domingo, 22 de febrero de 2009

NUBES DE MAYO

La Tribuna de Talavera 6 febrero 2009

Esta tarde las nubes pasan ligeras, como si fuera mayo. Pero aún es invierno, y sobre toda la chatarra y basura que brilla en lo alto del Cerro Cruces, las nubes encallan y se van rompiendo, y la nieve sigue allí, anclada entre los melojos dormidos y las piedras grises que llegan hasta el castillo. De vez en cuando pasa una cortina ligera de agua y nieve, una tela sutil y transparente con el sol de la tarde y voy viendo cómo va trepando por los verdes, por entre la raya de los bosques perennes de encinas y enebros, donde castaños y robles marcan el territorio de las nieblas y las nubes.

El invierno agarra en la ciudad, aunque el invierno, al final, ya es más que nada un estado de ánimo, un estilo o un ver pasar las nubes, mirar más allá de la atalaya del Casar y barruntar las intenciones de los nublados. El invierno en la ciudad son los números del paro, pero de las cifras, de las estadísticas, no se vive, ni se come, porque la macroeconomía es ese invento que no sirve nada más que para mirar desde lejanías, desde donde nunca te mojas, que los de ahí abajo son números y que los jodan. La ciudad en su invierno es de esos lazos rojos de los contenedores, tan bonitos que parece que están ahí puestos para alegrar la vista a quienes remueven la basura a ver si encuentran algo, con el carrillo detrás, vacío. Es la Talavera que principia este 2009, con sus dirigentes autistas, pero qué más da, si cuando tenían que haber hecho nada hicieron. El invierno de la ciudad es una consecuencia, el desenlace de 20 años de olvidos y genuflexiones, de dejar que nos rebajen, que nos conviertan en un pueblo de tercera, de acatar con sumisión y la sonrisa de los tontos que ni una vez hayamos podido meter la cuchara y sacar una tajada. Al menos una. Se han dejado pasar las oportunidades, y aquí estamos, que sólo queda esperar que pase el invierno, y ya veremos qué ciudad nos encontramos después, si algún día llega la primavera.



Esta tarde las nubes pasan ligeras, como si fuera mayo. Pero aún queda invierno.

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