viernes, 19 de diciembre de 2014

Kairós

La Tribuna de Toledo, 19 diciembre 2014
Foto: encastillalamancha.es

Hace unas semanas escribía en este mismo espacio sobre lo complicado que es reintroducir el lince en los Montes sin modificar un ápice la actual gestión del territorio, la misma que lo ha llevado casi a la extinción no sólo en lo que ahora se llama Castilla-La mancha, sino en la península Ibérica, el único espacio físico del mundo donde habita. Kairós, lince reproducido en cautividad y liberado en julio pasado en Villamanrique (Ciudad Real), murió terriblemente en un lazo de los muchos que llenan legal (permítaseme el eufemismo) e ilegalmente el monte. Ya han muerto tres de los ocho liberados, Kenitra por un disparo y Kala no se sabe a ciencia cierta –al menos públicamente– por qué causa.

En Castilla-La Mancha no es que ya ni siquiera se modifique la gestión del territorio para eliminar los condicionantes que han llevado al lince ibérico casi a su extinción, sino que las políticas de conservación quedan completamente supeditadas al lobby de la caza, vendido desde el poder como fuente de desarrollo local, pero que cualquiera que conozca los desiertos demográficos de esta región, sabe que es uno de los verdaderos causantes del empobrecimiento y el abandono rural. Soltamos linces como quien envía barcos de papel a la tempestad del océano. Y los linces se nos mueren, envenenados, a disparos, en lazos… Mientras no cambie la visión, la conservación sea prioritaria, y se eliminen de raíz los condicionantes negativos, el lince seguirá siendo un mero escaparate publicitario, y un goteo de muertes.

Kairós murió en un lazo. Como tantos otras tantas "alimañas" en el monte. Estoy cansado y asqueado de ver bichos en el monte enganchados en lazos, por el cuello, por una pata… que han agonizado lentamente, que finalmente han muerto de una de las maneras más salvajes que podamos concebir. Querer tener linces y aprobar una ley de caza anacrónica que supedita la conservación de la naturaleza, es lo que tiene. Sigamos soltando linces en el monte: tenemos magníficos criaderos, y el negocio ligado a los Lifes de la Unión Europea (¿Cuántos cientos de miles de euros nos cuesta cada lince “accidentalmente” disparado en una montería, o asfixiado en un lazo?). Y sigamos permitiendo que la caza tenga derecho de pernada en el monte. Lo único que conseguiremos serán estas imágenes. Mientras, que los políticos se hagan fotos soltando linces endomingados como para una montería de nuevos ricos. Linces sentenciados. Da lo mismo. Es la propaganda y el negocio. Y todos tan contentos. La conservación basta con que se quede en "intento".

Creo que ha llegado el momento de parar. Ni un solo lince más enviado al matadero. Si hay excedente en las granjas/criaderos de linces, que se pare el negocio. Es fundamental antes conseguir un modelo de gestión del territorio acorde con la conservación y el siglo XXI. Pero éste es un país de fachada e inercias. Y políticamente qué vamos a contar especialmente en Castilla-La Mancha. Por desgracia Kairós no será el último.
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viernes, 12 de diciembre de 2014

La ciudadela de las salamanquesas

Ayer no me dio tiempo a escribir la columna semanal para La Tribuna de Toledo/Talavera. Pero para no perder la costumbre y porque el cuerpo me lo pedía, de noche escribí esto. Aquí lo dejo.



Sé que es tiempo de cosas serias. Que el siglo anda entretenido y que los problemas tienden a ocupar todos los espacios, como las nubes se apoderan de los cielos en cuanto aparecen por poniente. Pero hoy no. Sólo voy a contar una historia. Una pequeña historia, que al final es mi historia, porque es en lo que ando entretenido estos días, y el mundo es tan grande como somos capaces de enviar a viajar los sentidos. 

Recojo y ordeno papeles. Ordeno, rompo, tiro y dejo espacio a más papeles que seguro vendrán. El caso es que todo anda -o andaba- revuelto, con cajas bajo los enebros, apiladas desde hace años; otras resguardadas en una caseta, a sesenta grados al sol del verano, y bajo cero en las noches de enero. Es curioso el carácter selectivo de los insectos y las animalías que salen de la tierra y tienen querencia al papel. Tienen predilección por los apuntes de historia de la arquitectura, geometría descriptiva o construcción I, asignaturas de volúmenes, cuerpos ciertos y grávidos. En cambio, al lado, caja con caja, desdeñan los apuntes del álgebra, cálculo diferencial, y por curiosidades del espacio y del destino, no osan tocar tampoco las actas de las sesiones de la comisión del trasvase Tajo-Segura. Vaya usted a saber qué curiosas y venenosas radiaciones emiten las integrales triples, las matrices y los espacios inalcanzables de R4; y por encima de todo, esas juntas de filibusteros que trafican con el Tajo en cada trasvase, que no toca ni una lombriz, ni los gusanos que se comen y perforan las proporciones de Vitrubio, las cúpulas de Brunelleschi o las líneas limpias de Wright. Los folios e informes de la junta de explotación se mantienen como el primer día, hace década y media... mientras que la arquitectura ya es tierra, y duerme en lo profundo, vuelta a más allá de los cimientos.

En la caseta duermen, entre papeles y libros, arañas y avisperos de invierno, vacíos, de un papel más ligero y dibujado. En un costado se apilan libros antiguos, de Maestría, de estructuras y las viejas normas tecnológicas de los setenta. Fue los últimos que moví ayer. Al hacerlo salió lenta y fría una pequeña salamanquesa. La cogí y me la llevé a la casa, a la pared donde da el sol de mediodía. La dejé con cuidado, y la fui empujando para que se acercara a una pequeña grieta. Ahí la dejé, esperando que cogiera algo de calor y se refugiara. Volví a la caseta y volví a mover los libros donde la encontré. Y salió otra de la misma quinta. Al ir a cogerla vi otra más grande, sujeta a la chapa de la caseta, al calor del mediodía. Dejé los libros y me fijé. Entre las normas básicas de la edificación y los libros del 11 de delineación, dos grandes salamanquesas me observaban, preguntándose -o preguntándome- si las iba a quitar su cómoda guarida; y qué había hecho con la pequeña de la familia...

Así que no me quedó otra. Fui a mi casa y como pude rescaté a la pequeña salamanquesa que con el sol de mediodía había cargado las pilas y corría pared arriba que se las pelaba. La dejé en su pared de chapa, con la familia. Y respecto a los libros, allí se quedaron, refugio de invierno, como un cerro testigo que esta vez se salvó de la quema. La ciudadela de las salamanquesas.

Ahí terminó la historia. Hasta esta noche. Vaciaba el maletero del coche de los últimos papeles, informes y libros. En el último de muchos, al abrirlo para deshojarlo, salta otra pequeña salamanquesa. Fría y lenta. La he cogido y la he guardado en una caja de viejas tarjetas mías de visita, que han ido con el resto del cargamento de papel al contenedor de reciclado. Y me la he traído a casa. Mañana la dejaré con su familia en la caseta, en la ciudadela de papel de las salamanquesas. Hace un rato mi hija la ha soltado, y con el calor de la calefacción corría y huía como si fuera una noche de junio.

Sé que es tiempo de cosas serias. Pero esta es mi historia. Sólo una pequeña historia. La mía.
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viernes, 5 de diciembre de 2014

Veto al Tajo

La Tribuna de Toledo, 5 diciembre 2014

Acuarela de Edgar T.A. Wigram. Northern Spain, 1906.

El pasado martes dos de diciembre, el Comité de Peticiones del Parlamento Europeo dio audiencia a los representantes del delta del Ebro, e incluso invitó a los del alto Guadiana. Pero los del Tajo fuimos vetados. El motivo: el Partido Popular no quiere que se hable del Tajo, ni en Toledo ni en Talavera de la Reina, ni en Castilla-La Mancha, ni en España y ni mucho menos en Bruselas. Por tanto, pese a que la petición al parlamento realizada conjuntamente por la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche de Talavera de la Reina, e Izquierda Unida de Castilla-La Mancha, tiene un número de entrada y tramitación muy anterior a las del Guadiana y Ebro, nos quedamos fuera, pese a los reiterados intentos de que se nos incluyera en el orden del día por parte de las eurodiputadas de Izquierda Unida. Nada.

