jueves, 16 de octubre de 2008

FONDO Y FORMA



La Tribuna de Talavera 17 octubre 2008

A la misma hora que el pasado martes 14 el presidente Barreda subía a la tribuna del Congreso de los Diputados, el Tajo arrastraba desde Toledo a Talavera de la Reina un caudal de más de 150 metros cúbicos por segundo. El río bajaba fuerte, colorado del barro de las rañas, espeso y con rumor lejano. Por primera vez en muchos años el Tajo volvía a ser río, el mismo día que el presidente de Castilla-La Mancha defendía en Madrid una reforma de Estatuto que dice que el Trasvase al Segura tiene que acabarse. Pero también dice que el agua del Tajo se tiene que usar en Castilla-La Mancha, mayormente en la cuenca del Guadiana.

La forma, la letra gorda y la fina del que ha de ser nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha, en su Disposición transitoria segunda, marca el fin del trasvase al Segura. Pero mantiene el del Guadiana y puede dejar las puertas abiertas a futuros usos del agua del Tajo en la cuenca del Júcar, y quizá en la propia del Segura en Albacete. Pero no dice nada de que el trasvase se tiene que acabar en su nacimiento. Estamos ante un cambio de trasvase, de destino, no ante su fin. Es decir, Barreda quiere llevarse el agua a su molino de la Mancha. Y se nota mucho.

Es curioso que el Gobierno de España se aferre a un trasvase de cabecera de un río, el Tajo, que afora anualmente, por término medio, el 6% del caudal que desagua el Ebro en el Mediterráneo. E indignante que durante más de diez años haya burlado la Ley –con el silencio cómplice de Castilla-La Mancha-, permitiendo que el Tajo se gestione desde Murcia.

Castilla-La Mancha, Barreda y Bono, han cambiado demasiados cromos como para fiarse de ellos. Todo, al final, es un teatro, política de gestos, nunca de hechos. Castilla-La Mancha podía haber acabado con el Trasvase hace ya mucho tiempo, pero siempre han pesado más otros intereses. Y lo triste es el poco peso político que tenemos los pueblos y ciudades que vemos pasar el Tajo. No pintamos nada, y Talavera de la Reina cada vez menos.

El Tajo volverá algún día, pero no con esta propuesta de Estatuto, que queda bien claro. Todo baja revuelto, lóbrego, como las aguas espesas y rojas del Tajo esta semana, pidiendo, en su idioma rotundo, lo que le corresponde.
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martes, 14 de octubre de 2008

UN LATIDO EN EL TAJO


Ha llovido y el Tajo lleva agua. Agua roja de tierra y crecidas. Más de 165 metros cúbicos por segundo, una cantidad infinita comparada con los poco más de 15 ó 20 de costumbre, o con el cero absoluto del pasado verano, y del anterior y del otro.

El río, a poco que se le deje, vuelve. Sé que será efímero, que si no sigue lloviendo el río volverá a la monotonía de las lentitudes, del dormir represado en las azudas. Pero hoy el río ha vuelto. Esta tarde de otoño el río baja colorado de tierra sorprendida en las rañas de los Montes. Este es el caudal medio de los inviernos de antes, cuando se le dejaba al río vivir a su aire y a su ritmo. El electrocardiograma del río ha resucitado, un latido mínimo pero suficiente para decir eh, que estoy aquí. El agua baja deprisa. Todavía no lleva el rumor de los inviernos de antes, el rumor de Tajo. Pero, quizá, quien sabe, este año puede que vuelva.
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ÁGUILAS DEL PUSA


A media mañana el paisaje no estaba limpio sobre la Jara. Una niebla ligera llenaba las distancias. La tierra roja aún empapada. Los ríos colorados de barro, escasos ya, con las señales de la crecida en las junqueras y mimbreras.

Algunos álamos ya amarillos, los más abrigados aún verdes enteros. Algunas lagunas donde se reflejan los olivos. Avanza la otoñada. En el cielo sobre el Pusa dos águilas reales vuelan y pican y suben sobre las barreras. Canta la perdiz al sol del mediodía. Las águilas juegan en lo alto, bajan y vuelven a subir apoyadas en la neblina sucia. Al final se van hacia el saliente, muy altas, muy rápidas y casi sin sentir. Los campos siguen rojos, las rañas espesas de barro y lluvia. Apunta bien la otoñada. Los cernícalos esperan junto a la carretera, en los postes. Las encinas cargadas de bellota donde la tormenta respetó. Todo avanza, a su tiempo, como las águilas.
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sábado, 11 de octubre de 2008

NUBES

La Tribuna de Talavera 10 octubre 2008

Esta mañana el horizonte estaba limpio y despejado. Amanecía claro sobre la sierra de San Vicente, sobre Gredos. Distancia infinita, clara, amplia. Pronto aparecieron las nubes, creándose desde el sur, trepando por las faldas de robles y verdes. Al oriente de Gredos las nubes crecían empujadas por el foëhn, como presagio de una cascada de vientos cayendo sin piedad sobre el norte de granitos y encinas gastadas. El viento empujaba y las nubes cubrían con rapidez el mediodía del oriente de Gredos y del Guadarrama, el límite de los montes carpetanos. Hacia media mañana llegaron las nubes del sureste. Venían lentas, digiriendo las distancias y entrando en un territorio tan lejano como inhóspito. Después las brumas se apoderaron del cielo. Al norte quedaban las líneas limpias de las sierras. Al sureste las nubes empezaban a ocultar los Montes, las lejanías. Y arriba, justo encima del Tajo, empezaba la batalla. Los buitres negros volaban sobre los baldíos de Méntrida, entre los tractores y los cernícalos de la vendimia, y los aviones de guerra. Los ríos bajaban escuálidos bajo las alamedas aún verdes y plenas, con algo de amarillo escaso en las umbrías. El otoño no llega. Una raya perfecta separaba la distancia y la luz transparente del noroeste, de las brumas espesas del sureste.


Quizá nadie lo haya visto, pero durante media tarde la línea estuvo allí, perfecta, enfrentando a la luz con las tiniebla, a lo abierto con lo espeso, la distancia con lo cerrado. El foëhn desapareció sobre el Guadarrama y algunas nubes espesas se quedaron sobre las cumbres. También sobre Gredos, mientras la batalla continuaba cruzando el cielo de esta Castilla del sur, partida en dos por el Tajo, seca y ansiosa.
Al final, en la tarde Gredos quedó limpio, lejano de nubes y barruntos. La raya de las brumas avanzaba sobre el Tajo, allá en lo lejos, sobre Toledo. Los pueblos perfectos en su atardecer limpio sobre el poniente claro y nítido.


La raya sigue ahí. La he visto. Avanza lenta en la noche de luna creciente, llenando todo de brumas, con la luz sucia y espesa, avanzando desde el sureste. Quizá mañana esté aquí. No sé si vencerá. Aunque sé que siempre volverá Gredos.

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domingo, 5 de octubre de 2008

CERRANDO EL ALBERCHE



Si algo de agua le quedaba al Alberche entre la presa de Cazalegas y su desembocadura en el Tajo, era por las fugas de las compuertas de la presa. Ahora se están arreglando, que qué es eso de que el agua se vaya por el río. Para la Confederación Hidrográfica del Tajo eso del caudal ecológico son tonterías.
El Alberche ya no muere en el Tajo. Mal país el que no deja que sus ríos ni mueran en paz, después de haberlos usado y gastado a conciencia.
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sábado, 4 de octubre de 2008

OTRO AÑO

La Tribuna de Talavera 3 octubre 2008

Talavera sobrevivirá a la crisis o lo que sea esto que lo llena todo. No lo hará por el trabajo de sus políticos, esos a los que se paga por hacer que las cosas prosperen y funcionen, al menos con la misma intensidad que en cualquier otro lugar. Lo hará porque esta es una ciudad fronteriza, no acostumbrada a regalos y prebendas, siempre al límite porque nunca se la ha sabido tratar ni cuidar. Ciudad donde casi nada importa, donde la venda se pone siempre mucho después que la herida, cuando ésta ya es cicatriz sin remedio, Ciudad poco dada a protestar a tiempo, y sí a llorar a deshora, y cada uno en su velatorio, que somos muy nuestros.

Aquí no se planifica, matamos el comercio, no hay dios que aparque ni siquiera para ir a ver los patos al Prado, creamos un Móstoles de periferia para enseñar que somos igual de vulgares que cualquiera, y así, modernos, nos vamos creyendo algo. Planificar. Esa palabra no se usa aquí, eso sí, sólo para el POM -¿dónde está?- y los cientos de hectáreas a alicatar. Pero planificar, diseñar la ciudad con visión de futuro, nada de nada. Si aquí el paro estaba mal cuando en el resto del país iba bien, no hay que ser muy listo para saber qué está pasando cuando las cosas se han torcido. Es lo que tiene el haber callado muchos años, el haber acatado las directrices del virrey de Toledo, de haber dejado hacer, o mejor, no hacer; o deshacer, Por no molestar, ya se sabe. Y con el tiempo, nos damos cuenta que estamos otra vez en tercera. Es lo que tiene el estar por no molestar, que la ciudad funciona sola, con su pulso cada vez más plano y arrítmico, pero funciona.


La ciudad saldrá porque no es la primera vez, ni será la última. Pero se ha perdido mucho tiempo y oportunidades. Y el tiempo pasa, y cualquier día cruzará el cielo la primera línea de grullas y se habrá pasado otro año. Share/Bookmark Leer más...