viernes, 26 de diciembre de 2008

DANCE AT BOUGIVAL


La Tribuna de Talavera, 26 diciembre 2008

En la puerta el indio mira hacia el cielo mientras la lluvia cae sin piedad y le va recorriendo el cuerpo de bronce y tiempo. Las lluvias arrecian desde los Grandes Lagos hasta esta frontera del Atlántico donde los bosques dorados terminan y empieza un océano azul y frío. Invierno en la ciudad gris. Dentro no llueve, hace sol, en una de las salas una pareja baila en la primavera de arrabal y viento cálido de junio. Al fondo otras parejas hablan, ríen, beben cerveza. Más lejos, entre los árboles, conversan caballeros encopetados y mujeres de mofletes sonrosados y flores rojas en el pelo. Pero ella baila blanca y ligera, él acecha detrás del sombrero, colillas y cerillas en el suelo y un detalle ligero de zapato. Ella mira, observa, piensa, gravita en un mundo propio e intangible, lejano a la música que flota en la tardenoche del suburbio parisino, de la mirada agria y fuerte, presentida, de su compañero de baile. Ella está, etérea, ausente, pero sigue bailando en la sala mientras los niños aprenden a dibujar los colores limpios y profundos de esta pareja que baila y baila para siempre. Ella no sonríe. El gesto es de huída, de rechazo, de lejanía. Todo contrasta con la escena de fiesta, con la música que ahora llega y va llenado toda la sala. ¿En qué pensará Suzanne Valadon? Allí al lado piensa desde su ventana la mujer de la Bocca Baciata. Sólo espera, perdida en un lugar y un tiempo muy lejanos, con una rosa blanca en el pelo ensortijado y perfectamente descuidado. La boca casi cerrada después del último beso, con la mirada esmeralda engarzada en algún recuerdo, también lejana de su tiempo, huyendo de ausencias o cercanías, como la chica del Bougival.

Las dos mujeres están ahí, las dos brillando autistas de su espacio y verdad, escapando de los lienzos y de su momento. Gravitan infinitas en tiempo y esencia, como la lluvia y el viento, como el recuerdo de una tarde de primavera al son de la música en un arrabal de París, o del espejo de Fanny Cornforth una noche de soledad. Las dos mujeres están ahí, nunca lo han estado en verdad, pero son sus miradas de lejanías.

El baile continúa en la sala, llega el rumor de fiesta. Afuera llueve. La mirada sólo es, al final, la verdad.
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BARRUNTO

La Tribuna de Talavera 19 diciembre 2008

Algún día se escribirá la historia del aeropuerto de Ciudad Real, y cómo es posible burlar la ley con la connivencia de casi todos, a izquierda y derecha, a oriente y occidente. El entremés bufo por el que permanentemente navega la política regional permite y apadrina estas y otras cosas que algún día aparecerán en los manuales de indecencia política. Pero ahora se airean al sol, se venden como logros, que la vergüenza es una especie tan escasa como lo serán las avutardas o los bichos que por allí volarán cuando empiecen a aterrizar aviones, o lo llenen todos de naves y polígonos industriales de esos que crecen como setas por la Mancha, aunque el Consejero de turno ya no sea de un pueblo de allí.

Pero no le quepa a nadie duda que la factura del aeropuerto será rotunda. Será algo más que dar marcha atrás en la reforma del Estatuto, olvidar lo del fin del Trasvase y esas tonterías. La factura del aeropuerto de Ciudad Real la pagaremos en el Tajo, manteniendo el Trasvase de cabecera y con la propina de uno nuevo, si es posible, aguas arriba de Talavera de la Reina.

Las facturas, como siempre, las pagamos aquí. Es increíble lo que esta ciudad aguanta. Nos vamos hundiendo, vemos cómo nos quitan el agua, cómo las industrias acaban siempre donde siempre, cómo la Universidad sigue siendo de juguete; y ya del AVE ni hablar, y menos del paro, o del vacío crónico de futuro que se respira en la ciudad y la comarca. Nos hundimos y dejamos que aún nos pisen y vengan los Consejeros a reírse de nosotros, a proclamar con indecencia la mediocridad de una política de opereta, de servir a los amigos para que los amigos tengan su aeropuerto o lo que se tercie.