Si usted analiza lo que los políticos y medios oficialistas cuentan del Tajo, comprobará que quitando la engañifa de playa de cartón piedra que nos perpetran en Talavera, nada más se habla del Tajo. Nada se dice, por ejemplo, de que mientras que la media nacional de llenado de los embalses se encuentra cerca del 70%, la cabecera sólo al 22%; o que ahora mismo se está trasvasando en una semana lo que consumen Toledo o Talavera en un año y medio. O que el año hidrológico pasado fue el que más se trasvasó desde el año 2000, cerca de 500 hectómetros cúbicos (el equivalente al consumo de casi toda la Comunidad de Madrid), el 65% de lo que entró en cabecera, lo que permitió aumentar la superficie cultivada en Murcia hasta un 120% de la media, propiciando lo que ya denominan “burbuja del regadío”; o que el Tajo se encuentra en nivel de Alerta, que casi sólo queda cieno en Entrepeñas y Buendía.

La información oficialista se amolda a lo que quieren el gobierno de Cospedal y los intereses del trasvase, muy bien defendidos por la consejera de Fomento, Cañete y Valcárcel, estos dos cómodamente ubicados en Bruselas y vigilando los negocios de los amigos, tanto en agua como en otros asuntos donde son y serán muy útiles. Mientras, las fotos aéreas de Entrepeñas y Buendía muestran dos charcos; y el Tajo pasa por esta provincia convertido en una cloaca, y sin tener garantizada en cabecera recursos para los caudales legales –no ecológicos, que no existen– el próximo verano.

En estas, la orden taxativa es enterrar el Tajo. Que no se hable de él, y que la chapuza consecutiva de remiendos (plan de cuenca, memorándum de la ley de impacto ambiental, y decreto del Tajo-Segura), no se aireen ni se hagan públicos en Bruselas, porque nos pasamos por el forro directivas para aburrir. Y en estas, sacamos a toda prisa un nuevo plan del Tajo en la primavera de 2015 que deje atado y bien atado la gestión del río subordinada al Tajo-Segura, y el que venga después de las elecciones tendrá que apechugar con ello hasta 2021.

Esos son los planes y los motivos de la censura y la ley del silencio sobre el Tajo dictada aquí y en Bruselas. Ahora que nos vendan playas con ducha y sin agua en el río. Es para lo que sirven.
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El lince y los Montes

La Tribuna de Toledo, 27 noviembre 2014



Hacerse fotos soltando linces es una cosa, muy fotogénica, que queda bien para dar un barniz conservador –ambientalmente hablando, claro– a una más que gris gestión política en lo que llevamos de legislatura; y aplicar las medidas de manejo del medio natural que hagan posible su pervivencia a medio y largo plazo, otra cosa muy distinta. Porque los linces no se han extinguido o rarificado al extremo en su medio natural, como los Montes, por capricho, sino por una gestión del territorio incompatible con el superpredador. Estamos ante una política de imagen, más que de profundidad, que denota sólo querer agarrar esa imagen, sacarla rendimiento, y si te he visto no me acuerdo.

La extinción del lince a partir de los años cincuenta del pasado siglo, donde era fácil encontrarlo en los berrocales de Talavera o casi a las puertas de Toledo, se agudiza por la modificación de su hábitat, y la disminución del conejo por la mixomatosis y le neumonía hemorrágico-vírica. A partir de los años sesenta la población rural comienza su éxodo hacia las periferias de las grandes ciudades del interior y la costa, quedando abandonadas grandes extensiones de monte rozado, cultivos que pronto son tomados por jarales y espesuras, desplazando a conejos y presas de caza menor, y siendo sustituidas por ciervos y jabalíes. Este desequilibrio se remata con la casi desaparición del conejo, parte fundamental de la dieta del lince, a partir de los setenta. El resto de la historia es conocida: el lince al borde de la extinción.

Soltar linces en un ecosistema hostil, con una capacidad de carga muy limitada, y donde al caza determina la gestión del territorio, es un error. No pueden esperar a los linces de Mazarambroz 3.000 lazos como denunció ayer Ecologistas en Acción, y una ley de caza autonómica, parida por este gobierno, de las más permisivas y complacientes con el uso del medio natral casi en exclusiva por el colectivo cazador. Ahora las fotos con los linces, pero antes el DOCM para vender montes públicos y para complacer al lobby de la caza. Aquí ya no se engaña a nadie.

Corremos el riesgo de soltar linces como se sueltan perdices de granja antes del ojeo. Perdices/linces que sabemos que van al matadero sin demasiada pelea, pero que dan en cámara o ante el cazador italiano que se ha dejado los cuartos. Y más, en el caso del lince, donde hay Lifes e historias con mucho dinero para mantener la cría en cautividad y las sueltas tan fotogénicas.

Pero repito: si no se modifica la gestión del territorio a gran escala en los Montes, el lince tiene muy difícil porvenir. Es precisa una política de altura y visión que entienda y que anteponga el interés general al particular. Crear un gran parque nacional en los Montes de Toledo, Talavera y Ciudad Real, y reintroducir ya el lobo ibérico para limitar la carga de ungulados, sería el primer paso. Y una gestión agrícola acorde con una PAC más ambientalista. Así sí volvería el lince. Pero para eso hace falta lo que no hay.
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viernes, 21 de noviembre de 2014

WildMed, el último bosque mediterráneo

La Tribuna de Toledo, 21 noviembre 2014



El próximo lunes a las nueve de la noche se estrenará la película WildMed, el último bosque mediterráneo. El estreno comercial nacional y mundial de esta película documental que no hace sino acaparar galardones en cada festival que se presenta, tendrá lugar en Talavera de la Reina, y de ahí pasará a recorrer prácticamente todo el mundo, pues la productora ha firmado un acuerdo de distribución en 180 países, y los ocho Goyas a los que está nominada –seguro que agarra unos cuantos– la convierten en una de las películas documentales sobre Naturaleza con mayúsculas, con más proyección y repercusión en la historia de este tipo de producciones en nuestro país.

Hay que agradecer a Arturo Menor y a todo su equipo el trabajo, el tiempo dedicado, y el empeño en sacar adelante esta película sobre Sierra Morena, sobre las especies más emblemáticas de la fauna ibérica, y sobre los problemas que ponen en jaque todo el equilibrio y que amenazan con dar al traste la riqueza biológica del ecosistema mediterráneo, en especial la seca, que acaba sin piedad con encinas y alcornoques. Un paisaje que, al menos el que escribe, lleva grabado en el ADN, y que le es tan básico e imprescindible para vivir como el respirar.

Es más que necesario dar a conocer nuestra mayor riqueza, que es nuestro entorno, y los trabajos del hombre ligados y respetuosos con la naturaleza. Cualquier niño español ha visto más documentales de leones en el Serenghetti que de atardeceres en Doñana, o de buitres negros cayendo en las colonias del Tajo. Tenemos casi todo por hacer en divulgación. Y tenemos los mejores profesionales. Sólo así, dando a conocer, con profesionalidad y entusiasmo, lograremos que se conozca la maravilla que tenemos ahí mismo, al otro lado de la carretera o en las sierras que azulean en la distancia.

Enhorabuena a Arturo. El lunes iremos a ver en la pantalla grande lobos, águilas imperiales, buitres negros, cigüeñas negras, linces ibéricos, topillos de Cabrera, alfombras interminables de encinas y jarales como un oleaje antiguo que rompe en crestas de cuarcitas gastadas de hielos, soles y siglos; y que aún sostienen castillos testigos de la frontera, guardianes de olivares cortados a escuadra como regimientos petrificados… La naturaleza y el hombre. La naturaleza ibérica, esa maravilla que tenemos aún al alcance de la mano, esquinada, dejada, convertida definitivamente en un desierto, pero de una belleza radical. El oxígeno imprescindible de los sentidos.
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martes, 18 de noviembre de 2014

Toreando la ley


Ya dijimos desde la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche de Talavera de la Reina, que el propio Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente está incumpliendo la ley que no hace tanto (septiembre de este mismo año), plasmó en el Real Decreto 773/2004, resultado retorcido de aquel bastardeo del Memorandum, plasmado a última hora y por la puerta de atrás en la Ley 21/2013, de evaluación ambiental. Lo dejamos claro en este informe. Y recuerdo que la Plataforma tiene interpuesto recurso en el Tribunal Supremo contra el Plan de cuenca y los condicionantes adicionales como el famoso Memorandum y el decreto del trasvase. Negamos la mayor.

