyades muertas, nácar al sol de la tarde, miles de puntos, brillos detenidos para siempre, enfrentados a los brillos vivos, infinitos, del Tajo de más allá de la raya de la orilla. El agua del Tajo es cálida, suave. Aún relampagueante. Los barbos ondean la orilla.

Me acerco al barco. Del naufragio surgen los hierros oxidados. Un cangrejo de mar, muerto, boca arriba; un plato de loza, profundo, posado en la mesa de arena del fondo. Observo cómo el agua sube, muy despacio. No es el Tajo que crece, sino el Atlántico lejano que late, la marea que sube muy lenta, mientras empuja al agua del Tajo hacia arriba, hacia arriba; y va creando árboles de luz con el agua que se desparrama por los surcos de la arena.

Vuelvo a la orilla, a la ribera. El Tajo queda ya lejos otra vez, como un libro leído y guardado para siempre en la memoria. Ángel y Miguel vienen del pueblecito de los avieiros. Pasean y hablan, despacio, como en una calle mayor de un siglo lejano y elegante. Tiempo detenido. El barco no se ve desde la orilla. El Tajo esta tarde es una línea fina, para siempre, más allá de la luz de Caneiras. 
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viernes, 1 de junio de 2012

20 m3/s

La Tribuna de Talavera, 1 junio 2012

Quédese con esta cifra, 20 metros cúbicos por segundo. Es la cifra de caudal MÍNIMO que va a defender la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche de Talavera de la Reina para el Tajo en esta ciudad. Le pido disculpas si últimamente hablo demasiado (más) del agua, de nuestros ríos. Pero es que literalmente vivo en el metro cúbico, en el hectómetro cúbico, estudiando, analizando y preparando el bastimento –que diría el clásico– para lo que nos viene. Divertimentos que tiene uno. Esta cifra, 20 m3/s es fundamental, porque ahora mismo la estrategia del Ministerio de Medio Ambiente (lo que quede de él) burdamente orquestada y mamporreada por Murcia, regantes y demás grupos de presión, es dejar sin nada a Talavera de la Reina, volver a los documentos previos del proceso de planificación de 2007.

El planteamiento “novísimo” del Ministerio es que no haya caudales ecológicos en Talavera, y ni siquiera agua para regar con el Tajo. El Alberche, sobra decirlo, es ya para Madrid. No es nuevo: esta estrategia viene diseñada desde que el PSOE gobernaba, que nadie confunda la pedrada. Resumo: Talavera de la Reina va a dejar de existir. Que se obligue a bombear veneno del Tajo para regar en la vega de Talavera, mientras el Alberche y los embalses de Madrid están al 70%, es el primer trágala. Si nos callamos, pues más, que estos son mansos. La orden transmitida a la superioridad es borrar a Talavera de la Reina del mapa. Esto no es una conjetura mía: es en lo que se está trabajando. Y a marchas forzadas.

¿Qué le queda a Talavera? Talavera de la Reina, nada más. Somos los que tenemos que plantarnos. Primero: no regar este año con el Tajo, no por capricho, ya he dicho que hay agua para aburrir en Madrid y en el Alberche. Segundo: defendiendo los 20 m3/s de caudal MÍNIMO en los meses de verano. Lo que se consiga va a depender de eso. De los cojones y ovarios que le echemos. Así de sencillo. Pedir en esta España racionalidad es mucho. El que no llore no va a mamar. Y en Murcia están llorando mucho y afilando las navajas, que tienen categoría. Talavera de la Reina tendrá lo que pelee. Nadie va a regalarnos nada, ni lo que nos corresponde. Que no nos engañen, que nadie se engañe. Ha llegado el tiempo de la verdad.
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viernes, 25 de mayo de 2012

Es el momento

La Tribuna de Talavera, 25 mayo 2012

Buena y acertada la iniciativa de los empresarios de aglutinarse en torno a una plataforma que busque colocar a Talavera de la Reina donde le corresponde. Nadie nos va a sacar de ésta, salvo nosotros, y los tiempos de llorar por los golpes encajados ya pasaron. Y que nadie piense que las cosas vayan a cambiar de aquí en adelante por nuestra cara bonita, que le hemos caído en gracia a la presidenta de Castilla-La Mancha y que las industrias hacen ya cola como beatas a la puerta del convento. No. Aquí hay que pelear cada milímetro, cada concesión, y muchas veces el enemigo habita dentro.