La factura del aeropuerto va a ser gorda. Y la pagaremos en Talavera, como ya pagamos la del trasvase a la Mancha con el expolio del Alberche por Madrid. Y nuestros representantes públicos callarán. Es el juego, porque los intereses son los del partido, no los de los ciudadanos. Algo se barrunta, y no es nada bueno para Talavera
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jueves, 4 de diciembre de 2008

LOS ESCOMBROS DEL SILENCIO

La Tribuna de Talavera 5 diciembre 2008

Una vez recorrí la raya de Guipúzcoa con Navarra. Eran días de frío, de nieve en las cumbres de Larra y Roncesvalles. Los ríos bajaban con agua, los hayedos aguantaban el amarillo profundo que sólo habita en los países de la niebla. Los pueblos eran pequeños, vacíos, del viento. En los balcones de los caseríos colgaban las típicas banderas proetarras de independencia y libertad para los presos. No me gustó aquella tierra. Todo estaba limpio y verde, restaurado, como un decorado de la nada. No había gente en las calles. Pero la presión se sentía, te sentabas en las plazas de los pueblos, sobre los pretiles de los puentes, y sentías la hondura de algo muy oscuro. Los ríos pasaban rápidos y transparentes: no se detenían a mirar.


Años después, en San Sebastián, una tarde me fui a dar una vuelta por el casco antiguo. En aquel tiempo la librería Lagun tuvo que cerrar y recuerdo que la fachada y las paredes de alrededor estaban grafiteadas con dianas y amenazas. Al lado paseaban las familias, los niños jugaban al fútbol y todo discurría con la normalidad de las tardes de sábado. No existía nada que no fuera perfecto bajo la luz limpia de aquella tarde en el Cantábrico. Los grupos de radicales se arremolinaban en las calles del casco antiguo y las familias normales paseaban por La Concha o subían a sus hijos a los caballitos del Monte Igueldo. Todo era perfecto, cada mundo en su lugar, un mirar hacia otro lado, o ni siquiera eso, una contemplación aquiescente del monstruo.

Pero al monstruo no se le nombraba, no existía, estaba fuera de los parámetros de la vida, del día a día. Aquello era otra cosa, un perfil más del paisaje, que el monstruo sale a comer fuera, nunca a uno de los nuestros. Por eso es normal que si a un amigo el monstruo le vuela la cabeza, la partida tiene que continuar, sin más. El monstruo vive de los escombros del silencio. Y, al final, si miras bien, el silencio sólo es el fluir de una sociedad acostumbrada a pasear por los decorados de la nada.
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jueves, 27 de noviembre de 2008

EL PUENTE DEL CARDENAL


La Tribuna de Talavera 28 noviembre 2008

Hoy he venido a quedarme un rato sobre el puente del Cardenal. En la junta del Tajo y el Tiétar se levanta la puente desde mediados del XV. A veces vive bajo las aguas represadas de Alcántara; otras veces muestra su osamenta de piedra y siglos a quien quiera acercarse a conversar con él. Alcántara está muy bajo, se ve que Ibredrola ha convertido con avaricia las aguas del Tajo en kilovatios. Un corte de 25 metros en vertical deja a la vista los esqueletos de encinas y álamos, un pizarral inmenso donde la vida se fue hace mucho tiempo. Es imposible bajar hasta el Tajo, tocarlo. El viento empuja con fuerza, un viento seco solano encajado en el valle profundo, un viento que seca la cara y limpia las ideas. Arriba los buitres leonados pasan con monotonía, es su país, el país de los buitres, el país de los ríos muertos. El agua ha tumbado los pretiles del puente. Los de sotavento están ya en lo profundo del Tajo, como una reliquia guardada por barbos y cieno.