Ayer tarde comenzó el bombeo del nuevo trasvase aprobado hace unas semanas para el cuarto trimestre de 2014, el primero del año hidrológico 2014/15. Este trasvase, de 32 hm3/ mensuales, incumple la ley puesto que el periodo de transición que establecía la Ley 21/2013 ya ha expirado, según certificó la propia Confederación Hidrográfica del Tajo (organismo no sospechoso de colaborar con el enemigo, es decir, los defensores del Tajo):


La propia Confederación hidrográfica del Tajo en sus informes sobre los indicadores de sequía, fija ya -como no puede ser de otra manera- la raya de los 400 hm3 y el resto de niveles que fija la ley:


Tomando lo que sostienen tanto la ley como la CHT, para el primer trimestre del año hidrológico 2014/15 (octubre, noviembre y diciembre) la decisión de trasvase la hubiera tenido que tomar la ministra del ramo, y sólo se hubieran podido trasvasar (motivando la decisión) hasta 20 hm3/mes, es decir 60 como máximo, ya que los embalses de encontraban por debajo de los niveles de Alerta -ojo, no para el trasvase, sino para el propio Tajo- que marca la nueva norma de explotación (existencias a 1 de octubre y 1 de noviembre de 536 hm3 y 543,7 hm3 respectivamente, frente a los 613 y 609 hm3 que fija el decreto para el Nivel 3 de Alerta de cada mes):


Pero no fue así. El ministerio, la directora general del Agua, decidió torear la ley, y amoldarla a los intereses particulares, privativos y empresariales de los regantes del trasvase, con el apoyo incondicional y aplauso del gobierno (un decir) de Castilla-La Mancha. Para ello se inventó una regla de explotación de andar por casa y estrujar un poco más al Tajo, y de esta forma llegar a los 38 hm3 por mes. Regla resultado de sumar 32 hm3 a la regla existente (que recuerdo no tenía ningún rango jurídico, sólo un acuerdo interno de la Comisión de Explotación del Trasvase Tajo-Segura) y derogada por el Plan del Tajo de 2014 (Real Decreto 270/2014). Una cosa, la novísma regla ad hoc que queda así (recuerdo que inaplicable, puesto que la propia CHT –no acusada ni perseguida en rebeldía por el ministerio- certificó como organismo oficial encargado por ley de la gestión del Tajo y sus recursos, que ya se había alcanzado la cifra de 900 hm3 almacenados):


¿Qué es lo que está pasando ahora? Pues que el ministerio aprobó trasvasar 114 hm3 en los tres meses a razón de 38 hm3 mensuales. Pero si se hubiera comenzado a trasvasar antes, y habida cuenta de las menguadas (normales) aportaciones de la cabecera del Tajo, el 1 de diciembre Entrepeñas y Buendía hubiesen estado incluso por debajo no ya de los 605 hm3 que marca la ley vigente para ese mes, sino de los 508 hm3 que marca la tablilla que los regantes han elaborado, el ministerio ha acatado y a la que nadie rechista porque ellos mandan. Y si en diciembre no van los 38 hm3 ya montan un escándalo con la llorera de la sequía, del agravio, de que no los dan agua y tal. Y ante unas elecciones a la vista muy justas para el PP y amigos en Murcia y Valencia, nadie quiere mentar la bicha. Aunque para ello haya que torear la ley, el ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente sea un cortijo de los regantes del SCRATS, el gobierno de Castilla-La Mancha haga de mamporrero, y la cabecera del Tajo no supere el 22% de reservas, mediada la otoñada, mientras el conjunto de los embalses del Estado se encuentran al 66%, el triple de media que Entrepeñas y Buendía. Y, en ello, empezamos a trasvasar, a un ritmo que supera las propias entradas en la cabecera, un caudal de 16 m3/s y subiendo, a los que confrontar los míseros 6 m3/s que salen hacia el Tajo.

Estoy seguro, a no ser que un temporal extraordinario se asiente sobre el alto Tajo, que el 1 de diciembre los embalses de cabecera estarán justo en los 508 hm3 o poco más, para poder completar la cifra de los 114 hm3. Para el trimestre que viene ya se verá: nos inventamos una nueva regla, compramos agua que luego nos subvencionan, o montamos el pollo de siempre y no decimos nada de que el año pasado fue al año que más se trasvasó desde los gloriosos tiempos de Aznar, y que incrementamos un 120% la superficie regada. Porque los regantes del Tajo-Segura tienen la sartén por el mango: la ley, al gobierno, lo que haga falta… Son los amos y es lo que hay.


El Roto. 16 noviembre 2014. El País.
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domingo, 16 de noviembre de 2014

Confieso

La Tribuna de Toledo, 14 noviembre 2014

Quizá la actualidad pida una columna de opinión sobre la que está cayendo, sobre el fin de una época que al final –esto es España– se lampedusizará y los mismos perros con distintos collares pondrán la música al baile, que el propio sistema ya va creando sus antivirus. Quizá tocase hablar de la corrupción, del despilfarro público (la corrupción consentida), o de las generosas dádivas –entiéndase la ironía- que nuestros gerentes políticos van dando a los criados –ciudadanos léase– antes de las elecciones que ya se atisban más allá del horizonte nublado. Escena éstas –reuniones apresuradas, devolución a trozos de pagas extras confiscadas a funcionarios, leyes de última hora cuando hemos laminado durante tres años a los más necesitados de la región y los servicios básicos, promesas y sonrisas, fotos con colectivos de aquí y allá…– que me recuerdan a aquella escena de los Santos Inocentes en que la marquesa, sentada debajo de la encina, va dando unas monedas a cada uno de los siervos con ocasión de la comunión del hijo del señorito Iván. Pero confieso que hoy no toca nada de eso. Van pasando las grullas y las alamedas supervivientes del Tajo se vuelven amarillas. Otoño suave, demasiado, sin frío, sin viento, sin lluvia desatada.

Quizá vaya haciendo falta un noviembre antiguo, de borrascas ancladas en el golfo de Cádiz, de vientos que se lleven los esqueletos de las encinas y los alcornoques consumidos por la seca. Un noviembre y un diciembre metidos en aguas, que llenen y limpien los ríos, arrastren la porquería agarrada a las atarfas de las orillas, y que cuajen los caminos del monte de trampales y charcos de agua zarca y esmeralda. Pero sé que es difícil. La naturaleza está dormida, paralizada, se mueve con un latido lento y cada vez menos apreciable. Como dando la espalda a todo lo que nos traemos también, a espaldas de ella.

Confieso que lo que me interesa es el sonido del Tiétar bajando por Monteagudo. O el color que van tomando las alamedas en la Jara, o el incendiarse de las cornicabras y los arces de Montpelier en las barreras del Tajo. O buscar las grullas cuando pasan a ras de nubes buscando las dehesas del Guadyerbas. O pararme a escuchar los petirrojos emboscados en cualquier seto, o cambiar una mirada con el colirrojo confiado que aún no sabe que en estas latitudes nos las gastamos de otra manera con los pájaros forasteros que en el norte de Europa.

Quizá sea tiempo de hablar de todo eso que nos lleva, las noticias y tal… Pero hoy no toca. Es tiempo de las cosas serias. De llenarse de barro las botas y de cielo los ojos. Eso es de verdad. Eso es la verdad.
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viernes, 7 de noviembre de 2014

Cabañeros, propiedad privada

La Tribuna de Toledo, 7 noviembre 2014


El Parque Nacional de Cabañeros quizá sea el espacio natural protegido más impermeable del Estado, y no precisamente por el monte que lo cubre casi en su totalidad más allá de las islas de las rañas, sino porque desde su declaración primero como espacio protegido regional, y más tarde nacional, la gestión ha ido encaminada a mantener el estado de subdesarrollo social del entorno, así como a la limitación más que considerable del uso del propio parque. Enclavado en el territorio más pobre, desamparado y radicalmente libre de la Península, Cabañeros estaba llamado a dar vida e impulsar un desarrollo real y viable de las comarcas de los Montes y la Jara. No ha sido así. Mucha culpa de ello se debe a la gestión miope y cobarde de las administraciones encargadas, que no han sido capaces por un lado de articular una política real de desarrollo, donde el dinero europeo de próderes y líderes se ha esfumado vaya usted a saber cómo, dónde y en qué manos…; y por otro lado no se ha puesto límite a la caza, la que acota, cierra, y limita sobremanera el uso ya no sólo del parque, sino de las inmensas comarcas del entorno.

