viernes, 2 de septiembre de 2016

La crueldad del PP con el Tajo

La Tribuna de Toledo, 2 septiembre 2016
Fotografía para la historia de la infamia del Tajo

Ayer en su intentona de toma de posesión, Mariano Rajoy, presidente nacional del Partido Popular sólo se dedicó a certificar lo que en esta tierra tagana sabemos desde hace tiempo: que el Tajo es un instrumento para conseguir votos en Levante. Punto. En un guiño a los votantes peperos de allí, dejó claro que al PP sólo le ha interesado/interesa barrer para la casa de los colegas de Murcia y Valencia, y permitir que los de Madrid nos envíen aún en pleno siglo XXI la cloaca del Jarama.

Al PP le sale barato el saqueo del Tajo. Su secretaria general regional, Dolores de Cospedal, aprovechó el omnipotente poder de su partido un lustro atrás para dejar atado y bien atado el Tajo-Segura con el Memorandum, un ejemplo de filibusterismo político a gran escala. En aquel momento el PP de Castilla-La Mancha y su secretaria general pudieron hacer algo por el Tajo. Y lo hicieron: lo regalaron en bandeja de oro a los negocios del agua de los aguatenientes levantinos, donde los votos, el agua y gran parte de la corrupción sistémica que ya ha aflorado, corren por los mismos canales.

No tiene nada de extraño por tanto que Rajoy dijera el pasado miércoles en sede parlamentaria lo de su apuesta firme y la de su partido –y la de su hipotético futuro gobierno–para con el trasvase Tajo-Segura. Y no es de extrañar que Dolores de Cospedal y los diputados castellano-manchegos, aplaudieran y asintieran. Es normal porque eso es lo que destila el análisis de los cuatro años de gobierno popular en Castilla-La Mancha: el desprecio más absoluto por esta región, no sólo en materia de gestión hidrológica, sino en cualquier campo que toques. Aunque eso no es óbice para que sea aún el partido más votado, y esté en inmejorable posición para gobernar después de las próximas autonómicas. En esta tierra, desde hace mucho tiempo, tenemos lo que nos merecemos, y el estar a la cola de casi todo nos lo hemos ganado a pulso, con unos y con otros y con los que vendrán.

Frente al guiño a las franquicias peperas levantinas del candidato Rajoy –espero que esta tarde se vaya a su casa con la “minoría” simple– el gobierno de Castilla-La Mancha debería hacer más y mejor. García-Page tienen la oportunidad de actuar con visión y decisión. O seguir lamentando trasvase tras trasvase, y seguir gobernando una región que tiene hipotecados sus ríos y su futuro. También eso da –mejor dio– su rédito político. Pero los tiempos han cambiado y precisan otro fondo y otra rotundidad.

La crueldad del PP con el Tajo continúa y continuará. El Tajo y el Tajo-Segura es uno de sus “argumentos” caza-votos más importantes. Y no lo van a soltar. Ramón Llamas, uno de los mayores sabios y expertos en materia de hidrología, ya lo dijo hace tiempo: “el agua ha cambiado el sentido del voto en España”. Quien controla el agua, controla el poder. Quien controla el Tajo, controla los votos, como antes los señoritos y los amos controlaban al pueblo con los jornales. Y ya sabemos que aquí, en Castilla-La Mancha, votos pocos, y la mayoría ganados para la causa. Lo dicho: quedan muchos años de trasvase y de lamentaciones. A no ser que nos lo tomemos, de una vez por todas, en serio. Si no esta región no dejará de ser el hazmerreir, la hidrocolonia y el mero entretenedero de políticos que sueñan con hacer carrera en Madrid.

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