viernes, 8 de febrero de 2013

El Dehesón no se vende

La Tribuna de Talavera, 8 febrero 2013

Tengo las chaquetas de campo llenas de enganchones de los alambres de espino. Siempre que salto, paso por debajo o por donde puedo una alambrada, recuerdo aquellas películas del Oeste donde los ganaderos de inmensos ranchos se peleaban con los colonos que iban parcelando poco a poco el territorio, cerrando el espacio y la libertad de las praderas. En 30 años he comprobado que cuanto más se vacía el mundo rural, más impenetrable se hace. Los montes públicos es lo poco que queda para andar.

Incomprensiblemente, avanzando el siglo XXI, la Junta de Castilla-La Mancha ha decidido vender montes públicos, entre ellos el Dehesón del Encinar en la Campana de Oropesa. No dudo de que si la consejera de Agricultura quiere –o tiene la orden de hacerlo– lo hará. Ya ha modificado la ley de Aguas del Estado –ahí es nada– para proteger y potenciar determinados intereses particulares en la Mancha. Ahora se trata de vender fincas que no tienen “utilidad” o “rentabilidad”. En El Dehesón hace unos meses se vendieron los ejemplares de vaca avileña y oveja talaverana. Creo que quedan los cerdos ibéricos. Es decir: primero vaciamos de contenido, luego decimos que no tiene ninguna utilidad, y después lo liquidamos/vendemos a los amigos por cuatro duros. La crisis, el plan de austeridad, el déficit que ya cumplimos y somos cojonudos, y esas cosas a la moda.

Sólo un tonto (o tonta) es incapaz de apreciar el valor de, por ejemplo, el Dehesón del Encinar, la Nava de Don Diego en Los Navalucillos, el Quinto de Don Pedro y Cardeñosa en Los Yébenes, o Lobera, Labrados del Castillo y Ortigales en La Iglesuela. Otra cosa es que el gestor de turno sea incapaz de rentabilizarlo en euros, que es lo que parece ocupar al gobierno de Castilla-La Mancha. Lo que tengo claro es que esto huele muy mal, y hay tribunales desde el de Albacete al de Estrasburgo, pasando por el Supremo y el Constitucional para dilucidarlo.

Pero lo que es triste es esta absoluta falta de luces. El Dehesón no se vende, creo que se lo dejaron claro a la consejera de Agricultura (que de Medio Ambiente nada) los alcaldes de la Campana, así como todos los técnicos de su consejería. El político está para gestionar, no para liquidar el Patrimonio. Y si no sabe, a casa. Lo malo es cuando piensa que todos somos cortitos de entendederas, y que nadie se va a enterar de que vamos a poner en venta –un suponer– una finquita de 714 hectáreas de nada, quizá la mejor dehesa del centro de la Península, a la que no le harían ascos los amigos finqueros con los que hace linde. Y a precio de saldo. Porque señora consejera: esto no es vender un bloque de pisos de Gicaman. Esto es otra cosa.

No hay comentarios: