lunes, 16 de febrero de 2015

Punto y aparte

La Tribuna de Toledo, 6 febrero 2015



Ocho y cuarto de la tarde. Jueves. Me quedan tres cuartos de hora para enviar esta columna. Quizá la envíe. O no. Si usted la lee es que salió. Si no, se quedó en la carpeta de borradores, una carpeta llena de escritos, como bizcochos que salen del horno sin crecer, otros terminados pero que se han quedado ahí, porque he decidido que no saliesen, no porque sean de los raros, sino porque no todo lo que se escribe debe publicarse, como no todo lo que se ve puede y debe fotografiarse. En YouTube suena el Crazy Love del Moondance de Van Morrison y tras la ventana rilan las luces de los pueblos hasta más allá de Cebolla, y brilla la plata de la nieve agarrada a Gredos.

Hay muchas cosas sobre las que escribir. Tengo la cabeza llena con las cortinas de nieve que ayer caían sobre el valle del Jerte, el sol. Las nubes derrumbándose sobre las gargantas de Gredos y el sol jugando con el paisaje, la luz de invierno. El vuelo de los milanos reales patrullando la nacional cinco, la raya de la sierra de las Corchuelas de amanecida con el monte protector cubriendo el encuentro del Tajo y el Tiétar. También tengo en la cabeza la fragmentación de la izquierda, y daría para una columna la voladura interior de una oportunidad de gobierno para y por los ciudadanos, no para los mercados, bancos e intereses varios, donde es el ciudadano el que sufre, el más débil, el más fácil de culpabilizar. Por la cabeza rondan las águilas del Alberche, las imperiales que ya estarán pegándose y marcando el territorio. Tengo que ir a verlas. Ya. Lo apunto y me comprometo a ir esta semana. Todo llegará. Todo se escribirá. A su tiempo.

Muchas cosas de las que escribir. La pobreza que atenaza a mi ciudad, que se cuela y se instala como el frío en los huesos. El tran tran cansino que se ha instalado, la falta de luz y brillo. Pero también la esperanza. El orden, lo que queda por hacer. La fuerza que sale y crece y empuja. Todo está ahí delante. Un mundo nuevo, el tiempo de los intentos de Silvio, la perdicera en su risco guardando su rincón solitario y libre de Tajo, su tesoro. Todo se mueve. Y si no se mueve, se empuja hasta que ruede, hasta quedar agotado y conseguirlo. Un punto y aparte.

Nueve menos tres minutos. Pongo en Twitter datos de las crecidas del Tajo, fotos antiguas de un río libre. Termino de escribir. Sale la luna llena de entre las nubes persiguiendo a Júpiter. Suena en los altavoces el Listen to the Lion de Morrison. Hora de cerrar. Tiempo de empezar.

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