Porque en Talavera está aún por ver si el Ayuntamiento es un apéndice más de la Junta, atento al ordeno y mando; o es de verdad el Ayuntamiento de Talavera, motor de la ciudad y de la comarca. Lo primero, lo vivido en los últimos y gloriosos años de la Junta, sabemos a qué nos conduce. Está bien eso de ir de la mano de un Ayuntamiento que tire de la ciudad, o mejor dicho, para qué engañarse: ir tirando de su brazo, para que desde el tejido social, empresarial, el que sea, se llegue con más argumentos y peso a los despachos donde, al final, se corta el bacalao. Y, claro está, es infinitamente más atrayente una ciudad beligerante, segura de sus posibilidades, que se ofrece; que otra a verlas venir, macilenta y mohosa.

Es el momento. Talavera de la Reina está en el mejor sitio, ni siquiera 30 años de olvidos por la Junta nos han quitado el carácter emprendedor y dinámico. Hay que aprovecharlo, crear, inventar y exigir lo que nos corresponde. La ciudad debe ir unida, así conseguiremos cosas. Pero claro, ése es el paisaje idílico. La realidad son las cuchilladas al que trabaja, la zancadilla, el insulto, el menosprecio y la lucha por asimilarle al tran-tran de la mediocridad, y en caso contrario, marginarle. Aquí la lealtad y el honor son conceptos desconocidos. Ir de frente, una quimera. No hay categoría.

Por cierto, y ya que estamos levantando el chozo: ya queda menos para que se empiece a bombear veneno del Tajo a los regadíos del Alberche. Veneno. Y lo digo después de dedicar muchas horas a analizar los parámetros químicos y biológicos del líquido que transporta el Tajo entre Castrejón y Talavera. Pese a que están a timbote los embalses de Madrid y del Alberche, aquí se ha decidido desde el Ayuntamiento agachar el lomo y tragar, perfil bajo y a mirar a otro lado. ¿Por qué? No lo sé, pero es la misma medicina que nos metió en el pozo, y a la que al parecer algunos no están dispuestos a renunciar.
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viernes, 18 de mayo de 2012

Vergüenza

La Tribuna de Talavera, 18 mayo 2012

Al final te explicas por qué estamos en el pozo de siempre. Después de analizar, muy despacio, la situación del Alberche, del abastecimiento a Madrid, de la cabecera del Tajo, la conclusión es que el más fuerte se lleva la tajá, mientras el débil se queda a verlas venir. Esto, que ha sido así toda la vida, tiene su máximo exponente con los regadíos del Canal Bajo del Alberche. La industria más floreciente y con más futuro de Talavera, anda con la soga al cuello porque Madrid quiere el Alberche para que este verano naveguen los barquitos en el embalse de San Juan; y claro, que se vaya parte del agua hacia Talavera, de eso nada. Y, mientras, en Murcia nos dicen que ni se nos ocurra tocar el alto Tajo, que es suyo.

Ya veremos de dónde viene el agua para regar, si viene, porque aquí, nuestra clase política anda cogiéndosela con papel de fumar, unos no sea que se enfade la faraona de Fuensalida, y los otros aún arrastrando la traición de Barreda, cuando por el cromo del aeropuerto de Ciudad Real y el trasvase del Tajo al Reino de Don Quijote, puso alfombra de terciopelo para que Barreda regalara el Alberche enterito a Esperanza Aguirre. Sangre es lo que nos falta para defender lo nuestro. Si hicieran a los regantes de Murcia, del Júcar en Valencia, o a los de la Mancha, la cuarta parte de lo que están haciendo a los nuestros, se montaba una de mucho cuidado. Pero aquí no. Una tibia moción conjunta en el Ayuntamiento, y a rezar a la virgen y a los santos para que llueva. No, no y no. Hay 700 hectómetros cúbicos de excedentes en la cabecera del Tajo, suficientes como para que Talavera beba un siglo; hay 245 hm3 en el Alberche, y los regantes sólo necesitan 50. Y Madrid tiene garantizado el abastecimiento para dos años, con más de 670 hm3 almacenados. ¿Y no hay un chorrillo para que se riegue la vega de Talavera? ¿Qué está ocurriendo? Que nos tragamos los lodos de los polvos bastardos de las últimas décadas, que aquí de tan gilipollas que somos ni acertamos a abrir la boca; y que los nuevos, por eso del no molestar, pues tampoco aprietan, que lo del agua es asunto que carga el diablo, y hasta que no venga Rajoy con el santo grial del Plan Hidrológico Nacional, pues nada, a mirar y dejar hacernos. Para luego llorar, postura muy típica talaverana.

Me da vergüenza que entre unos y otros no le echemos lo que hace falta para que haya agua del Alberche para regar. Si no cambiamos vamos a continuar siendo los tontos del pueblo. Nos dan por todos los lados, estamos en el pozo, ¿y nos quejamos? Lo extraño es que aún no vayamos en camello por los wadis en que nos han convertido el Tajo, el Alberche y el Tiétar.
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viernes, 11 de mayo de 2012

Ferias

La Tribuna de Talavera, 11 mayo 2012



Rodrigo Muñoz. Yo creo

Tiempos duros. El calor llega y arrasa las hojas frescas de almeces y plátanos, de un día a otro, sin delicadeza. Y amanecen tiradas en las aceras, mustias y retorcidas, hojarasca antes de haber nacido. No hay término medio, transición. Hoy estás aquí y mañana te nacionalizan. Al final el neoliberalismo que vivimos tiene que ser rescatado por lo que queda del Estado. Hoy estás entre los charcos rojos de la raña, hasta arriba de barro, y mañana el sol calienta y las calandrias se arrebujan bajo los centenos crecidos. Tiempo de contrastes y brumas. Pero vienen las Ferias de Talavera. Y no sé si será el tiempo de la tregua. Pero en una de éstas, esto tiene que cambiar. Ya queda menos para todo, eso es cierto. Sigo confiando en esta ciudad.


Hace unos días una persona que va a empezar a hacer negocios en Talavera me preguntaba que cómo veía la situación de la ciudad. Le dije que se diera una vuelta por las calles, porque el hoy, y el futuro, es lo que se mueve, ese fluido que da la tensión a cada día. No lo vemos, pero el nervio de la ciudad está ahí, al otro lado de los escaparates, en las naves que una y otra vez cambian de negocio, a ver si esta vez es la vencida. Talavera no debe ser más el tópico de la esquina perdida allá junto a Extremadura, o la ciudad de bloques de pisos rojos y destartalados que queda al lado de la autovía.


Son Ferias, y esta noche pregonan los hermanos Cubelos, buena y acertada decisión del Ayuntamiento. Más que representantes de la Talavera más joven y piragüistas de primera, son ejemplos de la Talavera de la Reina que tiene que ser, que sabe crecer y ganar. Me gustaría que hoy tuvieran Tajo para navegar aquí. Lo tendrán dentro de pocos años.


Son Ferias, después de un año muy jodido, de una semana mala. Pero ha salido el sol, calienta con fuerza, vuelan los vencejos y las pelusas de las alamedas perdidas vuelven por San Isidro. Quizá la primavera haya venido para quedarse en esta ciudad. Y esta vez de verdad.


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viernes, 4 de mayo de 2012

Oscuros intereses 2: the revival

La Tribuna de Talavera, 4 mayo 2012

En estos tiempos que vuelan raudos como vencejos, leo la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo, libro tan imprescindible como lúcido para entender esta España que padecemos. En él, un capítulo glorioso, el CCX, Diálogo con la Fama, donde el coronista, gastado ya por la vida y amargado por la gloria de los falsos y el olvido de los merecedores, replica retóricamente a la Fama que le pregunta dónde están los conquistadores muertos, dónde sus sepulcros y qué blasones hay sobre ellos que justifiquen su honor y gloria. Responde el conquistador que los sepulcros de aquellos valientes fueron los estómagos de los indios, y sus vientres echados a los tigres, sierpes y halcones. Que allí quedaron sus blasones y aquellos fueron sus sepulcros, todo por la gloria de Su Majestad, de Dios y de Castilla.