He pasado muchos días en los territorios del Estena y del Estenilla, de las rañas que caen una vez al Tajo y otra el Guadiana, en las carreteras comidas por los jarales. No sólo en el parque, en los silencios de Anchuras, en la Jara Alta, una maravilla ahí varada. Yo no entiendo de fronteras, de límites. Pero sí de subdesarrollo. Y de la incapacidad de evitar la muerte y el desangrar de una tierra que no se merece tanto olvido y mala –inesistente– gestión. Ahora y antes.
Como única solución, el gobierno de Castilla-La Mancha pretende la venta al mejor postor de montes públicos o el fomento a toda costa de la caza. La caza es subdesarrollo, el mismo que ha permitido que se conserven buena parte de los Montes, pero ahora se necesita una visión del siglo XXI de la que se carece por completo. Cazar en un parque nacional es como si los sábados por la noche dejaran montar una discoteca en la catedral de Toledo, con bola y barra libre. Y es aberrante mantener un ecosistema absolutamente distorsionado, con cercados, vallados y una carga de ungulados que no soporta el territorio, el ejemplo de que es preciso reintroducir de una vez por todas el lobo, y ampliar el parque nacional hacia el oeste en las Villuercas y la sierra de las Corchuelas, enlazando con el también parque nacional de Monfragüe. Y por el este hasta las Guadalerzas. Sería el mayor espacio protegido de Europa, el de más valor ecológico, y con una inmensa capacidad de crear riqueza repartida en el territorio. Pero para eso hace falta visión, valentía y entender el medio ambiente como algo más que un estorbo.

Mientras, Cabañeros y su entorno seguirá siendo un parque privado. Donde las mansiones continuarán levantándose ante gestores y políticos que miran para otro lado, donde los cazadores y señoritos llegarán en helicóptero a pegar cuatro tiros, donde los pueblos seguirán menguando hasta desaparecer, y donde no se articulará y posibilitará una gestión turística seria y de apoyo a los empresarios. Cabañeros, propiedad privada.
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viernes, 31 de octubre de 2014

El Báltico de Lisboa

La Tribuna de Toledo, 31 octubre 2014



Al fondo la línea borrada de la costa. Mar de acero, espeso. Nubes de plomo y cobre en la tarde lenta de octubre. Sol velado, cayendo hacia el océano. Navega un pequeño velero, diminuto frente al cielo. Más lejos fondea un viejo carguero oxidado con mucha mar y puertos, cansado y renqueante como el Tramp Steamer de Mutis cruzando el Báltico desde Helsinki, en el paisaje gélido y transparente del frío del norte. Entonces pienso que allí enfrente va a aparecer Petersburgo, las cúpulas, los palacios, los canales y los puentes, todos leídos y levantados en tantas novelas. Y allí emerge la ciudad, porque la libertad es crear y dibujar un tiempo y un estado, más allá de los vientos y las emboscadas de la vida. Todo se funde mientras un barco de guerra cruza y enfila, con su estela de humo cansado y lento, hacia el emboque donde el Tajo cae definitivamente en el Atlántico. La luz es de la amanecida de Visconti en Muerte en Venecia, pero no suena Mahler de fondo, sino una chica que llora junto a su novio –o lo que sea– indolente. «Bonito “sfumato”», me dice Ángel. Él sabe. Arriba, desde el Barrio Alto y el Chiado, la ciudad se desploma hacia la línea del Tajo. Hoy no hay relieve. Está todo por inventar. El amarillo y el rojo de los tranvías es menos fuerte, todo está lavado y suavizado por la luz, la distancia que arrastra el Atlántico, y la ciudad agarra y se la queda como suya.

Echo de comer a los gorriones. Se está bien en el exilio del Báltico de Lisboa, tumbado junto a las olas que rompen, inventado una distancia, un tiempo, un mañana. Un lugar propio y nuevo. En Cais do Sodré una mujer habla por teléfono desde una terraza minúscula sobre los cafés que dan al puerto. Sólo los gestos, la intensidad, la distancia a donde la transporta la conversación. Los plátanos barruntan el otoño, pero aún sostienen un verde ajado que se resiste a dejar de ser. La tarde se aborrasca y caen cuatro gotas que no dan para disolver la luz y el momento.

Exilio en el Báltico de Lisboa bajo la luz y el latido del mar de acero, espeso y transparente. Lienzo libre para crear y ser, lejos del ruido y las telarañas. Y esperar, y leer. Y, de vez en cuando, al levantar la vista, contemplar cómo regresa y remonta de nuevo el río el Tramp Steamer, o quizá algún galeón del XVI. O surja de nuevo el espejismo de Petersburgo al otro lado del estuario. Quién sabe. La vida es creer y crear.

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viernes, 24 de octubre de 2014

Ganemos Talavera

La Tribuna de Toledo, 24 octubre 2014
Foto: eldiario.es

Ayer jueves, en la atardecida tibia de octubre, se presentó Ganemos Talavera. En el salón de actos del centro social de la calle Segurilla, lleno, con los ciudadanos sentados en el suelo y de pie, escuchando, hablando, pensando, analizando. Un proyecto ciudadano que arranca con la intención de tomar el mando de la ciudad por parte de sus ciudadanos, y sacar a Talavera de la Reina de este agujero donde decenios de gobiernos municipales mediocres, sumisos e inoperantes nos han situado.

Talavera de la Reina es, con datos de 2012 de Eurostat, una de las quince ciudades de la Unión Europea con mayor índice de desempleo; la séptima con mayor paro femenino. A esto se suma un alarmante descenso de población en los últimos años, así como la absoluta falta de visión y proyecto de ciudad. Talavera es y ha sido con el PP y con el PSOE, la ciudad de frontera de una Castilla-La Mancha fallida, ciudad a trasmano, tan incomprendida como maltratada. De la que sólo los grandes partidos se han acordado –como ahora el PP– a última hora, para dejar unas migajas preelectorales, como si los ciudadanos fuésemos esos tontos que con las baratijas de última hora regalan su voto y hasta la próxima.

La marginación y sobre todo, repito, la falta de proyecto de ciudad dentro de su encaje territorial, periférico a Madrid y que paradójicamente cuenta con un bagaje, con un entorno y unos recursos envidiables, y una población sana, trabajadora, acostumbrada a adaptarse a todas las circunstancias… es lo que ha conducido a esta situación. Los materiales ahí están almacenados. Hay que ponerse a trabajar y levantar el futuro. Ganemos Talavera nace para que la ciudad vuelva a tomar las rienda de su destino, y deje de ser un juguete en manos de los grandes partidos políticos, que colocan aquí al amanuense de turno con su séquito, que acata la orden de Toledo o Madrid, mientras Talavera de la Reina y su comarca se van convirtiendo en lo que podemos ver si paseamos por cualquier calle o recorremos los pueblos de la comarca.

Talavera de la Reina y su tierra tienen unas posibilidades y un futuro inmenso. Es una ciudad para vivir y disfrutar dentro de un entorno privilegiado como pocos. La vida siempre va hacia delante. Y el futuro se construye, no repitiendo los errores del pasado ni regodeándote en ellos; sino encarando el porvenir con las herramientas y el conocimiento, con la tenacidad y el convencimiento. Si Ganemos Talavera hace un planteamiento integrador, desde el conocimiento y los cimientos de la ciudad, llevará mucho ganado. Pero siempre con la visión en la ciudad posible y querida, y por desgracia con las rémoras y deudas acumuladas. Mientras, el establishment atacará, intentando desprestigiar y debilitar. Talavera de la Reina está ante una oportunidad. Quizá la última antes de perder diez o quince mil habitantes, de que toda una generación se vaya a buscarse la vida fuera, de quedar relegada definitivamente a ciudad marginal.
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viernes, 17 de octubre de 2014

Seguridad jurídica

La Tribuna de Toledo, 17 octubre 2014


En sus comparecencias, declaraciones y puestas en escena, la señora consejera de Fomento de esta bendita Castilla-La Mancha siempre ha defendido eso de la seguridad jurídica y transparencia en todo lo referido a la gestión del Tajo y los sucesivos trasvases al Segura. Pues bien: en su mano y en la de sus subordinados ha estado la negociación del Plan de cuenca del Tajo, así como los truculentos apéndices que a la postre mediante el famoso Memorándum plasmado en la Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de evaluación ambiental, y su epígono el Real Decreto 773/2014, de 12 de septiembre, por el que se aprueban diversas normas reguladoras del trasvase por el acueducto Tajo-Segura, han recogido todas las estipulaciones, exigencias y propuestas de los intereses trasvasistas.

