domingo, 22 de febrero de 2009

GRULLAS Y LOROS

La Tribuna de Talavera 16 enero 2009

Las nubes hoy, como siempre, se han vuelto a quedar en la raya de Portugal, que se disuelven como un azucarillo cuando llegan a estas tierras y van dejando esa niebla sucia y gris que lo va haciendo todo más espeso. Todo tan espeso como la negociación del Estatuto de Castilla-La Mancha, que a nuestros políticos ya los da hasta vergüenza decir que se acabe el Trasvase, que vamos que ni en articulado, ni en disposición adicional o preámbulo. Que no, que aquello fue una bravuconada y ahora a ver cómo lo arreglamos. Una vergüenza que va demostrando lo poco que valemos los ciudadanos para nuestros políticos; y lo poco que les importa la tierra, sus ríos, la decencia de una Región de segunda, donde se sigue cortijeando y riendo las gracias al señorito de turno, ya se llame Bono o Barreda, que lo mismo da, porque nada han hecho –ni harán- por los de aquí.

Esta tarde aún bajaban bandos de grullas sobre el Alamín. Todo está un poco al revés, o quizá esto sea el derecho, lo que ocurre es que ya no nos acordamos de cómo son las cosas fuera de estas nieblas que lo van llenando todo con la rotundidad de la mediocridad, con el dejar hacer que han convertido a Talavera de la Reina en la ciudad de la nada, a la deriva, huérfana de proyecto, identidad y futuro; que nos va dejando empantanados en este presente descafeinado, sin rumbo y desnortado, en este solar tan despejado como la tapa del aparcamiento del Prado, ese molde huérfano de árboles y sombra que nos han hecho igual aquí que en Puertollano, es un decir.

El Estatuto, el chocolate del loro de los millones de Zapatero para parchear lo que ya se debería haber arreglado hace mucho tiempo, o para hacer las entradas al nuevo cementerio. Todo igual. Cuando no se sabe a dónde se va es muy fácil acabar perdido. Talavera de la Reina hace mucho tiempo que perdió el camino, y sigue entre las nieblas de este invierno de grullas tardías y nubes que, siempre, se acaban disolviendo sin remisión después de atravesar todo el Océano para nada.

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