martes, 27 de septiembre de 2011

La sangre del Tajo


Juan Benet escribió en su día que el Guadiana quizá fuese el río más desconocido de España. Ya no. Ahora el gran desconocido es el Tajo. Lo es, no tanto a fuerza de requiebros y escondederos, sino de silencios y vacíos, de un dejar hacer por parte de sus gestores, que prefieren que las vergüenzas inherentes a una gestión cuanto menos depravada del propio Tajo, queden en silencio.


Uno de estos ejemplos es lo que ocurre aguas abajo de la presa de Castrejón, a unos 25 kilómetros pasado Toledo. El embalse de Castrejón es una inmensa balsa de sedimentación de los vertidos de Madrid, ya que es el primer embalse aguas abajo del Jarama. Levantada a mediados de los años sesenta del pasado siglo, desvía todo el caudal del Tajo por el canal de Castrejón, para servir a una central hidroeléctrica y para los riegos de Castrejón. Este gigantesco bypass priva al Tajo de caudal durante muchos kilómetros, su cauce se ha convertido en un charcón lineal, ocupado por vegetación lacustre, donde literalmente no hay río, sólo espadañas, eneas y charcos de agua espesa y fétida. Del fondo suben burbujas negras, de gas, que explotan al llegar a la superficie. Y al Tajo van a parar vertidos de industrias, desechos de graveras, etc. Un territorio sin ley, donde la degradación extrema es invisible para la Confederación Hidrográfica del Tajo.


Los vertidos se suceden, no hay control, a nadie molesta. Que el río se convierta en un reguero de sangre, poco importa. No hay problemas, el río está magnífico, hay caudal, las depuradoras funcionan. Todo está bien. Repito: el Tajo el río más desconocido de España, más que nada porque es una vergüenza que la Administración oculta, porque al final ella es responsable de permitir un trasvase del 80% de cabecera, de gestionar la cuenca para crear “excedentes” ficticios, de no controlar vertidos, de dejar que el Jarama siga siendo el colector a cielo abierto de siempre, de observar que los bosques de ribera se mueren sin hacer nada, de permitir que no exista río, que las escombreras lo llenen todo, que las graveras hurguen en el corazón del río.


El Tajo, uno de los más importantes elementos del patrimonio cultural ibérico, convertido en un vertedero, un olvido. Es lo que hay.
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jueves, 22 de septiembre de 2011

Saltamontes azules


Todo son saltamontes azules. Alas azules sobre el polvo. Fogonazos violentos, mínimos; suficientes. Saltan desde mis botas, en la atmósfera que huele a jara y a humo, a incendio y a huida. La serpiente me espera en el camino. Ventea. No hay salida, sólo luz. El espacio se concentra y se adensa. Las sienes palpitan, la presión quiere escapar. No puede. Bajo al río agotado. El Tiétar, agua lóbrega, fantasmas de plata, charcos, refugio, esperanza. Las ranas saltan desde la arena al agua espesa y caliente, y vuelven a mis botas, temerosas de la oscuridad. Un lagarto me observa, esmeralda metálico sobre el granito. Nada vuela, todo acecha, aguarda, siente miedo. Sólo los saltamontes azules brincan en su reino mínimo, cielo a dos palmos del suelo. Suficiente. Sudor en la frente, gotas que caen al agua, a la arena, ranas bermejas, puente de siglos en un segundo. Azul en el cielo, allí, inaprensible, sólo cierto en el fulgor de las alas de mis saltamontes azules.
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miércoles, 21 de septiembre de 2011

Incendio en La Iglesuela-Río Tiétar



Mapa del incendio forestal de La Iglesuela. Ayer estuve allí. Comparando las fotografías de satélite con lo que se puede observar, la superficie quemada rondará las 350 hectáreas, en pleno valle del Tiétar, con vegetación de porte medio y alto de pino resinero y pino piñonero; berrocales y laderas de enebros y encinas. El fuego se inició con la intención de que prendiera todo el pinar de piñonero que sube escoltando al Tiétar. El daño es importante, y se ha quemado buena parte del Refugio de Fauna de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha denominado Loberas, Labrados del Castillo y Ortigales. El fuego ha quemado también parte de un Área Crítica tanto para el águila imperial como para la cigüeña negra. El lugar es LIC, ZEPA e IBA. Hay pocos lugares con tanto valor ambiental y paisajístico.
  
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viernes, 16 de septiembre de 2011

La ignorancia como bandera

La Tribuna de Talavera, 6 septiembre 2011 

Me preocupa que todo lo que vaya a trabajar el gobierno de Castilla-La Mancha en materia de agua sea «recuperar» el PHN de 2001, consigna barata y fácil de asimilar, multiusos, bálsamo de Fierabrás de cualquier militante del PP que se precie. Más que nada porque el PHN del PP lo ha ejecutado ya Zapatero, desde Narbona hasta Biscarrúes. Todo menos el trasvase del Ebro, y ya ha dicho Luisa Fernanda Rudi, presidenta aragonesa, que el Ebro no se toca. ¿Entonces? ¿Qué milonga nos están contando? 
 

La ignorancia como bandera no es recomendable para gobernar. Al menos aquí, con el agua no va a colar. Es triste ver cómo se apela desde el gobierno de Castilla-La Mancha, para cubrir el expediente, a lo que no es sino mentira, nada. Repito: Zapatero ha ejecutado en gran medida el PHN de Aznar, y el trasvase del Ebro no se va a recuperar, empezando por la presidenta de Aragón. A cambio de liquidar el trasvase del Ebro, el Alberche acabó en Madrid, en el segundo mayor trasvase de España. El PP de Castilla-La Mancha no dijo nada porque beneficiaba al gobierno de Madrid, entonces, ahora y siempre en manos de Esperanza Aguirre. El PSOE de Castilla-La Mancha no dijo nada porque a cambio del Alberche y del túnel Talave-Cenajo, «salió» positiva la DIA del aeropuerto de Ciudad Real, y se «permitió» el abastecimiento desde el Tajo al Reino de Don Quijote, perdón, quería decir tubería/trasvase a la llanura manchega. Aquí, en Castilla-La Mancha, el agua siempre ha sido el megacromo que el cacique cortijero de turno ha cambiado por «interés» personal, suyo o de los amigos de la Corte. Y, mientras, la gloriosa oposición que de nada se enteraba, con el soniquete cansino del PHN que los estaban haciendo delante de las narices. Y en esas, el Júcar sigue siendo de Valencia, el Segura de Murcia, el Tajo de Valencia y Murcia, el Guadalquivir se regaló a Andalucía hasta que el Supremo puso orden, y el Guadiana manchego no existe, y por tanto no se lo pueden llevar. ¿A alguien le extraña?
 

¿A qué vamos a jugar ahora en Castilla-La Mancha? ¿Más de lo mismo, o sea, dejar hacer y mirar a otro lado? ¿Vamos a tener que aguantar en Castilla-La Mancha el cachondeo que ahora hay en Levante a costa de la «paz» Cospedal? ¿Nos aguantamos siendo buenos colegas, dejando que se lleven todos los ríos y el agua de Castilla-La Mancha para que nuestra presidenta sea bien vista por los votantes de Murcia y Valencia por si algún día Rajoy le cede el sillón? ¿Vamos a tener que aguantar la política de cartón-piedra, otra vez?
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¿Y de nossotros, qué?

La Tribuna de Talavera, 9 septiembre 2011

Ahora que el porvenir se plantea como una especie de borrón y cuenta nueva, el peor error que podría cometer Talavera de la Reina es quedarse –de nuevo–, a verlas venir, es decir, asumir que todo está muy mal, que no hay nada que hacer, y que nos quedamos como estamos, hacemos poco ruido, nos ponemos de perfil, y ya escampará.
 
Proyectos fundamentales para la ciudad como la llegada del AVE y el soterramiento de las vías, que a su vez darían salida al cada día más megalómano y anacrónico Plan de Ordenación Municipal; el puente sobre el Tajo que cierra la circunvalación al suroeste; la configuración de una verdadera área metropolitana que vertebre servicios, paisajes y usos del territorio; y, por supuesto, el proyecto presentado y tutelado por la Plataforma del Tajo y el Alberche de recuperación para los ciudadanos de 200 hectáreas de riberas del Tajo, todo ello debe ser prioritario, y en ningún caso arrinconado. Porque aquí, cuando las vacas gordas, vimos cómo el desarrollo de Castilla-La Mancha se fue a otro sitio, lo que nos hizo empezar la crisis muchos puntos por debajo, sin fuerzas, y sin tejido ni músculo para aguantar lo que venía; y ahora, con el invierno que cruzamos, pues ya vemos cómo estamos.
 

Sería un insulto para los ciudadanos que ahora tampoco, que tampoco toca. Hay que trabajar, exigir y llamar a las puertas que sean hasta que estemos donde nos corresponde. Ya estoy escuchando demasiado la letanía del discurso de los lugares comunes en el Gobierno de Castilla-La Mancha. Y no me gusta. Se trata de salir del arrinconamiento al que Bono/Barreda condenaron al occidente de la provincia de Toledo. Si vamos a seguir como estamos, nos juntamos con Madrid; o con Extremadura, que allí parecen que han empezado con más ganas. Todo menos ser de nuevo el olvido de Castilla-La Mancha.
 

Vienen años muy interesantes. Sólo queda seguir trabajando, exigir lo que corresponde, y no plegarse ante los «intereses comunes», que al final son los intereses de los mismos, los que salen ganando. Yo, por mi parte, voy a seguir trabajando por esta ciudad y por la tierra que se extiende entre Gredos y el Guadiana. No lo entiendo de otra manera. Espero que los demás también. Share/Bookmark Leer más...

