El TSJ de Extremadura acaba de echar por tierra Marina Valdecañas. Ahora las máquinas tendrán que entrar y dejar la isla y los entornos en el estado en que se encontraban antes de que la Junta de Extremadura decidiera destruir una de las joyas naturales de la región. Queda mucho trabajo, habra´recursos, pero esta sentencia que ha ganado Ecologistas en Acción, viene a poner coto a la chapuza ambiental a gran escala promovida en el último decenio por las Administraciones autonómicas. Esta tarde, para celebrarlo, me iré a Valdecañas a ver si ya están en su sitio las cigüeñas negras, las perdiceras, los alimoches. Dejo lo que escribí en La Tribuna de Talavera hace ya más de cuatro años, concretamente el 2 de febrero de 2007.
310 chaletes a 500.000 euros la unidad; hotel con spa y esas cosas finas que ahora se llevan; campo de golf -faltaría más-, rodeado de bungalows y más césped…; y una marina, que debe ser eso de barquitos de motor y pijería en moto náutica y cosas así… Este es el destino de buena parte de la margen derecha del embalse de Valdecañas, allá por los pagos de Berrocalejo y El Gordo. La semana pasada Ibarra meneó el hisopo y bendijo las obras que quiere empezar echando leches la misma empresa que se ha pasado por la piedra las marismas de Isla Antilla en el Atlántico onubense.
Tiene narices que dos gobiernos socialistas, el manchego -porque lo que tenemos es un gobierno exclusivo de la Mancha-, y el extremeño, hayan dado el visto bueno a dos proyectos urbanísticos esquinados, con poco ruido, que ni se hubieran atrevido a sacar adelante los epígonos del desarrollismo en los pantanos del Alberche o de las sierras de Madrid. Uno en Hellín, a orillas del río Mundo; otro, éste de la raya de Extremadura con el occidente de Talavera, tierra de nadie donde se siente como en pocos lugares el vacío del abandono del invento de las Autonomías. Que cada uno saque sus conclusiones del por qué de este empeño «socialista», que yo ya me lo presupongo, y creo que no andaré muy desnortado.
Lo de Valdecañas es una cacicada en toda regla, una desfachatez y un insulto a la inteligencia. Habría mucho que decir: que si las grullas, que las águilas y cigüeñas del cañón del Tajo, que si el desarrollo de los pueblos va por otro lado, que si para esto tenemos leyes, que estamos en Europa, que esto de las urbanizaciones de pantano lo inventó Franco…
Pero la cacicada es de tal magnitud, que se me han quitado las ganas, que eso ya tendrá su tiempo y lugar. Ya que hemos jodido toda la costa, ahora nos vamos al interior y repetimos la fórmula, con la aquiescencia de todos, que bajo el paraguas de Mister Marshall vamos a salir del pozo. Políticos que llevan 25 años cortijeando, viendo cómo se mueren sus pueblos y sus paisajes, ahora bendicen a Incosol como la última solución.
Marina Valdecañas es ni más ni menos que la privatización del paisaje, el rapto del Tajo por 300 privilegiados, y un inmenso negocio de muchos millones de euros con lo que es de todos. El resto, propaganda.
3 comentarios:
Miguel parece que al final merecio la pena ,creo que yo tambien ire a pasar la tarde por esos lares .
Aun recuerdo la tarde que pasamos juntos con el barro hasta las rodillas.
UN abrazo .
David Serrano .
Muy de tarde en tarde parece que aún hay justicia en este (todavía) gran país. Ayer pasaron por encima de mi casa las últimas grullas que nos dejan... ellas no lo saben, pero también tienen mucho que celebrar.
Damian Martin
Sí, yo también me acuerdo, David, pasamos una buena tarde... Las cosas, a veces, merecen la pena, Damian. Ayer estuve en El Gordo y la urbanización está terminada, con el campo de golf verdeando en la lluvia. Aún queda el recurso al Supremo y más vías; pero la sentencia es una autñentica bofetada a la Junta de Extremadura. Esperemos que las máquinas derriben todo lo contruido, y las grullas vuelvan.
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