Si el Plan del Tajo ya dejaba tocado y malparado al propio río, ya que incumplía la ley española y las directivas europeas, no recogía ni escenarios óptimos de recuperación ni caudales ecológicos en Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina…, los acuerdos posteriores entre bastidores –donde Castilla-La Mancha sólo ha negociado la rendición una a una de todas sus plazas y posiciones– han puesto la lápida al Tajo para al menos una década. Negociaciones donde el gobierno de Castilla-La Mancha, la señora consejera de Fomento, tuvo encima de la mesa documentos oficiales de la propia Confederación Hidrográfica del Tajo que sostenían que el decreto de gestión del trasvase Tajo-Segura “no sería coherente con la propuesta de Plan Hidrológico del Tajo” (…) “rompería la unidad de cuenca del Tajo, e incluso específicamente: 1. Imposibilitaría el cumplimiento del caudal mínimo de 10 m³/s en Talavera de la Reina. 2. Dificultaría la atención de los regadíos entre Aranjuez y Talavera de la Reina. 3. Haría inefectivo el bombeo de Las Parras aprobado por el Consejo de Ministros el 21 de marzo de 2014”. Entrecomillo, no invento ni interpreto. Y ese fue el documento que se aprobó finalmente con los parabienes suyos y del Gobierno de Castilla-La Mancha. Un escenario que saben ustedes, Gobierno de Castilla-La Mancha, que es el peor para el Tajo, las provincias de Guadalajara y Toledo, y Castilla-La Mancha. Pero eso quizá les importe muy poco.

La Plataforma ha puesto a disposición de todos los medios de comunicación un informe jurídico donde expone por qué el trasvase aprobado el pasado viernes es ilegal. Eso, señor consejero de Presidencia y Administraciones Públicas y también portavoz del Gobierno regional, no son “simplezas ni pamplinas”. Simplezas y pamplinas son las loas y palabras vacías, tan huecas como el cauce del Tajo o los embalses de Entrepeñas y Buendía. Siga usted defendiendo el trasvase Tajo-Segura como hizo ayer.

Efectivamente, señora consejera de Fomento, señor consejero Portavoz: el nuevo trasvase no se ajusta a la ley, ni siquiera a la patente de corso aprobada con su apoyo. Se justifica en la ley derogada, el plan de Tajo de 1998. Y eso sí, se sigue basando en las “orientaciones etéreas con valor jurídico relativo", dictadas desde los lobbys del trasvase que durante quince años han saqueado –y saquearán– a capricho el Tajo; e incumple el Real Decreto 773/2014. El caso era llevarse cuanta más agua mejor. Pregunten a la Confederación del Tajo. En sus informes oficiales –y públicos– sostiene explícitamente que la cabecera del Tajo se encuentra en Nivel 3, y que sólo se pueden trasvasar 20 hectómetros cúbicos al mes, no 38. Algo sabrán ellos… 

Querían seguridad jurídica… Ya la tienen. En Murcia, claro, para llevarse todo el Tajo y más. Aquí nos quedan las migajas. Y encima aplaudimos. Lo que se deben reír de nosotros… 
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miércoles, 15 de octubre de 2014

El timo de la playa de Los Arenales

Foto: CHT

A estas alturas de la película sabemos con quién nos jugamos los cuartos en el asunto del Tajo y el Alberche. Por tanto no me sorprende que en la presentación de la playa-ducha sucedáneo de Los Arenales que ha perpetrado hoy la caravana pepista, no se haya hecho ni una sola referencia a la Plataforma del Tajo y el Alberche de Talavera, que viene trabajando por recuperar la playa de Los Arenales desde hace casi una década. Ni de las reuniones que hemos mantenido tanto para este proyecto como para el carril que abrieron en su día a los piragüistas entre el cauce seco de propio Tajo y la selva de espadañas y tarays que definitivamente se ha comido medio Tajo en nuestra ciudad. No estamos, no aparecemos, aunque las ideas y soluciones partan de nosotros. No existimos.

No sorprende este ninguneo a la Plataforma, este silencio, máxime cuando lo que ha presentado hoy la caravana pepista es un proyecto muy menor, vergonzante, electoralista, de cara a la galería, una chapuza donde se invierten cuatro euros, en comparación con otros proyectos que se ejecutan en ciudades y pueblos de España, incluso con crisis. Ahora nos venden una “playa” con ducha, que el agua no se puede tocar, porque ni habrá y cuando pase algo, será tan contaminada que hará imposible su uso ciudadano.

Mientras el viernes pasado aprobaron un trasvase enorme e ilegal que va a dejar tiritando la cabecera del Tajo…; mientras el pasado uno de octubre entró en vigor el real decreto que limita las salidas de cabecera al propio Tajo hasta unos niveles que harán imposible que en caso de necesidad se pueda tomar agua del Tajo para regar en la vega…; mientras el pasado abril se aprobó un Plan de cuenca que deja a Talavera de la Reina sin caudales ecológicos…; Mientras todo eso, ahora llega la campaña de publicidad pepera a engañar a los ciudadanos. Es lo que les queda cuando las ´tajás´ ya están repartidas. Y, como siempre, no nos ha tocado ninguna.

La Plataforma presentó hace cuatro años un proyecto de adecuación de casi 250 hectáreas en el entorno del Tajo, no la hectárea que se quiere ahora habilitar como playa, y que el Tajo se llevará a la primera crecida, eso sí, con suerte después de las elecciones y cuando la comitiva pepera haya vuelto para cortar el lazo o lo que sea, y se hagan la foto y puedan decir lo buenos que somos, lo que invertimos en Talavera, y cómo recuperamos el Tajo… Calderilla, migajas, sobras, propaganda… que es lo que están acostumbrados a darnos a Talavera.

Ese proyecto de la Plataforma fue licitado por el Ayuntamiento socialista, y a resultas existe un anteproyecto que nos ha costado a los ciudadanos de Talavera unos 40.000 euros, y que coge polvo en cualquier cajón, porque en esta ciudad desde los despachos no hay lo que hay que tener para pedir en Toledo o Madrid lo que nos corresponde. Eso es un proyecto serio, acorde con una ciudad como Talavera de la Reina, necesitada de obras, estímulos, inversiones y de políticos con raza que sepan dar la cara por la ciudad y no conformarse con el premio de consolación.

Pero para eso hay que tener capacidad y redaños. Asuntos de los que andamos muy flojos en esta bendita ciudad de Talavera de la Reina. Así nos ha ido y así nos va.
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viernes, 10 de octubre de 2014

Antisistematocracia

La Tribuna de Toledo, 10 octubre 2014

Están jugando a ver cuánto aguanta este país. Cuánto aguantamos “la gente” como nos define el presidente, entre despectivo y lejano. Un observador inglés, de esos que pululaban en el XIX intentando entender a los españoles, hoy disfrutaría viendo cómo la antisistematocracia se ha encargado de reventar una a una las paredes maestras de la nación. No es problema del coleta y de la gente que lleva detrás, sino de los que desde dentro como gusanos se han ido comiendo el meollo de un país absolutamente desnortado, sin guía y sin objetivos. La antisistematocracia ejemplarizada en las tarjetas negras, a las que todo quisque cargaba de todo, mientras se timaba y robaba a los ancianos con las preferentes y se desahuciaba a medio país. O en el consejero de Sanidad de Madrid, el “bien comido” que desprecia una trabajadora que se ha jugado la vida, y de NUESTRA sanidad PÚBLICA, la misma que se están merendando, aquí y allí, para que los amigos hagan negocio. Y qué decir de la ministra que no se enteró que tenía un Jaguar en el garaje, del desastre de gestión del ébola…

La antisistematocracia son los EREs de Andalucía, la Gürtel –“Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos”, Rajoy `dixit´– , es la vergüenza de la manipulación informativa en las televisiones y radios públicas, públicas sólo porque las pagamos también entre todos, especialmente los sueldos indecentes a los paracaidistas de partido que mandan y chapucean. Y la corrupción absoluta, la del trinque tipo Pujol y familia, pero también la de las obras innecesarias que han acabado en el billón de euros de deuda pública, la del rescate de autopistas, de bancos, del Castor allá en Tarragona, de las puertas giratorias que hacen que en el país de Europa con más viento y sol paguemos la energía más cara, insoportable y artificialmente cara. Y la antisistematocracia también es el miedo al poder, el periodismo de orejas gachas, rabo entre las patas y pinturero, condescendiente y faldero con el o la que manda, porque cae la migaja o hueso de publicidad.

