viernes, 17 de marzo de 2017

Apoptosis talaverana

La Tribuna de Toledo, 17 marzo 2017

Fuente: Facebook, Talavera nuestra ciudad

Se les ha ido la mano con Talavera. Si usted lee esto desde Toledo o desde la zona oriental de la provincia, quizá crea que ya estamos con lo siempre. Que ya vale y tal. Que nos dejemos de lloreras y del cuento de la marginación y mandangas varias. Pero no. Se les ha ido la mano con Talavera, al Estado, la Junta, la Diputación... Estamos tardando en manejar el concepto también manido por otros territorios de deuda histórica con Talavera. No es ombliguismo. Es simple análisis. Se les fue la mano con Talavera, antes, pero también ahora andan con el paso cambiado, tanto en el Estado comandado por Rajoy, como en la Junta y en la Diputación del Psoe de Page.

Y claro, el vaso rebosó hace tiempo, con un cuarenta y tantos de paro, con el colapso social que hace que dos o tres generaciones se hayan marchado o estén en ello, y con la pérdida de un capital humano irrecuperable. El vaso rebosó cuando se convirtió a Talavera en un gueto, cuando se la sacó del mapa del transporte, por ejemplo, a finales de la pasada década. Cuando se la secuestró el Tajo y el Alberche. Cuando se rieron de los regantes del Canal Bajo postergando sine die la modernización. Cuando se decidió que las periferias no manchegas de la región quedaran como costra, extrarradio, y ahí claro quedó Talavera y su tierra. Toda. Tan vacía y dejada hoy que duele recorrerla y sentirla.

Evidentemente, todo eso no fue sólo por la “inquina” de Toledo y Madrid, de los Bono, Barreda, Cospedal y Page. Fue posible por una larga lista de abajo firmantes, responsables y que asintieron, callaron, y permitieron. Ahí están las hemerotecas, las promesas, las mentiras, los dobles juegos. Y ahí estamos los talaveranos, silentes, votantes, confiados una y otra vez, desesperados ya, engañados mil veces, insultados con cada anuncio, con cada plan estratégico de cartón piedra, cada estudio, anteproyecto. Con cada vacío publicitado y lanzado a la cara ya como desprecio, y que sólo vienen a recordarnos la brecha entre la Talavera real y la que pudo y debió haber sido.

Los viejos moldes no sirven. Quienes se han turnado en el poder y han venido permitiendo desde la alcaldía la amputación de las posibilidades de la ciudad, no pueden pedir más tiempo, más oportunidades, más recorrido para más promesas y más décadas vacías. El gobierno de Rajoy no contempla nada para Talavera en los presupuestos del Estado, ni para electrificación y desdoblar la vía, ni para el plan de riberas, ni para Torrehierro, ni para modernizar regadíos... Page troceó la ITI prometida para Talavera en seis pedazos, hace más de un año de ese anuncio del plan especial anunciado en la vaquería de Talavera la Nueva, y ya debe quedar poco para que nos anuncie otro igual de “generoso”. Sería un error gastar las esperanzas de la gente en un ajedrez de intereses ajenos a los de la ciudad, buscando equilibrios a medio plazo para aquí o para Toledo, pero en ningún caso anteponiendo el verdadero interés general.

No estamos en el mapa. Nos han sacado y lo hemos permitido. Nos han programado para languidecer, desaparecer, pintar poco o nada. Han/hemos conseguido/tolerado aquí décadas de gestores políticos al mando sumisos y colaboracionistas. No sólo lo digo yo, también los hechos y las consecuencias. ¿Cómo nos metemos de nuevo? Esa es una de las preguntas. Y la otra, saber si vamos a continuar permitiendo y acatando la liquidación programada de Talavera. Está en nuestras manos decidir.
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viernes, 10 de marzo de 2017

11-14

La Tribuna de Toledo, 10 marzo 2017


Ya están aquí los vencejos cruzando el cielo amurallado de albarranas de Talavera. Y en nada llegará mayo y se cumplirán dos años de las elecciones municipales de 2015, el paso del ecuador de la legislatura/mandato local. A medio camino es el momento de echar un vistazo, atrás y sobre todo hacia delante, en especial en Talavera de la Reina, donde las cosas se olvidan demasiado pronto, y las telas de araña, derrotismos y marginaciones históricas varias marcan la agenda, más allá de la capacidad de gestionar, traer proyectos ilusionantes y convertibles en puestos de trabajo y riqueza.

