viernes, 26 de septiembre de 2014

Caspilla-La Mancha

La Tribuna de Toledo, 26 septiembre 2014

Uno, cuando empezó la escuela, lo hizo bajo la foto de Franco y José Antonio. Después llegó la del novísimo rey, joven, estirado y rubio. Al rato, mediada la EGB o así, llegó otra foto, la del virrey Bono, terrateniente de ese nuevo invento que llamaban Castilla-La Mancha, una hacienda de decena de miles de acres, un territorio de segunda que nadie quiso en el reparto territorial, y al que se extirpó Madrid, el corazón económico y social de Castilla la Nueva.

Así, sin el motor, Castilla-La Mancha ha ido buscando e inventando durante decenios una identidad que ni encuentra ni encontrará. La mancheguización bonística y barrediana, deja ahora paso a un pantano barométrico cospedaliano, donde se echa mano al tópico manido, a mirar para atrás y a tirar de lo gastado, en vez de plantear una estrategia de modernización y ruptura con la caspa que nos lleva. Una política de urgencia y aliño, donde las formas son algo más que la antesala del fondo.

Sirvan dos ejemplos simples: la apuesta decidida del gobierno por fomentar la denominada “fiesta Nacional”, y sus más aborrecibles variedades al uso; o la decidida apuesta de la consejería de Agricultura por la caza, modificando “ad hoc” la ley, y despreciando la conservación de la Naturaleza infravalorando a los profesionales tanto en guardería como en extinción de incendios, así como la promoción de los propios espacios naturales, uno de los elementos diferenciadores -también económicamente- de esta región, absolutamente infrautilizado por decisión meramente política.

Así, uno que pensaba que avanzábamos al siglo XXI, resulta que volvemos al pasado. La caspa cabalga desbocada, no sólo en la infumable televisión pública -copla, toros en diferido, lo mal que lo hacen los alcaldes de Toledo y Cuenca, lo maravillosa que está siempre la Presidenta...-, sino en el propio aroma que destila la política regional, las formas y el fondo. Y ése es el problema. Cuando el político se refugia en el burladero, y hace faena de aliño, de plaza de tercera, queda esta imagen triste y anacrónica. Y este es el paisaje de Castilla-La Mancha, sí, en el año 2014. En unos meses, con el frío, si miran por la ventana y ven caer algo blanco...no, no es nieve. Sólo es caspa. La caspa que nos lleva.

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