viernes, 30 de julio de 2010

En la raya del Rosarito

La Tribuna de Talavera, 2 agosto 2010

En la raya del Rosarito las garzas esperan junto a la raya del agua. Gredos se duplica sobre el agua detenida en una lámina exacta y perfecta. Los detalles son idénticos, invertidos, con mayor profundidad en el espejo del Tiétar detenido. Siempre la realidad es más auténtica volteada, como cuando quieres ver una fotografía, siempre al revés, olvidando su concepto e intentando mirar más allá. Los milanos reales juegan sobre la orilla. Bajo los muros del reculaje colorean restos de basura, botellas y trozos de plástico. El viento riza un poco la superficie del embalse, y se rompe por un segundo el espejismo, el agua se hace azul, verde, la línea del viento rompe la simetría. Cigüeñas blancas tranquilas en el agua. Silencio.

En la dehesa pastan vacas retintas. Encinas de cuatro o cinco siglos, enormes. Pasto espeso, alto, bruma. Los chotos a la sombra, junto al camino y la charca. Los galápagos se tiran al agua, desde las ramas del sauce. Salta en su instante el azul del martín pescador. Calor de media tarde; brisa ligera desde el oeste. Fresnos escoltando el arroyo. Espesuras de verde nuevo y lineal, ramas mecidas dos o tres palmos por debajo de las nubes. Vuela un águila culebrera. Y un par de ratoneros. Vuelo azul, ondeado, de una carraca.

Tierra de silencio, de pastos, de ganado, de robles, a la vera de Gredos que todo lo domina y lo ve. Saltamontes, alas de colores. Nubes altas y espesas llegando desde el Atlántico. Aquí, en este lugar y tiempo, late este paisaje que el ministerio de Medio Ambiente ha decidido que tiene que desaparecer bajo dos embalses de 443 hectáreas y 29,1 hectómetros cúbicos. El elanio azul contempla los árboles nuevos plantados junto al Rosarito. Las vacas pastan donde los planos dibujan un nuevo embalse, hasta más allá de la raya de las encinas. El paisaje pesa con su esencia de siglos. Ahora, Gredos se duplica otra vez, rotundo, sobre el agua detenida en la lámina exacta y perfecta. Las garzas, insensibles en su distancia, esperan.

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