viernes, 17 de marzo de 2017

Apoptosis talaverana

La Tribuna de Toledo, 17 marzo 2017

Fuente: Facebook, Talavera nuestra ciudad

Se les ha ido la mano con Talavera. Si usted lee esto desde Toledo o desde la zona oriental de la provincia, quizá crea que ya estamos con lo siempre. Que ya vale y tal. Que nos dejemos de lloreras y del cuento de la marginación y mandangas varias. Pero no. Se les ha ido la mano con Talavera, al Estado, la Junta, la Diputación... Estamos tardando en manejar el concepto también manido por otros territorios de deuda histórica con Talavera. No es ombliguismo. Es simple análisis. Se les fue la mano con Talavera, antes, pero también ahora andan con el paso cambiado, tanto en el Estado comandado por Rajoy, como en la Junta y en la Diputación del Psoe de Page.

Y claro, el vaso rebosó hace tiempo, con un cuarenta y tantos de paro, con el colapso social que hace que dos o tres generaciones se hayan marchado o estén en ello, y con la pérdida de un capital humano irrecuperable. El vaso rebosó cuando se convirtió a Talavera en un gueto, cuando se la sacó del mapa del transporte, por ejemplo, a finales de la pasada década. Cuando se la secuestró el Tajo y el Alberche. Cuando se rieron de los regantes del Canal Bajo postergando sine die la modernización. Cuando se decidió que las periferias no manchegas de la región quedaran como costra, extrarradio, y ahí claro quedó Talavera y su tierra. Toda. Tan vacía y dejada hoy que duele recorrerla y sentirla.

Evidentemente, todo eso no fue sólo por la “inquina” de Toledo y Madrid, de los Bono, Barreda, Cospedal y Page. Fue posible por una larga lista de abajo firmantes, responsables y que asintieron, callaron, y permitieron. Ahí están las hemerotecas, las promesas, las mentiras, los dobles juegos. Y ahí estamos los talaveranos, silentes, votantes, confiados una y otra vez, desesperados ya, engañados mil veces, insultados con cada anuncio, con cada plan estratégico de cartón piedra, cada estudio, anteproyecto. Con cada vacío publicitado y lanzado a la cara ya como desprecio, y que sólo vienen a recordarnos la brecha entre la Talavera real y la que pudo y debió haber sido.

Los viejos moldes no sirven. Quienes se han turnado en el poder y han venido permitiendo desde la alcaldía la amputación de las posibilidades de la ciudad, no pueden pedir más tiempo, más oportunidades, más recorrido para más promesas y más décadas vacías. El gobierno de Rajoy no contempla nada para Talavera en los presupuestos del Estado, ni para electrificación y desdoblar la vía, ni para el plan de riberas, ni para Torrehierro, ni para modernizar regadíos... Page troceó la ITI prometida para Talavera en seis pedazos, hace más de un año de ese anuncio del plan especial anunciado en la vaquería de Talavera la Nueva, y ya debe quedar poco para que nos anuncie otro igual de “generoso”. Sería un error gastar las esperanzas de la gente en un ajedrez de intereses ajenos a los de la ciudad, buscando equilibrios a medio plazo para aquí o para Toledo, pero en ningún caso anteponiendo el verdadero interés general.

No estamos en el mapa. Nos han sacado y lo hemos permitido. Nos han programado para languidecer, desaparecer, pintar poco o nada. Han/hemos conseguido/tolerado aquí décadas de gestores políticos al mando sumisos y colaboracionistas. No sólo lo digo yo, también los hechos y las consecuencias. ¿Cómo nos metemos de nuevo? Esa es una de las preguntas. Y la otra, saber si vamos a continuar permitiendo y acatando la liquidación programada de Talavera. Está en nuestras manos decidir.
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viernes, 10 de marzo de 2017

11-14

La Tribuna de Toledo, 10 marzo 2017


Ya están aquí los vencejos cruzando el cielo amurallado de albarranas de Talavera. Y en nada llegará mayo y se cumplirán dos años de las elecciones municipales de 2015, el paso del ecuador de la legislatura/mandato local. A medio camino es el momento de echar un vistazo, atrás y sobre todo hacia delante, en especial en Talavera de la Reina, donde las cosas se olvidan demasiado pronto, y las telas de araña, derrotismos y marginaciones históricas varias marcan la agenda, más allá de la capacidad de gestionar, traer proyectos ilusionantes y convertibles en puestos de trabajo y riqueza.

Las elecciones de mayo de 2015 no dieron al PP una mayoría absoluta. Sólo 11 concejales de los 25. Es decir: hay posibilidad de una mayoría fuera del PP y de la no política de piloto automático hacia Talavera seguida a pies juntillas hasta el momento. Y es que en otros lugares de España (de la provincia y de la propia Castilla-La Mancha), otros modelos de gobiernos nuevos sí están dando resultados para sus ciudades. Los proyectos, las iniciativas, los resultados no llegan solos. Hay que pensarlos, trabajarlos y pelearlos. Pero por aquí no hubo tiempo a otro modelo de gestión: Ciudadanos a las primeras de cambio se acomodó/empotró adosándose al PP con sus dos concejales, y se acabó lo que se daba. A sestear. Tanto la acción de gobierno como la propia ciudad. Y en esas estamos.

