domingo, 27 de septiembre de 2009

DATOS EMBALSE GUADYERBAS


Después de mantener las compuertas abiertas durante 54 horas, entre las 6 de la mañana del día 24 y las 12 del mediodía del 26, han salido del embalse del Guadyerbas 2,0131 hm3, lo que equivale al 14,2928% del agua almacenada al inicio. Quedan en el embalse 12,0716 hm3, muy cerca de los 10 que la Confederación Hidrográfica del Tajo estable como límite de explotación.

El caudal medio de salida ha sido de 10,36 m3/s, que contrasta de forma brutal con los 0 m3/s de los últimos meses, cuando el Guadyerbas y el Tiétar eran dos ríos secos en un tramo de unos 50 kms. El caudal ecológico es una entelequia para la Confederación Hidrográfica del Tajo. Permite que se hayan secado álamos, saucedas y fresnedas, y ahora, porque hace falta para regar, suelta un caudal excesivo que se ha llevado por delante la tierra reseca de la ribera, provocando, como cada otoño, una erosión insoportable tanto en el Guadyerbas como en el Tietar.

Pongo un gráfico con la curva de vaciado, en hm3. En los próximos días probablemente se vaciará aún más el embalse, hasta llegar a los 10 hm3, o por debajo. Depende de las exigencias de los regadíos de Extremadura. En todo caso, una demostración más que cualquier rastro de lucidez en la gestión de los ríos por esta tierra, es aún una utopía.
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EL SAQUEO DEL GUADYERBAS

La Tribuna de Talavera, 25 septiembre 2009

Con la construcción a mediados de los años 70 del embalse del Guadyerbas, se destruyó para siempre uno de los territorios de mayor valor ambiental del centro de España. Aún hoy estremece recorrer el lecho del embalse y contemplar los troncos de encinas y alcornoques de siete u ocho siglos serrados sin compasión. La finalidad del embalse era aumentar las reservas disponibles en el de Rosarito, sobre el Tiétar, para acabar con garantías la temporada de riegos en la Vera. 30 años después todo sigue igual: no importa del valor ecológico del Guadyerbas o del Tiétar, ambos ríos se usan como canales a cielo abierto, hoy vacíos, mañana a rebosar. Lo que está ocurriendo ahora en el embalse del Guadyerbas, unido al abastecimiento de la Campana de Oropesa y las Cinco Villas, ejemplifica el filibusterismo del Estado con los recursos hídricos de nuestro territorio, anteponiendo el regadío al abastecimiento, la rapiña del agua frente al enorme valor ambiental de los ríos (el Tiétar y el Guadyerbas en esa zona son los dos ríos mejor conservados del interior peninsular), y ningunea a 15.000 ciudadanos que vieron perder bajo el embalse buena parte de su tierra, para ni siquiera poder abastecerse en condiciones de él.

Lo que está ocurriendo con el embalse del Guadyerbas es un despropósito de tal calibre que dudo que pudiera ocurrir en otro lugar que no fuera aquí. Si cualquier Confederación hiciera lo mismo en Cataluña, el País Vasco, Andalucía, o incluso Extremadura, el gobierno autonómico de turno pondría el grito en el cielo y exigiría orden y respeto. Pero aquí les aseguro que no pasará nada, se dejará el embalse al mínimo, hasta que sólo quede cieno y poco más, y el gobierno de Castilla-La Mancha no dirá nada; es más, dudo que sepa dónde quedan el Tiétar y el Guadyerbas, y probablemente cualquier lúcido responsable pensará que eso ya es Ávila o Extremadura, total, para lo lejos que está... Tenemos asumida la personalidad del perdedor, del fatalismo, de que las cosas son como son. Y lo saben.

El Tajo para Murcia y la Mancha, el Alberche para Madrid, el Guadyerbas y el Tiétar para Extremadura, el Guadiana para Badajoz, y el ministerio trazando un nuevo trasvase desde el Campo Arañuelo. Somos un territorio de agua al que se escurre como una esponja. Y los pueblos con cisternas, y saliendo cieno y ovas por los grifos. Aquí es donde estamos. A esta tierra no la defiende ni Dios desde hace muchos años, y se sabe y se aprovecha. Hemos quedado para servir y callar, para ser moneda de cambio, en un territorio donde, pase lo que pase, nunca pasa nada.