La antisistematocracia es que en la séptima ciudad con más paro femenino de la inmensa Unión Europea, o sea, Talavera de la Reina, venga una mandada, diputada regional o lo que sea, a contarnos milongas de lo bien que lo está haciendo su jefa en políticas de empleo. Que se dé una vuelta por las calles, esta vez sin que cierre la ciudad la policía para la fiesta de su jefa, y pregunte, a ver por qué se han largado 2.500 ciudadanos en dos años. Antisistematocracia es que un autodenominado aún Partido Socialista Obrero Español presente su candidatura a la antigua, a la bonística moda, con cigarral, césped y piscina de por medio, en vez de salir a la calle, mancharse los zapatos, y empezar a intentar recuperar algo de lo que fue. Pero es imposible.

Eso, todo eso, es lo que se está llevando por delante el sistema, no un coleta que sale en la tele, o la gente que se organiza porque hasta aquí hemos llegado. Quizá nada cambie, pero nada volverá a ser igual. Un inglés del XIX disfrutraría en esta España que, como siempre, vamos reventando desde dentro, desde el sistema, hasta que, cualquier día de estos, con un viento gallego de noviembre, se nos venga –otra vez– abajo.
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#STOPCañete

La Tribuna de Toledo, 3 octubre 2014

En Bruselas, en el mastodóntico edificio que alberga la administración de la Unión Europea, lo que más me llama la atención es la prisa y las carreras que gastan los burócratas por los pasillos infinitos y los ascensores que suben y bajan sin parar. Te detienes en cualquier esquina, observas, y piensas si será necesaria esa velocidad, esa urgencia como de ir a apagar un incendio o de ir a buscar con quince años una primera novia. Afuera, la manifestación de costumbre en la plaza de la Rue Wiertz, como un menú diario, paisaje de la costumbre, contrapunto que hace el perfecto juego al monstruo de acero y vidrio que duerme enfrente. Eso es Europa. O, mejor, en eso han convertido a Europa. Un ente domesticado, números, cuotas, papeles, directivas que cada uno interpreta a su gusto… Mientras la Europa de las ideas, de la moral, del compromiso… descansa en su pudridero de complejos post Guerra Fría, incapaz de articular y exhibir un protagonismo necesario en un siglo XXI en el que ya no vamos contando nada.

Que tipos como Cañete acaben como comisarios o ministros, es como cuando en las novelas de Lafuente el sheriff es un lacayo a sueldo del hacendado corrupto de turno. El problema es que en la Europa de la burocracia no abundan los forasteros de seis pies y revólver rápido que vengan a poner orden. Ya he dicho aquí lo que opino de Cañete, y he explicado el daño casi irreparable que ha ocasionado y ocasionará a Castilla-La Mancha y especialmente a la provincia de Toledo, su absoluta subordinación a los intereses levantinos y de partido –PP se entiende– en los planes de cuenca, especialmente graves en el Tajo y el Júcar. Que la negociación miope y cortoplacista de la PAC le avale en cierto sector agrario, a mí no me sirve, puesto que hemos vuelto a perder el carro de aplicar una política agrícola sensata y acorde con el territorio. Tiramos balones fuera, favorecemos a los de siempre, y luego nos vamos quejando de que el campo se muere, que no hay renovación generacional… Si no cambiamos los esquemas y miramos un poco más allá, es lo que hay.

Cañete será comisario. O no. Allí en Europa son un poco más serios, y lo de ser juez y parte no cuela. Aquello no es la España del todo vale, la España que tiene que empezar a hacérselo mirar un día de estos, porque la basura, la corrupción, el compadreo, la mediocridad, la ramplonería… nos sale por las orejas. Tanto que la exportamos como comisarios a Europa, entre desechos de tienta varios. Europa en su nadedad otoñal. España en su marianismo imperturbable.
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viernes, 26 de septiembre de 2014

Caspilla-La Mancha

La Tribuna de Toledo, 26 septiembre 2014

Uno, cuando empezó la escuela, lo hizo bajo la foto de Franco y José Antonio. Después llegó la del novísimo rey, joven, estirado y rubio. Al rato, mediada la EGB o así, llegó otra foto, la del virrey Bono, terrateniente de ese nuevo invento que llamaban Castilla-La Mancha, una hacienda de decena de miles de acres, un territorio de segunda que nadie quiso en el reparto territorial, y al que se extirpó Madrid, el corazón económico y social de Castilla la Nueva.

Así, sin el motor, Castilla-La Mancha ha ido buscando e inventando durante decenios una identidad que ni encuentra ni encontrará. La mancheguización bonística y barrediana, deja ahora paso a un pantano barométrico cospedaliano, donde se echa mano al tópico manido, a mirar para atrás y a tirar de lo gastado, en vez de plantear una estrategia de modernización y ruptura con la caspa que nos lleva. Una política de urgencia y aliño, donde las formas son algo más que la antesala del fondo.

Sirvan dos ejemplos simples: la apuesta decidida del gobierno por fomentar la denominada “fiesta Nacional”, y sus más aborrecibles variedades al uso; o la decidida apuesta de la consejería de Agricultura por la caza, modificando “ad hoc” la ley, y despreciando la conservación de la Naturaleza infravalorando a los profesionales tanto en guardería como en extinción de incendios, así como la promoción de los propios espacios naturales, uno de los elementos diferenciadores -también económicamente- de esta región, absolutamente infrautilizado por decisión meramente política.

Así, uno que pensaba que avanzábamos al siglo XXI, resulta que volvemos al pasado. La caspa cabalga desbocada, no sólo en la infumable televisión pública -copla, toros en diferido, lo mal que lo hacen los alcaldes de Toledo y Cuenca, lo maravillosa que está siempre la Presidenta...-, sino en el propio aroma que destila la política regional, las formas y el fondo. Y ése es el problema. Cuando el político se refugia en el burladero, y hace faena de aliño, de plaza de tercera, queda esta imagen triste y anacrónica. Y este es el paisaje de Castilla-La Mancha, sí, en el año 2014. En unos meses, con el frío, si miran por la ventana y ven caer algo blanco...no, no es nieve. Sólo es caspa. La caspa que nos lleva.
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viernes, 19 de septiembre de 2014

Leyes y reyes

La Tribuna de Toledo, 19 septiembre de 2014

Rescataba Jesús Cacho la pasada semana en la singular despedida que propinó a Emilio Botín, una frase atribuida a Federico II de Prusia, el rey Grande que hablaba francés en la corte, gustaba de filósofos, músicos y de invadir –como todos– de vez en cuando Polonia y Silesia. La frase: “Me apodero de lo que codicio y siempre encuentro un corrupto que lo justifica en Derecho”. Y es que viene de molde al último golpe bajo que el Consejo de ministros propinó al Tajo y a Castilla-La Mancha con la aprobación del Real Decreto de gestión del Tajo, que no del Tajo-Segura, como se vende por estos lares. La culminación del proceso hidrológico que tras un Plan de cuenca nefasto, y un Memorandum metido por la puerta de atrás en el Senado que se materializa legislativamente en este Real Decreto, deja al Tajo y a sus usos en una situación más que precaria y delicada, porque como reconocía la propia Confederación Hidrográfica del Tajo, el Real Decreto es incompatible con el mantenimiento de las garantías que el propio Plan fija para abastecimientos y los ya de por sí bajos caudales legales –no ecológicos– fijados en Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina.

Con la cabecera del Tajo al 22% de capacidad –la media nacional de los embalses se acerca al 70%– estamos la situación de excepcionalidad que señala la regla de explotación para los envíos por el trasvase, porque el Tajo lo está desde que comenzó a operar el Tajo-Segura. En uno de los años más secos que se recuerdan, se ha trasvasado “más que nunca”, “se ha plantado hasta en las terrazas”, ”un 20 % más” como reconocía el pasado domingo el presidente del Sindicato Central de Regantes del Trasvase Tajo-Segura, en una entrevista al diario murciano La Verdad. En resumen decía que legalmente hemos hecho todo para quedarnos con el agua, pero ahora tiene que llover. Claro… Y que están, por exceso de agua, ante una “burbuja agrícola”. Es lo que hay. El ministerio ha vaciado la cabecera del Tajo, y ahora a llorar. Este año hidrológico habrá salido hacia el trasvase el 120% de lo que se habrá soltado al Tajo. Eso es el futuro.

