viernes, 1 de febrero de 2013

B

La Tribuna de Talavera, 1 febrero 2013


Dice el Lazarillo en las postrimerías de su cuento, que todos sus trabajos y fatigas hasta entonces pasados «fueron pagados con alcanzar lo que procuré, que fue un oficio real, viendo que no hay nadie que medre sino los que le tienen». Más tarde, Quevedo pondría en boca del padre del Buscón don Pablos aquello de «Hijo, esto de ser ladrón no es arte mecánica, sino liberal. Quien no hurta en el mundo, no vive». Ya entonces España venía siendo un sobrevividero. España es el ponme donde “hayga”, que yo ya me encargo. Analizar –un ejemplo– la gestión urbanística de los últimos quince años, radiografía una sociedad enferma. No sólo los partidos, los hombres de trapo colocados en ayuntamientos, consejerías, testaferros de partido…, sino la complicidad, el fulgor, la fachada de esta España conversa, como aquel Abarbanel con el que Jorgito Borrow cenó una noche en Talavera. Sobornar en España es un arte, como citar desde los medios. Zas, zas y ya estás dentro, con el sobre, el adosado en la Manga o el puestecito para la mujer o la querida. Pero, ojo, la ley del filibustero es clara. España es un país que ha pasado mucha hambre, España es un cruce entre Lázaro y la puta Celestina, un brillo meridional que la mayor de las veces queda empalidecido por las brumas eternas de Zelanda que asustaba a los cortesanos del César.

A España hoy se le rompen otra vez las cuadernas. La tempestad arroja las naves de la Invencible contra la costa de Irlanda y allí, chas, chas, los indígenas les van cortando el cuello uno a uno a los exhaustos náufragos hispanos. España no está para que los bien pagados políticos nos vayan comiendo el suelo y el sueldo bajo los pies, y luego se lo lleven crudo en sobres. España es un tercermundismo donde las empresas, como si esto fuera Uganda, sobornan, consiguen obras/concesiones/contratos absurdos, y luego la mordida y la deuda se repercute al ciudadano. Que subimos el IVA, IRPF. Qué más da. Más madera. Hasta que reviente. Y, mientras, Cospedal transporta el cadáver de Rajoy por las ruedas de prensa. Con los velones, los caballos frisones tirando del carro fúnebre, como aquella reina de Castilla, entre la mirada atónita de los ciudadanos, la “gente” que vota, calla y traga. Cospedal gobierna Castilla-La Mancha en la distancia, con drones suicidas como el Echániz de la conciencia/consciencia psíquica/filosófica. Aquí ya hasta tiene vela en este entierro el TSJ de Albacete, lo nunca visto.

¿En A o en B? En A, por supuesto. Y en B, pero discreto. Esto es España. Quizá en el Financial Times o en la CNN aún no habían caído, pero aquí lo sabemos, que tenemos el culo muy “sollao”. «Quien las sabe las tañe». Celestina dixit.

No hay comentarios: