viernes, 28 de octubre de 2016

Las mentiras del Tajo

La Tribuna de Toledo, 28 octubre 2016


Digan lo que digan los informes que maneja la muy bien adiestrada Confederación Hidrográfica del Tajo, la contaminación de éste viene por el Jarama. El Jarama es una arteria de muerte que le entra a un Tajo anémico y desangrado de agua y de vida. Ya he dicho muchas veces que el río peor gestionado de toda Europa Occidental, es decir, el lugar donde teóricamente más se respetan las leyes ambientales de todo el mundo, es sin duda el Tajo. España ha pasado en poco más de tres cuartos de siglo de ser el paradigma y ejemplo de gestión de cuencas hidrográficas -de la gestión de un río desde su cabecera hasta su entrada al mar-, a convertirse en un ejemplo de cómo los intereses de todo tipo son capaces de dictar su sobreexplotación, agotamiento y muerte.

Es inconcebible en una política hidrológica “lógica”, que se trasvase entre el setenta y el ochenta por ciento de la cabecera de un río. Pero es más ilógico e incomprensible aún que acto seguido y sin ningún tipo de aportes que puedan suplir ese desangramiento brutal, acto seguido digo se le vierta el agua residual de seis millones y medio de personas, más la mayor aglomeración industrial de la Península Ibérica. Es tan aberrante el asunto que la propia Confederación del Tajo dice en sus informes que ha presentado para el actual y vigente Plan de cuenca, que aunque se consiga depurar completamente todas las aguas residuales de Madrid, el Tajo no se recuperaría si no se le echa más agua, es decir si no se le deja correr desde cabecera, en vez de sangrarlo por la tubería del Tajo-Segura.

Lo que normalmente pasa por Toledo es veneno. Veneno que va diluido y embutido en las aguas densas y muertas del Tajo. Los episodios de espuma constituyen solamente las guindas coloridas que decoran el pastel putrefacto del Tajo. Repito que lo que pasa por el Tajo en Toledo es agua residual con más o menos grado de depuración, pero analizando esa misma agua se obtiene de todo menos lo que debería ser un río fluyente. Consulten ustedes los análisis que publica la Confederación en la red de muestreo, o los parámetros que refleja en los informes referidos, y que acompañan en forma de escolta sin paliativos la memoria del plan de cuenca del Tajo.

Puedo decir sin exagerar lo más mínimo que de media la mitad del agua que circula por Toledo ha pasado por una depuradora. Es agua que ha pasado por procesos de uso y se ha depurado en mayor o menor grado. Eliminando parte de los componentes nocivos, eliminado parte de los elementos contaminantes, pero bastantes de ellos aún permanecen en las aguas. Otro porcentaje importante de agua que pasa en el cauce del Tajo por Toledo es agua que ni siquiera se ha depurado. Y sólo un pequeño porcentaje que no es más allá del treinta o cuarenta por ciento de esa agua, proviene del propio Tajo, o más o menos natural de los afluentes. Digo de media, porque hay años en los que prácticamente el total son aguas residuales. Dígame usted si con este escenario es posible un río ya no vivo, sino medianamente presentable a su paso por una ciudad Patrimonio de la Humanidad, y que debería de hacer del Tajo el mayor elemento definitorio de su pasaje urbano y de su historia. Toledo está ahí por el Tajo, y no al revés.

Que a estas alturas vengan dos altos cargos del Partido Popular muy bien pagados a decirnos que la culpa de la situación del Tajo es de Toledo, es para echarse a reír si la cosa no fuera patética. El Ayuntamiento de Aranjuez, el de Toledo y el de Talavera de la Reina, deberían estar pidiendo en los tribunales responsabilidades patrimoniales y ambientales a un Ministerio de Medio Ambiente que sólo planifica para mantener la situación aberrante del Tajo. Este gobierno del Partido Popular ha hecho dos Planes de cuenca nefastos para el Tajo. Ha firmado un memorando entre todos los presidentes de comunidades autónomas de su mismo partido. Y ahora viene a reírse de nosotros y decirnos que aquí os quedáis con la mierda y con la espuma, y el Tajo muerto porque al final la culpa es de vosotros.

Con el Tajo todo empieza a ser desesperadamente dantesco. Las leyes de parte no han venido a resolver ni un ápice el problema. Y los mandados políticos de Madrid o de Toledo, sólo saben decir lo que sus jefes les dictan. Un Partido Popular que gobierna en el Estado, completa y definitivamente echado al monte hidrologico, es lo peor que le va a poder pasar al Tajo en la próxima legislatura. Bueno, hay algo mucho peor: que Cospedal sea nombrada ministra de Medio Ambiente o como lo quieran llamar, el ministerio que gestione la puesta en funcionamiento de los Planes de cuenca para el año 2021. Sería, como la espuma de estos días, la guinda que pusiera el epitafio definitivo al pudridero del Tajo.

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