Antes, en los tiempos antiguos, cuando no había presas y el Tajo y el Tiétar se juntaban en los inviernos de crecidas, el agua también saltaba el puente. Es difícil imaginarlo. En el XIX aligeraron los tímpanos con cuatro ojos de buey para que el agua fluyera. Hoy están libres, limpios, por ellos sólo pasa el viento. Sobre el arco central, el mismo que volaron en la Guerra de Independencia, intento imaginar cómo fue el Tajo, cómo fue la junta del Tiétar, cómo serían las crecidas de siglos atrás, los caminos de golfines y trashumantes, la vida que han sentido las cuarcitas y los alcornoques de la umbría de la sierra de las Corchuelas. La vida que fue y que ya no será jamás. No hay pretiles, no hay defensas, no hay nada, el viento y el vértigo me empujan hacia el Tajo profundo, negro, rizado de espumas de viento. Una golloria aletea sobre las piedras. Me acerco. Unas letras grabadas sobre un sillar, antiguas gastadas, imposibles de descifrar. Territorio desolado en el país de los ríos muertos. Sólo pasan los buitres, guardando la osamenta del Tajo. Y, algunas veces, si aciertas a cogerlo, acude el olor de un recuerdo antiguo, de un tiempo que fue y del que ya sólo quedan las piedras maltratadas y volteadas del puente del Cardenal.
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COLUMNAS DE HUMO

La tribuna de Talavera 21 noviembre 2008

Desde mi ventana las columnas de humo nacen, trepan, vienen a volcarse sobre la ciudad y lo llenan todo del olor de otoño. Hay humos de mañana, ligeros, delicados, y más suaves. Y hay humos de atardecida, casi de noche, de alevosía y traición que traen olores a goma quemada, a química de la parte de atrás de polígono industrial. Las humaredas de la mañana huelen a arizónica, a hojarasca húmeda de noviembre. Las veo crecer sobre los amarillos intensos de quejigares y castañares del Piélago, y bandear el Berrocal. A veces acuden desde la atalaya del Casar. Son humos negros espesos, que lo enturbian todo. Otras veces crecen desde Espinosillo o desde más allá del Alberche, en pleno Horcajo. Una mañana de esta semana ha creció una gran línea negra desde más allá del cerro Cruces. Se fue haciendo grande durante todo el día, y, al final, al atardecer rojo sobre las cumbres de Guadalupe, las nubes de humo estaban allí, cubriendo la línea de las grullas de la tarde.

Muchas veces la humareda cae sobre la ciudad y lo va impregnando todo con un color y un brillo gris, muy apagado, que quizá sólo los pintores sean capaces de distinguir. En esos días la ciudad se vuelve gris y sucia, sobre todo por las tardes, y se aguan las distancias y las realidades, que es como perder/adormecer los sentidos, En esos días, las tardes son muy ligeras, tan intangibles como la niebla que se apodera de todo. La ciudad, al final, se hace una pasta gris, sin relieves y resaltes, adormilada junto al pasar lento del Tajo de tarays y garzas blancas sobre la luz gris. Quizá entonces el trazo blanco de las garzas, al alboroto negro de las grajillas, sea lo único real.

Desde mi ventana las tardes de noviembre se van apagando sin tiempo de sentir. Sólo distancia y nubes de niebla/humo, humo que devora a la ciudad, a la gente, a las luces rojas de los coches, a las farolas amarillas, a la lejanía. De vez en cuando cruza un cernícalo y trepa hasta la ventana un colirrojo. Siempre mirando al cielo, siempre de balcón en balcón hasta que el otoño/humo no le deja ver la altura, la distancia, el vacío.
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JUSTICIA Y PARO

La Tribuna de Talavera 14 noviembre 2008

La justicia debe ser eso que queda tan bien en las películas americanas, donde los abogados bien planchados y peinados hablan rápido, con confianza y seguridad ante un jurado asustado y con cara de haber salido de lo profundo de Winsconsin, que es un sitio que tiene que estar muy lejos y que algunas veces salía en las novelas de Lafuente Estefanía. La justicia es un chicle que se alarga y amolda al gusto del usuario, que jamás es el obrero, sino el que manda y ordena, que siempre ha sido así y las cosas no cambian porque creamos que vivimos en democracia. La justicia, en manos de los justicieros, te saca sentencias/autos como el de Budelpack, y no pasa nada, porque los obreros, los que trabajamos, votamos, vemos el fútbol y callamos, somos la morralla del sistema, sistema del que, faltaría más, somos parte.