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viernes, 18 de septiembre de 2009

NI LEY NI JUSTICIA

La Tribuna de Talavera, 18 septiembre 2009

En política, uno de los asuntos más tristes de contemplar es la facilidad con que se vende la razón, y la justicia adquiere la misma consistencia que el papel del váter. El axioma de la reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha escenifica la degradación política a la que se ha llegado en esta región. Creo que, como expresión de la voluntad de una parte importante de los ciudadanos, en el articulado del nuevo Estatuto debe aparecer en lugar destacado la exigencia inmediata del cierre del trasvase del Tajo. Por decencia, porque esto no es una colonia bananera, porque es de justicia. Sé que lo que diga el Estatuto es papel mojado, que Castilla-La Mancha no pinta nada, que el Estado decide, que es el que manda en las regiones de segunda, las que –aunque nos llamemos Castilla–, somos la morralla anestesiada y silente. Pero quiero que en el Estatuto de mi región se diga que es voluntad popular que el Trasvase se cierre y que el Tajo vuelva, porque es nuestro, de los territorios que lo ven pasar moribundo y asqueado de que lo permitamos. Quiero que en mi Estatuto aparezca el deseo de los ciudadanos, y creo que esta exigencia es algo tan razonable como imprescindible para la propia identidad de Castilla-La Mancha. Pero parece que eso molesta a los jefes de Madrid, que no hay lo que hay que tener para mantener lo que salió de las Cortes de Toledo; o que simplemente nos interesa que el Tajo acabe rellenado los acuíferos esquilmados de la Mancha.

Si en el Estatuto definitivo no aparece la exigencia de la ciudadanía de liquidar el Trasvase, dejaremos bien claro que somos menos que nadie, y encima nos lo creemos sin pelear, sin apelar a la razón. Grecia reclama los mármoles del Partenón, Venezuela su Guayana Esequiba, y nosotros el Tajo, algo que no entienden los que nos gobiernan aquí, porque piensan que, aparte de imbéciles, tragamos con la letra gorda. Es una temeridad esta bajada de pantalones que se plantea con el Estatuto, que demuestran que sólo importan los intereses de Ciudad Real y Albacete, y a los demás nos va quedando la secesión.

Aquí, a lo visto, no va a haber ni ley ni justicia, el horizonte está tan oscuro como las nubes que descargan ahora mismo sobre la sierra de San Vicente. Me dan vergüenza los políticos que dicen representarme, ya sean del PP o del PSOE. Se representan a ellos y a sus juegos. Y mientras sigan ahí, esta región será lo que es y seguirá donde está. Mientras no se celebre el día de Castilla-La Mancha en Bolarque, dinamitando las tuberías que se llevan el Tajo, seremos una colonia, con nuestros políticos vendidos a la metrópoli, con sus intereses particulares e ineptitud disfrazados de interés común, como en cualquier protectorado rifeño.
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sábado, 12 de septiembre de 2009

OPERETA

La Tribuna de Talavera, 11 septiembre 2009

Escuché –que no vi-, el debate del estado de la región. La región, se supone, es la nuestra, esta Castilla-La Mancha tan indefinida como irreal, territorio/cortijo donde nunca pasa nada, a no ser el agua que se va para otros sitios. El debate –es un decir–, reflejó como un charco la situación política que nos ha tocado vivir, al menos desde los que de mi quinta llevaban pantalón corto. Desde hace varios años no sé quién está más cómodo: si el PSOE gobernando, o el PP en la oposición. Algunas veces he llegado a pensar que el propio PP era una sucursal/descansadero del propio PSOE, una especie de oposición fantasma, un telón o una réplica tan falsa como inconsistente, pero efectiva de cara a un sistema político y social que necesita creer –al menos– que además hay algo, enfrente.

