viernes, 10 de octubre de 2014

#STOPCañete

La Tribuna de Toledo, 3 octubre 2014

En Bruselas, en el mastodóntico edificio que alberga la administración de la Unión Europea, lo que más me llama la atención es la prisa y las carreras que gastan los burócratas por los pasillos infinitos y los ascensores que suben y bajan sin parar. Te detienes en cualquier esquina, observas, y piensas si será necesaria esa velocidad, esa urgencia como de ir a apagar un incendio o de ir a buscar con quince años una primera novia. Afuera, la manifestación de costumbre en la plaza de la Rue Wiertz, como un menú diario, paisaje de la costumbre, contrapunto que hace el perfecto juego al monstruo de acero y vidrio que duerme enfrente. Eso es Europa. O, mejor, en eso han convertido a Europa. Un ente domesticado, números, cuotas, papeles, directivas que cada uno interpreta a su gusto… Mientras la Europa de las ideas, de la moral, del compromiso… descansa en su pudridero de complejos post Guerra Fría, incapaz de articular y exhibir un protagonismo necesario en un siglo XXI en el que ya no vamos contando nada.

Que tipos como Cañete acaben como comisarios o ministros, es como cuando en las novelas de Lafuente el sheriff es un lacayo a sueldo del hacendado corrupto de turno. El problema es que en la Europa de la burocracia no abundan los forasteros de seis pies y revólver rápido que vengan a poner orden. Ya he dicho aquí lo que opino de Cañete, y he explicado el daño casi irreparable que ha ocasionado y ocasionará a Castilla-La Mancha y especialmente a la provincia de Toledo, su absoluta subordinación a los intereses levantinos y de partido –PP se entiende– en los planes de cuenca, especialmente graves en el Tajo y el Júcar. Que la negociación miope y cortoplacista de la PAC le avale en cierto sector agrario, a mí no me sirve, puesto que hemos vuelto a perder el carro de aplicar una política agrícola sensata y acorde con el territorio. Tiramos balones fuera, favorecemos a los de siempre, y luego nos vamos quejando de que el campo se muere, que no hay renovación generacional… Si no cambiamos los esquemas y miramos un poco más allá, es lo que hay.

Cañete será comisario. O no. Allí en Europa son un poco más serios, y lo de ser juez y parte no cuela. Aquello no es la España del todo vale, la España que tiene que empezar a hacérselo mirar un día de estos, porque la basura, la corrupción, el compadreo, la mediocridad, la ramplonería… nos sale por las orejas. Tanto que la exportamos como comisarios a Europa, entre desechos de tienta varios. Europa en su nadedad otoñal. España en su marianismo imperturbable.

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