La justicia es eso que no tiene Talavera de la Reina. Manda narices que a estas horas haya alguien que venga y eche la culpa de lo que está pasando aquí a eso de la “crisis financiera”. El paro en Talavera y comarca es el resultado de 25 años de abandono por parte de la Junta y de los ¿responsables? municipales, de no haber creado ni un sistema básico de desarrollo territorial, productivo o de comunicaciones, cada uno en lo suyo. No se ha hecho nada, especialmente en estos últimos diez años de crecimiento económico, y el resultado lo tenemos delante de las narices. Los anuarios de los bancos siempre nos ponen a la cola de casi todo, cada día más. Entonces, ¿quién se asombra de que el paro aquí crezca sin freno? Si cuando los demás iban bien aquí estábamos mal, ahora nos toca ración triple. Talavera de la Reina es, hoy, esa ciudad esquinada, que no cuenta para nada para el gobierno regional, con políticos de andar por casa, y no ir más allá de Patrocinio; con un desguace de su identidad y sus posibilidades, porque hay que dar la teta a quien todos sabemos; y así pasa el tiempo.

Para Talavera de la Reina no hay ni ley ni justicia. Las luces tristes de Navidad que ya nos han colgado son un símbolo. Y una realidad.
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domingo, 9 de noviembre de 2008

GRULLAS BAJO LA LUNA CRECIENTE DE NOVIEMBRE



La Tribuna de Talavera 7 noviembre 2008
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No comparto la especie que circula y que sostiene que José María Barreda se esté bajando los pantalones con lo de la caducidad del Tajo-Segura en 2015. José María Barreda ya hacía mucho tiempo que se había bajado los pantalones, lo que ocurre es que ahora, con el aviso del aeropuerto de Ciudad Real, se le han caído ya sin disimulos hasta los tobillos con el rile que le ha entrado, que joder, que les funden el chiringuito a los amigos y compañía. Y claro, ahora vienen las prisas. La doble felonía de José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha, se resume en dejar hacer, y asentir, después de ladrar mucho, para que siga el trasvase de cabecera al Levante; pero claro, pagando portazgo en Ciudad Real y Albacete; y, por supuesto, dejar hacer con el nuevo trasvase del Tajo al Segura (y a Ciudad Real y Albacete) desde Valdecañas.

Aquél, el trasvase de la Dictadura, lo hizo posible el franquismo tecnócrata de los 60. Éste, el nuevo trasvase del Tajo, lo hará posible un socialismo de boquilla que no ha tenido cojones para tocar el Ebro a los nacionalistas catalanes y a la sociedad aragonesa. Un socialismo que sí comprará las voluntades /cambiará cromos con las autonomías de segunda, con esta Castilla del sur embadurnada a la fuerza de un mancheguismo de brocha gorda que no cuela; donde, sin rubor, mi Reino vale un Tajo, donde mi Aeropuerto vale una bajada de pantalones o de lo que sea.

Nuestro Gobierno, el de Castilla-La Mancha, nos está engañando, igual que hizo el franquismo. José María Barreda, Presidente, que lo es no por lo que hace por Talavera de la Reina y sus tierras, sino porque le pagamos a conciencia sus abandonos y desprecios, nos está hundiendo infinita y definitivamente; y la rabia es que aquí no tendremos arrojos para decir basta. Sin el agua de cabecera del Tajo; sin el Alberche que Barreda/Narbona regalaron a Madrid en 2004; con el Tajo entre Aranjuez y Talavera irremisiblemente convertido en un canal para dejar que todo el agua llegue a Azután/Valdecañas, sin poder tomar una gota, tendremos los que nos merecemos: nada.

Silencio. Prudencia. Miedo. Vergüenza. Asco. Arriba, en la oscuridad, navega el trompeteo de las grullas bajo la luna creciente de noviembre.
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EN ESTUDIO INFORMATIVO

La Tribuna de Talavera 31 octubre 2008

Llueve y el viento menea con fuerza los plásticos del tejado de la Colegial. Las eflorescencias brillan sobre los sillares y la humedad va prendiendo definitivamente el invierno sobre el granito y el ladrillo. Viene a ser Talavera de la Reina esa ciudad donde todo se queda a medias, donde todo avanza con la lentitud de la desesperación. Y donde cada vez todo es más gris y apagado, como las luces de algunas avenidas esta noche de octubre.