Desde hace días se mueve otra vez la especie de los oscuros intereses, de que los portavoces de la Plataforma del Tajo y el Alberche nos meneamos al agua del PSOE. Revival del 2009, pero ahora del otro lado. El PP ha ignorado a la Plataforma casi un año, ahora la desprecia, y lo próximo no sé si será la victoria, pero calcan los pasos del PSOE, el manual al uso. El discurso nuestro no ha cambiado ni un milímetro. Es más: lo podríamos llevar grabado en una cassete reciclada de gasolinera, porque vayamos donde vayamos echamos la misma función, y no adornamos la figura al gusto de la plaza de turno, que la decencia y la responsabilidad hacia lo que representamos, Talavera de la Reina, va por delante, faltaría más. La Plataforma del Tajo y el Alberche y sus portavoces, es un ente incómodo, no al uso. Y eso asusta, al PP y al PSOE, que son los que cortan el bacalao a pachas en esta España desarbolada como galeón saqueado por piratas ingleses. No es por tanto extraño que intenten tumbarnos, porque en el fondo su filosofía es la misma: los importa un bledo el Tajo y el Alberche, y de lo que se trata es hacer caja de votos, y que todo siga igual, podrido, seco, moribundo y con el Alberche en Madrid y el Tajo en Murcia. El resto es joder, molestar, tocar las pelotas u ovarios. Y cuanto antes se neutralice o se aburra a los interfectos que distorsionamos en el paisaje borreguil, mejor.


Algún día el coronista Miguel Méndez ligará los sucesos de estos años de la reconquista del Tajo; y pondrá hitos, fechas, nombres y apellidos a traidores, valientes, cobardes, voceadores y justos. Las medallas y los honores –esto es España– lucirán en bastardos de los que hacen carrera en la Corte. Pero eso no importa, porque el objetivo es otro. Por Su Majestad el Tajo, por Talavera de la Reina, por esta Castilla de primavera.
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viernes, 27 de abril de 2012

La factoría

La Tribuna de Talavera, 28 abril 2012



Viento. La chapa arrancada de la cercha golpea y golpea. Chapa doblada, negra, gastada. Vencida. Arriba, más allá de los desguaces, las nubes corren y corren. Pedazos de blanco, de gris. Luego manchones de azul. A veces sol que entra y saca brillos de oro al polvo sucio y gris que tiene tomado todo como un mal amor. Las máquinas quietas, oxidadas, cansadas. Observo la arquitectura antigua, metálica y cálida. Los vidrios altos tomados por cataratas y aguamarinas. Recuerdo antiguo del arte de las estructuras Warren, Pratt, Howen, Polenceau…, los cálculos en Maestría sobre papel finlandés, los vectores, las descargas, el equilibrio, la elegante anulación de las fuerzas.

Algunos obreros aún esperan. Sólo esperan. Nada se mueve. Sólo el viento, la chapa que golpea, los mirlos emboscados que trepan su aire fino y metálico y huyen por los tragaluces y por las chimeneas de ventilación. Un gato pasa. No queda mucho, sólo el silencio que va llenando el espacio. A veces, con los rayos de sol, entre el polvo fino de oro que sube, pasan sombras de otros tiempos, del bullicio, del andar, de la prisa, del sin fin de la factoría. Toco las máquinas. Frías. Ya no hay sirenas, ni horarios, ni el frío se cuela por las puertas en las madrugadas de invierno, ni el sol de verano derrite la fundición, ni los camiones cargan y descargan. Las chimeneas inmensas no respiran ya. Todo es de ayer, de ese ayer lejano que se lee en la cara de los últimos obreros. Los últimos.

Los gigantes esperan, atalayan la distancia en su paisaje artificial, inmensos, guardianes del tiempo. Esperan. Vencejos altos, viento que avanza y seca hasta el alma, que se cuela por cada resquicio de la mente. Observo por última vez los perfiles, las cañas de U, los IPN, toco las soldaduras de las pletinas. Perfectos los últimos destellos de minio refulgiendo a la luz.

Salgo. Polvo en los ojos. Luz. Y respiro. Y me quedo un rato contemplando a los abejarucos, posados sobre su viento, irreales de brillo y resplandor.  
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