Las elecciones de mayo de 2015 no dieron al PP una mayoría absoluta. Sólo 11 concejales de los 25. Es decir: hay posibilidad de una mayoría fuera del PP y de la no política de piloto automático hacia Talavera seguida a pies juntillas hasta el momento. Y es que en otros lugares de España (de la provincia y de la propia Castilla-La Mancha), otros modelos de gobiernos nuevos sí están dando resultados para sus ciudades. Los proyectos, las iniciativas, los resultados no llegan solos. Hay que pensarlos, trabajarlos y pelearlos. Pero por aquí no hubo tiempo a otro modelo de gestión: Ciudadanos a las primeras de cambio se acomodó/empotró adosándose al PP con sus dos concejales, y se acabó lo que se daba. A sestear. Tanto la acción de gobierno como la propia ciudad. Y en esas estamos.

De nada sirve trabajar, presentar mociones, iniciativas, estudiar y plantear alternativas, si al final todo acaba en los cajones, y ves cómo las posibilidades se diluyen, se van a otros lugares, y aquí seguimos en la política de anteproyecto de propuesta de estudios previos de análisis preliminares de milongas varias que siempre acaban en humo. Y es que la situación de Talavera no es casual. Es fruto de una acción de gobierno de décadas perfectamente visible ahora mismo. Fotografías, decálogos, papeles y pocos hechos. La política es la capacidad de hacer realidad lo planificado. De dar respuestas a tu comunidad. De liderar y dirigir. Entender la política como un equilibrio de intereses al servicio del partido, arroja el resultado de la Talavera actual. En política cuentan los resultados, y lograr cifras en los presupuestos tanto del Estado como de la Junta. No lamentaciones, declaraciones y fotos huecas como la de ayer de tres de los cuatro portavoces y alcalde, escenificando perfectamente el paradigma de (casi) todos con lo de siempre.

A medio mandato la visión de la gestión de gobierno municipal suspende. Pero no olvidemos que 14 son más que 11, aunque cada uno deberá aguantar su responsabilidad, por activa o por pasiva. Nada es definitivo, o no debería serlo, más cuando queda claro que la situación es inestable y errática. Podemos desviar la atención a movimientos “apolíticos” de teórico nuevo cuño que en ningún caso cuestionan el pacto de gobierno municipal, o a manifestaciones urgentes de parte, que acuden a actuar como vacuna o antídoto, o el “todos a una” que sólo vienen a apuntalar la situación actual, es decir, a los mismos de siempre, a los responsables. Pero el problema es otro. Y el tiempo y las oportunidades siguen pasando. Y éste es el resto.
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viernes, 3 de marzo de 2017

Trampantojos políticos

La Tribuna de Toledo, 3 marzo 2017


[...] una forma de comportamiento político marcada por la obsesiva preocupación por el declinar, humillación o victimismo de la comunidad, así como por cultos compensatorios de unidad, energía y pureza, en los que un partido de masas o un conjunto de militantes nacionalistas comprometidos, trabajando en difícil pero efectiva colaboración con las élites tradicionales, abandona las libertades democráticas y persigue, con redentora violencia y sin restricciones éticas o legales, metas de limpieza interna y expansión externa. 

Robert Paxton. Anatomía del fascismo


[...] el fascismo sostiene que hay algo sobre los partidos y sobre las clases, algo de naturaleza permanente, trascendente, suprema: la unidad histórica llamada Patria. La Patria, que no es meramente el territorio donde se despedazan aunque sólo sea con las armas de la injuria varios partidos rivales ganosos todos del Poder. Ni el campo indiferente en que se desarrolla la eterna pugna entre la burguesía, que trata de explotar a un proletariado, y un proletariado, que trata de tiranizar a una burguesía. Sino la unidad entrañable de todos al servicio de una misión histórica, de un supremo destino común, que asigna a cada cual su tarea, sus derechos y sus sacrificios.