El azul era nuestra fe

La Tribuna de Talavera, 2 septiembre 2011

«El azul era nuestra fe en la vida y el sepia era la verdad de la vida.» Umbral, Francisco Umbral, el mejor escritor español del XX, colgaba este cartel a la entrada de uno de sus libros primeros, o que primero leí yo, que para el caso es lo mismo. La vida es azul, y como el cielo de Austerlitz, te deja ver lo transparente, lo esencial, cuando una bala de cañón te ha tirado del caballo y la batalla del sepia se difumina, no se siente, que lo importante entonces sólo es el azul, alto, de sámaras y nubes finas como relámpagos. Antier, la presidenta de Castilla-La Mancha ganó una batalla al estilo Napoleón, mirando hacia abajo desde la portada de La Razón, saliendo desde la niebla de agosto y poniendo orden en esta Castilla-La Mancha que se nos ha vuelto sepia de otoño y desgana. Nada que objetar, quizá un par de asuntos menores, pedestres, como el de priorizar por encima de todo el presupuesto en los concursos. Poco más. En este convento hacía falta orden, y se ha puesto. Nos habíamos creído ricos, y somos pobres, como toda la vida lo ha sido esta Castilla del sur, una Comunidad autónoma a la que le urge saber a dónde va, qué hacer, saber qué es. Eso es mucho más difícil que meter la tijera, infinitamente más difícil de definir, porque no se hace con una hoja de Excel. Es otro cantar.  

La vida es azul, pero el sepia te sale por las paredes en los atardeceres de septiembre. La vida cambia con sus lentitudes, lo que antes era azul, al final se vuelve pajizo y real, sin que te enteres, como el andar de las novelas gordas del XIX, donde todo cabía con un ritmo hoy olvidado. La verdad de la vida ahora es este sepia que quizá se vuelva azul. O no, que quizá ya no. La vida puede que sea ese azul que quisimos, que queremos, que sabemos, que veo ahora entre las nubes rotas del atardecer; pero que en realidad ya no existe, porque la vida es sepia, es la verdad; y el azul superviviente, en extinción, sólo lo toman prestado de vez en cuando los poetas, a un interés cada vez más difícil de pagar.  Share/Bookmark Leer más...

lunes, 12 de septiembre de 2011

El río Tiétar

Hay pocos sitios en el mundo donde, desde la sombra de un fresno, tengas tiro de prismático a la vez un águila imperial, un buitre negro, y una cigüeña negra, pescando tranquilamente en las tablas someras en que se entretiene el río. Alrededor sólo silencio, algún ciervo bramando, y miles de hectáreas de ese verde seco y espeso del monte mediterráneo. En muy pocos lugares del mundo.


Hace calor, mucho calor. El Tiétar baja encajonado, con un agua verde y espumosa que suelta desde el fondo la presa de Navalcán. El monte huele denso, mezcla de jara, cantueso, romero y boñiga. Sobre el Tiétar se entretienen familias de ánades. Los galápagos trepan a las islas de granito. Los cormoranes pescan peces gato. Las garzas reales vigilan, con el cuello tieso, relucientes sobre los sauces.


Medio kilómetro aguas arriba la cigüeña negra pasea tranquila por la orilla. Al norte, bajando de Gredos, cruzan buitres leonados y negros, en filas, en abanicos. Alguno se detiene sobre el monte, pero luego todos pasan hacia el sur. Cazan las culebreras, contra el viento; otras pasan hacia el sur, junto a los buitres; algún picado con las calzadas; un milano negro joven. El cielo está punteado de rapaces. Un águila imperial cruza rápido a ras de monte, y se vuelve a perder hacia el norte. Gredos es azul, con el relieve marcado por las gargantas que bajan rápidas hacia el Tiétar. De entre las raíces de los fresnos salen los fogonazos de martines pescadores. Vuelan bajos, trazan un círculo grande, y vuelven a su posadero. El río ha arrastrado en la última crecida maderas y plásticos de todos los colores que se acumulan en las islas de arena y las raíces lavadas por las crecidas de invierno. Brillan los alisos y el viento arranca las hojas gastadas de los fresnos que van a caer prisioneras sobre telarañas inmensas



Hace calor. No corre el viento. No hay nubes en el cielo. Moscas y tábanos, sudor y polvo. Trochas de las vacas y ciervos. El aire huele espeso. Las águilas y los buitres van desapareciendo al mediodía. A la sombra del fresno se está a gusto. El agua verde, lodosa y opaca, se desliza sobre el cauce del Tiétar. En los mapas del ministerio de Medio Ambiente, los que dibujan aún el embalse de Monteagudo, ahora mismo tendría 50 ó 60 metros de agua sobre la cabeza. No existiría el Tiétar, esto sería un moridero más de ríos, no habría buitres, ni águilas, ni cigüeñas, ni encinas, ni martines pescadores, ni alisos, ni sauces, ni atarfas. No habría vida, no habría historia, no habría futuro.


Hay pocos sitios en el mundo que tengan este valor, este sonido y este olor. Miro al Almanzor, limpio esta mañana. Las cicatrices de Gredos observan desde arriba, altas, como los buitres que pasan y pasan, igual que siempre, que desde siempre; como discurren los siglos sobre este paisaje aún no saqueado y pleno que tengo el privilegio de sentir y vivir.
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