A Castilla-La Mancha, al gobierno, le han metido un gol antológico con el Real Decreto. Créanme cuando les digo que es muy triste para quien sabe algo de esto, ver a la presidenta de Castilla-La Mancha felicitándose por el acuerdo alcanzado. Hablando de mínimos para Talavera y Toledo, y con la cabecera vacía. Las leyes van donde quieren los reyes, y los reyes siempre encuentran algún corrupto que se lo encaje en Derecho. Esto es hoy, año 2014, el Tajo. Una enorme mentira en el BOE, y una terrible verdad en su cauce y su territorio.
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viernes, 6 de junio de 2014

Talavera de la reina Cospedal

Para La Tribuna de Toledo (no publicada), 6 junio 2014

Lo que ocurrió el pasado sábado 31 de mayo –Día de Castilla-La Mancha– en Talavera de la Reina, es algo que radiografía a la perfección el momento histórico que atravesamos, tanto en esta ciudad, como en Castilla-La Mancha, e incluso el Estado, eso que aún llamamos España. Que los representantes de los ciudadanos, el gobierno regional democráticamente elegido, se excluyan de los ciudadanos, celebren su fiesta particular, cierren el centro de la ciudad a los ciudadanos –a los ciudadanos que votamos, pagamos, aguantamos recortes y volvemos a pagar y sufrir–, define una forma de hacer política tan alejada de la democracia de manual, como el Tajo de la definición de río.

Algo falla cuando los que dicen ser la voz del pueblo, tienen miedo, y se tienen que “proteger” de ellos. Cuando hay que cerrar con vallas y policías una ciudad para que los señores endomingados no sean “molestados” por la canalla que va a sus cosas: comprar, pasear al perro, disfrutar de una mañana de primavera… Lo que nos dé la gana. No admito que la presidenta de Castilla-La Mancha me cierre las calles, y me ponga delante a una tropa de policías que me digan que “no pasas porque lo digo yo”, y que asusten a mi hija de ocho años que sólo comete el delito de ir de la mano de su padre a comprar –intentar – a una tienda del centro. No lo admito.

Para la próxima, que se metan su fiesta en una carpa y se vayan a celebrarla a un perdedero de la Jara, o a los santos desiertos de la tierra de los pairones en la paramera de Molina, allá por la raya de Teruel, si es que saben qué es eso y por dónde cae. Pero que no vengan a montar su bodorrio a Talavera. Que aquí somos gente pobre pero noble; que nos lavamos, no olemos; que somos educados y sabemos comportarnos; que no somos alimañas que apartar y prohibir entrar hasta a sus casas porque venga la presidenta de Castilla-La Mancha. Cambiemos el nombre.

Talavera de la reina Cospedal. Y tan contentos. Al menos esta historia me sirvió para explicar a mi hija de vuelta a casa qué es la libertad, concepto que entendió de inmediato con los hombres de azul enfrente de su padre. Y contarle de aquel tipo visionario que iba por ahí viendo el mundo con ojos de lucidez, y que decía eso de que la libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos, que por ella se puede y debe aventurar la vida… La próxima fiesta, en el cigarral. 
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viernes, 30 de mayo de 2014

1.200 razones

La Tribuna de Toledo, 30 mayo 2014

El 20 de junio se cumplirán cinco años de la manifestación en defensa del Tajo que juntó en Talavera de la Reina a 40.000 personas. Como cada año desde entonces, la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche celebra esta fecha con la entrega de los premios Padre Tajo, a personas y organizaciones que se han caracterizado por su apoyo a la Plataforma, todo ello acompañado de actuaciones musicales donde intervienen grupos locales. Este año el acto tendrá lugar el día 15 de junio, domingo, y será en el teatro Palenque, y el objetivo con el precio simbólico de la entrada –5 euros– es recaudar algo de dinero para mantener la mínima infraestructura de la plataforma, y los gastos derivados de viajes a Bruselas, abogados, procuradores, etc...

Este teatro es público, del Ayuntamiento de Talavera, o sea, de los ciudadanos, y el mes de junio se cede gratuitamente para que los distintos colectivos de la ciudad puedan realizar las actividades culturales y sociales que estimen pertinentes. Pues bien: el equipo de gobierno del Partido Popular de Talavera de la Reina ha decidido que a la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche, ni agua. Que se le aplique la tarifa máxima, 1.200 euros por un par de horas, y que si quieres, paga. Y si no a la calle. El Ayuntamiento quiere el 40 % de la recaudación, y encima de no pagar ni una cuota a la Plataforma, hace negocio con ella. Cojonudo.

Allá el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Talavera de la Reina y su inexistente defensa del Tajo, del Alberche y de los intereses de la ciudad que dicen gobernar. En su día, en la oposición, daban codazos por salir en las fotos de las pancartas, estiraban en cuello, y no tenían rubor en dar ruedas de prensa en la sede del partido con los portavoces de la Plataforma. Pero, claro, la Plataforma sigue en el mismo sitio, y el desgobierno de Talavera de la Reina, la ciudad que cabalga hacia el 40 % de paro, que parece una ciudad en derribo y desahucio, se debe a otros intereses. Por eso la orden es silenciar y enterrar a la Plataforma, porque no traga y sigue a lo suyo, que no es otra cosa que exigir que vuelvan el Tajo y el Alberche, y que la riqueza que en forma de agua se va a otras regiones, se quede aquí.

Que hagan lo que quieran. Cuando se pierde la vergüenza, se gana en chulería. Se va a celebrar el 20 J, y en el Palenque, que lo tengan claro. Y si hay que pagar 1.200 euros, como si fuésemos un David Bisbal o una Norma Duval cualquiera, pues se paga. Faltaría más. Eso sí: seguro que para eso del Día de Castilla-La Mancha, a Cospedal se lo dejan “de gratis”. Y es que cada uno tiene su caché, y siempre ha habido y habrá categorías. 
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Política suicida

La Tribuna de Toledo, 23 mayo 2014

La política que nos lleva, las maneras, modos, chulerías y distancias van marcando una forma de hacer las cosas que se traduce, más o menos, en una distancia infinita entre el interfecto votante y el que acaba ocupando por mor de los votos y el escalafón de partido, una silla, sillón o poltrona. La democracia de salón que de nuevo nos pilota temerariamente hasta los arrecifes recurrentes en la historia de España, pasa olímpicamente del ciudadano, que paga, aguanta y sufre desdenes y abandonos varios.

Lo ocurrido hace unos días en el salón de plenos del ayuntamiento de Toledo, escenifica a la perfección esa distancia, esa chulería y ese cinismo de la clase política. Ésta, en vez de mirar a los ojos al ciudadano, repito, ese gilipollas que paga, aguanta y –en teoría– decide, se mueve por intereses muy particulares, donde al adoración a la lideresa, como antes al líder, el seguir a pies juntillas los medios que acaban justificando un fin político muy personalista, se antepone siempre al interés real del ciudadano.

Si no te gusta lo que se dice, te aguantas. Que va en el sueldo o en el sillón, que no todo van a ser flores y desfiles. El político de esta democracia agonizante que nos va quedando, o se pone las pilas, o le queda muy poco recorrido. Ahí está sin ir más lejos el entusiasmo que levantan las elecciones europeas, y las avalanchas de votantes ilusionados y decididos que se prevén que acudan a los colegios electorales. Y veremos qué pasa en las locales y regionales.

Mientras, la política suicida que nos lleva se permite la chulería de dejar plantados a los padres de niños con cáncer, de cerrar plantas de hospitales… a la vez que si hay un caso urgente de un familiar de la casta gobernante, reservamos sin pudor una planta entera de un hospital público. Público. Pero, como aquí lo público, lo de todos, lo de los interfectos, imbéciles y gilipollas ciudadanos que pagamos, votamos y callamos, es la herramienta personal del poder, del gerifalte de turno, pues no pasa nada. Aquí es donde estamos, y lo que viene es muy preocupante. Porque el sistema ha dejado de representar al ciudadano, que ve cómo unos simples concejales se levantan, se sacuden las zapatillas y se van a mejores asuntos. Y de ahí para arriba, nada, no existimos. No importamos nada.  
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Los patos de la calle Bruselas


La Tribuna de Toledo, 9 mayo 2014

Los vi hace tiempo. Era invierno. U otoño. Estos últimos meses he caminado mucho por la calle Bruselas, una de tantas del ensanche hacia el este de Talavera, que a mediados de la pasada década se comió sin piedad la mejor tierra de cultivo de la vega del Tajo. Ahora, más de media década después de que la crisis dejara novísimas, relucientes y sin utilidad decenas de calles, en esta primavera de mayo en los solares crecen álamos blancos, y tarays, y cardos inmensos como árboles prehistóricos en selvas impenetrables sobrevoladas por jilgueros.