José Antonio Primo de Rivera. ABC. 22 Marzo 1933

El negocio/asunto de la representación política democrática funciona más o menos así: cada cuatro años los ciudadanos se organizan en partidos políticos, agrupaciones de electores o las figuras que la legislación permita para el caso, y se presentan a los votantes con unos programas donde queda expuesta su filosofía, actitudes, bagajes y aspiraciones. La gente (la misma que paga impuestos y ejerce su ciudadanía como mejor le apetece) acude a las urnas y mete una papeleta en un sobre. Se cuentan votos y por un sistema proporcional, se llenan distintas cámaras nacionales, regionales y locales. Sencillo. Se puede estar más o menos de acuerdo con las reglas del juego, pero es un juego que nos gusta, porque en el anterior no había urnas, sino un general que ganó una guerra civil contra el poder legalmente establecido y se saltó a la torera eso de la democracia, el valor de un voto, los partidos políticos… esas tonterías al uso.

En Talavera de la Reina, faltaría más, hubo unas elecciones. Distintos partidos, candidatos y programas electorales. Hubo para elegir. Incluso hubo partidos políticos que decidieron no presentarse, apartar sus siglas. Es lícito y es una de las reglas del juego. Los resultados fueron claros: ganó el Partido Popular con once concejales, seguido del Partido Socialista Obrero Español con ocho, Ganemos Talavera con cuatro y finalmente Ciudadanos con dos. 25 concejales para representar a las más de ochenta mil almas de nuestra ciudad. El resultado pudo gustar, o no, pero es fruto del deseo de quienes votaron, de quienes no lo hicieron, y de quienes decidieron no presentarse dejando huecos y debilitando/reforzando otras opciones. Pasados cerca de dos años desde mayo de 2015, la situación en el Ayuntamiento de Talavera es clara, con una navegación más que tranquila del equipo de gobierno del PP, con su socio Ciudadanos cada día más mimetizado, que ya sólo espera una pequeña señal del alto mando de Albert Rivera para diluirse definitivamente en el PP y gestionar alguna delegación de gobierno. Te puede gustar o no, pero es lo que ha querido la gente. En cada ciudad la casuística es distinta. Aquí la que tenemos. ¿La que merecemos? No lo sé.

El asunto/negocio político es sencillo. Una lista, que te voten, y a gobernar; o a hacer oposición. O a ni siquiera estar. El problema surge cuando ni te presentas a las elecciones, no quieres a los “políticos” que están ahí porque son una panda de matados, y vas y te organizas un chiringuito/asociación y quieres que los que representan a los ciudadanos, te representen a ti. El juego no va así. Hay quienes sí se apuntan al carro, van por libre, y se creen que los votan por su cara bonita. Pero suele acabar mal. Otra opción, más enrevesada, es crearte el típico movimiento/antídoto, que protege a quien manda, porque al fin y al cabo para el caso todos los políticos son iguales y todos tienen la misma responsabilidad. Pero tampoco, porque en este caso las reglas del juego también son claras: quien gobierna lidera, da la cara, trae resultados y rinde cuentas. Si no lo hace dimite y se va. O se rompen las alianzas de gobierno que facultan una acción de gobierno endeble y fallida. Y se crean otras. Es el juego democrático.

A mí otros juegos no me gustan. Que la situación de Talavera es complicada nadie lo niega. El error es confiar una y otra vez en fórmulas ensayadas y fallidas, y que nos han llevado al pozo. Pero es lo que hasta ahora han/hemos querido mayoritariamente los ciudadanos. Otra solución es continuar ahondando en el populismo, la demagogia y la aireada y manoseada incapacidad de todos los que ostentan algún cargo representativo público. Los polvos y los lodos, el dejar hacer, tragar una y otra vez con las mismas promesas, desplantes y marginaciones han puesto a Talavera de la Reina en una situación complicada. Hay responsables. Pero son responsables ante los ciudadanos. No ante quienes se erigen como fedatarios y redentores. Quien quiera cambiar las reglas del juego que lo intente. Conmigo, faltaría más, que no cuente. Y éste es el resto.
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Lista de la compra

