viernes, 8 de marzo de 2013

La Jara en venta

La Tribuna de Talavera, 8 marzo 2013


Si no me fallan las cuentas, la Junta pretende vender cerca de 5.000 hectáreas de montes públicos sólo en la Jara, en los Montes de Talavera. Además, claro, de El Dehesón del Encinar. Tengo claro que éste último no se venderá, porque no creo que traguen los alcaldes de la Campana y vean como una de sus fincas –sí, suya, de los pueblos, de los ciudadanos– pasa por circunloquios extraños a manos de los megaterratenientes del lugar. Pero sí temo por las fincas de la Jara, esa tierra dura, áspera, a trasmano, tan vacía como plena de vida y belleza. En esos santos desiertos de la antigua tierra de Talavera, los montes públicos son mayoría, frente a la concentración de la tierra en manos de unos pocos como ocurre en los Montes de Toledo o Ciudad Real. Esta diferencia reside en el trato que Talavera dio a su tierra desde el medievo: permitió la creación de aldeas, posadas de colmenas y la mayor permeabilidad de su territorio.

En cambio, en los Montes de Villa Real y Toledo, sólo la Desamortización logró parcelar el territorio, pero en grandes lotes que fueron a parar a los terratenientes, fincas que se han conservado durante el tiempo y configuran un espacio cerrado como pocos, donde la propiedad privada queda clara en los grandes cartelones que dan acceso –mejor dicho, lo impiden– a las fincas. En cambio, los Montes de Talavera conservan aún esa impronta de siglos. Los montes públicos son mayoría, permiten aún que puedas andar por la Jara sin que te metan un tiro, o al menos puedas decir que estás pateando suelo “público”, que no es poco. Llama la atención, por otro lado –y es algo que la consejera de Agricultura debería explicar ya–, que dos de las fincas a vender en Los Navalucillos y en Los Yébenes albergan sendas pistas de aterrizaje de un kilómetro de longitud cada una. Y ambas fincas son linderas con las de dos grandes propietarios, muy conocidos en el mundo cinegético. ¿Las vendemos también porque no “producen” y a precio de secano del malo? Vamos, que no cuadra el asunto.

Las cinco mil hectáreas que se quieren vender a los “amigos” en la Jara, son más que tierra. Son el resultado de siglos de historia, de un territorio abierto, frontera y refugio. Una tierra pobre, pero libre. No, la Jara no se vende. Si es preciso resucitaremos a los cuadrilleros de la Santa Hermandad Vieja de Talavera. Ahora los golfines no se emboscan entre jaras y madroñas, sino medran en palacios toledanos. No importa. La Jara, los Montes de Talavera, no se venden.


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