La Tribuna de Talavera, 3 marzo 2011
Muy lejos no hay nadie. A veces me paro en las cunetas y espero que pasen las águilas. Siempre vienen. Apoyado en el coche, con el viento del invierno moviendo las nubes y el pelo, contemplo cómo pasan los días en silencio. A veces bajo al Alberche somero y frío y camino por las orillas, o por en medio de la corriente, con las bogas subiendo y con los espejuelos de oro brillando en lo profundo. Cuando los sacas del agua el brillo se apaga, como los sueños se desvanecen con la primera luz del día. A veces, pasa algún repartidor, alguna furgoneta. Y vuelve el silencio. Pinzones, totovías, verdecillos, currucas, ratoneros en celo. Y más nubes y más viento. A veces, en las obras vacías, entre los forjados y las pilas de ladrillos abandonados, sale rotunda una perdiz. Las águilas cazan entre las promociones abandonadas de adosados mimetizados ya con el paisaje. En las vallas, los plásticos al atardecer relucen y ondean al viento de invierno, como en esos documentales del Himalaya, donde todo es viento, frío y la gente tiene mirada de lejanías.
Ahora, siempre, todo es silencio; es como si el mundo se hubiese acabado: no suena el teléfono, nadie en el campo, vacío. En los cruces de las autovías la gente vende bolsas y sacos de patatas, en las antiguas furgonetas de las cuadrillas que iban de madrugada al tajo. España es un país que ha quedado para vender patatas a cinco euros el saco. Un año y medio más en picado. Esto no aguanta. Las golondrinas hacen sus nidos en las cajas de registro de las casas abandonadas. Nidos perfectos sobre el yeso nuevo. La gente entra en las promociones a medio terminar y se lleva lo que le bien mejor: una ventana, el cable para el cobre, sanitarios… Metáfora del saqueo de España, país eternamente a medio hacer. Pasa una cogujada por el paisaje del mediodía. Muy lejos, pero aún en el territorio donde la radio funciona y rompe el silencio, trae calor. El 88.0. Veinte años ya de COPE en Talavera. La vida pasa muy deprisa. Muy lejos no hay nadie. Sólo la radio, las voces de Blanca y Laura. 20 años ya. Qué deprisa pasa la vida, como las nubes y las águilas de este invierno.
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