El tiempo del absurdo es cuando entiendes todo. Cuando la realidad es tan nítida que duele, cuando los cielos son tan profundos y azules como los del Wyoming de Las puertas del cielo. Un azul frío, irreal de limpio y eterno. Entonces, cuando observas entre la música, cuando todo gira en otra dimensión, te das cuenta que aún no has llegado al lugar. Siempre está la puerta de la salida de emergencia, pero eso sería hacer trampas a la vida, y la vida es lo único real, profundo y azul, como los cielos de las películas malditas. Todo se mueve con su ritmo, en la noche que huele a frío y a vacío. Para qué escuchar, para qué hablar, para qué sentir, si todo se mueve en otra dimensión, en otro orden que no puedo agarrar. Todo está ahí, es así por mucho que lo mires. Da lo mismo, no cambiará. Tú siempre estarás allí y el tiempo y la vida pasará como esas nubes altas de la primavera. Cuando entiendes todo y comprendes la cadencia de la realidad, todo se hace verdad. Todo se hace lejano, intangible, y tan absurdo como prescindible.
La limosna de los días
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“Sólo hay un poeta, dice Rilke, / sólo uno es el Poema”, escribe Gregorio
Dávila de Tena en el texto inicial de *La limosna de los días*, con el que
ob...
Hace 2 horas
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