De nada sirve trabajar, presentar mociones, iniciativas, estudiar y plantear alternativas, si al final todo acaba en los cajones, y ves cómo las posibilidades se diluyen, se van a otros lugares, y aquí seguimos en la política de anteproyecto de propuesta de estudios previos de análisis preliminares de milongas varias que siempre acaban en humo. Y es que la situación de Talavera no es casual. Es fruto de una acción de gobierno de décadas perfectamente visible ahora mismo. Fotografías, decálogos, papeles y pocos hechos. La política es la capacidad de hacer realidad lo planificado. De dar respuestas a tu comunidad. De liderar y dirigir. Entender la política como un equilibrio de intereses al servicio del partido, arroja el resultado de la Talavera actual. En política cuentan los resultados, y lograr cifras en los presupuestos tanto del Estado como de la Junta. No lamentaciones, declaraciones y fotos huecas como la de ayer de tres de los cuatro portavoces y alcalde, escenificando perfectamente el paradigma de (casi) todos con lo de siempre.

A medio mandato la visión de la gestión de gobierno municipal suspende. Pero no olvidemos que 14 son más que 11, aunque cada uno deberá aguantar su responsabilidad, por activa o por pasiva. Nada es definitivo, o no debería serlo, más cuando queda claro que la situación es inestable y errática. Podemos desviar la atención a movimientos “apolíticos” de teórico nuevo cuño que en ningún caso cuestionan el pacto de gobierno municipal, o a manifestaciones urgentes de parte, que acuden a actuar como vacuna o antídoto, o el “todos a una” que sólo vienen a apuntalar la situación actual, es decir, a los mismos de siempre, a los responsables. Pero el problema es otro. Y el tiempo y las oportunidades siguen pasando. Y éste es el resto.
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viernes, 3 de marzo de 2017

Trampantojos políticos

La Tribuna de Toledo, 3 marzo 2017


[...] una forma de comportamiento político marcada por la obsesiva preocupación por el declinar, humillación o victimismo de la comunidad, así como por cultos compensatorios de unidad, energía y pureza, en los que un partido de masas o un conjunto de militantes nacionalistas comprometidos, trabajando en difícil pero efectiva colaboración con las élites tradicionales, abandona las libertades democráticas y persigue, con redentora violencia y sin restricciones éticas o legales, metas de limpieza interna y expansión externa. 

Robert Paxton. Anatomía del fascismo


[...] el fascismo sostiene que hay algo sobre los partidos y sobre las clases, algo de naturaleza permanente, trascendente, suprema: la unidad histórica llamada Patria. La Patria, que no es meramente el territorio donde se despedazan aunque sólo sea con las armas de la injuria varios partidos rivales ganosos todos del Poder. Ni el campo indiferente en que se desarrolla la eterna pugna entre la burguesía, que trata de explotar a un proletariado, y un proletariado, que trata de tiranizar a una burguesía. Sino la unidad entrañable de todos al servicio de una misión histórica, de un supremo destino común, que asigna a cada cual su tarea, sus derechos y sus sacrificios.

José Antonio Primo de Rivera. ABC. 22 Marzo 1933

El negocio/asunto de la representación política democrática funciona más o menos así: cada cuatro años los ciudadanos se organizan en partidos políticos, agrupaciones de electores o las figuras que la legislación permita para el caso, y se presentan a los votantes con unos programas donde queda expuesta su filosofía, actitudes, bagajes y aspiraciones. La gente (la misma que paga impuestos y ejerce su ciudadanía como mejor le apetece) acude a las urnas y mete una papeleta en un sobre. Se cuentan votos y por un sistema proporcional, se llenan distintas cámaras nacionales, regionales y locales. Sencillo. Se puede estar más o menos de acuerdo con las reglas del juego, pero es un juego que nos gusta, porque en el anterior no había urnas, sino un general que ganó una guerra civil contra el poder legalmente establecido y se saltó a la torera eso de la democracia, el valor de un voto, los partidos políticos… esas tonterías al uso.

En Talavera de la Reina, faltaría más, hubo unas elecciones. Distintos partidos, candidatos y programas electorales. Hubo para elegir. Incluso hubo partidos políticos que decidieron no presentarse, apartar sus siglas. Es lícito y es una de las reglas del juego. Los resultados fueron claros: ganó el Partido Popular con once concejales, seguido del Partido Socialista Obrero Español con ocho, Ganemos Talavera con cuatro y finalmente Ciudadanos con dos. 25 concejales para representar a las más de ochenta mil almas de nuestra ciudad. El resultado pudo gustar, o no, pero es fruto del deseo de quienes votaron, de quienes no lo hicieron, y de quienes decidieron no presentarse dejando huecos y debilitando/reforzando otras opciones. Pasados cerca de dos años desde mayo de 2015, la situación en el Ayuntamiento de Talavera es clara, con una navegación más que tranquila del equipo de gobierno del PP, con su socio Ciudadanos cada día más mimetizado, que ya sólo espera una pequeña señal del alto mando de Albert Rivera para diluirse definitivamente en el PP y gestionar alguna delegación de gobierno. Te puede gustar o no, pero es lo que ha querido la gente. En cada ciudad la casuística es distinta. Aquí la que tenemos. ¿La que merecemos? No lo sé.

