jueves, 16 de septiembre de 2010

Ésta es mi tierra

La Tribuna de Talavera, 17 septiembre 2010

Con las dos bofetadas de esta semana, la del centro logístico y la del tocomocho de los caudales novísimos del Jarama, se viene cerrando aceleradamente un círculo que ya viene durando demasiados años. Ahora, tarde, caemos del caballo y echamos cuentas de los olvidos y abandonos de la Junta y del Estado. Demasiado tarde. A estas alturas hay que mirar a los políticos –Estado, Junta, Ayuntamiento– que hemos votado y elegido; y analizar y pedir cuentas. El ciudadano echa la papeleta, sale lo que sale, y se tiene que contentar en esta sociedad que ha sido conminada a delegar sus competencias en la clase política, error mayúsculo especialmente en ciudades esquinadas y desamparadas como la nuestra. La culpa no la tienen exclusivamente los políticos, porque de los hombres se hacen los obispos. Aquí se ha votado a quien nos debía representar y defender los intereses de Talavera de la Reina y su tierra. Y los elegidos no lo han hecho. La ciudad ha ejercido su función, pero el político no ha estado a la altura, no ha defendido a su tierra. La política, como profesión/negocio es lo que tiene, eso de la carrera, la subordinación piramidal, la silla y el sueldo, que dónde vamos a estar mejor. Hemos perdido los diez años de mayor desarrollo de España haciendo genuflexiones en Toledo, contentándonos con los huesos mondados, como los perros, vendiendo aquí como logros las migajas de quienes se llevaban las tajadas. Al lado, el coro de aduladores y palmeros, simples a la espera de su oportunidad. No se hizo/hace nada, y empezamos la crisis en peor situación que incluso otros están ahora, tres años después.

Lamerse las heridas no sirve de nada. Hay que mirar al frente. Y trabajar. Ahí están las elecciones en unos meses, y hay una oportunidad de poner orden o silencio. La política blanda que se ha seguido en esta ciudad ha traído los lodos que nos consumen. Aquí, o se cambia de cuajo, o esto se hunde definitivamente. Hay que salir del barranco y poner a esta ciudad donde debe estar. Queda siempre la opción de largarse, de mirar lejos y buscarse la vida en una ciudad con vida y pulso. Pero está antes la responsabilidad de pelear por lo que crees, por tu tierra, por su gente, por los pueblos, por el paisaje, por sus ríos, por su mañana; por lo que quienes deberían trabajar, porque va en el sueldo, miran para otro lado y callan. Porque ésta es mi tierra: hundida, despreciada, olvidada, esquinada, desconocida, utilizada, vaciada. Pero mi tierra.

No hay comentarios: