martes, 3 de marzo de 2015

La política en Oklahoma 2

Un diario de campaña.
Entrada 2-2/marzo/2015


Hoy ha amanecido con niebla, una niebla baja que rozaba las coscojas y las barrancas del Cerro Negro. Día largo, con las tardes estirándose en este marzo recién empezado. Anoche veía la entrevista que Joaquín Soler le hizo a Josep Pla allá por 1976. Decía que el castellano para él era complicado. Que las frases siempre acababan en una especie de cola de pescado, un barroquismo imposible para él, acostumbrado a lenguas más parcas y esquemáticas, como el francés o el catalán, la lengua donde se encontraba más a gusto, como en su masía del Ampurdá. He pensado mucho hoy en las frases que terminan en cola de pescado, que buscan su final, que tienen su camino, que se resisten a morir, y que finalmente lo hacen en su limpieza o en su barroquismo.

Esta mañana entrevista en la SER de Talavera. Antes visita a urgencias del hospital de Talavera. Mi hijo tiene querencia a fisurarse la muñeca, como su padre, aunque yo un poco más a lo bestia. Visita a la sala de yesos, y recuerdos de cuando pasé por allí hace año y pico y me colocaron varias veces los huesos de la muñeca derecha… Ahora a esperar veinte días. Tenemos los mejores servicios, los mejores profesionales y un hospital de lujo en Talavera, doy fe. Creo en la sanidad pública, con la sanidad no se puede ni se debe hacer negocio. Y lo sucedido en el hospital de Talavera y en Castilla-La Mancha en general durante esta legislatura, habla a las claras de una forma de hacer política donde el gestor no está al servicio del ciudadano, sino de los intereses muy particulares privatizadores.

En la SER he hablado del proyecto de riberas, el que ahora vende el alcalde de Talavera como suyo, y defienden a capa y espada todos los subalternos. Incluso la portavoz del ayuntamiento ha llamado “iluminados” a los que decimos que el proyecto de marras ya está redactado. Habrá que explicar a la concejala portavoz que una cosa es ser iluminado y otra tener luces. Y, personalmente, no me gusta que nadie desprecie e infravalore mi trabajo. Ni el de la plataforma, claro. Y son muchos años detrás de ese proyecto. Si quieren regalar dinero a cuatro arquitectos, que lo hagan. Pero que sea el suyo. Talavera necesita agua en el Tajo, y que se recuperen las trescientas hectáreas de ribera que contempla el proyecto original. Ponerse a trabajar ya, no más proyectos, anteproyectos, estudios, comisiones e historias, porque ya está todo hecho. Falta concretar. Dinero y voluntad política. Talavera es la ciudad del veremos, del estudio eternizado como engañabobos. Y en esas seguimos.

Me ha preguntado Juan en la entrevista que por qué me presento ahora y por Ganemos Talavera. Qué me empuja a ello. Quizá sean dos cosas: es el momento personal, y la propuesta de Ganemos nace desde la ciudadanía. No hay intermediarios ni distorsiones. Y Talavera necesita creerse que puede ser una gran ciudad. Lo tiene todo. Y hay que trabajar para conseguirlo.

Luego camino a Toledo. Almendros en las barreas, los chopos aún pelados y las siembra pobres, ha llovido poco este invierno. Se han ido los milanos reales. Cielo ya despejado, a lo lejos los Montes y la sierra de Guadalupe, y los cerros testigos de Noez y Layos. Me gustan estos días transparentes, donde puedes tocar las distancias. Comida de trabajo y paseo por el río, de atardecida.

El Tajo en Toledo sigue oliendo a detergente removido por las azudas. Como hace diez años, como hace casi cuarenta cuando los icebergs de espuma se lanzaban por la presa de la Morana abajo. Se me ha quedado ese olor. Olor a Tajo artificial. Bajaban martinetes, el cuervo nocturno que pesca entre dos luces. Ya cantan los ruiseñores bastardos y los verdecillos. Luna empedrada, fotos que he puesto en Facebook y en Twitter. Hasta que ha caído la noche. Luego de vuelta a Talavera. El camino recorrido mil veces, de noche, algunos días con estrellas, otras como hoy con el cielo empedrado. Tiempo para pensar y decidir. Como el castellano, vamos buscando el final, el sentido de una frase perfecta. No puede quedarse incompleta, a medio hacer. Delibes decía aquello de que el cielo de Castilla es alto porque lo han levantado los campesinos de tanto mirarlo. Y ahí sigue, muy alto, lleno de nubes, o estrellas, hoy en la creciente de marzo. A ver quién es el valiente en bajarlo.

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