No entiendo un debate sobre el estado de la región, sobre Castilla-La Mancha, donde no se diga una palabra sobre lo que es y lo que ocurre, sobre el “estado”, el porqué de lo que realmente pasa y hacia dónde se va. Que no se hable del agua que cada día se va para Murcia, que no se diga nada del incendio de este verano en la serranía de Cuenca, de la ruina económica de media región, de porqué se va a descatalogar el primer parque nacional de España, Daimiel, gracias a la incompetencia del Estado y de la Junta, a partes iguales: que no se hable de porqué en buena parte de Cuenca tienen que echar mano de los camiones cisterna, otra vez; y por qué en las tierras de Talavera 15.000 personas no tienen agua potable en sus casa. Por qué no se entra a fondo en la chapuza del aeropuerto de Ciudad Real, o por qué el Presidente dice, de pasada, que hay varios pretendientes para la otrora Caja regional; y, además, invita a la jefa de la oposición, a, discretamente, en escena de sofá y calcetines, a comentarle su plan para cerrar de una tacada el Estatuto y las necesidades eternas de agua de Castilla-La Mancha. Discurso global, precocinado, de lugares y fantasmas comunes.

Opereta, gestos y leyes para nada, para seguir en la cola, para dar una vuelta más en el microondas a la tortilla recalentada de lo que no funciona. Excepto para los que aplauden cansinos y se lo llevan crudo por estar de diputados, o los autodenominados agentes sociales que no sé a quién representarán, pero ahí están siempre para la foto y firmar lo que diga el patrón. Y un PP que está más a gusto donde está desde siempre. Nada nuevo bajo el sol.

A mí todo me sonó a falso. Opereta bufa, tomadura de pelo. Y todos tan contentos. Vergüenza debería dar que lo único que quede, después del debate, sea el vino servido en una boda. Qué nivel.


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viernes, 4 de septiembre de 2009

LA DÉCADA SUBTERRÁNEA

La Tribuna de Talavera, 4 septiembre 2009

Hay veranos que no acaban, sino que parecen extenderse como un desierto de luz y de ideas. El verano de este año no terminará, continuará en un otoño ligero, y tan liviano como lo fue el anterior, y el anterior. El tiempo, al final, es un engaño, vivimos un espacio de encefalograma plano, donde nada luce en el hastío/estío de este septiembre que lo mismo podía ser agosto, o junio; o enero. Qué más da.

La ciudad, Talavera de la Reina, es una ciudad que culmina su década subterránea, aquella que se caracterizará en la memoria porque todo fue subterráneo y profundo, que todo creció hacia abajo, como esa estación de engaño, como esos aparcamientos que siempre construye la misma empresa, como ese río que cada vez se esconde más, y más, vendido siempre al mejor postor. Talavera del estío es la ciudad donde todo está en alquiler, se traspasa, se vende; y nadie compra. La ciudad de los cierres echados, del polvo y la suciedad colándose por los escaparates vacíos y desahuciados. Es la ciudad de las calles solitarias a cualquier hora, de las miradas desde las terrazas, bajo los toldos de la soledad y del desarraigo. La Talavera sumergida de un AVE que no llega, ni bajo tierra ni a la luz del día; la Talavera que vive su década subterránea con 16.000 parados, que aquí todo ha sido construir bajo tierra, oculto, que no se ha levantado nada, y el tiempo ha pasado, y como en el bolero, ahora ya no somos los mismos de antes ni ya nunca seremos aquellos, pero aún recordamos lo que pudo haber sido, pero no fue. Talavera de tarde limpia, con el sol cayendo sobre la atalaya de El Casar y la luna llena apareciendo tras las barrancas del Sangrera. Tarde perfecta, con las líneas de los aviones adormecidas junto al cerro de San Vicente; y las sierras limpias y azules. Ya no hay vencejos, sólo golondrinas que bajan hacia el sur, y los pilotos rojos de los coches que salen de Talavera huyendo de este verano que no acabará nunca.
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