La Tribuna de Toledo, 10 febrero 2017

Hoy es de esos días que tengo tantas cosas en la cabeza que es difícil escribir sólo de una. Tiempos de cambio, en el cielo y en el brotar y blanquear de los almendros en las barreras de la Jara y en el olvido de las cunetas. Al atardecer las nubes brillaban con hambre de lluvia enmarcando las atalayas de Talavera con el perfil del nuevo puente. Quizá ya se vayan las grullas, pronto, con el viento que traerán los frentes del Atlántico. Conduciendo, de vuelta, pensaba en la ciudad, en la Talavera dormida en su valle ya sin Tajo y sin Alberche. Pensaba en cómo se puede torear a la justicia (¿mayúscula o minúscula?) metiendo en un cajón un expediente, olvidándolo convenientemente por un fiscal hasta que políticamente sea oportuno... Y que no pase nada, una multa de 1.500 euros pero los intereses de los ciudadanos pisoteados. ¿Qué más da? Pensaba, mientras las cigüeñas salían del vertedero a sus atalayas en los campanarios en los pueblos falderos de la Sierra de San Vicente, que quién maneja los hilos de esta sociedad, donde sigue habiendo un doble rasero, asumido, donde los de siempre ganan y los de siempre perdemos.

Tendría que escribir sobre qué está pasando con el asunto del Plan de Singular Interés del campo de golf y zona comercial de Talavera, uno de los hijos de ese invento urbanístico que hizo furor hace una década y que ha ido dejando demasiados lodos por Castilla-La Mancha; y por qué se ha “congelado” catorce meses en la fiscalía de Toledo. Otro día. No será el último capítulo de esta historia. Y también tendría que escribir sobre los pinzones y los verdecillos que ya barruntan la primavera cantando de mediodía sobre las acacias deshojadas y frías. Sobre las grajillas que pasan someras, sobre la luz perfecta de las tardes de febrero cayendo sobre las tardes de Toledo. Y esta mañana, apoyado en un soportal de la calle Ancha, también pensé escribir sobre la ciudad que va perdiendo el sonido y los escaparates de siempre, la estandarización del paisaje urbano, las mismas franquicias, los mismos turistas... las últimas tiendas, ya no más de siempre, en la raya de cerrar, de liquidar, de echar el cierre definitivo a un tiempo.

Muchas cosas y ninguna. Muchas notas en la cabeza. Muchas palabras. Muchos silencios. Algunas grietas. A veces salen columnas como listas de la compra, con letras ininteligibles, con tinta corrida que dibujan un apunte, un deseo, donde queda el destello de una luz, de un callejón donde conversa solitaria una pareja. Notas para días completos. Para días donde haya clama, para que el desorden se pose y deje una ristra de palabras como una noche con sentido.
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viernes, 3 de febrero de 2017

A cuchillo por el Guadyerbas y el Tiétar

La Tribuna de Toledo, 3 febrero 2017

Red Eléctrica de España es una de esas empresas públicas que el Partido Popular utiliza para colocar a las piezas del ajedrez político gastadas y que no dan más de sí, un territorio enmoquetado y pacífico, más allá de las puertas giratorias de la política supeditada al poder económico que nos lleva. Un territorio, el de los paraísos terrenales de las puertas giratorias, con remuneraciones de más de seis dígitos, y que queda mucho más allá del Moratalaz que cantó Sabina.

Red Eléctrica de España ha sido elegida para colocar al ex director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, que ya iba dando demasiado el cante, cuadro y charretera a lo Corea del Norte aparte. El asunto al que voy es que Red Eléctrica de España, la empresa que se encarga de colocar con sueldos base de 150.000 euros de vellón por doce reuniones al año a los referidos desechos de tienta ahora del PP, ha decidido tirar una línea eléctrica de alta tensión entre Talavera de la Reina y Arenas de San Pedro. Cerca de 29 kilómetros y 4 millones de euros de gasto para coser a torretas uno de los espacios naturales más privilegiado, maravilloso, olvidado y dejado de la mano de los respectivos virreyes de turno de las dos Castillas.

