viernes, 30 de octubre de 2015

Impunidad en La Portiña

La Tribuna de Toledo, 30 octubre 2015

El embalse de La Portiña y el Berrocal conforman uno de los espacios naturales y culturales más importantes de Talavera y los pueblos nortizos de la comarca. La conjunción de una lámina de agua estable embalsada, más el monte y piedemonte granítico de encinares, enebrales y formaciones vegetales específicas ligadas a roquedos de elevada pendiente del Berrocal, culminada por la atalaya medieval, y sumado a que todo el espacio constituyó el campo de operaciones de la Batalla de Talavera en julio de 1809, da lugar a un espacio único, sensible, y muy próximo a la ciudad. Por ello es visitado y usado con asiduidad, y existe un aula de la naturaleza, por el que han pasado desde su creación hace veinte años decenas de miles de escolares.

En estos momentos, y desde hace unas semanas, las máquinas destruyen este espacio. La renovación de la tubería de abastecimiento a Segurilla y Cervera de los Montes se ha convertido en una auténtica carnicería ambiental. Una obra pagada al 80 % con fondos europeos, y subcontratada para optimizar costes, ha creado una cicatriz de cinco kilómetros de largo por entre 10 y 20 metros de ancho, para canalizar una tubería de 25 centímetros de diámetro. La falta de control ambiental es más que indignante para una actuación que sólo contaba con autorización para desbroce, y que se ha llevado por delante cientos de pies de encinas y enebros, y que ha abierto en canal con pendientes inaceptables todo el valle del arroyo de la Atalaya. Y más que indignante es triste la falta de vigor político y de personalidad del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Talavera, que raya en el sonrojo si no estuviéramos delante del mayor desastre y delito ambiental de los últimos 30 años en su término municipal.

No hay excusas. Ni parapetos de permisos o que la obra es para abastecimiento. No se cumplen las especificaciones del proyecto, y por ahorrar se arrasa con todo. Hoy las retroexcavadoras y las orugas descarnaban en el entorno de la presa y depósito de agua de la Portiña, el suelo inmensamente frágil de cantuesos y tomillos, suelo de escasos centímetros que ha tardado en formarse cerca de setenta años. Todo perdido. Una cicatriz que quedará para siempre. Como el destrozo en toda esta obra chapucera a más no poder. Y lo más jodido de todo es que no pasa nada. Nadie asume responsabilidades. Nadie para el destrozo. ¿Consejería de Medio ambiente? ¿Para qué?, que todo vale y esto es tierra de Talavera, territorio del lejano Oeste ¿Concejalía de medio ambiente? Aquí no pasa nada, nos destrozan la casa pero lo hacen los colegas de partido de Segurilla y Cervera, y hay que tapar las vergüenzas. La impunidad campa a sus anchas montada en retroexcavadoras amarillas, políticos de medio pelo que subcontratan a los amigos y otros que hacen la vista gorda. Las encinas no tienen patas, el monte, asaeteado a cicatrices rojas, no puede defenderse.

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