viernes, 15 de noviembre de 2013

Una lápida para el Tajo

La Tribuna de Toledo, 15 noviembre 2013

Se equivoca Emiliano García-Page: el cóctel montado en los últimos meses entre el Ministerio de Cañete y el gobierno de Cospedal, con el aguado Plan de cuenca del Tajo por un lado unido al memorándum del Tajo-Segura, pactado y cerrado a cencerro tapado entre los regantes del trasvase y el ministerio de Cañete –apoyado extrañamente in extremis por el gobierno de Cospedal–, es más que una traición y una vergüenza para Toledo. De rechazarse en el Senado las enmiendas presentadas a la ley de Evaluación de Impacto Ambiental, donde subrepticiamente se ha ejecutado la mayor modificación legal de la historia del trasvase Tajo-Segura, podremos decir que hemos perdido completamente el Tajo.

Castilla-La Mancha siempre ha defendido una posición clara y lógica frente al trasvase Tajo-Segura, no por egoísmo ni porque el río sea nuestro, que ése no es el estilo castellano, sino porque sabemos que no hay excedentes en cabecera, y que el hidrocolonialismo fraguado en el franquismo es incompatible con el desarrollo lógico de un territorio, el nuestro, que necesita sus recursos naturales, entre ellos el Tajo. No son asumibles esquemas de los años sesenta del pasado siglo, en la España del XXI. Hasta ahora la política de Castilla-La Mancha ha sido la de intentar recuperar posiciones respecto al trasvase, y no ceder ni un milímetro más. Pero ahora, esto ha saltado por los aires. Hemos abierto de par en par y sin motivo la puerta del castillo, y los bárbaros saquean a capricho. ¿Por qué?

Las consecuencias del memorándum han sido perfectamente explicadas en dos magníficos informes de la Fundación Nueva Cultura del Agua, que se pueden consultar en su web. Aquí no tengo espacio. Sólo decir que a partir de ahora el Tajo, no sólo la cabecera, se gestionará a capricho de los intereses del Levante; que se abren los mercados del agua de tal manera que –según doctrina del Tribunal Supremo que choca frontalmente con la ley 80 del régimen económico del trasvase, que curiosamente liquida las enmiendas al memorándum– los trasvases y las ventas podrán superar holgadamente los 600 hm3 anuales, de tal manera que se podrá estar trasvasando al máximo, mientras no hay agua –literalmente– en el Tajo en Aranjuez, Toledo o Talavera; y la mínima que pase sean las residuales del Jarama derivada a Finisterre. Y, claro, sin agua paras regar, ni en el Alberche, ni en el Tajo. Un desastre.

La tramitación en el Senado aún no ha terminado. Espero que haya cordura. Esto es muy grave, porque las repercusiones serán para décadas. Aún se está a tiempo de enderezar la situación. Esto es una cuestión de “Estado” donde Castilla-La mancha no debería haber bajado la guardia. Sólo pido altura de miras y pensar en el Tajo y en Castilla-La Mancha. Quizá sea pedir mucho.

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