Por aquí, por la tierra de Talavera, nos hemos acostumbrado a contemplar y convivir con las monstruosas líneas de alta tensión que vienen desde los dos reactores nucleares de Almaraz y las cinco grandes centrales hidroeléctricas del Tajo. Debajo de estas líneas, los alcornoques y las encinas centenarias se retuercen y mueren, los cables chisporretean con un bzzzz bzzzz continuo que eriza los pelos; y si te quedas un rato debajo, se va apoderando de ti, absorbiendo tu energía para llevársela también a los territorios “desarrollados”, a las periferias de luces y fábricas de Madrid, del norte, o a donde vayan, porque como ocurre con el agua, esta es tierra de paso, de saqueo y definitivamente moridero.

No quiero que me destrocen el valle del Tiétar y del Guadyerbas. Pepino, Segurilla, Cervera, Mejorada, Sotillo de las Palomas, Velada, Parrillas, Montesclaros, Hontanares, Ramacastañas, Arenas de San Pedro... El Tiétar y el Guadyerbas, ríos que deberían ser ya parque natural o nacional, santuarios de vida y naturaleza, esperanza y belleza. Pero no lo son, porque ni en Toledo ni en Valladolid saben por donde cae este territorio. Y Red Eléctrica de España ha decidido llevárselo por delante, con la excusa de “garantizar” la demanda del valle del Tiétar, pero con el objetivo de abastecer a las mansiones que de forma ilegal, y de aquella manera urbanística que sabemos y conocemos, se han construido los mismos que han pasado por las puertas giratorias. Al final, el negocio lo paga usted, yo...; mire el recibo de la luz. Pero los beneficios, y el negocio lo hacen los de siempre.

Espero que el gobierno de García-Page se acuerde y sepa dónde andan los perdederos del Guadyerbas y el Tiétar. Espero que el consejero de Agricultura y Medio Ambiente y sus técnicos den la talla, alegando, y defendiendo un espacio LIC y ZEPA, además de Área Crítica para águila imperial, perdicera y cigüeña negra, por cuyos andurriales ya navegan -de nuevo- incluso linces y algún lobo escapado del norte. Porque ya está bien de que todo valga en esta tierra. Al menos, si somos tierra de saqueo y de agua va, al menos digo, que no nos roben lo que nos va quedando: la inmensa belleza de los paisajes libres, silenciosos y limpios, tierras de águilas del viento y de quienes sabemos que la belleza siempre es el destino.
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martes, 31 de enero de 2017

Las madres del Pablo Iglesias

La Tribuna de Toledo, 27 enero 2017

La plaza más importante de Talavera de la Reina, la más grande, heredera del foro romano, y a la que aún se abalconan los edificios del poder local y el proconsulado toledano de la Junta, la plaza digo lleva nombre de mujer. Su nombre exacto debería ser Plaza de las mujeres del motín del Pan. Así. Pero por eso de lo políticamente correcto, la cosa quedó amputada, porque no era (ni es) asunto pregonar y certificar que fueron mujeres, las mujeres de Talavera, las que un dos de mayo pero de 1898, se levantaron y arrasaron media ciudad buscando pan con que alimentar a sus hijos y maridos. La historia es conocida, pero no lo suficiente: años de malas cosechas, de acaparar grano por los oligarcas, peonadas y jornales de miseria, paro agrícola desbocado... y al consistorio municipal no se le ocurre mejor cosa que en patriótico y grandilocuente gesto, donar las últimas 500 pesetas de la caja de socorro a la Armada que se las veía con los yanquis en las Filipinas y Cuba. Total, desde el Ayuntamiento antes -y ahora- lo de la calle, el hambre, el frío y la necesidad y lo que la gente quiere y siente... queda lejos, mucho, y amortiguado por los muros de piedra.

Cerca de siglo y cuarto después otras mujeres, en este caso las madres del colegio Pablo Iglesias están luchando para que no les coloquen una gasolinera pegada al patio y a las clases donde sus hijos van a aprender. Sí, lo que escuchan. Porque Talavera es la ciudad de los imposibles, y más que berlanguiano, el asunto destila el aroma típico de quienes han ejercido el derecho de pernada urbanístico -consentido desde el consistorio que aún se reúne en la referida Plaza de las mujeres del motín del Pan-; derecho de pernada que ha perpetrado la ciudad del último medio siglo y que quiere seguir dictando su ley. Ahora el ayuntamiento/gobierno local no ha dado las últimas 500 pesetas para la guerra de Cuba, pero sí licencia para el negocio gasolineril. Y, claro, el asunto ya pasa de castaño oscuro.

Machado dejó dicho casi todo, también eso de que en España lo mejor siempre es el pueblo; que cuando las cosas se ponen complicadas los señoritos invocan a la patria y la venden, y que el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre. Aquí no habrá sangre, pero tampoco gasolina. Y será por esas mujeres, otra vez mujeres. Porque aunque en el ayuntamiento vayamos confundiendo eso tan antiguo de la legalidad con la justicia, ellas lo tienen claro, como aquellas talaveranas que dijeron hasta aquí hemos llegado con la tontería en aquel 98. Más nos valdría aprender un poco del pasado. La gasolinera no se construirá. Y será por las madres. Las madres del Pablo Iglesias. Otras mujeres. Siempre ellas.
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sábado, 21 de enero de 2017

Talavera, fuera de C-LM también en FITUR

La Tribuna de Toledo, 20 enero 2017

El "puesto" de Talavera en FITUR, donde los extintores y la salida de emergencia. En el patio de atrás de casi todo.

Pues eso. Si usted se da un paseo por el pabellón 7 de FITUR, se encontrará con un resplandeciente pabellón de Castilla-La Mancha. Entre expositores, pantallas, ovejas esquemáticas y mucho cartón piedra, se venden los más reconocibles tópicos de este territorio tan inexacto como centrípeto. Pero si busca a Talavera no la encontrará. Estamos fuera. Justo detrás, entre los puestos de revistas y asuntos menores, junto a los extintores y a la puerta de salida de emergencia, en un pasillo secundario. O terciario. 

Talavera de la Reina queda en FITUR más allá del patio de atrás de Castilla-La Mancha. Como una metáfora de la realidad que nos lleva, el brillo, resplandor, moqueta y demás artificios del poder de Junta y Diputación dejan fuera a Talavera que se las apaña esquinada y trasconejada, como aborrecida y apartada. No nos amparan en este caso las consabidas y geográficas cercanías a Extremadura o Castilla y León, que sólo nos consuelan las traseras del pabellón de las Baleares.

Talavera de la Reina y sus tierras llevan demasiado tiempo en el callejón de atrás de Castilla-La Mancha. Ninguna tierra es mejor o peor que otra, toda tiene su belleza y créame cuando le digo que conozco Castilla-La Mancha, y que tenemos algunos de los lugares más salvajes, perfectos y sorprendentes que conozco. No comparo, sólo digo que la Tierra de Talavera, con mayúsculas, mi tierra, no desmerece al resto de la región. Que tenemos en la ciudad patrimonio para aburrir, eso sí, penosamente gestionado. Que tenemos espacios naturales para contar a estas alturas con al menos un par de parques nacionales y tres regionales. No exagero. Que tenemos aquí al lado al mejor humedal de Castilla-La Mancha, que no es poco: el embalse de Azután. Y que contamos entre el Tajo y el Guadiana, entre el Horcajo y los perdederos de Guadalupe, con toda la riqueza que pueda tener cualquier renombrado, visitado y reconocido territorio patrio o extranjero. ¿Cómo nos vamos a vender? ¿Cómo vamos a mostrar lo que tenemos? ¿Cómo vamos a aprovechar nuestros recursos para salir del agujero? Pues eso.

Al final los hechos van configurando una realidad, amasando el barro del cántaro que cualquier día se acabará rompiendo de tanto llevarlo a la fuente. Porque uno no está donde no le quieren, y no le quieren -ni le conocen- donde no está. Pues eso: si va a pasar el rato a FITUR no busque a Talavera de la Reina donde la Junta de Castilla-La Mancha. Váyase detrás, al inframundo de los minipuestos de la feria, y allí, tras la frontera de moqueta y abandono, en su destierro le esperan Talavera y su Tierra. Lo mismo que si va a Castilla-La Mancha, la política: no la busque dentro, sino en ese territorio fronterizo incierto donde navega desde hace décadas, al pairo y dejada de la mano de todos.
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viernes, 13 de enero de 2017

Des-nudos logísticos

La Tribuna de Toledo, 13 enero 2017

A veces, cuando me embosco -un decir- para observar las avutardas, gangas, ortegas y demás avechuchos que campean por los secarrales del mediodía de la provincia toledana, observo cómo llega renqueante, cansado, lento como un lunes, el tren que discurre por la línea férrea Madrid-Cáceres-Lisboa. Un trazado antiguo, comido por los olivos y almendros, taladrado por vivares de conejos inmisericordes, que hacen que en muchos tramos la velocidad no vaya más allá de los treinta o cuarenta kilómetros por hora.