El asunto/negocio político es sencillo. Una lista, que te voten, y a gobernar; o a hacer oposición. O a ni siquiera estar. El problema surge cuando ni te presentas a las elecciones, no quieres a los “políticos” que están ahí porque son una panda de matados, y vas y te organizas un chiringuito/asociación y quieres que los que representan a los ciudadanos, te representen a ti. El juego no va así. Hay quienes sí se apuntan al carro, van por libre, y se creen que los votan por su cara bonita. Pero suele acabar mal. Otra opción, más enrevesada, es crearte el típico movimiento/antídoto, que protege a quien manda, porque al fin y al cabo para el caso todos los políticos son iguales y todos tienen la misma responsabilidad. Pero tampoco, porque en este caso las reglas del juego también son claras: quien gobierna lidera, da la cara, trae resultados y rinde cuentas. Si no lo hace dimite y se va. O se rompen las alianzas de gobierno que facultan una acción de gobierno endeble y fallida. Y se crean otras. Es el juego democrático.

A mí otros juegos no me gustan. Que la situación de Talavera es complicada nadie lo niega. El error es confiar una y otra vez en fórmulas ensayadas y fallidas, y que nos han llevado al pozo. Pero es lo que hasta ahora han/hemos querido mayoritariamente los ciudadanos. Otra solución es continuar ahondando en el populismo, la demagogia y la aireada y manoseada incapacidad de todos los que ostentan algún cargo representativo público. Los polvos y los lodos, el dejar hacer, tragar una y otra vez con las mismas promesas, desplantes y marginaciones han puesto a Talavera de la Reina en una situación complicada. Hay responsables. Pero son responsables ante los ciudadanos. No ante quienes se erigen como fedatarios y redentores. Quien quiera cambiar las reglas del juego que lo intente. Conmigo, faltaría más, que no cuente. Y éste es el resto.
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Lista de la compra

La Tribuna de Toledo, 10 febrero 2017

Hoy es de esos días que tengo tantas cosas en la cabeza que es difícil escribir sólo de una. Tiempos de cambio, en el cielo y en el brotar y blanquear de los almendros en las barreras de la Jara y en el olvido de las cunetas. Al atardecer las nubes brillaban con hambre de lluvia enmarcando las atalayas de Talavera con el perfil del nuevo puente. Quizá ya se vayan las grullas, pronto, con el viento que traerán los frentes del Atlántico. Conduciendo, de vuelta, pensaba en la ciudad, en la Talavera dormida en su valle ya sin Tajo y sin Alberche. Pensaba en cómo se puede torear a la justicia (¿mayúscula o minúscula?) metiendo en un cajón un expediente, olvidándolo convenientemente por un fiscal hasta que políticamente sea oportuno... Y que no pase nada, una multa de 1.500 euros pero los intereses de los ciudadanos pisoteados. ¿Qué más da? Pensaba, mientras las cigüeñas salían del vertedero a sus atalayas en los campanarios en los pueblos falderos de la Sierra de San Vicente, que quién maneja los hilos de esta sociedad, donde sigue habiendo un doble rasero, asumido, donde los de siempre ganan y los de siempre perdemos.

Tendría que escribir sobre qué está pasando con el asunto del Plan de Singular Interés del campo de golf y zona comercial de Talavera, uno de los hijos de ese invento urbanístico que hizo furor hace una década y que ha ido dejando demasiados lodos por Castilla-La Mancha; y por qué se ha “congelado” catorce meses en la fiscalía de Toledo. Otro día. No será el último capítulo de esta historia. Y también tendría que escribir sobre los pinzones y los verdecillos que ya barruntan la primavera cantando de mediodía sobre las acacias deshojadas y frías. Sobre las grajillas que pasan someras, sobre la luz perfecta de las tardes de febrero cayendo sobre las tardes de Toledo. Y esta mañana, apoyado en un soportal de la calle Ancha, también pensé escribir sobre la ciudad que va perdiendo el sonido y los escaparates de siempre, la estandarización del paisaje urbano, las mismas franquicias, los mismos turistas... las últimas tiendas, ya no más de siempre, en la raya de cerrar, de liquidar, de echar el cierre definitivo a un tiempo.

Muchas cosas y ninguna. Muchas notas en la cabeza. Muchas palabras. Muchos silencios. Algunas grietas. A veces salen columnas como listas de la compra, con letras ininteligibles, con tinta corrida que dibujan un apunte, un deseo, donde queda el destello de una luz, de un callejón donde conversa solitaria una pareja. Notas para días completos. Para días donde haya clama, para que el desorden se pose y deje una ristra de palabras como una noche con sentido.
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