lunes, 25 de mayo de 2015

Solos ante el peligro (como siempre)



Cerrado extrañamente tarde a las 16:56 de hoy lunes el escrutinio de votos a las elecciones locales de Talavera de la Reina, Ganemos Talavera suma 5.862 votos, el 14,59% de los emitidos, y obtiene 4 concejales. PP gana con 15.859 votos, 11 concejales y un 39,47% (22.419 votos, 14 concejales y un 51,35% en 2011); y pierde el PSOE con 12.822 votos, 8 concejales y un 31,91% de los votos (15.894 votos, 10 concejales y un 36,41% en 2010). Y entra Ciudadanos con 3.489 votos, un 8,68% y 2 concejales. PP se ha dejado 6.560 votos respecto a 2011, y PSOE 3.072, Han votado 40.912 ciudadanos, frente a los 43.658 de 2011, un 64,56% frente a un 69,24%. La mayoría del PP, y su hipotético gobierno, se sustentaría con el 25,02% de todos los posibles votantes. Es decir: el 74,98% o está en contra, o no le importa quién gobierne.

Los números y cifras son una parte de la realidad. No toda, ni mucho menos. En una primera valoración los números pueden tapar el bosque. Y pueden no dejar ver la cuestión importante, que en este caso es el futuro de Talavera de la Reina.

A vuelo de águila se plantea un escenario regional donde el PSOE, en este caso de Emiliano García-Page va a tener mando en plaza. A su lado los diputados de Podemos, asunto ya pactado y cerrado con Bono hace meses. Bono siempre fue dueño del cortijo. Page sabía que su momento llegaría, incluso cuando Barreda le desterró a morir peleando contra el PP por una alcaldía en Toledo que nadie creía factible. Pero la logró. Y ahora reina. Lo de Podemos en Castilla-La Mancha es el cuento de Ícaro. Ya hemos visto capítulos similares de fagocitación del PSOE a ramas de la izquierda. Y no serán los últimos. Page-Bono no van a ser tan bisoños como Cospedal, y dentro de cuatro años no perderán Castilla-La Mancha. Estos saben en qué territorio juegan, y no los estirados del PP.

Talavera de la Reina –repito, lo que importa– volverá a ser gobernada por el PP. Un PP que no ha hecho nada en una legislatura con mayoría absoluta del propio PP en el Estado, región, diputación… Ahora volveremos a ser la aldea de Asterix, con un color distinto en el gobierno local al del resto de administraciones. Y nos sabemos ese cuento.

Para analizar la cuestión también hay que sopesar que el próximo presidente de Castilla-La Mancha impuso una lista a su partido en las locales, que a la postre ha sido un desastre, una lista que no gustaba ni convencía ni a los suyos. Page ya ha gobernado, y conocemos el “cariño” que tiene hacia Talavera, similar al de Bono. El asunto estará en lo que aguante Podemos si quiere tocar pelo, porque la lista más votada es la del PP y a Cospedal le correspondería por ley investidura; pero vaya usted a saber dónde andará Cospedal dentro de unas semanas o después de las generales. Otra cosa será lo que diga desde Madrid Pablo Iglesias. La estrategia nacional para las generales, y la absorción de Podemos por el PSOE no deseable a efectos de visualización por la ciudadanía. En todo caso, una visión regional acorde con el interés nacional. Vamos, una chapuza.

Aquí en Talavera –lo que importa, repito otra vez– el PP puede formar gobierno más o menos estable con Ciudadanos. Dependerá de lo que digan “los de arriba” también, es decir el interés estratégico nacional de Ciudadanos. Es triste que un partido sin personalidad y sin intereses en Talavera, decida. Pero es voluntad de los votantes. O de los no votantes. Si el PP gobierna con el 25% del electorado, Ciudadanos puede decidir con el 5,5%.

Una legislatura de indefinición, asfixia, inacción, y sometimiento a intereses de partido por tácticas nacionales… puede conducir definitivamente a Talavera de la Reina a un pozo aún más profundo y complicado de abandonar. Pedir a estas alturas un gobierno de unidad y frentista por y para Talavera, se me antoja infantil. Pero la responsabilidad que pesa sobre los 25 concejales elegidos ayer es mucha. En Ganemos Talavera los objetivos están muy claros. Desconozco si los demás también. Pero Talavera no se puede permitir cuatro años de nada. Sí, otros cuatro años más. Y van muchos.

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