Es el tren que llega a Talavera, y que luego sigue a hasta los confines de la Lusitania (Oropesa, Navalmoral, Cáceres, Mérida, Badajoz, Lisboa...). Un tren internacional, un ferrocarril en absoluta decandecia, más que decadente. Algunas veces busco el azul metálico de las últimas carracas -pájaro de soledades- en los palos de la luz de las estaciones/apeaderos derrumbados, o el vuelo de algún cernícalo primilla bajo las tejas aún sobrevivientes en alguna caseta. Son estaciones desvencijadas y desahuciadas, como las que aparecen en las películas de Sergio Leone, en las que siempre se baja algún forastero para ajustar la última cuenta pendiente.

Talavera de la Reina, con “vía convencional no electrificada de ancho ibérico”, se encuentra a la cola del sistema ferroviario español. Pretender con estos mimbres que en tres años vamos a tener un nodo logístico con trenes descargando mercancías y tal, es poco menos que ser unos ilusos. El pasotismo del Ministerio de Fomento, para el que sólo hay ojos para invertir -lentamente- en esta línea en Extremadura, para un AVE-Alta prestaciones o lo que sea, ya aburre; que desde hace mucho tiempo el abandono de los diferentes gobiernos centrales es algo más que un agravio para esta línea, simplemente la constatación del olvido y la marginación a la que se somete a esas extremaduras que quedan más allá de Móstoles.

A los portugueses del puerto de Sines les interesa Talavera como puerta de entrada a Madrid. Pero tanto el Estado como la propia Junta de Castilla-La Mancha hace años que apostaron por otros ejes. El problema es que los ojos -y las cuentas- de quienes no se mueven por el desprecio y el abandono a nuestra tierra, están con el profesor Jiménez de Gregorio, con eso de que la geografía manda y la historia obedece. Hasta ahora, porque el camino de Lisboa a Madrid y viceversa va por el Tajo, por su valle. Pero, igual que el Lusitania Express ya se desvía por Ávila y Salamanca, puede que el olvido y ninguneo, el mirar hacia otro lado y el planificar olvidando a Talavera, hagan que el camino desde el Atlántico a la capital de España ahora deba desviarse por el Duero o por el Guadiana, tal como tozudamente establecen los mapas de transporte europeos, diseñados y propuestos no lo olvidemos conjuntamente por los gobiernos autonómico y nacional.

Que Talavera tenga o no nodo logístico, o simplemente un tren que haya salido del siglo XIX, es una mera decisión política. De Madrid, pero también de Toledo. Tiene delito que vengan de Portugal a colocar a Talavera en un mapa, mientras aquí seguimos con excusas y lamentos, tanto de un Ministerio de Fomento que sólo se hace fotos firmando protocolos, pero incapaz de poner ni un euro en presupuestos; como de un gobierno regional -ahora de Page antes de Cospedal, Barreda, Bono...), que sigue considerando a Talavera de la Reina una extraña, incapaz de encajarla con su peso y realidad en el entramado regional y nacional.

La prueba del algodón de la serpiente del nodo logístico serán los próximos presupuestos del Estado, donde debe aparecer una cifra seria para el tramo Pantoja-Navalmoral de la Mata. Electrificación y doble vía. El resto cuentos, y de esos ya llevamos unos cuantos. Si seguimos en las mismas, nos podemos olvidar. Los de Portugal tienen muchas novias, no van a esperar. Aquí nos toman el pelo una y otra vez con firmas de protocolos de estudios previos informativos, y esas milongas que tanto nos sabemos en Talavera. Otros no se explican cómo seguimos en el inframundo. Y quieren hechos. Queremos hechos, de una vez por todas.
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