En uno de estos solares, rodeado de un par de bloques pequeños de pisos, los muros de hormigón de los sótanos, impermeables han credo una pequeña laguna artificial, con islas de tablones, penínsulas de ferralla y despuntes de armaduras de los muros de contención. En otoño e invierno día a día veía fluctuar el nivel de este lago de ciudad, cuadrado, con algo más de medio metro de agua. En invierno, con las últimas lluvias, el nivel subió, y en las madrugadas, cuando pasaba contemplaba a una pareja de ánades reales que todas las noches bajaba a dormir, y se acurrucaba en una esquina, al noroeste, protegida del viento y el relente de la noche.

Con la primavera llegaron los mirlos de la madrugada, y los primeros aviones comunes que bajaban hasta la laguna a por agua con el que amasar el barro de sus nidos. Algunas mañanas la pareja de azulones allí estaba, navegando su mar privado, entre ovas nuevas que emergían entre corales de ladrillos de gafa y toda la basura de las obras abandonadas. Otros días no. Esperaba un rato, mientras las primeras amapolas despuntaban entre esas flores minúsculas, amarillas, que nunca recuerdo cómo se llaman. Aunque da lo mismo.

Hacía tiempo que no pasaba por el solar. Ayer me acerqué. El nivel del agua seguía alta. En algunos solares habían fumigado y el gris pardo de la muerte ocupaba el espacio en que en otros crecían sin mesura hierbas, flores y arbustos; y volaban buitrones y cogujadas y decenas de mariposas. Allí, en el agua, la hembra de ánade real subía a un tablón con siete pollos. Altos, volaban vencejos, como escuadrones de aviones de guerra; los aviones comunes seguían bajando hasta la superficie del agua, junto a alguna golondrina. Me quedé observando un rato la evolución de los pollos. Y pensé en el tiempo pasado, en estos meses, en lo sencillo que es el mundo, y que al final la vida necesita muy poco espacio.  
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domingo, 27 de abril de 2014

Gafas de colores

Hay días nublados, grises, sucios. Días en los que la cabeza me va a estallar. Entonces cojo las gafas de colores, las de plástico, de esas de tres euros en los chinos, de las que te joden los ojos y la vista, pero todo se ve de colores, como polarizado, y te lava lo gris, y te resalta la fuerza de los rojos, de los amarillos, y te ofrece para que toques con los dedos el relieve de las nubes pasando. Las gafas de plástico son una droga para los ojos, lo reconozco. Si te las quitas un instante para mirar el teléfono móvil, o para lo que sea, todo vuelve a ser gris y plano. Pero si te las pones otra vez, todo vuelve a su lugar. Porque, ¿qué es la verdad?

Al fondo, al sur, me llama con fuerza la Jara. Las cumbres de la Jara alta rompen las nubes como el pecio de un galeón volteado. Allí arriba el sol hará brillar las cuarcitas. Cruzo la Jara, el Sangrera, San Bartolomé, Retamoso, Torrecilla, Espinoso… Nadie. Ni coches, ni gente, la Jara ya es un inmenso desierto que sólo cruzan perdices y faisanes despistados soltados en la última cacería. En Espinoso del Rey se me quedan mirando, desde la puerta del bar, pasar los últimos mozos viejos sobrevivientes a la huída, ahítos de botellines. Me voy.

La Jara es hoy tierra roja, muy roja, rañas volteadas, siembras de verde nuevo perfectas bajo el oleaje del viento. Verde recién creado de fresnos en el Sangrera, verde fulgurante de almendros en las lindes. Pero hoy voy más lejos. A donde no hagan falta las gafas de colores.
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Me he parado en la carretera. Hace un rato eché un trago de agua en la fuente de la Teja. Fresca. La virgen de Piedraescrita, en su altarcillo, tenía flores ajadas ya: cantuesos y retamas negras, amarillos limpios. Flores sencillas, recogidas aquí mismo, junto al agua que cae en cascadas entre el verde nuevo de los robles. Los viajeros que han parado también han dejado junto a la imagen de la virgen pequeñas ofrendas, piedras de granito y cuarcita, y piñas de los resineros que trepan por la falda de la sierra.

He subido hasta la niebla y me he detenido. Cantan mirlos y ruiseñores. Algún arrendajo cruza. La niebla trepa desde el Jébalo como un río, con su cadencia y su oleaje, y se va enganchando a los alcornoques, melojos y encinas. Siempre he pensado que la niebla es una caricia al paisaje. Aquí, en la Jara, es un guante suave que roza y alivia la piel agrietada de cantorreras y jaras ásperas. La niebla arrulla a esta tierra, mientras el viento arrecia y menea con ganas el quejigo que tengo delante. En la misma carretera, en lo que fue asfalto, crecen jaras y cantuesos. Corto con la navaja unas ramas de tomillo sansero y las meto en el coche. Por esta carretera no pasan ya coches. Poco a poco se la comen los jarales. Robledillo es un resplandor blanco colgado en lo alto. Un cartel en un camino: «Peligro, zona de caza. Prohibido el paso.» Prohibición. Miedo. Hoy no. Ya nunca.
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Subo andando por el cortafuegos. Cuarenta y cinco grados o más. Cien por cien de pendiente, a ratos un poco más. Las piedras bailan debajo de las botas. Aquí ya no hacen falta gafas de plástico. Ya no me duele la cabeza; el corazón bombea con fuerza pero me pide más. Todo se ha quedado allí abajo. Me paro y miro atrás. Las piernas quieren seguir subiendo. Y la niebla me envuelve entre los melojos que suben en suertes hacia lo alto de la sierra. Sigo un regato, una pequeña garganta, que cruzo bajo un loro. Le pido permiso y le corto con cuidado una rama. Las raíces se meten entre las cuarcitas, entre el agua ligera que baja sin pedir permiso.

Cruzo jarales nuevos y quemados, que me rechazan con la elasticidad tenaz del monte más salvaje. Cruzo brezales, tomillares, crestas de cuarcita que de repente sobresalen de la tierra como arrugas antiquísimas, tomadas por líquenes amarillos. Abajo, en la garganta, madroños inmensos de verde oscuro, acorazado. De una mata de rusco tomo una rama, dura y coriácea como esos sueños que te asaltan una y otra vez en las noches de insomnio. A veces sale el sol y descubre un millón de verdes. Entonces me paro, con el corazón a doscientas pulsaciones, y miro alrededor. Y doy gracias por esta vivo y poder admirar la maravilla que tengo delante.

A veces baja la niebla, las nubes que llegan desde el Océano con prisa, y se hace casi de noche. Entonces descubro a los venados que me miran desde la barrera de enfrente. Los arrendajos me delatan. Los corzos, ligeros y elegantes como un amor de primavera, andan a lo suyo. Ni se molestan.

Muy arriba la garganta mana de la cantorrera, desaparece o surge bajo las piedras de cuarcita, tapizadas de musgo y hojas de roble melojo. En la alfaguara hunden sus raíces un loro y un acebo. A pocos metros un tejo. Me siento un rato. Sudo. Hace frío. Niebla, oscuridad, sol. La luz no obedece a criterios razonables. Es una tarde de abril. Pido permiso al tejo y al acebo y los cojo una rama, pequeña, faldera. Y las coloco con cuidado en el morral.

Bajo el tejo, junto a su tronco, bebo el agua fría, dulce, nueva. Recién salida de la piedra de la Jara.
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De vuelta paro de nuevo en la fuente de la Teja. Uno en un manojo las ramas de loro, tejo, acebo y boj, y las junto con el tomillo. Ato todo con la correa de la corteza de un torvisco, y lo dejo con cuidado en el asiento de atrás del coche. Antes, un par de tragos de agua de la fuente, y dejo una ramita de tejo en la hornacina de la virgen de Piedraescrita, diosa guardiana de la Jara, de los ríos, de los bosques, de los silencios y soledades de la tierra de Talavera.

Cruzo el Tajo y entro en Talavera ya de noche. Antes el sol se ha puesto sobre los paisajes de Torrecilla en el valle del Sangrera. Sol rojo, limpio, bajo las últimas nubes limpias que suben desde el Atlántico.

Aparco junto a la basílica. El templo de Ceres reconvertido y ahormado. Es tarde. En la puerta me esperan mis hijos. Ya se han ido los políticos, ya no hay ruido. Las Mondas oficiales han terminado, y dentro hay misa, triste, sin casi nadie. Los operarios recogen cables, colocan bancos, enrollan alfombras y limpian el templo de toda la parafernalia del espectáculo paleto y oportunista en que han convertido las Mondas. 

Espero que termine la misa. Entonces mi hija deja en el centro del altar la ofrenda a Ceres, la más sencilla, la única que no tiene flores ni colores. Simplemente ramas de árboles de la tierra y los ríos más limpios de Talavera, y tomillo con el polvo de todos los caminos olvidados.


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