Talavera de la Reina es la ciudad de las goteras, de los plásticos mal colocados, roídos, porque todo se acaba gastando en esta vida. Talavera de la Reina convertida ya en ciudad dormitorio, lugar a donde acudir cada noche y de donde escapar cada mañana. Ciudad como tipología del lamento y del dejar hacer, de permitir que nos vayan convirtiendo poco a poco en ciudad/pueblo de tercera en tierra de nadie. Ciudad eternamente en estudio informativo, adormecida por políticos que van tan a lo suyo que ya sólo sorprende el pasotismo con que lo permitimos. Ciudad que nunca pide explicaciones: que si el AVE no llega jamás, que si nos hacen una estación en un agujero, que quién ha diseñado ese esperpento de Avenida de Toledo, que quién ha dejado que el Alberche acabe en los sumideros de Madrid, que quién no dice nada de que se nos insulte con un nuevo trasvase desde el Tajo, que por qué no somos nadie en esto de Castilla-La Mancha, que por qué todo el dinero, las industrias y los puestos de trabajo acaban en cuatro pueblos de la Mancha y aquí no cae nada. Que por qué no se planifica, de una vez, por la ciudad, por los ciudadanos que la sufrimos, y no por los intereses personales de tres o cuatro.


La ciudad es una gotera, va siendo una chapuza por la que se va filtrando el frío del invierno, de otro invierno, éste ya con nieve de octubre sobre Gredos. La ciudad definitivamente va siendo una distancia que se aleja en el retrovisor.
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MALA SEMANA

La Tribuna de Talavera 24 octubre 2008

No ha sido una buena semana. Al final, a mediodía, las nubes se han ido y han dejado las primeras nieves en lo alto de Gredos. Ayer el día amaneció aún sucio, con las nieblas enganchadas en los melojares marchitos de la sierra de San Vicente. Pero pronto se ha despejado la raya del norte, y mientras iba hacia Madrid contemplaba avanzar el gris hacia el Levante, limpiando las distancias del Tiétar, avanzando con la lentitud de la firmeza. Quizá sólo quede ya mirar el cielo, que algún día las grullas volverán y pasarán altas.

No ha sido una buena semana. Ha muerto un compañero de columnas de La Tribuna, estas esquinas donde mal o bien vamos poniendo palabras y sentimientos cada semana. Conocía a José Luis de un par de cenas y alguna conversación. No hacía falta más. Uno, a las personas, las va conociendo ya rápido, serán las canas o los años, Recuerdo su alegría. Y, sobre todo, admiro a las personas que como él que son capaces de hacer cosas por Talavera de la Reina, de ponerse a sacar brillo a los escombros de la grandeza de esta ciudad de silentes mediocridades, tan magistralmente descrita el martes pasado en esta esquina por Ángel Monterrubio. Hacer cosas, aun a sabiendas que encontrarás sólo puertas cerradas, envidias e incomprensión. En Talavera de la Reina, más que en ningún otro lugar, hacen falta personas con brillo, con ideas, con ganas de poner a la ciudad donde se merece, y sacarla del barranco donde la han/hemos metido. Personas de verdad, que hagan y digan. Creo que José Luis era así.
Ha sido una mala semana. Quizá las nubes vuelvan mañana, o bajen de una vez las grullas. Al final la vida son recuerdos, las personas de verdad que compartes. El resto va sobrando, y lo va arrastrando el viento, dejando despejadas las distancias, como esta tarde, donde sólo queda Gredos como una línea de azul profundo sobre la nada.

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jueves, 16 de octubre de 2008

FONDO Y FORMA



La Tribuna de Talavera 17 octubre 2008

A la misma hora que el pasado martes 14 el presidente Barreda subía a la tribuna del Congreso de los Diputados, el Tajo arrastraba desde Toledo a Talavera de la Reina un caudal de más de 150 metros cúbicos por segundo. El río bajaba fuerte, colorado del barro de las rañas, espeso y con rumor lejano. Por primera vez en muchos años el Tajo volvía a ser río, el mismo día que el presidente de Castilla-La Mancha defendía en Madrid una reforma de Estatuto que dice que el Trasvase al Segura tiene que acabarse. Pero también dice que el agua del Tajo se tiene que usar en Castilla-La Mancha, mayormente en la cuenca del Guadiana.

La forma, la letra gorda y la fina del que ha de ser nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha, en su Disposición transitoria segunda, marca el fin del trasvase al Segura. Pero mantiene el del Guadiana y puede dejar las puertas abiertas a futuros usos del agua del Tajo en la cuenca del Júcar, y quizá en la propia del Segura en Albacete. Pero no dice nada de que el trasvase se tiene que acabar en su nacimiento. Estamos ante un cambio de trasvase, de destino, no ante su fin. Es decir, Barreda quiere llevarse el agua a su molino de la Mancha. Y se nota mucho.

