viernes, 11 de octubre de 2013

Fondo y forma

La Tribuna de Toledo, 4 octubre 2013

La historia de España, al final, viene a ser como esas viseras de los pilotos de fórmula uno o de las motos, que por muchas capas que vayas quitando pringadas con la grasa de cada vuelta o la sangre de mosquitos y otros insectos que tienen la mala fortuna de estar en el lugar y momentos equivocados, al final digo, lo que se ve es siempre lo mismo, un cansancio de lugares repetidos, comunes y los puntos exactos donde al final sabemos que nos vamos a quedar sin motor o sin resuello.

Uno, en esta castellanomancheguía anquilosada que nos lleva, no espera ya lucidez o visión, grandezas que no van con la clase y hechuras del siglo. Uno, al final sabe que las inercias políticas, las servidumbres de la corte, las cortas distancias palaciegas y el amiguismo, siempre se mueven con más fuerza y encono que estas nubes del océano que han llenado la tarde de olor a distancias y humedades mientras se van comiendo las bombillas amarillas. Uno ya ha visto el fruto de la horma a la que se ha adaptado perfecta y encantadamente este gobierno, como antes lo hicieron los anteriores, y los anteriores. La inercia de los tiempos, dirán. Aquí, en esta castellanomancheguía de Segunda B a la que nos obligan, el fondo es la forma, y viceversa. En este territorio del medio oeste, o medio este, en este ombligo ibérico, en –por poner un ejemplo– la falsa Arkansas paleta hispana que todos los días emiten por la televisión pública que seguimos pagando todos. Ésa, señores y señoras, no es mi tierra. Como tampoco lo es una tierra donde impera la ley del silencio, donde la mediocridad es ley, donde estás con los que parten el bacalao o no existes, donde acatas o compartes, o simplemente quedas fuera. Ésta, repito, no es mi tierra, ni una forma de hacer política coherente y madura. Es lo de siempre, sí, pero una indecencia. Al menos.

Uno, permítanlo, más allá de los paisajes desolados de la mediocridad y el deshonor, piensa –al menos todavía– que hay algo más. Sí, esto es España, es ese invento sin cuajo que llaman Castilla-La Mancha. No hay remedio ni solución conocida. Lo sé. Pero… Mientras, permítanme que me quede con esas nubes y esa lluvia magnifica que viene desde el Atlántico, Tajo arriba, para limpiar al menos esta tarde de octubre.  

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