martes, 26 de noviembre de 2013

Alegaciones al nuevo Plan de cuenca del Tajo

El pasado día 25 de noviembre terminó el plazo para presentar alegaciones al nuevo Plan de cuenca del Tajo, el que deberá estar en vigor en -se supone- 2015. Esquizofrénicamente hablando, ahora convivimos con un trío de Planes. El vigente de 1998; el que se aprobará, Cañete mediante, a finales de 2013; y éste novísimo, calco del precedente, que estará listo, después de que nos hagan perder el tiempo con reuniones, consultas públicas y otros adornos inútiles, en 2015. Éste es el comienzo, a modo de prólogo, de las alegaciones o sugerencias -da lo mismo, porque para lo mismo sirven-, que ha enviado a la Confederación Hidrográfica del Tajo la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche de Talavera de la Reina.

La Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche, de Talavera de la Reina, ha rechazado de plano el borrador del plan de cuenca del Tajo aún no aprobado, a información pública en marzo de 2013. Ya quedó expresado en el documento de alegaciones nuestra negativa a un plan de cuenca que nace viciado, que adolece de criterios técnicos más allá de apuntalar a toda costa el trasvase Tajo-Segura y el mantenimiento sine qua non una gestión retorcida del Tajo que sólo busca el agotamiento del propio río y la mayoría de los afluentes, sin importar en absoluto la recuperación del propio Tajo.

El anterior proceso de planificación de la cuenca del Tajo es ejemplo de lo que nunca debería ser un proceso de planificación, más en un país democrático y –en teoría– tutelado por la Directiva Marco del Agua. Al borrador aparecido en 2011, donde se hacía un análisis concreto y rotundo del Eje del Tajo, pasamos en 2013 a un borrador de Plan “oficial”, completamente amputado y perfectamente amoldado a los intereses que gestionan el Tajo, donde volvemos a utilizar los mimbres del pasado para llegar a una gestión totalmente supeditada tanto a los ficticios “excedentes” de la cabecera del Tajo; como a la sobreexplotación que el Canal de Isabel II somete a buena parte de los ríos del Sistema Central, incapaz aún en el año de 2013 de devolver a los ríos el agua con unos parámetros de calidad aceptables; y cómo no, un documento absolutamente plegado también a los intereses industriales de la gestión del Tajo desde la entrada del embalse de Azután hasta su salida de España por la presa de Cedillo, sin importar un bledo el régimen de caudales en Portugal, atado a una anacrónica regulación por el convenio de Albufeira, tan limitada y con caudales tan escasos para los vecinos portugueses, como condicionada por la explotación hidroeléctrica del tramo inferior del Tajo español.

No ha servido para nada el Esquema de Temas Importantes, rubricado por el Consejo del Agua de la Demarcación del Tajo, con –por ejemplo– unos caudales ecológicos establecidos para Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina que ha desaparecido por completo, sin ningún tipo de explicación, siendo sustituidos por unos eufemísticos caudales “legales” cocinados a mayor gloria y perpetuidad del Tajo-Segura. ¿Y al Tajo? Pues eso, las sobras.

Y, por si fuera poco, nos encontramos, fuera de cualquier proceso de planificación, de información pública, de acceso de los ciudadanos, y de esas tonterías que con el Tajo nunca casan, con un denominado memorándum de entendimiento entre las Comunidades autónomas para repartirse el Tajo, que viene a desguazar definitivamente y a triturar el Plan de cuenca del Tajo. Vamos a ver: ¿Qué chapuza es ésta? ¿Qué respeto tienen a los ciudadanos? El “empotramiento” de dicho memorándum en la ley de Evaluación de Impacto Ambiental define claramente lo que es el Tajo en este país, la cobardía del ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, así como quien controla efectivamente el Tajo, que no son sino los poderes fácticos ligados al trasvase Tajo-Segura. Este memorándum impone la gestión no sólo de la cabecera del Tajo, sino del propio Eje del Tajo, incluso los abastecimientos a la capital del Estado. ¿Cómo es posible que el interés particular de determinados regantes y de sus órbitas económicas, sociales y políticas interesadas, sean capaces de condicionar el futuro de la cuenca hidrográfica del Tajo? ¿Cómo es posible que ustedes desde la Confederación Hidrográfica del Tajo “blanqueen” ese disparate, asientan, callen, admitan y traguen? En estas estamos.

Ustedes han parido un Plan de cuenca del Tajo que nace muerto, porque aquí ha metido mano todo el mundo, especialmente los intereses del trasvase y de la gestión draconiana de los ríos que explota el Canal de Isabel II. Para ustedes, para el Plan de cuenca que aprobarán en unos días, el Tajo es una sobra, un estorbo, una raspa que tirar a la basura, una vez sacada la carne y servida y condimentada al mejor postor. Ése es su río, el que nos ofrecen. A estas alturas nos importa muy poco si ustedes –técnicos y gestores de la Confederación Hidrográfica del Tajo– aceptan, comparten, o acatan en silencio la gestión del Tajo. O si están a gusto sabiendo que desde la Dirección General del Agua o desde la Secretaría de Estado se dicta a rajatabla una política de aguas tan bastarda como anacrónica. Donde manda capitán… ya saben. Allá ustedes repito, si no son capaces de realizar su trabajo como Dios, la Directiva Marco del Agua y la legislación de Aguas española exigen. Allá ustedes repito. Pero lo que les decimos en este punto es que están escribiendo con el Tajo, documento tras documento, anejo tras anejo, una de las historias más negras de la política de Aguas en España. Tan negra, sucia y espesa como la mierda que baja por el Tajo exhausto y anémico.

¿Y ahora qué quieren de nosotros? Repetimos: ¿Y ahora qué quieren, de nuevo de nosotros? ¿Que nos impliquemos en reuniones, procesos de participación, jornadas informativas? ¿Que elaboremos alegaciones rotundas como puños? ¿Que colaboremos? ¿Para que luego hagan con todo eso una perfecta pelota de papel y la tiren a la basura como en el anterior Plan de cuenca? ¿Quieren que colaboremos con ustedes para “lavar” el siguiente Plan de cuenca, para que puedan decir en Bruselas que ha habido “participación pública”, que ha sido un proceso “democrático”, que aquí “no ha pasado nada”? ¿Eso es lo que quieren de nosotros? ¿Quieren que seamos cómplices de un nuevo plan de cuenca tan bastardo como el anterior, con padres en la mitad de los despachos del Ministerio y con más sangre levantina que la lógica en un río castellano y portugués? Se equivocan. Aquí tendrán lo justo, sólo eso. El resto en Bruselas. No vamos a ser desde esta Plataforma cómplices de sus traiciones, silencios, omisiones, renuncias y miedos. No estamos para eso. Han tenido durante seis años nuestra mano tendida. La han despreciado. Allá ustedes hacia dónde están llevando el Tajo. La Historia (ésa que se escribe con mayúsculas) se lo recordará.

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