Es curioso que el Gobierno de España se aferre a un trasvase de cabecera de un río, el Tajo, que afora anualmente, por término medio, el 6% del caudal que desagua el Ebro en el Mediterráneo. E indignante que durante más de diez años haya burlado la Ley –con el silencio cómplice de Castilla-La Mancha-, permitiendo que el Tajo se gestione desde Murcia.

Castilla-La Mancha, Barreda y Bono, han cambiado demasiados cromos como para fiarse de ellos. Todo, al final, es un teatro, política de gestos, nunca de hechos. Castilla-La Mancha podía haber acabado con el Trasvase hace ya mucho tiempo, pero siempre han pesado más otros intereses. Y lo triste es el poco peso político que tenemos los pueblos y ciudades que vemos pasar el Tajo. No pintamos nada, y Talavera de la Reina cada vez menos.

El Tajo volverá algún día, pero no con esta propuesta de Estatuto, que queda bien claro. Todo baja revuelto, lóbrego, como las aguas espesas y rojas del Tajo esta semana, pidiendo, en su idioma rotundo, lo que le corresponde.
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martes, 14 de octubre de 2008

UN LATIDO EN EL TAJO


Ha llovido y el Tajo lleva agua. Agua roja de tierra y crecidas. Más de 165 metros cúbicos por segundo, una cantidad infinita comparada con los poco más de 15 ó 20 de costumbre, o con el cero absoluto del pasado verano, y del anterior y del otro.

El río, a poco que se le deje, vuelve. Sé que será efímero, que si no sigue lloviendo el río volverá a la monotonía de las lentitudes, del dormir represado en las azudas. Pero hoy el río ha vuelto. Esta tarde de otoño el río baja colorado de tierra sorprendida en las rañas de los Montes. Este es el caudal medio de los inviernos de antes, cuando se le dejaba al río vivir a su aire y a su ritmo. El electrocardiograma del río ha resucitado, un latido mínimo pero suficiente para decir eh, que estoy aquí. El agua baja deprisa. Todavía no lleva el rumor de los inviernos de antes, el rumor de Tajo. Pero, quizá, quien sabe, este año puede que vuelva.
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ÁGUILAS DEL PUSA


A media mañana el paisaje no estaba limpio sobre la Jara. Una niebla ligera llenaba las distancias. La tierra roja aún empapada. Los ríos colorados de barro, escasos ya, con las señales de la crecida en las junqueras y mimbreras.

Algunos álamos ya amarillos, los más abrigados aún verdes enteros. Algunas lagunas donde se reflejan los olivos. Avanza la otoñada. En el cielo sobre el Pusa dos águilas reales vuelan y pican y suben sobre las barreras. Canta la perdiz al sol del mediodía. Las águilas juegan en lo alto, bajan y vuelven a subir apoyadas en la neblina sucia. Al final se van hacia el saliente, muy altas, muy rápidas y casi sin sentir. Los campos siguen rojos, las rañas espesas de barro y lluvia. Apunta bien la otoñada. Los cernícalos esperan junto a la carretera, en los postes. Las encinas cargadas de bellota donde la tormenta respetó. Todo avanza, a su tiempo, como las águilas.
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sábado, 11 de octubre de 2008

NUBES

La Tribuna de Talavera 10 octubre 2008

Esta mañana el horizonte estaba limpio y despejado. Amanecía claro sobre la sierra de San Vicente, sobre Gredos. Distancia infinita, clara, amplia. Pronto aparecieron las nubes, creándose desde el sur, trepando por las faldas de robles y verdes. Al oriente de Gredos las nubes crecían empujadas por el foëhn, como presagio de una cascada de vientos cayendo sin piedad sobre el norte de granitos y encinas gastadas. El viento empujaba y las nubes cubrían con rapidez el mediodía del oriente de Gredos y del Guadarrama, el límite de los montes carpetanos. Hacia media mañana llegaron las nubes del sureste. Venían lentas, digiriendo las distancias y entrando en un territorio tan lejano como inhóspito. Después las brumas se apoderaron del cielo. Al norte quedaban las líneas limpias de las sierras. Al sureste las nubes empezaban a ocultar los Montes, las lejanías. Y arriba, justo encima del Tajo, empezaba la batalla. Los buitres negros volaban sobre los baldíos de Méntrida, entre los tractores y los cernícalos de la vendimia, y los aviones de guerra. Los ríos bajaban escuálidos bajo las alamedas aún verdes y plenas, con algo de amarillo escaso en las umbrías. El otoño no llega. Una raya perfecta separaba la distancia y la luz transparente del noroeste, de las brumas espesas del sureste.


Quizá nadie lo haya visto, pero durante media tarde la línea estuvo allí, perfecta, enfrentando a la luz con las tiniebla, a lo abierto con lo espeso, la distancia con lo cerrado. El foëhn desapareció sobre el Guadarrama y algunas nubes espesas se quedaron sobre las cumbres. También sobre Gredos, mientras la batalla continuaba cruzando el cielo de esta Castilla del sur, partida en dos por el Tajo, seca y ansiosa.
Al final, en la tarde Gredos quedó limpio, lejano de nubes y barruntos. La raya de las brumas avanzaba sobre el Tajo, allá en lo lejos, sobre Toledo. Los pueblos perfectos en su atardecer limpio sobre el poniente claro y nítido.


La raya sigue ahí. La he visto. Avanza lenta en la noche de luna creciente, llenando todo de brumas, con la luz sucia y espesa, avanzando desde el sureste. Quizá mañana esté aquí. No sé si vencerá. Aunque sé que siempre volverá Gredos.

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domingo, 5 de octubre de 2008

CERRANDO EL ALBERCHE



Si algo de agua le quedaba al Alberche entre la presa de Cazalegas y su desembocadura en el Tajo, era por las fugas de las compuertas de la presa. Ahora se están arreglando, que qué es eso de que el agua se vaya por el río. Para la Confederación Hidrográfica del Tajo eso del caudal ecológico son tonterías.
El Alberche ya no muere en el Tajo. Mal país el que no deja que sus ríos ni mueran en paz, después de haberlos usado y gastado a conciencia.
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sábado, 4 de octubre de 2008

OTRO AÑO

La Tribuna de Talavera 3 octubre 2008

Talavera sobrevivirá a la crisis o lo que sea esto que lo llena todo. No lo hará por el trabajo de sus políticos, esos a los que se paga por hacer que las cosas prosperen y funcionen, al menos con la misma intensidad que en cualquier otro lugar. Lo hará porque esta es una ciudad fronteriza, no acostumbrada a regalos y prebendas, siempre al límite porque nunca se la ha sabido tratar ni cuidar. Ciudad donde casi nada importa, donde la venda se pone siempre mucho después que la herida, cuando ésta ya es cicatriz sin remedio, Ciudad poco dada a protestar a tiempo, y sí a llorar a deshora, y cada uno en su velatorio, que somos muy nuestros.

Aquí no se planifica, matamos el comercio, no hay dios que aparque ni siquiera para ir a ver los patos al Prado, creamos un Móstoles de periferia para enseñar que somos igual de vulgares que cualquiera, y así, modernos, nos vamos creyendo algo. Planificar. Esa palabra no se usa aquí, eso sí, sólo para el POM -¿dónde está?- y los cientos de hectáreas a alicatar. Pero planificar, diseñar la ciudad con visión de futuro, nada de nada. Si aquí el paro estaba mal cuando en el resto del país iba bien, no hay que ser muy listo para saber qué está pasando cuando las cosas se han torcido. Es lo que tiene el haber callado muchos años, el haber acatado las directrices del virrey de Toledo, de haber dejado hacer, o mejor, no hacer; o deshacer, Por no molestar, ya se sabe. Y con el tiempo, nos damos cuenta que estamos otra vez en tercera. Es lo que tiene el estar por no molestar, que la ciudad funciona sola, con su pulso cada vez más plano y arrítmico, pero funciona.


La ciudad saldrá porque no es la primera vez, ni será la última. Pero se ha perdido mucho tiempo y oportunidades. Y el tiempo pasa, y cualquier día cruzará el cielo la primera línea de grullas y se habrá pasado otro año. Share/Bookmark Leer más...