La Tribuna de Talavera, 11 marzo 2011
Todo lo que no sea en la actual campaña electoral plantear la visión de la ciudad para 2020 es perder el tiempo. Más. El descalabro de gestión perpetrado desde la Junta hacia eso que se llama Castilla-La Mancha, arroja en Talavera de la Reina y su comarca la cara más amarga. 25 años de olvidos son muchos, y aquí sólo han caído las migajas y ese puente insensato como ejemplo a la política de imagen frente a la de resultados.
La campaña política ha de plantear realidades, un cambio de rumbo concretado en propuestas que levanten la ciudad, no que vengan a sumar votos para ganar la Junta, es decir, que no seamos los tontos de siempre los que demos el poder a los que no nos van a dar nada a cambio. O aquí se plantean cosas concretas para Talavera y comarca, o no se vota. Ésa debería ser la máxima: un 100% en blanco. Porque la cosa está muy jodida, y no estamos para hacer el caldo gordo, otra vez. Pero el político de carrera, como sabe que la memoria del desinhibido votante es más limitada que la de un Spectrum, pues otra vez con la misma.
Para sacar a esta ciudad del agujero se necesita cordura, compromiso, generosidad y esfuerzo. E independencia. Quizá pedir grandeza sea mucho. Sólo desde la independencia es posible volver a colocar a esta ciudad donde se merece. Tirar en conjunto, todos a una y esas cosas románticas que salen en las películas americanas. Aquí, con las vacas gordas reímos las gracias a la Junta; y con las flacas, búscate la vida. Y en esas estamos: ni AVE, ni grúas en el perfil de la ciudad, ni ganado en el Mercado, Torrehierro como cazadero de cernícalos, el agua marchándose entubado a media España, y social y económicamente cada vez más empobrecidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario